Revista New Dawn N ° 142 (Enero-Febrero 2014) del Sitio Web NewDawnMagazine
traducción de
Adela Kaufmann
Pero cuando se piensa en ello, la metáfora es una muy inquietante.
Algunas voces ocasionalmente han pronunciado duda, no acerca de la existencia de los dioses, sino de su beneficencia. Los antiguos gnósticos, decían que el verdadero dios de este mundo era el Demiurgo, un ser de segundo orden que se confundió a sí mismo con el verdadero Dios.
El maestro espiritual G.I. Gurdjieff dijo una parábola sobre
un pastor perezoso que se cansó de que sus ovejas se escurrieran,
por lo que las hipnotizó haciéndoles creer que eran hombres o
leones. Entonces ya no corrieron, sino que se quedaban alrededor
para poder ser esquiladas o matadas como él quisiera. (Una vez más
nos encontramos con un pastor, esta vez más explícitamente
malévolo.)
Su punto principal es que el hombre, en su estado de sueño vigilia, está a merced de fuerzas que pudieran no tener sus mejores intereses en el corazón - fuerzas que van a extraer energía de él, independientemente de sus deseos
Esta parábola es de un período temprano de la enseñanza de Gurdjieff; en su período posterior, resumida en su obra magna Relatos de Beelzebub a su Nieto, él retrata al universo de una forma más benéfica.
Pero hay muchas otras personas que han puesto en duda los motivos de los poderes espirituales que controlan nuestras vidas.
Uno de los más extraños se encuentra en un libro titulado Guerra en el Cielo por Kyle Griffith.
Originalmente apareció en 1988. Nunca se ha publicado en un sentido convencional; La primera vez que lo leí hace años, cuando era director de la revista esotérica Gnosis y había una copia en anillos de espiral en la oficina.
De mis fuentes, deduzco que vivió en la bahía de San Francisco en la década de 1980, el momento en que hizo su libro. Ha sido presentado en una entrevista en Internet, y hay un grupo de discusión dedicado a sus ideas.
Desde cierto punto de vista, Guerra en el cielo puede parecer fuera de sí; desde otro, es extrañamente convincente. Lo he leído tres veces a lo largo de los años. Aunque no estoy preparado para asumir sus afirmaciones a su valor nominal, las encuentro inquietantes y perturbadoras.
La visión de Griffith presuntamente se deriva de su comunicación telepática con algunos espíritus que dicen que están asociados con el Colegio Invisible.
Este fue el nombre de un círculo Inglés del siglo XVII que fue dedicado al esoterismo, la filosofía y la naciente disciplina de la ciencia; por lo general es visto como un precursor de la Sociedad Real.
A diferencia de los señores de mentalidad científica de Gran Bretaña, el Colegio Invisible de la visión de Griffith consiste en espíritus desencarnados que afirman haber inspirado los movimientos rosacruces y masónicos de la era moderna; más recientemente, estaban detrás del movimiento por los derechos civiles en Estados Unidos y la revolución psicodélica de la misma época.
Todos estos movimientos fueron diseñados con un fin en mente:
Los teócratas en la cosmología de la Guerra en el Cielo, son entidades astrales parásitos que devoran las almas de los recién fallecidos.
El curso normal de la evolución del alma implica repetidas reencarnaciones en la tierra. Pero estas encarnaciones, como bien sabemos, pueden ser extremadamente desagradables a veces. Los teócratas han evitado esta opción desagradable mediante el mantenimiento de una existencia semi-permanente en el plano astral, alimentada por las almas que ellos comen.
Su estrategia es simple.
Para hacer esta visión aún más preocupante, Griffith (o sus guías del Colegio Invisible) sostienen que prácticamente la totalidad de aquello que pensamos que es la religión no es más que una artimaña teocrática.
Las etapas de este desarrollo religioso, como aparece en la Guerra en el Cielo, requieren cierto examen. La primera etapa fue esencialmente el chamanismo. Esta es una forma cruda y primitiva de religión - es decir, desde el punto de vista de los Teócratas, no de la nuestra
El chamanismo, se nos dice, fomenta el desarrollo psíquico individual, y como tal, es un valor limitado para los teócratas depredadores, que se benefician mucho más que del trance colectivo que produce el culto religioso convencional.
Como resultado, los teócratas tuvieron que perfeccionar y actualizar sus métodos de control mental.
La segunda etapa de la religión era un callejón sin salida. Involucraba sacrificios humanos a gran escala. Y la historia demuestra que las civilizaciones que tenían estas prácticas muy pronto llegaron a un mal final.
La antigua Cartago, la gran rival de Roma por el dominio del Mediterráneo, fue un ejemplo.
Cuando los romanos derrotaron decisivamente a Cartago, arrasaron la ciudad y sembraron el suelo con sal. La sal es tradicionalmente una sustancia utilizada para la purificación, y algunos han dicho que los romanos hicieron esto para limpiar la tierra de todo el sacrificio humano que había tenido lugar allí.
La civilización azteca, que en muchos aspectos era superior a su contemporánea europea, fue otro ejemplo: a pesar de su fuerza, ésta fue destruida por unos pocos cientos de aventureros españoles a caballo.
Si esto fuera cierto, arrojaría una extraña, pero reveladora luz sobre lo que he caracterizado por el artículo adjunto como las religiones de la Era de Aries.
Ellos estaban tan obsesionados con el sacrificio de animales - que por otra parte parece ser más bien una actividad sin sentido - porque los teócratas quería.
Para resolver este problema, los teócratas inventaron la religión de cuarta etapa - las religiones que la mayoría del mundo conoce hoy en día.
Aquí,
Estas religiones son esencialmente aquellas que en el artículo adjunto que he llamado la Era de Piscis.
Por este punto de vista, los dioses a quienes las personas adoran - ya sea que se llaman Cristo o Alá o Krishna - no son más que parásitos en el plano astral que se mantienen alimentados por las almas de los inocentes de los que se aprovechan.
Originalmente, el Buda fue diferente:
Pero sus seguidores más recientes, que distorsionaron su enseñanza en una religión basada en la fe en Buda, se volvieron subordinados de los teócratas.
Ah, y por cierto:
Ha habido muy pocos retratos más inquietantes de la historia religiosa de la humanidad que este.
Para aliviar esta grave situación a los desafortunados seres de la raza humana, ciertas almas avanzadas de otros planetas llegaron a la atmósfera astral de la Tierra hace unos pocos siglos.
Ellos, junto con algunas almas humanas iluminadas que han logrado evitar a los teócratas, constituyen el Colegio Invisible.
Mientras los teócratas han estado enviando sugerencias telepáticas a sus confiados seguidores en este plano, diciendo que todo lo que tienen que hacer es creer en los dioses teocráticos y confiar en ellos, el Colegio Invisible ha transmitido el mensaje opuesto:
Ellos inspiraron los movimientos rosacruces y masones de los siglos XVII y XVIII, así como los acompañantes impulsos hacia la democracia, la libertad de pensamiento, e incluso el ateísmo.
Después de todo, es mejor no creer en ningún Dios que abrirse a una deidad astral parasitaria.
Pero la historia no se detiene allí.
Algunos grupos inspirados originalmente por el Colegio Invisible son cooptados por el adversario.
Griffith escribe,
No es posible aquí ir más lejos hacia la extraña pero fascinante visión de Griffith.
Pero hay algunas cosas que me impiden descartarla por completo. La primera es la locura colectiva de la raza humana - su rabioso y patológico deseo de destruir, su odio a sus benefactores y su demente culto de sus más viciosos victimarios.
Hay un punto más allá del cual no podemos explicar esto mediante la mera agresión mamífera - que, como cuestión de hecho, no tiene tales propiedades destructivas en otros mamíferos. La psicología y la sociología no tienen explicaciones para esta locura en masa y muestran poco interés en la búsqueda de ella.
Si hubiera tales entidades en el plano astral tratando de controlar y manipularnos como dice Griffith, este comportamiento sería al menos comprensible.
Es cierto que, en Occidente, en todo caso, la hipnosis de masas por la religión de bajo grado está perdiendo el control. Pero tan pronto como ha sucedido esto, vemos toda una nueva serie de mecanismos para poner a la gente a dormir - el "control mental electrónico" que menciona Griffith.
Es muy difícil entrar en un lugar público y ver a gente hechizada por sus ordenadores portátiles y teléfonos inteligentes sin preguntarse si algo como esto está pasando.
No creo que la Guerra en el Cielo ofrezca una
explicación total de la condición humana, pero sospecho que tiene
algo de verdad. Parecen existir fuerzas invisibles que, por razones
que son difíciles de determinar, se benefician del trance de vigilia
colectiva de la humanidad.
Y aunque sospecho que hay entidades espirituales de bajo grado que se parecen mucho a los teócratas descritos aquí, no estoy tan convencido de que expliquen todo sobre la aspiración religiosa humana.
En cualquier caso, Griffith y sus mentores invisibles tienen un consejo para mantenerse fuera de control teocrático.
En primer lugar, hacer un esfuerzo consciente para desarrollar sus propios poderes psíquicos durante esta vida.
En segundo lugar,
En otras palabras, esos relatos de las experiencias cercanas a la muerte son ciertos - pero no son para ser tomados al pie de la letra.
Son probablemente un valioso "rule of thumb" para todas las experiencias espirituales - no importa lo bueno o malo que parezcan.
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