por Magalí de Diego
29 Agosto
2018
del Sitio Web
AgenciaCTyS
Versión en italiano
Cerca de
34 millones de cajas de ibuprofeno
se vendieron en
Argentina en 2017.
Quién imaginaría
que causa mutaciones
y efectos
adversos en los peces.
Un nuevo caso de
"contaminantes emergentes"
que provoca
daños en el medio ambiente
y requiere
urgente reglamentación.
En los pasillos del tren se escucha un hombre que grita:
"Para la cartera de
la dama y el bolsillo de caballero, un infaltable para dolores
de cabeza, menstruales, de muela o musculares. Ibuprofeno con
fecha de vencimiento al dorso del blíster ¡Compre, compre!".
Millones de cajas
de ibuprofeno son vendidas año a
año en Argentina.
El 40% se compra sin
receta, por lo que, probablemente, en muchos casos este consumo sea
innecesario.
El problema es que no sólo se medica quien tomó la pastilla:
mientras el cuerpo
sólo metaboliza una pequeña parte de la droga, el resto es
expulsado y, por tanto, va a parar a los desagües, a las aguas
superficiales y a las especies que habitan ese ecosistema.
Este analgésico está
dentro de un grupo de contaminantes denominados
contaminantes emergentes:
una serie de
productos de uso cotidiano, como son los de limpieza, perfumería
y medicamentos, cuyas formulaciones químicas o su combinación
con otras sustancias provocan daños sobre el medio ambiente.
Además, dichos
contaminantes pueden tener un riesgo sanitario para los humanos si
los sistemas de depuración no alcanzan a retenerlos o inactivarlos y
pueden ser reciclados en las redes de distribución de agua potable.
La reglamentación ambiental y sanitaria no los controla porque,
hasta ahora, no se han considerado como una amenaza, pero, debido a
recientes investigaciones sobre sus efectos, se han empezado a tener
en cuenta.
Es así como desde la Universidad Nacional de Luján (UNLu), en
el Programa de Ecofisiología Aplicada perteneciente al
Instituto de Ecología y Desarrollo Sustentable (INEDES), la
doctora Bettina Eissa y el equipo de investigación de dicho
laboratorio, decidieron investigar la presencia de fármacos en los
cuerpos de agua, puntualmente del ibuprofeno, y el correspondiente
impacto ambiental que generan.
El equipo de investigación de izquierda a derecha:
Gabriel de Diego, Juan Pablo Ferro, Ayelen Gonzalez Nuñez
y la Dra. Bettina Eissa.
¿Las principales
víctimas? Los peces...
La selección del compuesto a estudiar no fue azarosa.
Según la Confederación
Farmacéutica Argentina (COFA), en 2017 se vendieron unas 34
millones de cajas de ibuprofeno en el país, incluyendo las versiones
de venta libre y de venta bajo receta de los 7 productos más
vendidos.
Ante estas abultadas
cifras de consumo, la presencia de ibuprofeno en el agua es mucho
más pronunciada que otros compuestos.
"El ibuprofeno tiene
una estructura química que no se degrada fácilmente, por lo que,
a través de la orina, es eliminado del cuerpo casi igual que
como cuando lo consumimos, es decir entre el 30 y el 90 por
ciento de las dosis de fármacos ingeridos por humanos son
excretados en la orina como sustancias activas", explica la
doctora Eissa.
En el caso de este
medicamento, los investigadores han observado que, más allá de lo
que proviene de inodoros y lavabos o de su imprudente descarte
cuando llegan a la fecha de vencimiento.
Otra situación
preocupante se da en las plantas de depuración de efluentes donde
esta droga puede traspasar las barreras de las farmacéuticas y
llegar a los cursos de agua sin mayores dificultades.
Si bien el ibuprofeno no es el más tóxico, al tener niveles de
consumo tan altos, sus efectos en la fauna acuática ya
son visibles.
"Según lo observado
en nuestros estudios - plantea la investigadora de la UNLu -
estos desechos afectan la capacidad de natación de la especie y,
por ende, su capacidad de trasladarse, alimentarse e incluso
reproducirse".
Además, en términos
reproductivos, se encuentra una proporción poco equitativa entre
machos y hembras; hay muchos menos machos.
Esta situación es
responsabilidad de los anticonceptivos que tienen un alto nivel de
estrógeno, desecho también presente en los cursos de agua.
En torno al ibuprofeno, a nivel de genotoxicidad y de
comportamiento, hay resultados variables, pero en las
madrecitas de agua - la especie
analizada, nativa de la fauna pampeana - hay cambios en los
comportamientos de cortejo.
"Los que eran
expuestos a ibuprofeno no tenían intentos de copula, por ende,
si esto es verdaderamente así en la naturaleza, se afecta
directamente la actividad y estrategia reproductiva de la
especie", alerta Bettina Eissa.
"También observamos
efectos sobre la natación en las carpas, especie con la que
recientemente iniciamos estudios con ibuprofeno".
El
consumo incesante de medicamentos
es un problema que ya puso en alerta a las máximas autoridades de
salud a nivel mundial.
Tal vez, parte del
desafío sea entender que aquella inocente pastilla, tan a
mano en la cartera y en cualquier oficina, no es inocua para el ser
humano y mucho menos para el ambiente en el que está inmerso...
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