Para alcanzar el objetivo de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en un 90 por cien de aquí a 2040, Europa tendrá que gastar 1,5 billones anuales desde 2031 hasta 2050, según una estimación de la Comisión Europea que publicó el periódico Financial Times el mes pasado.
Aparte de la 'guerra', no existe ningún proyecto de ningún tipo que haya requerido jamás el desvío del 10 por cien del PIB de un continente entero, por decreto político.
Como ya hemos expuesto, las políticas pseudo-ecologistas suponen la mayor movilización de recursos que ha conocido el capitalismo a lo largo de su historia, con gran diferencia.
Lo que no se puede hacer es permanecer de brazos cruzados.
El Acuerdo de París tenía como objetivo reducir las emisiones de CO2 para limitar el calentamiento a 1,5 grados centígrados para 2100.
Sin embargo, desde entonces las emisiones han seguido aumentando. Por lo tanto, las medidas implementadas para evitarlo han fracasado y el dinero gastado en ellas es un despilfarro.
Como tantas otras declaraciones de intenciones pseudo-ecologistas, el Acuerdo de París es papel mojado.
Las razones son obvias.
En cualquier caso, no serviría de nada que Europa redujera sus emisiones de CO2 a cero, mientras el resto del mundo sigue incrementándolas.
Sin embargo, los hechos también demuestran que el nivel alcanzado hoy por las fuerzas productivas no permite superar el carácter intermitente de estas nuevas energías.
En consecuencia, no quedará más remedio que seguir dependiendo de los combustibles llamados "fósiles", aparte de las centrales nucleares.
De ello se deriva que, por lo menos en un futuro inmediato,
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