por José Antonio Sáenz de Santa María Benedet y Enrique Ortega Gironés Geólogos Diciembre 2022 del Sitio Web Entrevisttas
01 Diciembre 2022
Existen abundantes evidencias para contradecir dichas interpretaciones y los lectores interesados pueden verificarlo en los artículos mencionados.
Además, en algunos de ellos, se ha revisado el estado general de la producción y consumo globales de energía, poniendo de manifiesto que,
A pesar de estas evidencias, los mensajes que, de forma dominante, se envían a la sociedad por parte de las organizaciones ecologistas y la mayoría de los partidos políticos, incluyen,
A esta separación, se le superpone además, otra disyuntiva igualmente falsa, entre las energías renovables (nuevamente eólica y solar) y no renovables (de nuevo los combustibles fósiles).
No es cierto que las energías renovables sean realmente renovables pues no debe olvidarse que,
Como bien decía Gabriel Celaya, la poesía (la palabra) es un arma cargada de futuro y repetidas mil veces estas dicotomías, se ha instalado en la sociedad la necesidad de huir de las energías sucias y no renovables para abrazar las más tranquilizadoras energías limpias y renovables.
Así, el día que se produzca este cambio, en un futuro cuya fecha de advenimiento está aún por precisar, la humanidad conseguirá vivir en un mundo feliz, pacífico, estable, limpio y renovable, en comunión con la naturaleza. Sin embargo, no es todo tan sencillo, blanco o negro, limpio o sucio.
Como dijo ya en 2005 el ecologista Paul Driesen,
También sería necesario precisar el verdadero significado de los términos limpias y renovables cuando se aplican a las energías eólica y solar.
Esperamos hacerlo en un artículo a elaborar en un futuro próximo.
De momento, este artículo
se centrará en glosar la importancia que han tenido los combustibles
fósiles y, en particular, los hidrocarburos para la humanidad, y
preguntarnos si realmente tenemos motivos para considerarlos, con
desprecio, como sucios y prescindibles.
Un ser humano del siglo XVI o del XVIII, se parecía mucho más, por su forma de vida, su trabajo y su ambiente social, a un ciudadano del imperio romano que a una persona del mundo actual, con todos sus adelantos científicos, técnicos, sanitarios y sociales.
A sensu contrario, los seres humanos del siglo XXI, con todos nuestros problemas por resolver, estamos a años luz de distancia en cuanto a civilización y desarrollo, de todo lo conocido con anterioridad a mediados del siglo XIX.
Y en ese salto técnico, económico y social, tuvo muchísimo que ver la utilización de los combustibles fósiles, es decir el carbón (un combustible sólido), el petróleo (hidrocarburos sólidos y líquidos), y los gases licuados del petróleo y el gas natural (hidrocarburos gaseosos).
La humanidad lleva
utilizando combustibles fósiles durante los últimos 250 años y su
consumo se inició con el carbón de piedra, el combustible sobre el
que, con la creatividad humana y la invención de la máquina de
vapor, se basó la primera industrialización de la sociedad europea y
los importantísimos cambios sociales y políticos que esta nueva
forma de producción y organización de la sociedad trajo consigo.
De hecho, el primer pozo de petróleo se perforó por Edwin Drake en 1859 en Pennsylvania (figura 1).
Primer pozo de petróleo comercial perforado por Edwin Drake en el valle de Oil Creek (Pennsylvania), en 1859. Se realizó por el método de percusión con cable y cuchareo. Se tardaron varios meses en alcanzar los 21 metros de profundidad.
Pero no fue hasta el final de la IIª Guerra Mundial y el desarrollo económico posterior a ella, cuando la investigación geológica, la producción y el consumo de petróleo, adquirieron las características masivas que conocemos hoy.
En estos últimos 75 años,
Son cifras asombrosas que resultan irremplazables en la economía mundial.
En cuanto al gas natural, la historia es similar, pero va desfasada en el tiempo respecto a los hidrocarburos líquidos.
El éxito del gas natural, tanto en las calefacciones como en la producción de electricidad (ciclos combinados) y en otros procesos industriales, ha tenido lugar durante los últimos 40 años.
Es un combustible más
versátil, más fácil de producir y manejar, con menor cantidad
de CO2
emitido por unidad de energía generada, etc.
En efecto, sin los asfaltos (hidrocarburos constituidos por largas cadenas de átomos de carbono, de alto peso molecular, lo que les convierte en materiales muy viscosos), no sería posible nuestra movilidad terrestre, porque se necesita una tonelada de asfalto (mezclada con guijos y gravas de distintos tipos y tamaños) por cada metro lineal de carretera.
El cálculo de los millones de toneladas utilizadas para permitir nuestra circulación por el solar patrio y por el mundo civilizado, arroja cantidades astronómicas.
Y sin embargo, casi nadie, y mucho menos los grupos ecologistas (que también circulan y utilizan las carreteras), se hacen eco de esta utilización masiva de los hidrocarburos asfálticos.
Sin ellos, nuestras
carreteras modernas volverían a ser de tierra apisonada o
empedradas, como en la antigüedad.
Y no sólo eso, con su aportación al desarrollo y progreso económico, de acuerdo con una muy acertada frase de Goklany (2012),
Para entender el sentido de esta frase, basta imaginar a la humanidad moderna calentándose con madera, procedente de los bosques por falta de hidrocarburos.
Sin duda, el grado de deforestación mundial sería absoluto.
En efecto, hasta épocas muy recientes, la humanidad ha estado a merced de la naturaleza. La historia humana ha estado muy influida por los desastres naturales, por las sequías y las inundaciones, por las enfermedades contagiosas, y una larga serie de dificultades.
En una palabra, por los desafíos de la Naturaleza.
Estar a merced de los fenómenos naturales implicó la ausencia de desarrollo bajo un régimen de economía de supervivencia, de falta de creación de riqueza, de mortalidad infantil elevadísima y sin crecimiento de la población.
La imposibilidad de
mejorar la producción de alimentos y la falta de tiempo para crear
tecnología, impedía desprenderse de dichas condiciones adversas,
manteniendo durante siglos un nivel de desarrollo muy bajo y poco
eficiente.
El progreso humano siempre se ha sustentado en la utilización de energía abundante y barata y los hidrocarburos son fuentes energéticas muy concentradas, abundantes, baratas y fiables que han conseguido, en los últimos 200 años, hacer despegar a la civilización humana.
En la figura 2 se recoge la evolución histórica de los tres factores que mejor expresan el progreso humano, es decir la esperanza de vida, la población y el indicador de la capacidad de la sociedad para producir riqueza, el producto interior bruto (P.I.B.) per cápita.
Como se puede observar en la gráfica, hasta el año 1750, en una era preindustrial, la mayor parte de la población no conseguía superar los 35 años de vida.
La población humana no crecía y tampoco lo hacía su bienestar y su riqueza.
Evidentemente, el indicador de P.I.B per cápita en estos 1.500 primeros años no deja de ser una aproximación o estimación teórica aunque ya existía la moneda como indicador de riqueza.
El progreso hacia un incremento exponencial de todos los parámetros citados se produce con el descubrimiento y la utilización de los combustibles fósiles, que nos han conducido hacia la sociedad moderna que conocemos.
De hecho, y gracias a esto, la humanidad vive hoy su momento histórico de mayor desarrollo y expansión.
El progreso humano: Esperanza de vida,
población, riqueza y emisiones de CO2. ("Humanity unbound: How fossil fuels Saved Humanity
from
Nature and Nature from Humanity". Policy Analysis, nº 715)
Hasta el siglo XV, la esperanza de vida no superó los 25 años, ni la Grecia clásica, ni el Imperio romano ni la coetánea civilización egipcia, consiguieron superar esa barrera.
Fueron civilizaciones cultas que desarrollaron las ciencias, las matemáticas, la filosofía, el arte y la cultura, pero a pesar de su impresionante progreso, estaban limitadas por la falta de tecnología que les liberase del yugo natural y del trabajo manual y esclavo.
Así, de acuerdo con
Goklany 2012 (opus. cit.) desde el año 0 hasta el año 1.000 de
nuestra era, la población humana paso de 230 a 270 millones de
habitantes, manteniéndose el desarrollo y la riqueza en niveles muy
bajos, predominando la pobreza prácticamente para la gran mayoría de
la población, sin capacidad de influir significativamente sobre su
destino.
El descubrimiento de la imprenta y el método científico, el desarrollo del comercio y del transporte, el desarrollo de algunas medicinas y de conocimientos médicos, hicieron que se acelerara ligeramente el progreso.
En 1750, la esperanza de vida aumentó ligeramente hasta los 30 años y la población alcanzó los 750 millones de habitantes.
Pero, con todo, la humanidad seguía sometida al uso de las energías tradicionales (leña y carbón vegetal), al transporte animal, a los barcos de vela y al trabajo manual pesado y poco eficiente.
Aún faltaba algo para
conseguir un impulso definitivo.
De hecho, la humanidad vive el momento más álgido de toda su historia, con 8.000 millones de habitantes (el niño 8.000 millones acaba de nacer según recientes informaciones de la O.N.U.).
Así, durante los dos últimos siglos, los parámetros asociados al bienestar humano han experimentado un desarrollo acelerado y progresivo, al mismo ritmo que se han ido combatiendo y controlando los elementos indeseables que han torturado a la humanidad durante siglos, como la mortalidad (especialmente natal, perinatal, infantil y femenina), la malnutrición y la pobreza.
El paralelismo entre las curvas de emisiones de CO2 y los parámetros asociados al bienestar humano (figura 2) denota una evidente relación causa-efecto, una correlación incuestionable, entre el consumo de combustibles fósiles y el progreso de la humanidad
Pero,
Principalmente, se trata de fuentes de energía muy concentrada, abundante, barata y fiable.
Nunca, a lo largo de la historia de la humanidad, se había encontrado (tampoco se conoce ahora) una fuente de energía cuyo rendimiento y eficiencia se acerque, ni de lejos, a la que poseen los hidrocarburos.
Además, éstos son muy versátiles en su uso y, gracias a la creatividad humana que ha inventado múltiples tecnologías para su aprovechamiento, se ha generado una estrecha relación entre el hombre y los hidrocarburos, lo que ha conducido al éxito de la civilización y a su desarrollo.
Además, es justo señalar
que ese progreso humano, basado en el uso de la energía que
proporcionan los hidrocarburos, es un legado de los países de Europa
Occidental, que fue transmitiéndose hacia otras latitudes y
continentes, generalizándose las técnicas y los usos, dando lugar al
desarrollo global que hoy observamos.
En efecto, desde hace
décadas, la humanidad ha entrado en lo que podría definirse como un
círculo virtuoso, donde el capital humano (las personas y sus
conocimientos), junto con el capital financiero (el incremento de
riqueza), ha generado un desarrollo que se ha ido incrementando
exponencialmente.
Pero las generaciones anteriores han demostrado que este objetivo no es tan difícil.
Para ello, tan sólo es necesario tener las ideas y los objetivos claros, tomar las decisiones adecuadas y manejar fuentes de energía con las características necesarias.
Es decir, una energía concentrada, abundante, barata y fiable.
Los hidrocarburos en el ciclo del progreso. Fuente: Goklany. I (2007) "The improving State of the World".
Y sin los combustibles fósiles en general y los hidrocarburos en particular, este desarrollo no hubiera sido posible.
A fecha de hoy y desde
hace décadas, las cosas no han cambiado y los parámetros necesarios
siguen siendo los mismos.
Y, para cubrir las
necesidades de la población que previsiblemente se espera a mediados
de siglo, se necesitarán cantidades ingentes de energía, cifras que
la humanidad no ha conocido con anterioridad.
Las rudimentarias fuentes de energía de la época fueron sustituidas por el carbón y los hidrocarburos, con las consecuencias ya mencionadas, un progreso del cual es muy complicado, por no decir imposible, una vuelta atrás.
Actualmente, como ha sido detallado en un artículo anterior ('Las Energías del Siglo XXI 1 y 2' en Entrevisttas.com), la Humanidad consume unos 13.800 Millones de toneladas equivalentes de petróleo por año (Mteqp/año).
Una cantidad de energía
abrumadora...
Para alcanzar el suministro de energía necesario, la exclusión de los hidrocarburos implicaría inexorablemente una deforestación galopante, una ocupación inmensa de terrenos para la ubicación de centrales eólicas y solares, y un consumo desaforado de materiales metálicos cuyas reservas son actualmente escasas y poco conocidas a nivel mundial.
Las energías renovables (solar y eólica) que se utilizan para producir electricidad
son
energías intermitentes y diluidas que del suministro eléctrico, y sólo representan el 20% de la energía primaria que se consume en el mundo.
...son esenciales en la construcción de generadores eólicos y coches eléctricos, de grandes baterías de almacenamiento de electricidad, de los productos informáticos y de telecomunicación, etc.
En ese caso, la presión
humana sobre el medio ambiente sería enorme y muy probablemente,
nuestro desarrollo acabaría destrozando la naturaleza.
Aunque el desarrollo de estas energías está haciendo que su porcentaje en el mix eléctrico aumente, los valores son todavía bajos y difícilmente podrán llegar a ser mayoritarios y a sustituir a otras tecnologías basadas en combustibles fósiles, nuclear o hidroeléctrica.
Además, debe recordarse,
como se detallaba en los artículos antes mencionados, que la energía
eléctrica solo representa el 20% de toda la energía que consume la
humanidad.
En la figura 6 se representa gráficamente la cantidad de hierro y acero que se necesita para la instalación de un Megawatio de potencia de energía eólica, en comparación con los hidrocarburos y el gas natural.
Otras comparaciones posibles son también muy desfavorables para este tipo de energías.
Las energías renovables (solar y eólica) que se utilizan para producir electricidad
son
energías intermitentes y diluidas del suministro eléctrico, y sólo representaban, en 2021, el 28% de la energía eléctrica en Alemania.
Estos datos, publicados ya en artículos anteriores, resaltan lo inalcanzable que es el renunciar o descartar los combustibles fósiles como la energía básica de nuestro sistema económico global.
Con suerte, para mediados
del siglo XXI, se conseguirá reducir su uso hasta valores en el
entorno del 70-75% del total.
Prescindir de los combustibles fósiles, como se está proponiendo desde muchos medios e instituciones, supondría paralizar el progreso humano y volver hacia atrás en el bienestar global, con una enorme pérdida de riqueza, sobre todo en los países del primer mundo.
Y, lo que es peor, con un fuerte incremento del subdesarrollo, de la pobreza e incluso de la tasa de mortalidad en los países más atrasados.
Las energías renovables (solar y eólica)
son muy
intensivas en el consumo de energía,
Distribución por tipos de combustibles de la energía primaria consumida a nivel global. Las energías renovables (solar y eólica) son un porcentaje muy pequeño del total y la dependencia de los combustibles fósiles
es muy
grande.
Relación entre el consumo de energía
y el
desarrollo humano.
datos
de la O.N.U. (2014). o 252.000 kilocalorías o 292 KiloWatios hora)
Como se observa en el gráfico, el incremento del desarrollo humano implica un fuerte incremento del consumo de energía per cápita.
Así, triplicar el índice de desarrollo (por ejemplo, de 0,2 a 0,6) implica multiplicar por 100 el consumo de energía per cápita pasando de 10.000 a 1.000.000 de B.T.U. por persona y día.
Y ese aumento brutal de consumo energético que conlleva el deseable desarrollo, desde el punto de vista estrictamente práctico y operativo, más allá de posturas voluntaristas y de buenismos ambientales, sólo puede ser cubierto a base de la utilización masiva de combustibles fósiles.
Además, a pesar de todos
los esfuerzos (de unos países más que de otros, justo es decirlo),
así lo confirma la tendencia creciente del consumo mundial y de los
precios, un claro indicador de que la demanda sigue aumentando.
Por sus aportaciones
originales en dicho curso y su permiso para su reproducción total o
parcial, los autores quieren dejar aquí constancia de su profundo
agradecimiento.
Parte II
En esta segunda parte, se detallarán diversos aspectos en los que los hidrocarburos han jugado y juegan un papel esencial, tanto para nuestra vida cotidiana como para nuestro desarrollo, que con muchísima frecuencia se olvidan o directamente se ignoran.
Para conseguirlo, se ha aumentado de forma drástica la productividad de los cultivos y de la ganadería, manteniendo estabilizado o en un crecimiento bajo, la cantidad de hectáreas de terreno que se dedican a la producción de alimentos.
Este incremento de la productividad, realmente espectacular durante el siglo XX, está gráficamente representado en la Figura 1, donde se puede apreciar la fulgurante evolución reciente del número de personas que pueden ser alimentadas por los cultivos realizados en un acre de terreno (un acre es algo menos de media hectárea).
Dicho crecimiento ha sido
sin duda posible gracias a la creatividad y conocimiento de los
seres humanos, pero también a la disponibilidad de hidrocarburos
para fabricar fertilizantes, tan denostados últimamente.
Y estos denostados fertilizantes, que se elaboran a partir del gas natural, son los que permiten alimentar a más de la mitad de la población humana.
Los pesticidas, también obtenidos a partir de hidrocarburos, permiten mantener inalteradas entre el 50 y el 75% de las cosechas.
Además de estas
aplicaciones petroquímicas, no debe olvidarse que toda la maquinaria
(tractores, camiones, calefacciones de explotaciones ganaderas,
etc.) que permite una alta productividad agrícola y ganadera se
mueve y trabaja con gasolinas y gasóleos.
Cada vez se han ido produciendo más alimentos por unidad de terreno cultivable, y además, con gasto de energía menor, tal y como se recoge en la Figura 2 gracias a la mejora de las semillas transgénicas y al eficiente desarrollo de las técnicas agrícolas.
Evolución en el tiempo de las personas alimentadas
por unidad de superficie cultivada humano. Bruce T. Milne, Robert S. Walker;
James
H. Brown; B.H.Slicher Van Bath;
Evolución en el tiempo de la eficiencia energética en la producción de alimentos.
Energía usada por unidad de cosecha.
Estos procesos de refrigeración, empaquetado y conservación, precisan de la utilización masiva de hidrocarburos, además de ser intensivos en el consumo de energía.
Por último, el transporte
de alimentos, rápido y seguro, se basa en el consumo de gasolinas y
gasóleos.
Nació en Iowa (Estados Unidos), estudió en la Universidad de Minnesota, fue ingeniero forestal, genetista, fitopatólogo, y fue galardonado con el Premio Nobel de la Paz en 1970.
Está considerado, junto con otros, como el padre de la agricultura moderna y de la Revolución Verde.
En 1944, con la financiación de la Fundación Rockefeller y del Gobierno de México, reformó la agricultura mejicana desarrollando nuevas variedades de trigo más resistentes y productivas, capaces de dar varias cosechas por año, llegando a multiplicar por cuatro la producción de cereales del país en tan sólo 20 años y convirtiéndolo en exportador neto de alimentos.
Posteriormente, realizó los mismos trabajos en India, Pakistán y Filipinas, creando nuevas variedades de arroz, de maíz y de otros cereales, que permitieron duplicar la producción de granos en dichos países.
Sin la Revolución
Verde de Borlaug, millones de personas habrían muerto de hambre
(o no hubieran nacido) y la agricultura necesitaría el doble de
terreno del que hoy ocupa.
Y no debe olvidarse que, a nivel mundial, los hidrocarburos han tenido mucho que ver en esa revolución verde, ya que el incremento de la productividad agrícola se podido alcanzar gracias a la producción de fertilizantes, a la energía que se necesita para su fabricación y a la maquinaria agrícola movida por ellos.
Evolución de la productividad de la tierra
(toneladas de grano por hectárea) desde el año 1300. "Long-term global availability of food:
continued abundance or new scarcity?". 55 (2008) pag.: 229-292.
Antes del uso intensivo de los hidrocarburos, toda la ropa y textiles utilizados eran fabricados a partir de fibras vegetales cultivadas (principalmente algodón, yute, lino y seda) y animales (lana, alpaca, etc.).
También se utilizaban
pieles de animales.
Actualmente, representan
el 60% de todas las fibras fabricadas en el mundo y, en algunas
circunstancias y para usos determinados, llegan a tener unas
prestaciones y cualidades mucho mejores que las fibras naturales,
especialmente en climas extremos.
Tanto la población actual como la previsible para las próximas décadas, necesita y necesitará ingentes cantidades de materiales de construcción, cuyo origen más frecuente son los minerales, tanto metálicos como no metálicos, y las rocas industriales como la caliza, el granito, la arcilla y la arena.
Y no debe olvidarse que tanto la extracción y producción de minerales metálicos y rocas, como la obtención de otros productos transformados a partir de sustancias minerales (como son el vidrio, los ladrillos, el cemento o materiales cerámicos como los azulejos), para su fundición o cocido en hornos a gran temperatura, son procesos altamente intensivos en consumo de energía y dependen de los combustibles fósiles.
Por último, no deben
olvidarse otros materiales de origen sintético, como por ejemplo los
plásticos, que se obtienen directamente a partir del petróleo por
procedimientos petroquímicos.
otros materiales de origen sintético, como por ejemplo los plásticos, que se obtienen directamente a partir del petróleo
por
procedimientos petroquímicos.
Así y de acuerdo con datos del gobierno de Estados Unidos, el país produjo 144 millones de toneladas de estos materiales en 1900, mientras que en 2006 se produjeron 3.800 millones de toneladas.
Este aumento corre paralelo con el incremento del bienestar humano y de nuestro desarrollo, y todo indica que esta tendencia creciente se mantendrá en el futuro durante todo el siglo XXI.
El conocimiento y las ideas, constituyen uno de los pilares básicos del ciclo de progreso que la humanidad ha experimentado en los últimos 150 años.
Siguiendo las ideas expresadas por Goklany (2012), ya citadas en la primera parte de este artículo, puede afirmarse que los hidrocarburos han contribuido significativamente al aumento en la cantidad y calidad de las ideas que han permitido el desarrollo de la humanidad.
Y lo han hecho de múltiples y diversas formas, tal y como se describe brevemente, a continuación.
Por todo ello, puede afirmarse que los hidrocarburos han sido y son el combustible necesario para la creatividad humana, nos permiten generar e intercambiar ideas, crear e implantar nuevos recursos tecnológicos, desarrollar todas nuestras capacidades intelectuales y, en definitiva, ser más libres.
Este es el caso por ejemplo de,
Pero estos efectos, innegables, pueden ser corregidos, como se está ya haciendo, mediante la fabricación de motores más limpios, el control en el funcionamiento de motores defectuosos y la producción de productos fitosanitarios más amables con el medio ambiente.
Y no como se pretende,
eliminando de un plumazo los hidrocarburos, olvidando todas las
ventajas que han reportado, siguen reportando y deben aún
reportarnos.
En la Figura 4 se han representado los porcentajes de los distintos tipo de energía usados por la humanidad, según datos del año 2017. El 85% de la energía consumida procede del petróleo, del gas y del carbón.
Las energías renovables (eólica y solar) solo representan, a nivel global el 3% de la energía global total consumida.
Distribución por tipos de combustibles
de la
energía primaria consumida a nivel global. son un porcentaje muy pequeño del total y la dependencia de los combustibles fósiles
es
muy grande. of World Energy 2017.
Otras tantas dedicadas a la generación de energía (eólica y solar), y nuestros bosques serían esquilmados para la producción de madera y biomasa para la generación de energía.
Recordando de nuevo la
cita de Goklany, podemos afirmar que los hidrocarburos han salvado a
la humanidad de la naturaleza y han salvado a la naturaleza de la
humanidad.
han salvado a la humanidad de la naturaleza
y han salvado a
la naturaleza de la humanidad...
Por supuesto, nadie debe oponerse a su investigación e implantación total para un futuro más lejano.
Pero, demonizar al 85% de nuestro consumo de energía global no parece muy inteligente, si nuestro bienestar sigue dependiendo en buena medida de los hidrocarburos.
Y tampoco lo es proponer
la supresión total de su utilización, cuando aún no está disponible
ninguna otra fuente alternativa de energía que cumpla con las
características de concentración, fiabilidad, seguridad y precio que
presentan los hidrocarburos.
Sin embargo, hay una cuestión de fondo que merece una reflexión.
Es cierto que, con las nuevas tecnologías de exploración y explotación de petróleo y gas, aparecerán nuevos yacimientos y se realizará su explotación con mucho mayor rendimiento que antaño, y además a precios aceptables.
También lo es que el incremento de precios a lo largo del siglo pondrá en el mercado nuevas reservas de yacimientos ya conocidos y no explotados por coste, lo que prolongará significativamente la vida de este tipo de energía.
No obstante, estos hidrocarburos, tendrán un pico, que aparecerá probablemente si las cosas siguen el ritmo que llevan, hacia finales del siglo XXI.
Después habrá una curva de agotamiento que será larga, pero que hará que los hidrocarburos sean progresivamente más escasos y menos asequibles hacia mediados del siglo XXII.
En ese momento, deberán ser necesariamente substituidos por otras fuentes de energía aun por desarrollar.
Esto obliga a que se vayan implantando fuentes alternativas que ya se conocen y que se intensifique la investigación sobre otras nuevas fuentes más eficaces y rentables.
En cuanto al carbón, su supervivencia está asegurada, al menos, hasta finales del siglo XXII.
Y todo ello, sin olvidar, como se ha expuesto también reiteradamente, que se trata tan sólo de una cuestión técnica (no tan urgente como nos quieren hacer creer) para la sustitución de los recursos energéticos que la humanidad demanda, sin incidencia significativa en la problemática del calentamiento global.
Entonces, visto lo visto,
Por sus aportaciones originales en dicho curso y su permiso para su reproducción total o parcial los autores quieren dejar aquí constancia de su profundo agradecimiento.
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