por Redacción
27 Febrero 2024
del Sitio Web MPR21




 


 

 

 

Para alcanzar el objetivo de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en un 90 por cien de aquí a 2040, Europa tendrá que gastar 1,5 billones anuales desde 2031 hasta 2050, según una estimación de la Comisión Europea que publicó el periódico Financial Times el mes pasado.

1,5 billones anuales equivale al 10 por cien del PIB europeo.

 

Todos y cada uno de los años...

Aparte de la 'guerra', no existe ningún proyecto de ningún tipo que haya requerido jamás el desvío del 10 por cien del PIB de un continente entero, por decreto político.

 

Como ya hemos expuesto, las políticas pseudo-ecologistas suponen la mayor movilización de recursos que ha conocido el capitalismo a lo largo de su historia, con gran diferencia.


Este gigantesco dispendio de recursos explica el lavado de cerebro masivo y el catastrofismo que acompaña siempre a las noticias verdes:

dado que se avecinan terribles fenómenos meteorológicos, a cada cual más espantoso (sequías, huracanes, inundaciones, incendios), el dinero está 'bien' invertido... (sic)

Lo que no se puede hacer es permanecer de brazos cruzados.


En el colmo de la estupidez, la Comisión Europea dice que,

todo ese dinero, en realidad, no es un gasto sino un ahorro...

 

De conformidad con el Acuerdo de París de 2015, esos inminentes "fenómenos meteorológicos extremos" causarán daños que costarán 2,4 billones de euros.

 

Pero si reducimos las emisiones, en el futuro no ocurrirán esos estragos y nos ahorraremos una enorme cantidad de dinero.

 

Más vale prevenir que lamentar...

El Acuerdo de París tenía como objetivo reducir las emisiones de CO2 para limitar el calentamiento a 1,5 grados centígrados para 2100.

 

Sin embargo, desde entonces las emisiones han seguido aumentando. Por lo tanto, las medidas implementadas para evitarlo han fracasado y el dinero gastado en ellas es un despilfarro.

 

Como tantas otras declaraciones de intenciones pseudo-ecologistas, el Acuerdo de París es papel mojado.

Los planes verdes siempre chocan con la realidad...

Las razones son obvias.

Por más que la ciencia haya avanzado notablemente, el hombre no puede dirigir ni controlar el clima, que no es un fenómeno europeo, sino mundial.

En cualquier caso, no serviría de nada que Europa redujera sus emisiones de CO2 a cero, mientras el resto del mundo sigue incrementándolas.


La Comisión Europea promete, además, otro 'ahorro' más:

en lo sucesivo no habrá que importar combustibles tradicionales (carbón, petróleo, gas), ya que disfrutaremos de estas nuevas fuentes de energía llamadas "renovables" (eólica, solar).

Sin embargo, los hechos también demuestran que el nivel alcanzado hoy por las fuerzas productivas no permite superar el carácter intermitente de estas nuevas energías.

 

En consecuencia, no quedará más remedio que seguir dependiendo de los combustibles llamados "fósiles", aparte de las centrales nucleares.

 

De ello se deriva que, por lo menos en un futuro inmediato,

¡Europa tendrá que seguir importando! carbón, petróleo y gas...