Este evento catastrófico no solo dejó una cicatriz imborrable en la superficie de esta luna, sino que también cambió su giro, de modo que el cráter de impacto quedó casi directamente opuesto a Júpiter.
El impacto habría eliminado completamente la superficie original.
Además, afectó el interior de la luna,
posiblemente alterando su estructura interna de manera
significativa.
Esta luna es un mundo fascinante, con un diámetro
de más de 5.000 kilómetros y una superficie cubierta de hielo y
rocas.
El impacto creó un cráter inicial de hasta 1.600
kilómetros de ancho, que luego se llenó parcialmente con rocas y
polvo expulsados por la colisión.
En su estudio (Giant Impact on early Ganymede and its Subsequent Reorientation) publicado en Scientific Reports, Hirata describe cómo el centro del sistema de estrías apunta casi directamente lejos de Júpiter.
Esto podría ocurrir si el asteroide que golpeó
Ganímedes añadió peso extra a la zona de impacto, desestabilizando
la luna y causando que girara sobre su eje.
Al igual que la Luna de la Tierra, Ganímedes está bloqueada por marea a Júpiter, lo que significa que siempre muestra la misma cara al gigante gaseoso.
Así pues, nuevas evidencias podrían surgir de la misión Juice de la Agencia Espacial Europea (ESA), que se lanzó el año pasado hacia Júpiter y sus lunas.
Esta sonda espacial tiene como objetivo buscar bolsas de agua y fuentes de energía esenciales para la vida en las lunas jovianas.
No solo obtendrá las mejores imágenes de las
fracturas superficiales jamás obtenidas, sino que cualquier
evidencia de este impacto colosal y su posterior reorientación
podría ser explorada por el conjunto de instrumentos de Juice.
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