por Kingsley L. Dennis
05 Enero 2025
del Sitio Web
KingsleyDennis
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ingles
Ahora que el mundo ha entrado en el 2025, me puedo tomar un poco de
tiempo para compartir algunas palabras.
Este año decidí guardar silencio durante el
periodo festivo y dar un paso atrás en lugar de esforzarme por sacar
a la luz publicaciones en las redes sociales expresando mis deseos
de fin de año.
¡Quería descansar...!
Cerré el ordenador, dejé de mirar el teléfono con
tanta regularidad en busca de mensajes y puse mucha música que me
gusta. También tengo una pila de libros que quiero leer.
El 1ro de enero, día de Año Nuevo,
abrí el primero de ellos y empecé a leer.
El libro es una exploración biográfica de la vida
y obra de
Rodney Collin-Smith, que fue
alumno del maestro P.D. Ouspensky y se dedicó a propagar
ideas basadas en la obra del Cuarto Camino (Fourth Way)
de G.I. Gurdjieff.
El libro se titula 'Rodney Collin - Un hombre
que deseaba hacer algo con su Vida - Rodney
Collin - A Man who wished to Do Something with his Life'
(por Terje Tonne).
Rodney Collin murió a la temprana edad de 47 años, en Cuzco, Perú,
mientras dirigía grupos de estudiantes en un trabajo de desarrollo
interior.
Sin embargo, lo que más me llamó la atención fue
el subtítulo:
"Un hombre que deseaba hacer algo con su
vida"...
Para mí, esto identifica un anhelo interior que
todos compartimos (o con el que al menos podemos empatizar) y, sin
embargo, es un rasgo o característica que, en la vida moderna,
brilla por su ausencia.
La vida moderna se caracteriza ahora más por
su ajetreo y por absorber nuestro tiempo y energía que por
nuestro
servicio o
contribución significativos.
Puede que deseemos "hacer" algo con nuestras
vidas, pero hacer sin "ser" se convierte a menudo en un gesto
deslucido.
Muy poca gente sabe algo de Rodney Collin, o ni siquiera le conoce,
y sin embargo hizo mucho durante su vida.
Como persona individual, tuvo logros
considerables.
Aunque escribió y publicó algunos libros, no
fue muy conocido ni ampliamente reconocido por el mundo
exterior, ni durante su época ni ahora.
Pero eso no importa, ¿verdad?, ya que una
persona no puede (o no debe) valorarse por el reconocimiento del
mundo exterior.
¿Por qué no...?
Sencillamente porque, en mi opinión,
el mundo exterior funciona según un modo de
consciencia y percepción diferente con respecto al camino del
crecimiento interior.
Y, en gran medida, el mundo exterior es
tóxico.
Entonces,
¿por qué querríamos ser reconocidos, o
esforzarnos por serlo, en un ámbito en el que los valores, las
normas y la moralidad están condicionados por un pensamiento
consensuado que carece de fundamento espiritual o metafísico?
Si alguna vez hubo un momento para discernir
entre los reinos corruptos del materialismo tóxico y el lavado de
cerebro (literalmente), y el camino de la autenticidad humana, ese
momento ha llegado definitivamente.
Me parece que en el mundo, justo en estos
momentos, se desarrolla un frenético festín.
Y no me refiero únicamente a los actores globales
(y recordemos que cualquiera que tenga una gran visibilidad es muy
probable que sea un jugador-marioneta, ya que 'los
verdaderos jugadores rara vez aparecen en el tablero de
ajedrez'...).
Esto no es "pensamiento conspirativo", es como
son y han sido las cosas.
Solo que la mayoría de la gente, la mayor
parte del tiempo, vive en la superficie de la realidad, y
únicamente percibe a través de los acontecimientos
superficiales.
Esto no es una acusación, es solo la forma en que
las cosas son, y han sido.
Si no sabes jugar bien al Juego,
probablemente sea mejor que no juegues (en su terreno de juego).
Y si conoces bien el Juego, entonces
lo más probable es que no quieras jugar según sus reglas porque
ya sabes que no es lo que corresponde hacer.
La gente que habla mucho no
conoce los secretos...
Los que más saben, son los que menos dicen.
Así son y han sido las cosas.
Por ello, el discernimiento
es clave ahora, si bien requiere un poco de distancia de los
acontecimientos.
Personalmente creo que una de las mejores
estrategias para avanzar - en el 2025 y más allá - es,
crear una sana distinción entre lo que
supuestamente ocurre en el mundo y las propias condición humana
(el auténtico yo) y sensación de arraigo.
Aunque, hasta cierto punto, es importante saber
lo que ocurre en el mundo, es igualmente importante (si no más) no
enredarse energética y emocionalmente en estos acontecimientos.
Aquellos de nosotros que nos preocupamos por el
desarrollo de la condición humana nos damos cuenta de que estamos
recorriendo simultáneamente un camino paralelo, en el que podemos
establecer un espacio para el ser humano (y nuestro "Ser") que no se
vea afectado por la creciente toxicidad de un entorno de baja
vibración.
Es nuestra responsabilidad centrarnos y poner
nuestra atención en los aspectos constructivos del camino humano
hacia adelante. Y hacerlo con gracia y encanto.
Es tan simple y tan difícil como eso.
Como escribí una vez:
"Trabajar en armonía con la gente, con
cortesía, respeto y modales correctos, es un requisito previo
para cualquier logro en el desarrollo humano.
Es tan sencillo y tan difícil como eso".
Esto es similar a una cita que me gusta mucho, y
que también puede ser apropiado compartir aquí:
"Varias personas trabajando, pensando,
sintiendo y ofreciéndose juntas, cada una de ellas implicando
conscientemente su ser esencial, son capaces de producir algo de
asombrosa belleza".
Omar Ali-Shah
Así pues, la cuestión se reduce a que cada
persona se comprometa con "su ser esencial".
Lo que necesitamos ahora mismo no es otra
Nueva Era, ni un
nuevo orden mundial, ni
nada por el estilo.
Lo que realmente necesitamos es una era de
autenticidad.
Con tantas falsedades, pseudo-verdades y
simulaciones a nuestro alrededor, nos estamos alejando cada vez
más de lo auténtico y genuino.
Así que sugiero que, tal vez, deberíamos
reflexionar sobre dónde estamos ahora mismo (o dónde estamos
sentados ahora mismo), y la relación con nuestro ser esencial.
Demasiado a menudo nos alejamos de nosotros
mismos y nos metemos en la vorágine de comentar, debatir y discutir
sobre los acontecimientos de la vida.
Sin embargo,
cuanto más nos dedicamos a discutir o a
seguir estos acontecimientos, más contaminados estamos por su
energía.
Y cuanto más cargamos con esta energía
contaminada, más hechizados estamos.
Un hechizo se cierne sobre nosotros y nos distrae
de lo esencial.
Estamos siendo adormecidos para que no
reconozcamos la noble condición innata del espíritu (o alma) humano.
Y lo último que queremos es vivir sin alma.
Entonces,
¿qué es lo "esencial"?
Os dejo con un cuento que he compartido varias
veces a lo largo de los años y que es uno de mis favoritos.
Lo llamo "Lo esencial".
Que lo disfrutéis y que la paz os acompañe:
Un león fue capturado y encarcelado en una
reserva donde, para su sorpresa, encontró a otros leones que
llevaban allí muchos años, algunos incluso toda su vida,
habiendo nacido en cautividad.
El recién llegado pronto se familiarizó con
las actividades de los otros leones y observó cómo se
organizaban en diferentes grupos.
Un grupo se dedicaba a socializar, otro al espectáculo, mientras
que otro se centraba en preservar las costumbres, la cultura y
la historia de la época en que los leones eran libres.
Había grupos eclesiásticos y otros que
atraían el talento literario o artístico.
También había revolucionarios que se
dedicaban a conspirar contra sus captores y contra otros
grupos revolucionarios.
De vez en cuando, estallaba un motín y un
grupo desalojaba o mataba a todos los guardias del campo, por lo
que tenían que ser sustituidos por otro grupo de guardias.
Sin embargo, el recién llegado también se
percató de la presencia de un león que siempre parecía estar
dormido.
No pertenecía a ningún grupo y era ajeno
a todos ellos.
Este león parecía despertar tanto la
admiración como la hostilidad de los demás.
Un día, el recién llegado se acercó a este
león solitario y le preguntó a qué grupo pertenecía.
'No te unas a ningún grupo' dijo el león.
'Esos pobres se ocupan de todo menos de lo esencial.'
'¿Y qué es lo esencial?', preguntó el recién llegado.
'Lo esencial es estudiar la naturaleza de la valla'...
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