27 Mayo
2020
del Sitio Web
InfoBae
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El biofísico de la
Escuela de Medicina de la Universidad de Stanford Michael Levitt
habla durante una conferencia de prensa después de ganar
el Premio Nobel de Química el 9 de octubre de 2013
en Stanford, California
(Justin Sullivan/ Getty Images/ AFP)
Michael Levitt tiene su propio
laboratorio de biología estructural en la Escuela de Medicina de la
Universidad de Stanford y, desde hace muchos años, es una referencia
en el mundo de la ciencia.
Sobre todo desde 2013,
cuando ganó el Premio Nobel de Química junto a Martin Karplus
y Arieh Warshel, por el,
"desarrollo de
modelos multiescala para sistemas químicos complejos".
Pero desde el 28 de enero
de 2020 tiene una sola obsesión:
el coronavirus...
Su equipo de trabajo, con
la ayuda de voluntarios de diferentes países, trabaja incesantemente
en el análisis de datos relacionados con el virus, con el objetivo
de rastrear la evolución de la COVID-19.
El investigador angloamericano e israelí es severamente crítico con
la estrategia elegida por la mayoría de los Gobiernos del mundo para
combatir la pandemia.
"Creo que las
cuarentenas no salvaron ninguna vida", dijo el sábado en una
entrevista con
The Telegraph.
"Creo que pueden
haber costado vidas. Habrán salvado algunas vidas en accidentes
de carretera y en cosas así, pero el daño social por el abuso
doméstico, los divorcios, el alcoholismo, ha sido extremo.
Y además están los
que no fueron tratados por otras enfermedades".
Michael Levitt compartió el Premio Nobel de Química
con Martin Karplus, de la Universidad de Harvard,
y Arieh Warshel, de la Universidad del Sur de California,
por su desarrollo de modelos multiescala
para sistemas químicos complejos.
Levitt cree que con algunas recomendaciones puntuales, como usar
máscaras desde el comienzo del brote y adoptar ciertas normas de
distanciamiento social, se habría obtenido el mismo resultado en
términos sanitarios, pero a un costo muy inferior.
"Creo que el
verdadero virus fue el virus del pánico", afirmó.
"Por razones que no
me quedan claras, creo que los líderes entraron en pánico y la
gente entró también, y creo que hubo una gran falta de
discusión".
El científico apuntó
especialmente contra
Neil Ferguson, que era el
principal asesor del gobierno británico al comienzo de la pandemia y
que escribió, junto con otros colegas del Imperial College, un
paper (Impact
of Non-pharmaceutical Interventions -NPIs- to reduce COVID-19
Mortality and Healthcare Demand) que pronosticaba,
cientos de miles
de muertes en el Reino Unido en caso de que no se
estableciera una cuarentena...
El trabajo fue tan
influyente que el primer ministro Boris Johnson, que había
optado originalmente por un enfoque similar
al sueco, mucho menos restrictivo,
cambió radicalmente de postura e impuso un confinamiento.
Ferguson terminó
renunciando a su cargo después de
que se supiera que había ignorado las reglas que él mismo había
recomendado al recibir la visita de su amante en su casa en dos
oportunidades.
Neil Ferguson,
el ex-asesor del Gobierno británico
para la pandemia.
"Cuando vi la sesión
informativa (de Ferguson) me quedé sorprendido.
Era la tasa de
mortalidad de un año, el doble de la normal. Cuando lo vi, dije
inmediatamente que estaba completamente equivocado.
Creo que Ferguson la
sobreestimó 10 o 12 veces. Deberíamos haber visto de China que
un virus nunca crece exponencialmente.
Desde el primer caso,
el crecimiento exponencial en realidad se desacelera muy
dramáticamente".
Levitt realizó sus
propias proyecciones sobre la mortalidad asociada a la COVID-19.
Según sus cálculos, en la
mayoría de los países se registrará este año el equivalente a un mes
más de muertes que en un año habitual.
Para el Reino Unido, que
acumula 37.500 muertes, anticipó alrededor de 50.000.
"Hay un gran número
de personas que son asintomáticas, así que me imagino seriamente
que para cuando la cuarentena se introdujo finalmente en el
Reino Unido, el virus ya estaba ampliamente extendido.
Podrían haber
permanecido abiertos como Suecia en ese momento y no habría
pasado nada", sostuvo.
Levitt en una celebración posterior
a recibir el Premio Nobel
(Foto: Hap/ Quirky China News/ Shutterstock)
"No hay duda de que
se puede detener una epidemia con la cuarentena, pero es un arma
muy desafilada y muy medieval. Podría haberse detenido con la
misma eficacia con otras medidas sensatas", agregó.
"No creo que nada
haya detenido realmente al virus en Europa, salvo algún tipo de
agotamiento".
Levitt y su equipo
analizan detenidamente los datos de 78 países en los que se
reportaron más de 50 casos de coronavirus.
Su conclusión preliminar
es que la evolución sigue una tendencia, independientemente de las
medidas que se tomen.
"Los números se
mueven de manera muy consistente cuando se miran todos los
lugares que han sido muy afectados, particularmente en Europa.
El número
simbólico de muertes antes de que las cosas se detengan es
de alrededor de un mes de muertes naturales, que es algo así
como una entre mil".
El primer ministro británico Boris Johnson
decidió imponer una cuarentena estricta tras un informe
del Imperial College
(Andrew Parsons/ 10 Downing Street/ Handout vía Reuters)
El químico criticó a quienes lo cuestionan por hablar sin ser
epidemiólogo y recalcó la importancia de que haya un debate abierto
en torno a la pandemia y a las estrategias para combatirla.
"Me dijeron en
numerosas ocasiones,
'no eres
epidemiólogo, cállate'.
Realmente no me
importa.
Solo estaba mirando
los números. Estaba mirando
el crucero (Diamond Princess),
mirando a Wuhan. El mismo número se mantuvo en estos lugares",
dijo.
"Muchas cosas
salieron mal, pero creo que lo principal es que solo
necesitábamos pensar y discutir las cosas
un poco".
Levitt fustigó
especialmente a los médicos que acuden a
los medios de comunicación para
alarmar a la población.
"El problema con los
epidemiólogos es que sienten que su trabajo es asustar a
la gente para que se encierre, para que se distancie
socialmente.
Así que dicen,
'va a haber un
millón de muertes', y cuando solo hay 25.000 dicen 'es bueno
que hayan escuchado mi consejo'.
Esto sucedió con
el Ébola y con la
gripe aviar. Es solo parte de
la locura".
El investigador se
refirió por último a cómo vive personalmente la pandemia,
considerando que por su edad pertenece a un grupo de riesgo
en caso de contraer el virus.
"Tengo 73 años y me
siento muy joven. No me importa el riesgo en absoluto.
A medida que
envejeces, el riesgo de morir por una enfermedad es tan alto que
es el momento de comprar una motocicleta, o ¡ir a esquiar!"...
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