La controversia sobre si el virus SARS-CoV-2 ha sido alguna vez
aislado o purificado continúa.
Sin embargo, utilizando la definición anterior, el sentido
común, las leyes de la lógica y los dictados de la ciencia,
cualquier persona imparcial debe llegar a la conclusión de que
el virus SRAS-CoV-2 nunca ha sido aislado ni purificado.
Por lo tanto, no se puede encontrar ninguna confirmación de la
existencia del virus.
Las consecuencias lógicas, de sentido común y científicas de
este hecho son:
-
no se puede conocer la estructura y composición de algo
que no se ha demostrado que exista, incluyendo la
presencia, estructura y función de cualquier hipotética
espícula viral (o peplómero) u otras proteínas;
-
no se puede conocer la secuencia genética de algo que
nunca se ha encontrado;
-
no se pueden conocer "variantes" de algo que no se ha
demostrado que exista;
-
es imposible demostrar que el SARS-CoV-2 causa una
enfermedad llamada Covid-19.
En términos tan concisos como es posible, ésta es la forma
correcta de aislar, caracterizar y demostrar un nuevo virus.
- En primer lugar, se toman muestras (sangre,
esputo, secreciones) de muchas personas (por ejemplo, 500)
con síntomas lo suficientemente únicos y específicos como
para caracterizar una enfermedad.
Sin mezclar estas muestras con NINGÚN tejido o producto que
también contenga material genético, el virólogo macera,
filtra y ultracentrifuga, es decir, purifica la
muestra.
Esta técnica común de virología, realizada durante décadas
para aislar
bacteriófagos 1 y los llamados virus gigantes en
todos los laboratorios de virología, permite entonces al
virólogo demostrar con microscopía electrónica miles de
partículas de tamaño y forma idénticos.
Estas partículas son el virus aislado y purificado.
- A continuación, se comprueba la uniformidad
de estas partículas idénticas mediante técnicas físicas y/o
microscópicas.
Una vez que se ha determinado la pureza, las partículas
pueden caracterizarse aún más. Esto incluiría el examen de
la estructura, la morfología y la composición química de las
partículas.
A continuación, se caracteriza su composición genética
extrayendo el material genético directamente de las
partículas purificadas y utilizando técnicas de
secuenciación genética, como la secuenciación Sanger, que
también existen desde hace décadas.
A continuación, se realiza un análisis para confirmar que
estas partículas uniformes son de origen exógeno (exterior),
como se considera que es un virus, y no los productos
normales de descomposición de los tejidos muertos y
moribundos. 2
(Hasta mayo de 2020, sabemos que los virólogos no tienen
forma de determinar si las partículas que ven son virus o
sólo productos normales de descomposición de tejidos muertos
y moribundos). 3
Si hemos llegado hasta aquí, entonces hemos aislado,
caracterizado y secuenciado genéticamente una partícula viral
exógena, totalmente.
Sin embargo, todavía tenemos que demostrar que está relacionada
causalmente con una enfermedad. Esto se lleva a cabo exponiendo
a un grupo de sujetos sanos (normalmente se utilizan animales) a
este virus aislado y purificado de la forma en que se cree que
se transmite la enfermedad.
Si los animales enferman de la misma enfermedad, según se
confirma con los resultados clínicos y de autopsias, se ha
demostrado que el virus realmente causa una enfermedad.
Esto demuestra la infectividad y la transmisión de un agente
infeccioso.
Ninguno de estos pasos se ha intentado
siquiera con el virus SARS-CoV-2, ni tampoco se han realizado
con éxito todos estos pasos para ningún virus de los llamados
patógenos.
Nuestra investigación indica que no existe un solo estudio que
muestre estos pasos en la literatura médica.
En cambio, desde 1954, los virólogos han tomado muestras no
purificadas de un número relativamente reducido de personas, a
menudo menos de diez, con una enfermedad similar.
A
continuación, procesan mínimamente esta muestra e inoculan esta
muestra no purificada en un cultivo de tejidos que suele
contener entre cuatro y seis otros tipos de material, todos
los cuales contienen material genético idéntico a lo que se
denomina "virus".
El cultivo de tejidos es privado de nutrientes y envenenado y se
desintegra naturalmente en muchos tipos de partículas, algunas
de las cuales contienen material genético.
En contra de todo el sentido común, la lógica, el uso del idioma
inglés y la integridad científica, este proceso se llama
"aislamiento de virus."
Este brebaje que contiene fragmentos de material genético de
muchas fuentes se somete a continuación a un análisis genético,
que luego crea en un proceso de simulación por ordenador la
supuesta secuencia del supuesto virus, un llamado genoma in
silico.
En ningún momento se confirma un virus real mediante microscopía
electrónica. En ningún momento se extrae y secuencia un genoma
de un virus real.
Esto es un fraude científico...
La observación de que el espécimen no purificado -inoculado en
un cultivo de tejidos junto con antibióticos tóxicos, tejido
fetal bovino, líquido amniótico y otros tejidos- destruye el
tejido renal en el que se inocula se da como prueba de la
existencia del virus y de su patogenicidad.
Esto es un fraude científico...
A partir de ahora, cuando alguien le dé un artículo que sugiera
que se ha aislado el virus SARS-CoV-2, compruebe las secciones
de métodos.
Si los investigadores utilizaron células Vero o cualquier otro
método de cultivo, usted sabe que su proceso no fue un
aislamiento.
Oirá las siguientes excusas de por qué no se ha hecho un
aislamiento real:
1 -
No se encontraron suficientes partículas de virus en las
muestras de los pacientes para analizarlas.
2 -
Los virus son parásitos intracelulares; no pueden
encontrarse fuera de la célula de esta manera.
Si la número 1 es correcta, y no podemos encontrar el virus
en el esputo de las personas enfermas, entonces ¿en qué
evidencia nos basamos para pensar que el virus es peligroso
o incluso letal?
Si la número 2 es correcta, ¿cómo se transmite el virus de
una persona a otra? Se nos dice que sale de la célula para
infectar a otros.
Entonces, ¿por qué no es posible encontrarlo...?
Por último, cuestionar estas técnicas y conclusiones de la
virología no es una distracción ni una cuestión de controversia.
Es esencial arrojar luz sobre esta verdad para detener este
terrible fraude al que se enfrenta la humanidad.
Porque, como ahora sabemos, si el virus nunca ha sido aislado,
secuenciado o demostrado que causa la enfermedad, si el virus es
imaginario, entonces,
¿por qué estamos usando tapabocas, distanciamiento social y
poniendo al mundo entero en prisión?
Por último, si los virus patógenos no existen,
¿qué es lo que contienen esos dispositivos inyectables
erróneamente llamados "vacunas" y cuál es su finalidad?
Esta pregunta científica es la más urgente y relevante de
nuestro tiempo.
Estamos en lo cierto.
El virus SARS-CoV2 no existe.
Sally Fallon Morell, MA
Dr. Thomas Cowan, MD
Dr. Andrew Kaufman, MD
Haga
clic aquí para ver esta declaración
en el sitio Web del Dr. Kaufman y únase a nuestra lista de
seguidores