por Rodrigo Bernardo Ortega recibido vía Email 30 Noviembre 2018
Ese día el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas en Ginebra adoptó por unanimidad la "Declaración sobre los derechos de los campesinos y otros trabajadores rurales".
Aunque el documento fue el resultado de un arduo proceso iniciado a mediados de 2001 e impulsado por organizaciones como la Vía Campesina, tuvo una férrea oposición desde diversos sectores, entre ellos, el gobierno de Gran Bretaña, uno de los pesos pesados en el Consejo de Seguridad de la ONU.
Al observar de cerca el texto es posible reconocer el porqué de esa actitud.
En efecto, el documento contiene una serie de principios que buscan proteger los derechos de las poblaciones rurales que, según estimaciones, ascienden a la mitad de la población mundial pero cuyas condiciones de pobreza y necesidades básicas insatisfechas son cercanas al 80%.
Para Gran Bretaña y otros de sus socios económicos, la declaración puede poner en peligro los intereses de las multinacionales de alimentos pues dentro de los valores consignados se promueve la libertad de siembra, asociación, opinión y expresión de los campesinos, algo que resulta desafiante para los emporios alimenticios.
Con todo, la declaración sugiere un paso significativo para los campesinos y campesinas del mundo en la continua lucha por la afirmación de sus derechos.
No obstante lo anterior,
Tomando como base los principales puntos de la declaración, el presente documento busca desentrañar las consecuencias que tendrá para los emporios económicos en caso de que a finales de 2018 la Asamblea General de la ONU decida aceptar el contenido total del texto.
Finalmente, tres Estados se opusieron a la declaración:
Este panorama muestra que, a pesar de contar con las mayorías necesarias para la aprobación en la Asamblea en pleno, el camino estará lleno de obstáculos por cuenta de las empresas y gobiernos cuyos negocios estarán comprometidos.
Además, debe tomarse en
consideración la tendencia mundial del ascenso de gobiernos de
derecha, cada vez más radicales, lo que significa una afrenta a los
derechos humanos. Sin duda, la democracia está en peligro.
Dentro de esta categoría se incluyen las comunidades locales, familias y demás grupos que trabajan la tierra, así como las personas indígenas dedicadas a dichas labores.
También son campesinos los individuos que por distintas circunstancias no poseen territorio y cuya única alternativa es vender su mano de obra.
Generalmente, los campesinos y campesinas son personas sin acceso a condiciones dignas de supervivencia, razón por la cual, la declaración propone una serie de derechos a título individual y colectivo que sugieren la protección de la libertad en un marco de igualdad fundada sobre la no discriminación por su condición económica y sociocultural (art.2).
Este concepto que ha sido construido a lo largo de los años por organizaciones campesinas es fundamental para entender sus luchas y demandas y, al tiempo, significa un temor latente para las multinacionales alimentarias como Monsanto-Bayern.
En efecto, al hablar de soberanía alimentaria se hace referencia al reconocimiento de sistemas ancestrales y autóctonos en la producción de alimentos y en la explotación pesquera sostenible, algo que va en claro detrimento de los intereses de las grandes empresas cuya motivación es la maximización de las ganancias.
Mientras un sistema local promueve la diversidad en la producción de alimentos, Monsanto insiste en la compra de amplias extensiones de tierra para sembrar monocultivos que generen excedentes y vender a otras regiones del mundo. Los alimentos como negocio y no como derecho.
De ahí que, la declaración signifique un avance notable en el reconocimiento de los productores locales.
Esta circunstancia se relaciona con las condiciones en las que viven millones de trabajadores del campo en el mundo quienes debido a su situación económica han adquirido grandes deudas, han tenido que vender sus riñones o incluso han llegado a suicidarse.
Todas estas circunstancias han sido documentadas por la activista india Vandana Shiva, una importante voz en medio de la lógica depredadora de Monsanto.
A propósito de la multinacional, uno de los puntos de declaración sostiene explícitamente que,
Este parágrafo tiene un destinatario específico:
Desde esta perspectiva, la declaración de los derechos campesinos es un paso histórico para limitar el poder de influencia de Monsanto y demás empresas que han intentado monopolizar el mercado alimentario mundial.
Amparados por el sistema de Naciones Unidas, los campesinos podrán contar con un valioso instrumento para protegerse de la violencia de estos grupos económicos y lo más importante aún, tendrán autonomía en sus sistemas de producción.
En esta misma vía, la resolución plantea que los campesinos tendrán derecho a una tenencia de tierras segura y a no ser desalojados por la fuerza.
Casos como el de Quibdó donde menos del 1% de los propietarios privados es el dueño del 94% del territorio rural, ejemplifican la difícil situación de los campesinos en Colombia.
A esto hay que sumarle la constante violencia de la que son objeto los trabajadores del campo, los desplazamientos y la poca cobertura en servicios básicos con la que cuentan.
Por tanto, la declaratoria puede significar una oportunidad sin parangón para reconocer los derechos de uno de los actores más afectados por el conflicto armado.
Habrá que esperar unos meses para conocer la orientación del gobierno Duque cuando se realice la votación en la Asamblea General.
En este acápite se consignan las libertades que tienen los campesinos para determinar la variedad de semillas que quieren emplear.
Del mismo modo, los empodera para rechazar la multiplicidad de plantas que consideren nocivas en términos económicos, culturales o ecológicos y a evitar el modelo agroindustrial.
Nuevamente, el apartado significa una afrenta a los proyectos de empresas como Monsanto-Bayern que han buscado históricamente restringir los canales de producción local y han limitado a gran escala la biodiversidad.
En efecto, por medio de costosos bufets de abogados, la multinacional ha buscado ocultar sus crímenes en contra de la humanidad. Aunque no siempre se ha salido con la suya.
Un ejemplo de ello fue la multa de 289 millones de dólares que el gigante económico deberá pagar a un campesino, luego de que un jurado en Estados Unidos determinara que el cáncer terminal que padece fue la consecuencia de exponerse a los agentes químicos de Monsanto.
La resolución es también
una oportunidad para proteger a millones de campesinos del mundo de
la exposición a productos cancerígenos y que afectan al medio
ambiente.
Atrás quedará la dictadura alimentaria que obligaba a los trabajadores del campo a sembrar determinada especie de semilla (generalmente genéticamente modificada) bajo el temor de ser encarcelado.
Con la resolución se promoverá,
...elementos claves para el reconocimiento de incansables luchadores sociales.
El paso que acaba de dar el consejo de Derechos Humanos y que se espera tenga un respaldo avasallador en la Asamblea General, es tan sólo una primera conquista de los campesinos que tendrán que estar preparados para la arremetida de las multinacionales y gobiernos que buscarán a toda costa evitar la aplicación de lo contenido en la declaración.
Es por esa razón que las
demandas a favor de la protección de los derechos de los campesinos
y campesinas del mundo debe continuar.
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