confundidos entre el plancton marino. Hoy se sabe que han llegado a los polos, a las montañas, a la atmósfera o a los testículos humanos. En la imagen, varios llegados a una playa del Parque Nacional Thy, en la costa danesa. Patrick Pleul
(Dpa/Picture
Alliance/Getty)
una "acción global" contra los microplásticos, que ya se han colado en más de 1.300 especies de seres vivos.
que llega al ambiente se habrá doblado en 2040, según una revisión científica que defiende la necesidad de una acción planetaria...
Su tamaño los hace tan biodisponibles que se confunden con el plancton marino, entrando así en la cadena trófica en cuya cúspide están los grandes depredadores, por encima de todos, los humanos.
Hace solo 20 años, un grupo de científicos introdujo por primera vez el término microplásticos.
Ahora, estos mismos investigadores publican una revisión (Twenty years of Microplastics Pollution research - What have we learned?), hoy jueves en la revista Science, con lo que se ha descubierto en este tiempo.
El plástico no lleva tanto tiempo siendo la base de la infraestructura de las sociedades humanas.
Investigado y sintetizado entre finales del siglo XIX y el XX, su producción masiva no se inició hasta 1950. Una década después, primero los pescadores y después los científicos, alertaron de la presencia residuos plásticos en los océanos.
Para finales de los 70, ya había decenas de estudios sobre la acumulación de trozos más pequeños confundidos entre el plancton en el mar del Norte, en el de los Sargazos, en el Caribe, en el Atlántico sur...
Pero no fue hasta 2004 cuando empezó a hablarse de los microplásticos, cuando la revista Science publicó un pequeño artículo en el que sus autores mencionaron el término por primera vez.
Para entonces, el plástico se había convertido en esencial para la civilización humana.
El profesor de la Universidad de Plymouth Richard Thompson fue el primer autor de aquel texto que buscaba explicar la incongruencia entre las cifras de plástico producido y el que se contaba en el mar, dando con la clave, la presencia de incontables trocitos cada vez más pequeños.
El trabajo es una revisión de lo que la ciencia, con más de 7.000 estudios publicados, ha aprendido la ciencia sobre estas pequeñas creaciones humanas.
Lo primero es su omnipresencia.
La investigación de su presencia en los suelos es más reciente, pero según esta nueva revisión podría hasta triplicar la concentración en los mares.
En conjunto, se espera que, para 2040, la cantidad llegue a más que doblarse.
Además, los plásticos y microplásticos han llegado muy lejos de donde fueron usados.
Así, la basura plástica generada en Europa y América del Norte acaba en el círculo polar ártico arrastrada por la corriente. Allí, la acción del tiempo, la radiación solar, las olas... lo van descomponiendo en trozos más pequeños.
Es ya como microplásticos que llegan hasta las montañas.
En el Pirineo, por ejemplo, se puede encontrar una concentración de estas partículas muy similar a la que pueda haber en París o en las industriosas ciudades chinas.
Las fibras desprendidas de la ropa representan un gran porcentaje entre los microplásticos. El tratado que estudia Naciones Unidas plantea la necesidad de lograr nuevos tejidos que no las desprendan. En la imagen varias de ellas sobre los surcos de un dedo humano. Ali Majdfar (Getty Images)
Con un tamaño de unas micras, los microplásticos se confunden con el plancton del que se alimentan muchas especies o es ingerido accidentalmente.
Llegue como llegue, ya se ha documentado su presencia en el interior de ejemplares de más de 1.300 especies de peces, aves y mamíferos.
No hay pruebas definitivas de que esta presencia tenga que ver con que la calidad del esperma humano haya bajado a la mitad en el último medio siglo, pero ahí está la correlación temporal.
Solo en los últimos años se está avanzando en el conocer el impacto en la salud de los seres vivos.
Primero fueron los experimentos con ratones, pero ya empiezan a aparecer trabajos que documentan cómo la presencia no ya de microplásticos, sino de,
En el trabajo de Thompson alertan sobre estos nanoplásticos, dos o tres órdenes de magnitud más pequeños que los microplásticos.
Como dice la investigadora de la Universidad de Cádiz, Carmen Morales,
Pero enseguida reconoce que son los grandes desconocidos,
Si se parte de las primeras clasificaciones en función de su origen, hay dos grandes tipos de micro y ahora nano plásticos.
Aquellos son los que en origen ya eran micro, como,
Pero, según la revisión del profesor británico, la mayor proporción se corresponde con los segundos, que proceden de,
Una de las conclusiones del estudio es que el ritmo de llegada de más plástico al entorno es mucho más rápido que el lento proceso por el que sus componentes básicos son asimilados por la Tierra por medio de su mineralización.
La ilusión del plástico biodegradable también es destacada en la revisión realizada por Thompson.
Como recuerda Morales, que no ha participado en este trabajo,
Y eso tiene la paradójica consecuencia de que lo que se dice como más amigable con el entorno, en realidad es más dañino, ya que acelera la descomposición del plástico, facilitando así su ingesta o introducción en los seres vivos.
Desde 2019, la Comisión Europea ha prohibido la fabricación y comercialización de plásticos oxobiodegradables, que se apoyan en la acción del oxígeno para su descomposición hasta quitarlos de la vista humana, aunque el plástico siguiera ahí.
Tanto Thompson como Morales son miembros de la Coalición de Científicos para un Tratado Efectivo sobre los Plásticos.
Asesoran y también presionan a los Estados en favor de una reducción de nuestra dependencia del plástico.
En noviembre, Naciones Unidas tendrá quizá la reunión definitiva para lograr un acuerdo mundial vinculante.
La investigadora española pone de ejemplo al Tratado de Montreal sobre los CFC, que en 1987 prohibió la fabricación de los gases CFC, por ser los causantes del agujero de la capa de Ozono, con una fase de transición.
30 años después de aquel acuerdo, el agujero de la capa de ozono empieza a recuperarse...
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