por Eduardo Martínez de la Fe
25 Mayo 2021
del Sitio Web
Tendencias21
Greg Rakozy en Unplash.
La vida
apareció en la Tierra
10.000 millones
de años después del Big Bang,
pero seguramente
existía de alguna forma
en las galaxias
más antiguas,
solo unos 400
millones de años después
de la formación
del Universo.
Hay evidencias indirectas de que la vida que conocemos no comenzó en
la Tierra,
afirma el astrofísico Ethan
Siegel, sino que existía antes de la formación de la Tierra.
La Tierra se originó hace unos 4.500 millones de años, donde surgió
la vida hace 3.800 millones de años:
ocurrió 700 millones
de años después de la formación de nuestro planeta y casi 10.000
millones de años después del Big Bang...
Siegel destaca también
que la vida no se pudo originar inmediatamente después del
surgimiento del universo, pero que tampoco necesitó esos 10.000
millones de años para emerger por primera vez.
De hecho, pudo surgir mucho antes, unos cientos de millones de años
después
del Big Bang, calcula Siegel.
Otras estimaciones,
realizadas por astrónomo sueco René Liseau,
apuntan a que la primera vida
podría haber aparecido cuando el universo tenía menos de 100
millones de años.
El afamado astrónomo de Harvard, Avi Loeb, va incluso más
lejos:
estima que la primera forma de
vida pudo surgir solo unos 50 millones de años después del Big
Bang, cuando las primeras estrellas desarrollaron la
nucleosíntesis estelar: fusión del hidrógeno en helio y después
en carbono.
El carbono y otros
elementos formados por este proceso son fundamentales para la vida.
Loeb añade algo no menos sorprendente:
la vida podría surgir
también en el futuro, sin ninguna relación directa con la
Tierra, en planetas que orbitan alrededor de estrellas enanas,
como
Proxima Centauri, situada a
solo 4,22 años luz de nosotros.
Cuestión de
galaxias
En cualquier caso, está asumido que en el más remoto pasado se
dieron oportunidades para la vida en los centros de las galaxias más
antiguas.
La galaxia más antigua conocida se formó 400 millones de años
después del Big Bang, cuando solo existía el tres por ciento de todo
el universo.
Puede ser considerada una
referencia temporal de la aparición de la vida, unos 9.000 millones
de años antes de que surgiera en la Tierra.
Incluso hoy apreciamos enormes cantidades de moléculas orgánicas
complejas en el espacio que rodea los centros de las galaxias de
la Vía Láctea (unas cinco mil), o
en los entornos donde se están formando futuras estrellas.
Suponemos que esas moléculas orgánicas complejas, precursoras de la
vida, están también en galaxias que están más allá de la Vía Láctea
(unos dos billones), pero tenemos más 'dificultades técnicas'
para reconocerlas.
Otro factor a tener en cuenta:
aunque damos por
hecho que el agua es el único líquido que puede sustentar la
vida, no podemos descartar que en el universo primitivo pudo
haber otros líquidos tal vez capaces de acogerla...
Loeb señala al respecto
que, después de que se formaran las primeras estrellas, pudieron
existir en el universo otros líquidos que a lo mejor pudieron ser
favorables para algún tipo de vida.
Añade que, cuando se cree vida artificial en laboratorio, podremos
averiguar si la vida es viable en otros líquidos, además del agua,
ya que habremos reproducido los mecanismos que hicieron posible el
salto de la química a la biología.
Cuestión de
escala
Esta constatación tiene su lógica:
La Tierra no está en
el centro del sistema solar, como
se creía en tiempos de Copérnico.
Tampoco el sistema
solar está en el centro de la Vía Láctea, ni nuestra galaxia es
el centro del Universo.
Incluso es posible que el Universo conocido no sea el único,
sino que puede haber
muchos universos más de los que
no sabemos nada.
Por lógica, podemos
deducir también que la Tierra, probablemente, no sea el
'único' hogar para la vida...
En nuestro planeta, la vida ha sido el resultado de condiciones
extremas que se produjeron a una edad muy temprana de la Tierra.
Hoy sabemos que esas condiciones iniciales son comunes en
todo el universo:
no hay ninguna razón
de peso para dudar de que la vida, con toda probabilidad, ha
surgido en otras partes del universo, aunque nunca hemos podido
confirmarlo.
De momento estamos
observando que hay indicios indirectos de vida en nuestro sistema
solar, tanto en las
lunas de Júpiter y Saturno, como
en Marte.
Las nubes
de Venus estarían también
plagadas de microorganismos.
Cualquier comprobación que podamos obtener en nuestro vecindario
será un indicio determinante de que la vida, tal como la conocemos,
no es exclusiva del planeta que habitamos, y ni siquiera de nuestra
galaxia.
Eso cambiaría la
'mentalidad' humana...
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