por Teresa Guerrero
09 Septiembre 2024
del Sitio Web
ElMundo
Este granadino,
jefe de Inteligencia Artificial
en el Centro Goddard de la
NASA,
disecciona las ventajas de esta
tecnología
en campos como la medicina,
pero también alerta de su "lado
oscuro".
"Reemplazará tanto trabajos
creativos
como muchos empleos
en agricultura o construcción
que ahora dependen de la
inmigración"
Nació en Granada, de madre española y padre jordano.
Cuando tenía cinco años su familia se mudó a Amán
pero siguió viniendo a España cada verano:
"Lo que más recuerdo de mi infancia son los
paseos con mis abuelos por las calles de Granada", cuenta el
ingeniero Omar Hatamleh (55 años).
Omar Hatamleh,
un español en la
cumbre mundial
de la I.A.
Dice que de niño le aburría estudiar, pero ha
acabado convirtiéndose en un reconocido experto mundial en
inteligencia artificial (IA),
un campo sobre el que asesora a Naciones Unidas y a la NASA, que lo
ha nombrado jefe de Inteligencia Artificial del Centro Goddard de
Vuelos Espaciales, en Maryland (EE.UU.).
Y aunque buena parte de su trabajo consiste en aprovechar lo que nos
ofrece esta tecnología para idear nuevas aplicaciones, Hatamleh pone
tanto empeño en difundir sus beneficios como que en alertar del,
"lado oscuro" de la IA y de los
"dilemas éticos, de privacidad y de seguridad sin precedentes
que plantea".
Los aborda con detalle en 'Esta
vez es Diferente - Cuando la Inteligencia Trasciende a la Humanidad'
(Deusto), el libro que este martes sale a la venta en España.
"Llevamos muchas décadas trabajando y
progresando en IA, desde los años 50", repasa durante una
entrevista por videoconferencia desde Washington.
"Pero lo diferente es que desde noviembre de
2022, con la llegada de
ChatGPT, esa capacidad no está solo en
las manos de la gente que tiene conocimientos técnicos avanzados
y complejos; ahora esas capacidades están en manos de cualquier
persona, y esto ha supuesto un cambio drástico.
Cada vez va a ser más fácil para cualquiera
poder hacer más cosas complicadas con IA, usando voz, vídeos,
fotos y textos con un único programa, en lugar de usar varios
como hay que hacer ahora".
Este ingeniero vaticina "cambios increíbles en
todo" y eso que opina que estamos aún "al principio" de esta
revolución tecnológica.
Si comparamos el avance de la IA con el
desarrollo de una persona, todavía,
"seríamos un bebé que está gateando, a punto
de andar".
"Queda muchísimo por avanzar", subraya.
La siguiente fase será alcanzar la
Inteligencia Artificial General (IAG), que es una inteligencia
artificial más desarrollada que la IA generativa que hemos
experimentado hasta ahora.
"La IA que tenemos ahora es buenísima en un
tema específico o en una tarea, por ejemplo, escribir artículos
o encontrar patrones, pero son cosas lineales.
La IAG hará varias cosas a la vez, como los
humanos, podrá resolver problemas a otro nivel, más complicados,
tendrá memoria a largo plazo y va a tener mucha más creatividad,
más capacidad de razonamiento que los actuales sistemas, y será
experto en áreas transversales, no solo en un área".
Hatamleh cree que a finales de esta década
(2030) deberíamos llegar a esa segunda fase, es decir, pasar de la IA a la IAG.
"Pero va a ser gradual", puntualiza.
"Habrá una etapa de transición y va a haber
debate, con personas que digan que ya se ha alcanzado y otras
que no, porque son muchas fases las que hay que cumplir para que
haya consenso a la hora de afirmar que hemos llegado a la IAG.
Cuando lleguemos a ella, van a cambiar las
cosas completamente".
Y nos va a obligar a cambiar a nosotros.
La cita de Albert Einstein que abre su
libro:
"La medida de la inteligencia es la capacidad
de cambiar",
...condensa lo que él considera fundamental para
adaptarnos a lo que viene.
Esta capacidad de cambio, subraya, afectará a todos los aspectos de
nuestra vida, desde las relaciones personales al trabajo pasando por
la educación.
De hecho, considera que han quedado atrás los
días en los que se confiaba en las habilidades tradicionales para
abrir las puertas que conducen al éxito.
"Hay estadísticas que dicen que entre el 60 y
el 70% de los trabajos que habrá de aquí a 10 años no existen
todavía.
Por eso, cuando me preguntan, '¿qué puedo
estudiar?', yo respondo que lo más importante no son los
estudios específicos que hagas, sino adquirir cosas básicas que
te puedan dar ventaja en las próximas dos décadas".
Así, recomienda,
"dejar de hablar de cociente intelectual y
añadir el cociente de adaptabilidad y el cociente emocional.
Capacidades como tener pensamiento crítico y
pensar exponencialmente son básicas para adaptarse al cambio,
así como aprender continuamente.
Esto es lo que te va a dar ventaja.
La única constante va a ser el cambio,
cambiar de rol, de especialidad, de trabajo...".
Y además de,
"aprender continuamente", será necesario
también "desaprender"...
Afirma que la irrupción de la IA tendrá un gran
impacto en el empleo y reemplazará muchos trabajos, incluso aquellos
que requieren tareas creativas o intelectuales y que solemos pensar
que sólo podemos hacer las personas.
"Cuanto más creativa sea la profesión, más
tardará en sustituirse.
Ahora lo que se dice es:
'La IA no te puede quitar el trabajo aún,
pero sí puede quitártelo la gente que sabe manejar la IA', y
yo estoy de acuerdo.
Pero le pondría una fecha de caducidad:
cuando lleguemos a la IAG, cambiará.
Ahora ayuda en medicina, ingeniería,
arquitectura, leyes o finanzas a hacer mejor y más rápido el
trabajo, pero eventualmente llegaremos a un nivel en el que el
sistema de inteligencia artificial podrá desempeñar esas
profesiones mucho más rápido y de forma más eficiente".
En concreto, considera que,
"la emergencia de robots humanoides,
combinada con los sistemas de IA super-avanzados, va a cambiar
muchísimo la forma de trabajar, reemplazando muchos trabajos
intelectuales pero también manuales porque podrán trabajar en
factorías, en agricultura o construcción.
Es cuestión de tiempo", argumenta.
En la práctica, continúa Hatamleh, esto supondrá
que,
"esos sistemas van a reemplazar muchos de los
trabajos manuales que ahora dependen de la inmigración".
Una de las consecuencias será que,
"va a hacer falta menos mano de obra y esto
va a tener repercusiones geopolíticas.
Porque no sólo va a afectar a países como
España en los que nacen pocos niños y dependen mucho de la
migración para cubrir puestos de trabajo y que la economía siga
avanzando.
Los países de origen de esos trabajadores se
verán muy afectados porque suelen depender mucho de los envíos
que hacen".
Esas transformaciones, reflexiona, obligarán a
replantearnos toda la sociedad:
"Si muchos trabajos pasan a hacerlos robots
humanoides,
¿Cómo va a ser la economía del futuro?
¿Qué ingresos va a tener la gente?
Va a haber muchas cosas buenas y beneficios,
pero hay muchas cosas que hay que abordar y encontrar soluciones
que tengan sentido ante todos estos cambios".
Por otro lado, la sociedad tendrá que adaptarse a
que vivamos más años, pues uno de los aspectos positivos que él
destaca de la IA es la forma en la que "está cambiando
drásticamente" campos como la medicina o la longevidad gracias al
desarrollo de varias áreas.
"Ahora tenemos un promedio de vida en España
de 82 o 83 años, en otros son 70 o 75. La IA está avanzando
muchísimo en la comprensión de las causas por las que
envejecemos.
La segunda área es que nos ayudará a imprimir
órganos humanos con la misma genética de una persona para evitar
rechazos; y tendremos gemelos digitales, de modo que la medicina
será totalmente individualizada.
Se harán millones de simulaciones en nuestro
gemelo digital para ver qué tratamiento médico es más efectivo
para ti por tu genética", expone.
Una medicina mucho más eficiente será sólo el
primer paso:
"Más adelante se podrá saber con antelación
qué enfermedades vas a sufrir".
Teniendo en cuenta todos estos avances en
medicina, estima que,
"la vida podrá extenderse hasta los 100 o 120
años en las próximas dos décadas",
...lo que obligará a reformar asimismo todo el
sistema laboral y de jubilación.
Además de la pérdida de muchos empleos que ahora hacemos las
personas,
en "la parte mala" de la IA menciona "el
impacto en la ciberseguridad - incluyendo asuntos militares - en
la privacidad de las personas y el riesgo de que la gente que
tenga acceso a la IA tenga mucho más poder e influencia".
"En la época en la que yo iba al colegio, si
querías aprender algo ibas a la biblioteca y sacabas libros,
había muchos dónde elegir.
Luego pasamos a Internet, buscamos las cosas
en Google, el orden en el que aparecen los resultados depende de
intereses comerciales pero tienes bastantes opciones.
Ahora vamos a preguntar directamente a
sistemas de IA como ChatGPT y la respuesta que dé normalmente va
a ser la que va a aceptar la gente.
Habría que ver qué compañía está detrás y
cuáles son los intereses porque puede que la respuesta esté
influenciada quien controla ese sistema", advierte.
Otra posible consecuencia,
"es la creación de culturas y religiones
nuevas porque la gente va a ver la IA avanzada como
una entidad
espiritual, casi como un Dios.
De nuevo volvemos a lo mismo, ¿quién la
controla?
Los sociólogos están viendo que posiblemente
la IA será tan potente y tan fuerte que mucha gente la verá como
una religión, como algo espiritual y sagrado.
Y quien controle ese sistema puede manejar a
esa gente".
Cree también que,
"la tecnología va a afectar a la evolución de
las personas, tanto física como intelectualmente", además de
afectar a nuestra capacidad de concentración.
"Normalmente las personas tienen las mejores
ideas e innovan cuando están aburridas. Cuando estás
continuamente ocupado o distraído con estos sistemas, disminuye
la capacidad intelectual".
El ingeniero granadino es el jefe
de IA en el
Centro Goddard de la NASA
Fotos cedidas
por Omar Hatamleh.
Y es que,
"pasar tanto tiempo pegados al móvil o al
ordenador afecta al cuello, a los dedos de la mano, a la
vista... pero lo más importante es cómo afecta a la capacidad
intelectual".
Como ejemplo, menciona estudios que sostienen que
en las personas de más 50 años que dejan de conducir baja
drásticamente su capacidad intelectual:
"En un futuro no muy lejano, tener coches que
se conducen solos y depender de sistemas inteligentes para hacer
muchas cosas que ahora hacemos nosotros va a afectar a la
evolución del intelecto humano, para mal.
Tenemos que tener cuidado con eso".
Paralelamente, todos estos sistemas de IA van a
transformar la forma en la que interactúa la sociedad:
"Antes se hablaba en persona, pero ahora los
jóvenes comunican el 50 o el 60% por texto, redes sociales o
medios electrónicos.
Habrá gente que prefiera hablar con sistemas
de IA que sean más compatibles con su personalidad, y que
considere que sus mejores amigos sean esos sistemas y los robots
humanoides muy avanzados".
Tendremos que aprender también a convivir con los
robots humanoides:
"Ahora acompañan a personas mayores que están
solas. Pero siendo conservadores, dentro de 50 años será casi
imposible distinguir a un robot humanoide de una persona.
Físicamente van a ser muy parecidos, serán
mucho más inteligentes y tendrán las cualidades que quieras que
tengan.
¿Cómo vamos a competir con los robots?
¿Cómo va a cambiar la sociedad?",
plantea.
"Y aunque ahora pueda parecer una tontería,
los robots tendrán derechos. Hemos hecho estudios y hemos visto
que la gente se siente mal cuando ve a una persona maltratando a
un robot.
Cuando se parezcan mucho a una persona, y
tengas la sensación de que pueden tener emociones va a ser muy
complicada la relación con ellos".
Hará falta repensarlo todo, y por ello,
"los temas éticos van a ser muy importantes".
Preguntas
¿Se está avanzando
tecnológicamente a una velocidad demasiado rápida
para
que podamos entender esos avances y protegernos de los riesgos
de la IA a través de políticas y del desarrollo ético?
Como la IA avanza a un nivel tan rápido, el desarrollo de
políticas regulatorias requiere mucho tiempo y no está adaptado
a un cambio tan rápido.
Esas políticas tendrían que ser más
proactivas y flexibles, pero al mismo tiempo no puedes poner
muchas normas y regulaciones porque la innovación se pararía,
tienes que encontrar un equilibrio que garantice el respeto de
los derechos humanos, la transparencia y seguridad, y al mismo
tiempo permitir que se pueda innovar.
En ese sentido, cree inviable un parón de seis meses en el
desarrollo de la IA, como reclamaron algunos de los más
destacados investigadores de este campo en una carta publicada
el año pasado.
"Mi opinión personal es que parar seis
meses es parar a un grupo porque no va a parar todo el
mundo.
Mucha gente va a seguir avanzando y lo
único que vas a conseguir es darles ventaja.
Lo que tenemos que hacer no es parar,
sino trabajar colectivamente desde el principio entre
reguladores, ingenieros, expertos en computación , en ética,
en psicología... como un grupo.
No hay que esperar al final y luego crear
las regulaciones".
Asimismo, valora positivamente la
Ley de
Inteligencia Artificial de la UE, que entró en vigor el pasado
agosto:
"Es un buen principio y tiene muchas
cosas buenas, pero hay que adaptarla, no vale con hacer la
ley, hay que evaluarla y hacerle modificaciones", sostiene.
También se muestra partidario de las cumbres
de
Seguridad de IA celebradas en Reino Unido (en octubre) y en
Corea del Sur (en mayo).
"Se aprenden cosas nuevas y te enteras de
lo qué están haciendo los demás, porque en IA no podemos
estar aislados.
Obviamente cada región tendrá su
regulación pero hay que ver cómo trabajar juntos para
disminuir los riesgos de la IA y amplificar sus beneficios".
¿Ve posible compatibilizar un avance de la IA sin frenos
con la seguridad?
Es complicado... Yo no creo que podamos llegar
al 100% a un estado óptimo, pero sí podemos tener muchos avances
y acercarnos lo más posible a ese escenario.
Como el cambio es exponencial, no podemos
saber qué va a ocurrir para poder avanzar.
El humano moderno lleva unos 300.000 años de
existencia y hemos evolucionado lentamente, desde que éramos
ganaderos pensamos de forma lineal pero ahora tenemos que
cambiar completamente el modo en que pensamos.
Ese es desde su punto de vista, el único mantra del que hay
certeza:
"El cambio va a ser la única constante"...
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