Kingsley L. Dennis Pedro Duran
http://piedrasenequilibrio.com/
La era moderna de la postindustrialización ha alimentado un ciclo de aceleración que se basa en la expansión y el consumo continuos.
Estas políticas expansionistas son, en gran medida, el resultado de la sed neocapitalista de beneficios cada vez mayores.
Estas rentabilidades siempre crecientes se han basado en las guerras continuas, la expansión del comercio (por ejemplo, la globalización) y los patrones persistentes de consumo.
La moderna expansión mundial ha saqueado y agotado los recursos físicos del mundo y ha explotado el sistema nervioso de la humanidad, llevándola a una situación de psico-fragilidad y agotamiento biológico.
El cerebro global está entrando en un estado de demencia al mismo tiempo que se encuentra con la competencia del cerebro global automatizado.
El actual empuje humano, y sin embargo inhumano, ha llevado a las generaciones actuales a un umbral de agotamiento.
La psique humana se está volviendo excesivamente sensible a los estímulos ambientales que ahora nos bombardean desde todos los canales de comunicación con los que podemos atiborrar nuestros dispositivos.
En el último siglo - y especialmente durante las últimas décadas - la humanidad se ha forjado un nuevo entorno que nos aleja de un contexto natural y nos acerca a una construcción artificial y antinatural.
Muchas personas, o al menos las de las culturas industrializadas, perciben ahora la realidad desde dentro de una burbuja de estimulación.
La sobrecarga de imágenes, sonidos, píxeles y digitalización, y el estilo de vida "siempre conectado" en tiempo real que nos envuelve han creado un nivel de contaminación electromagnética sin precedentes.
Nos hemos introducido en un ecosistema electrónico sin ser conscientes de lo que ocurría hasta que ya estábamos profundamente inmersos en él.
Este nuevo entorno electrificado hace que,
Nuestras mentes y nuestros cuerpos se están resintonizando y recalibrando para existir dentro de un estado de excitación permanente.
No es de extrañar que asistamos a tantos casos de agotamiento del sistema nervioso.
Nuestros sistemas nerviosos están siendo instrumentalizados hasta el punto de estar al borde de explotar.
Lo triste es que se ha creado una industria médica para atender esto mediante la medicalización química de nuestros cuerpos y mentes con fines de lucro.
Ya no hay que tener cuidado con la píldora abrasiva, sino con la plétora de píldoras suaves que se nos ofrecen constantemente y que mucha gente está más que dispuesta a echarse al coleto.
El sistema nervioso humano (el cuerpo-mente) ha llegado a un punto de saturación:
Hay un estado sutil de traumatización que ha entrado como un zumbido de bajo nivel dentro de nuestra vibración global.
Mucha gente se ha dejado arrastrar por este ronroneo que está creando una sensación subyacente de ansiedad, inquietud, incertidumbre y nerviosismo inquieto.
Algo se avecina:
Ahora se necesita un
momento de reunificación.
A lo largo de los años, la humanidad ha recibido empujones para ayudar a su reajuste.
Pero ahora se necesita algo más fuerte:
Como especie, aún no estamos lo suficientemente unidos ni conectados como para sacar el máximo partido de la tecnología.
Podemos verlo claramente en el comportamiento que observamos en Internet y en las redes sociales. Todavía estamos demasiado divididos para que nuestras tecnologías nos sean de gran utilidad.
Si no estamos alineados, existe el peligro de que cualquier tecnología que desarrollemos cree más disonancia y disfunción.
La humanidad debe responder a esta situación, pero mediante la toma de conciencia y el reajuste vibratorio, y no alejándose más de la vida:
Lo que necesitamos es despojarnos de todo, despojarnos de nuestras vidas socialmente construidas hacia una forma de vivir más cercana a lo esencial.
Tenemos que permitir que la esencia vibratoria expansiva fluya a través de nosotros:
La humanidad tiene que quitarse las vendas y permitir que sus heridas sanen.
Es hora de cambiar a una vibración de especie más armonizada; esto es crucial ahora.
Una humanidad más alineada y vibratoriamente resonante puede emerger de ello:
Y es aquí donde los seres
humanos pueden tener un propósito, tanto físicamente en su vida
cotidiana como en la alineación con la resonancia de la consciencia
pura.
El ser físico está encerrado biológicamente, pero esto no significa que debamos estar encajonados en nuestras limitaciones de consciencia.
La humanidad ya ha explorado a lo largo y a lo ancho:
Sin embargo, si no exploramos y llegamos primero a nosotros mismos, entonces no habremos encontrado nada:
Ha llegado el momento de abrir lo cerrado; de revelar lo no revelado.
Al volver a nuestro ser esencial, se nos abrirán nuevos caminos, se obtendrá una nueva resonancia.
Se revelará una nueva visión:
El ser humano está a la vez en el ser y en el devenir, entre la quietud y el movimiento.
Este es el flujo de la evolución y siempre ha sido así. La consciencia siempre ha fluido a través de la humanidad, pero se manifiesta en relación con los caminos que se han creado.
Ahora es el momento de establecer nuevos caminos, para que la consciencia pura pueda fluir más abundantemente.
Ha llegado el momento de
una auténtica recalibración humana hacia una vibración
de consciencia, no hacia una vibración artificial de electro-esmog.
A medida que las conexiones y los patrones se modifican internamente, esto también afectará a nuestra vida exterior.
Para cambiar el exterior, primero debemos cambiar el interior:
Este es nuestro momento para el reencuentro y la recalibración...
Es tiempo de reajustar y volver a la resonancia del hogar de la humanidad; es el momento de que todos encontremos el camino de vuelta a casa. Se nos ha enseñado a estar en una lucha constante de extremos; a ser empujados entre rachas de acción y un descanso repentino y constante.
De esta manera, en realidad estamos aplanando la vida:
La energía siempre está ahí, disponible para nosotros, solo que necesita estar en resonancia con el,
Y en este momento, el organismo humano requiere cierta recalibración para que la energía, la consciencia y la percepción más expandidas, puedan surgir a través de nosotros.
Si una persona está en disonancia, en desequilibrio consigo misma, en lugar de alinearse con las energías de la consciencia expandida, es más probable que sea absorbida por el ecosistema de las electroenergías.
Estas energías son sub-naturales; forman parte de la existencia viva, pero son una forma inferior de vibración vital.
La electricidad, decía Rudolf Steiner, es la luz en un estado sub-material.
Por ello, Steiner advirtió a la humanidad que tuviera cuidado de no construir culturas dependientes o basadas en la electricidad.
Un electro-ecosistema
sólo servirá para alejarnos de nuestro ecosistema natural y
llevarnos a un estado vibratorio inferior de sub-naturaleza.
Para sintonizarnos con las fuerzas vitales naturales necesitamos acercarnos a nuestros entornos naturales.
Tenemos que pasar más tiempo al aire libre, en contacto con la tierra, para dejar que nuestras manos y nuestros pies se enraícen en las energías terrestres.
No debemos tener miedo de la suciedad terrestre ni de las bacterias del suelo; no hay que tener remilgos a mancharse con los bichos.
Lo que necesitamos es abrirnos a un estado de receptividad y reequilibrio. Tenemos que dedicar tiempo a la permisividad: permitirnos Ser, estar presentes y ser receptivos a las fuerzas vitales de la vida.
De esta manera, podemos
empezar a superar nuestra desensibilización colectiva y permitir que
las energías vibratorias más finas de las fuerzas vitales fluyan a
través de nosotros en este hermoso mundo que tenemos el privilegio
de experimentar.
Se está iniciando una nueva fase:
|