luego de haber leído
algunas notas de Instituciones, tales como la Sociedad
Argentina de Terapia Intensiva (SATI)
y la
Facultad de Medicina de la U.B.A.,
siento mucha tristeza y vergüenza ajena por el
grado al cual ha llegado la corrupción y deshumanización en este
país y en el mundo entero.
Quienes me conocen saben de mi perfil académico, que no es
menester en este momento aclarar ni pretendo darle relevancia.
Simplemente lo
menciono porque he sido y sigo siendo parte de muchas de estas
instituciones y hoy generan mi más profundo cuestionamiento
acerca de los intereses por los cuáles ellas se mueven o
defienden.
De seguro, con este tipo de comunicados, puedo darme cuenta que
no están en la línea de descubrir la verdad y abrir verdaderas
líneas de investigación respecto a lo que está sucediendo.
Hoy, ¡ninguna de ellas me representa! Y lo quiero decir con
énfasis.
¿Por qué?
Simplemente porque no
se puede responsabilizar a la población de acciones que le
corresponden al Estado y a los gobiernos.
Es responsabilidad de
ellos ofrecer la adecuada infraestructura tanto edilicia como en
recursos humanos y materiales para cualquier contingencia de
Salud. Y han dejado de hacerlo hace mucho tiempo.
El Sistema de Salud
no colapsa desde marzo del 2020 y ni siquiera desde ahora: eso
es una mentira.
¡El sistema de salud
colapsa hace mucho tiempo y cada año!
Los médicos no estamos desbordados desde ahora, estamos agotados
desde hace años en este sistema perverso, del cual ahora muchos
dirigentes de obras sociales, gremialistas, dueños de
instituciones privadas y prepagas se jactan.
¡Ellos son a quienes
deberían dirigirse!
Es una vergüenza y
grave error realmente responsabilizar a la población y hacerse
eco de esto que no es más que otra estrategia, inhumanamente
planificada, con el simple objetivo de enfrentarnos, de ser
nuestros propios espías y custodios.
Hoy la población está sin trabajo, muchos perdieron sus
inversiones de toda una vida, sus pequeñas o grandes Pymes,
están sin salud, viviendo una situación de estrés crónico y
agotador que la enferma más que cualquier nueva enfermedad que
se pretenda frenar o prevenir.
Sus sistemas inmunes
están al borde del abismo a consecuencia de las medidas tomadas.
Se necesita un gran
altruismo para reconocer el error y poder enmendarlo. Este
Gobierno debería hacerse cargo. Y nosotros, como médicos,
exigírselo y no responsabilizar a la población.
La gente está sufriendo, ¡agotada también! Agotada del miedo,
que les transmiten minuto a minuto a través de los medios de
comunicación y, ahora, a través de instituciones como éstas.
Me parece vengozoso
que se presten a este tipo de acciones.
La gente está quebrada, sin trabajo, agotada emocionalmente. Sin
controles todos aquellos con patologías crónicas, con
enfermedades graves.
Pero los CEOs de las
prepagas, sindicatos y obras sociales nunca dejaron de recibir
sus pagos y no prestaron servicios en todos estos meses.
¿Y le pedimos
responsabilidad a la gente?
¿Qué nos pasa?
El gobierno les ofreció a los médicos un bono que nunca pagó.
Los jueces y senadores cobran más que un médico que hoy en
fundamental en este escenario ¿y nosotros responsabilizamos a la
gente?
¿Qué nos pasa?
Tenemos cuatro trabajos habitualmente para llegar a vivir
dignamente. Corremos de punta a punta la ciudad en la que
vivamos, tenemos condiciones laborales inconstitucionales.
En un 80% no tenemos
relación de dependencia, no gozamos de vacaciones pagas ni
ningún beneficio que cualquier trabajador tiene y lo merece tal
cuál lo dice la constitución argentina.
¿Y nosotros hoy
responsabilizamos a la gente?
¿Qué nos pasa?
Nos aplauden y nos hacen creer héroes ¿y compramos la infamia?
¿Qué nos pasa? ¿Cuándo dejamos de ser empáticos con el
sufrimiento del otro?
Esto es un llamado de atención a ustedes, a mis colegas.
¡Vuelvan, por favor, a sí mismos! Simplemente dejen de repetir
protocolos. Razonen, hagan medicina. Piensen cada cosa que se
les está pidiendo que hagan. ¡Nada tiene lógica ni sentido
común!
Repasen como se hace una
PCR, lean ciencia
independiente... así pueden entender lo que está pasando y salir
de sus miedos.
En un grito desesperado. Les pido que despierten y dejen de
repetir órdenes. No somos soldados de guerra, somos médicos.
Nada es lógico en
esta "pandemia" (que ni siquiera debiera llamarse así).
Leamos y repasemos conceptos de salud pública y epidemiología.
No asustemos a la gente. Y salgan de sus miedos. ¡Salgan de sus
miedos!
La gente está sufriendo. Lo vivimos en cada consulta, en cada
historia que es desgarradora. ¿Nos estamos deshumanizando?
¿Qué nos pasa?
Exijamos que las muertes se investiguen. Aprendamos como
aprendimos siempre. Hagámonos preguntas. Busquemos respuestas.
Dejemos de rendir
honores a quien necesita exponer su ego para sentirse seguro y
nuestra sumisión y ausencia de pensamiento libre para que eso
simplemente sea.
¡Cuestionen esos protocolos que están repitiendo sin pensar y en
automático!
Hicimos un juramento hipocrático que está por encima de
cualquier Institución y entidad. Juramos no hacer daño. ¡No
dejemos que nos usen!
Es responsabilidad del Estado que un sistema de salud funcione
adecuadamente y que nuestros sueldos sean acordes a nuestra
labor.
¿Por qué se lo
cobramos a la gente?
¿Qué nos pasa?
Eleven una nota al Presidente, al senado y exijan el pago de
honorarios justos. En seis meses se podrían haber construido
cinco hospitales nuevos. Si faltan camas o elementos o recursos,
no es a la gente a quien se lo tenemos que reclamar.
Ellos son a quienes
tenemos que cuidar, y ayudar a sanar.
El periodismo se ha ocupado de manejar información que no
entiende y ha generado mucha confusión. Se ha puesto en manos de
la gente información que no sabe procesar por no tener el
background para hacerlo.
Lean más allá de los papers de revistas prestigiosas.
Investiguen. Repasen conceptos que aprendimos en primer y tercer
año de la facultad de Medicina.
Salgan de su sillón de comodidad dejando que otros piensen por
ustedes.
Les grito:
¡Despierten! La
gente nos necesita más lúcidos que nunca. ¡Y sin miedos!
Todos nos necesitamos
para poder salir de esta situación.
Exijamos a quienes tengamos que exigir.
Dejemos de sostener que los "respiradores" son la única solución
o la única terapéutica en este contexto porque no es así.
Dejemos de creer que los "antivirales" más caros de la historia
son la única solución a estas neumonías.
Hay muchísimos
tratamientos probados en el mundo y nosotros tenemos el acceso a
todos ellos y poder usarlos incluso en etapas no complicadas de
la enfermedad.
Abrámonos a toda
terapéutica para salvar a nuestros pacientes, como siempre lo
hicimos.
Dejemos de "aislar" a las personas, sin base científica.
Dejemos que un padre
se encuentre con su hija. Dejemos que una paciente grave pueda
ser abrazada en el momento que más lo necesita
¡Dejemos de internar
a la gente sana!
Dejémosla vivir.
Están asustados, angustiados y sin entender. Yo sé que ustedes
también, pero tienen la posibilidad de abrirse a otras
respuestas y poder salir de sus miedos.
Reforcemos nuestros sistemas inmunes, salgamos al sol, miremos
la luna, pisemos la tierra, riamos.
¿Cuándo nos dio tanto
miedo vivir?
Dejemos de llamar "enfermo" a una persona sin síntomas, con un
test positivo. Un test que tiene pésima especificidad. Los
científicos del mundo lo están diciendo. Investiguen.
Las secuencias
genéticas que detectan estos test son comunes a otros
coronavirus y otros virus respiratorios que viven con nosotros.
Eso nos explica los falsos positivos o falsos negativos.
¡Despierten! La gente nos necesita.
Cuestionen a las Sociedades, a las Instituciones, a
la OMS. ¡Pidámosles respuestas
a ellos! No a la gente que no puede más. Y nosotros no podemos
ser cómplices y seguir con miedo.
Abramos una investigación científica y seria, como siempre lo
hicimos.
Exijamos auditorías, autopsias.
Exijamos honorarios justos para todos los médicos. ¡Nunca más
médicos fuera de relación de dependencia! Ni en este Gobierno ni
en ninguno.
Responsabilicemos a quién corresponde.
¿Qué nos pasa?
¿Existe un protocolo para humanizarnos?
Si existe, te lo pido
en un grito desesperado, activá ese protocolo. Volvamos a
nosotros mismos. Volvamos a ser humanos. Volvamos a vivir.
¿Sabés qué es lo contrario al miedo? ¡El amor!
Abrí tu corazón. Abrilo a vos mismo, abrazate, querete,
perdonate y desde esa vibración hacelo con cada ser a tu
alrededor. Todos somos uno. Viví en ese amor y el miedo
simplemente se diluirá. Te lo puedo asegurar.
Todos nos necesitamos y volver al corazón es nuestra única
esperanza.
Dra. M.
Cecilia López
Médica
cardióloga (M.N. 134.504)
Miembro de
Epidemiólogos Argentinos
Metadisciplinarios