por Ruben Torres
19 Junio 2015

del Sitio Web LaCosechaDeAlmas


 

 

 

 

 

La mayoría de los casos de confusión y desinformación, se sustentan básicamente en el desconocimiento de este principio, el cual es vital para entender dentro de este sistema dual, quien tiene una intención positiva y quien la tiene una negativa.

 

No nos podemos fiar (y menos a estas alturas) de las apariencias, de los códigos que nos aporte el individuo, quien sea su fuente, lo amoroso de su mensaje o lo concienciado que parezca... menos aun de lo que resuene o no finalmente este aporte.

 

Son tantas las formas de llevarse a alguien al huerto, que lo raro seria encontrar una intención pura tras un informador, un contactado o un trabajador de la Luz.

La mayoría de las personas tienen buena intención, y creen que todos juegan con las mismas reglas y esto no es así.

 

El pueblo, cada uno de nosotros, los que engrasamos la máquina del sistema, somos básicamente seres de gran corazón y buen proceder; caemos en los prejuicios y las falsas apariencias, arrastrados por una educación incorrecta, pero en el fondo ayudamos cuándo tenemos oportunidad.

 

Somos básicamente amorosos y compasivos, pero el sistema nos está recordando constantemente que el amor es otra cosa y que la empatía es inútil, que el egoísmo es lo normal y que la sensibilidad es debilidad.

Como somos almas, espíritus de luz y amor, somos la expresión real de la energía con la que se crean los ladrillos que sostiene todo lo creado.

 

Nos auto engañamos, fruto quizá de vivir insertados en una mentira...

 

Como decía, nos engañamos pensando que todos son iguales a nosotros, que todos guardan dentro de si esa luz y que todos tienen los mismos códigos morales impresos en su ser, pero es evidente que no.

 

Esto es un juego de apariencias, unos van disfrazados de ciudadano modelo, otros de respetable vecino y otros de amantísimo amigo, pero solo es lo que parece.

 

La realidad por lo general es otra y llegar al fondo de la intención real que alberga cada uno; es algo que difícilmente llegaremos a ver a la luz del día.

 

La mayoría de la gente vive en una constante dependencia
de otros, para avanzar en sus propios procesos...



Desde aquí, se entiende porque caemos una y otra vez en la misma trampa:

fiarnos de los códigos de conducta que ellos nos programaron, nos impide ver, la real versión de esa persona que tenemos enfrente.

Tras el primer contacto nos creamos un juicio de esa persona por simple apariencia.

 

Tras el primer dialogo, tiramos de memoria, buscado patrones en los que encajar a ese ser, dentro de los módulos que el sistema rige para las conductas, normal, singular, extravagante, raro, friki, loco...

 

Una vez lo hayamos encajado todo, abrimos o cerramos nuestra capacidad de entablar relación y cuan profunda puede ser esta.

 

Aquí es donde tendríamos que empezar a poner en práctica el principio de no intervención, ya que por lo general, nos esforzamos por modular al otro para que todo su Ser encaje en el patrón que diseñaste para él, sin que quede arista alguna que distorsione tu ideal.

Modificar su pensamiento, sus costumbres, modos y cultura, para que finalmente solo quede un mero replicante, de lo que tú estimas adecuado para ti, y así, sea lo deseado finalmente en alguien que se digne conservar tu compañía.

Sus creencias se deben ajustar milimétricamente a las tuyas, su ideario político, social y moral, deben encajar de igual modo.

 

Es prácticamente inevitable que tratemos de cambiar la opinión del otro.

 

La lucha por la razón, es la batalla inútil con la que diariamente hacemos chocar nuestra cornamenta, en una perpetua época de celo que nos empuja a ser el jefe de la manada a toda costa; lo único que nos separa de un animal, es que no marcamos con orina nuestro territorio, pero en algunos casos hasta lo dudo.

El principio de no intervención, dicta que el respeto al otro prima sobre cualquier otra razón o principio, el respeto a sus decisiones, a sus errores, a sus creencias, a su capacidad y a su intención.

 

Si cualquier ser interfiere sobre otro modificando alguna de sus estructuras, se estará impidiendo que la expresión de si mismo se manifieste, que su libre albedrío se ejerza y que su capacidad natural aflore y se desarrolle.

 

La mejor forma de aprender es mediante,

  • la duda

  • la búsqueda

  • la investigación

  • la práctica

Lo que al final se imprime tras este proceso, es una forma natural de evolución y crecimiento, en la que el individuo descubre y se descubre, mediante la interacción con su entorno.

 

Intervenir o influenciar en el proceso de cada uno, es un error irreparable, ya que ese ser será desviado de su camino y transitará caminos que no fueron creados por él, ni para él.

 

Quizá en nuestro fervor por ayudar, queramos despertar al prójimo a toda costa, pero la mayoría de las veces tras esa intención de ayudar, existe el egoísmo, quizá por no pasar a solas este complicado transito lleno de mentiras, o porque creemos que así los salvamos de algo.

 

Es evidente que esto no funciona, ya que muchos que despertaron de forma forzada, engrosaron las filas de aquellos que les quisieron vender cualquier panacea, con lo que la sensación de estafa al final será aún mayor.

No intervenir, no significar pasar del otro u obviar su estado, sino respetar sus decisiones por encima de tus modelos (dogmas) morales.

 

El bien o el mal, lo correcto o lo incorrecto no sirven para medir las intenciones de otros, para con nosotros o con su entorno.

 

Si alguien, sea quien sea, te dice que tal o cual cosa, es como él dice, estará interviniendo y moderando tu capacidad de aprender por ti mismo a construir una imagen pura de ti, te estará quitando la oportunidad de pulirte y crecer por ti mismo.

 

Si esto lo extrapolamos a cualquier ente o ser, que proceda de otro estado distinto al nuestro, densidad, dimensión, plano, o planeta, deberá, aplicar el principio de no intervención sí o sí, porque si no tenemos esto en cuenta, por ambas partes, cualquier gesto o palabra, es una clara intervención en la libertad del otro.

Para que nos hagamos una idea clara vamos a tomar el ejemplo de las canalizaciones...

 

Un ser de otra realidad utiliza a un humano como canal (instrumento) para dar una información, a un grupo (por lo general) en este caso.

 

El grupo toma la información de un ser, que al no pertenecer al mismo estrato que ese grupo de humanos, este toma automáticamente el cariz de ser superior, elevado, etc... y los humanos, por contra, son seres sometidos a la voluntad y las creencias de ese ser, presuntamente más evolucionado y superior.

 

Por tanto se le aplica un valor moral a su información más elevado, que a cualquier otro ser humano que dijera exactamente lo mismo y llegara a esas conclusiones por sus propios medios.

Por lo tanto, al no aplicar el principio de no intervención, ese ser no estará aportando una opinión, una visión subjetiva o un consejo, si no que al estar todo teñido de un tinte jerárquico, la información dada, genera creencias, formando en el grupo de humanos que acceden a ella, la categoría de creyentes y por tanto modificando su paradigma para adaptarlo al paradigma de ese ser, que sin autoridad moral y sin respeto por la capacidad evolutiva, en el que se encuentran esos seres humanos, interviene deliberadamente para así, crear una interferencia, en la conciencia de esos creyentes, que ahora pasan a ser discípulos.

Si tomamos este principio, como referencia, nos daremos perfectamente cuenta, que todos los textos sagrados que han sido entregados al ser humano por otros seres, han sido una clara intervención y han causado un lastre en su proceso evolutivo.

 

Si de nuevo seguimos aplicando este principio, nos daremos cuenta que todos los textos canalizados tampoco se salvan y son una clara intervención con unas intenciones poco enriquecedoras o evolutivas.

 

Si lo extrapolamos al fenómeno ufolológico o del contactismo, todo en él es una evidente y constante violación del principio de no intervención, siendo una clara y flagrante falta de respeto a nuestro proceso soberano de crecer, errar y rectificar.

 

Por no evidenciar esas prisas de todos estos seres porque evolucionemos y tomemos ese salto quántico cuanto antes y a toda costa, algo que debería hacernos sospechar

 

¿Qué ganan 'ellos' con nuestra evolución?

 

Esa cuestión jamás la responden y es evidente que algo deben sacar cuando llevan varias décadas vigilando este proceso.

Toda la historia humana en este planeta, esta lastrada por la constante vulneración de este principio, que asegura que cualquier ser con conciencia (o no) pueda descubrir por sí mismo, la realidad que le rodea, e iniciar su propio proceso, descubriendo por sí mismo, como se expresa la creación, cómo funcionan las leyes naturales y como vive conectado con todo lo que es creado y su influencia.

 

Se nos ha coartado, se nos ha eliminado la capacidad de aprender por nosotros mismos, habiendo una constante y sibilina intervención de terceros en todos y cada uno de los pasos que hemos ido recorriendo como civilización.

 

 

 

Muchos podrían ver en este principio un toque egoísta o pasota, ya que si lo respetas hasta sus últimas consecuencias, podrías permitir que un pueblo destruyera a otro o causara daño a terceros... Pero no es así en realidad.

 

Como todo principio tiene unas reglas y estas son que no hay intervención siempre que tus errores no supongan una merma en el proceso de otros.

  • ¿Porqué se permite que haya guerras, enfermedad y conflicto?

     

  • ¿Porqué se ha de sufrir y padecer?

     

  • ¿Qué sentido tiene?

Ciertamente ninguno...

 

Pero cuándo la intervención provoca que unos creyentes se enfrenten a otros, al final es un igual contra otro igual, ambos intervenidos, ambos de la misma raza y dentro del mismo proceso evolutivo, ambos engañados sí, pero ambos deben darse cuenta del engaño y rectificar dentro de su error.

 

En eso está su proceso, nadie puede intervenir y decirles que están engañados y que esos que les intervienen son los malos, porque con este gesto, das por sentado que eres el bueno, por lo tanto, estas inclinando la balanza hacia ti insidiosamente.

 

No se puede rectificar un error cometiendo otro error...

Todo lo que ahora tenemos por tanto, es el fruto de una intervención, ya sea en el pasado o en el presente, se ha metido mano deliberadamente y con una intención que nunca se nos ha permitido vislumbrar.

 

El trasfondo de toda esta intervención pasa necesariamente por conocer nuestro origen, por restablecer nuestra memoria y por identificar por nosotros mismos aquellos que nos engañan y manipulan con su intervención, usando multitud de roles y de categorías jerárquicas para usurpar nuestra libre elección.

Otros de los procesos que incluyen el principio de no intervención es que en caso de llegar a un avance en nuestro proceso evolutivo, y llegar a traspasar nuestras propias fronteras físicas, se nos tiene que ofrecer la capacidad de tomar o rechazar libremente la opción del contacto, de enfrentar la posibilidad de elegir de forma libre, con quien entablar amistad o enemistad, ya que aun habiendo avanzado hasta ese punto, seguiremos cometiendo errores y quizá, prejuzgando.

Quizá te quede la sensación de vacío o desamparo, ya que si todo es fruto de una incorrecta interacción con nosotros, ¿que nos queda?

 

Pues básicamente nos queda aprender por nosotros mismos, eso es lo que tiene ser libres y soberanos, que deberemos responsabilizarnos y tener la conciencia despierta de verdad para discernir constantemente, desde el fondo critico de cada uno, hacia donde hay que ir, y donde queremos terminar.

 

Esto es costoso, porque sencillamente dejas de ser un niño, con unos malos tutores, a un adulto maduro y en plenas facultades. Para esto es para lo que sirve la conciencia y estar conscientes, para tener en cuenta el papel que jugamos y lo responsables que somos...

 

Lo cómodo es que otros te digan que debes hacer, en tu presente o tu futuro; pero la libertad no se canaliza, ni se gana por contacto divino, tampoco llega tras una ascensión o una iluminación...

 

La libertad se conquista día a día, trabajando, errando, y rectificando, aprendiendo a ser libres.

La libertad que tanto ansias no te da la opción de hacer lo que te dé la gana, sino todo lo contrario:

te da la opción de medir y calcular, las consecuencias de tus decisiones y como afectan estas a terceros.

Esa es la verdadera evolución y el verdadero crecimiento, es la verdadera soberanía que se nos debería otorgar o quizás deberíamos conquistar.

 

Tú eliges...