por Ruben Torres
31 Marzo 2015

del Sitio Web LaCosechaDeAlmas

 



 

 

 

 

Soy consciente de lo mucho que cuesta desprenderse de nuestros iconos religiosos y más cuando son 'fechas de pasión'.

 

Son tradiciones heredadas que trascienden lo institucional y lo cultural. Depositamos en estos iconos toda nuestra fe, toda nuestra esperanza y toda nuestra voluntad.

 

Volcamos intencionalmente en esas imágenes, una gran cantidad de poder, menospreciando nuestra propia capacidad, que sin duda, es la que es capaz de obrar auténticos milagros.

 

Estos símbolos terminan representando todo lo que somos capaces, catalizan todas nuestras capacidades, nuestras energías y obran aquello, que en realidad es obra nuestra.

Estos iconos tocan lo mas sagrado para nosotros, algo que vive en lo mas profundo de nuestra memoria; se estandarizan y mercantilizan imágenes, para que no tengamos que recurrir a nuestro interior en su búsqueda, nos dan todo el trabajo masticadito y con ello perdemos nuestra capacidad de desarrollo espiritual.

 

Nos venden la imagen de dios como la de un padre, ese padre benévolo, comprensivo y cariñoso que es capaz de perdonar incluso in extremis, cualquier "error" que hayamos cometido.

 

También nos venden la imagen de la madre, quien no adora a esa madre, esa madre ardorosa y amantísima, que nos quiere tal cual somos y vela por nosotros, y como no, nos venden la imagen del hijo, ese hijo que es para nosotros un hermano mayor, que nos aconseja, nos muestra el buen camino y nos apoya.

 

La iglesia potencia la imagen

del Jesús doliente

para alimentar el sentimiento de culpa.
 


Todo esto pudo haber tenido la oportunidad de ser útil en el pasado, cosa que dudo, pero llevamos miles de años abrazados a estos palos, estas muletas que no necesitamos para ser seres conscientes, que al final son dogmas absolutamente falsos.

 

Estas imágenes desvirtúan nuestra capacidad, nos resta y nos minusvalora, esa 'sagrada' familia, no es la verdadera divinidad y no son mas que becerros dorados, iconos falsos, que nos permite poner rostros a un concepto que para entenderlo, precisa un trabajo de auto conocimiento que muy pocos están dispuestos a hacer, porque son necios, absolutos ignorantes descreídos, que piensan que su opinión es escritura sagrada, y obtusamente niegan lo verdaderamente sagrado que vive en su interior, porque son incapaces de abrir sus cerradas miras y ampliar su encajonado horizonte.

 

Esas imágenes representan antiquísimas deidades que poco tienen que ver con lo que la iglesia nos vende:

adoramos al padre, a la madre y al hijo, pero ¿son realmente lo que nos dicen que son?

Evidentemente no, esos rostros y esos nombres ha ido mutando con el paso de los siglos, pero siempre han estado ahí, parasitando la conciencia humana.

No voy a dar un repaso histórico a como estos iconos han ido evolucionando con el pasar de las civilizaciones, como esas figuras han estado perpetuamente ahí, con distintos nombres y distintas vestiduras, pero con las mismas poses y las mismas ceremonias de adoración.

 

Existen trabajos más exhaustivos de lo que yo pueda aportar e invito a que se indague en caso de duda.

Preferir besar los pies de una imagen de madera, que pararse a pensar, que Dios no pide que nos humillemos y besemos sus pies, un Ser que es amor no necesita que bebas su sangre y comas su carne.

 

Un Dios verdadero, quiere que te sinceres y abras tu corazón, no sientas miedo, vergüenza o culpa, que exista una comunicación, no una comunión, que hables desde el corazón y no con rezos repetitivos y vacíos.

 

Basta ya de adorar imágenes, rendir cultos, hacer sacrificios y encender velas en oscuros templos.

 

La única luz que deberíamos encender, es la luz de nuestra alma, y a partir de ahí, la luz llegará a nuestra inteligencia, que aun hoy, palpa la realidad en absoluta oscuridad.
 

 


Toda la imaginería religiosa

 potencia el dolor, la culpa y el sufrimiento,



Para muchos es difícil desprenderse de la idea jesuítica y salvadora de la divinidad, de ese ser humano de pelo largo y barba, con mirada candorosa y corazón ardiente, que se sacrifica por nosotros en una inmolación, claramente inútil, tras los resultados que al día de hoy, aun se perciben en la iniquidad social.

 

Al día siguiente de su 'crucifixión', nada cambio en la conciencia humana y tras siglos de adoctrinamiento, diría que de haberse producido este hecho, ha sido el sacrificio mas inútil que ha visto la humanidad, ya que solo ha traído,

  • guerra

  • sangre

  • muerte,

...y dos mil años después, incomprensiblemente seguimos odiándonos lo mismo...

 

Seguimos mirando al cielo esperando un milagro, un milagro que nunca llegará volando a nosotros, y de producirse, no sería mas que una argucia rastrera que nos entramparía aun mas, a los que aun se encuentran atrapados en estas redes, que aun temen saltar la cerca que pusieron otros a su mente.

 

Si aun guardas alguna creencia en 'Jesús' solo decirte que ese Jesús que las distintas iglesias cristianas te ofrecen, jamás existió...

 

Podéis buscar al Jesús histórico o al Jesús gnóstico y sus enseñanzas, si estas os sirven, pero esa vida heroica y ejemplar que tanto os han inculcado, no es más que un arquetipo prefabricado.

El ganado que eres, pendiente de la doctrina de su pastor, es lo que queda cuando depositas en el templo tu diezmo y tu devoción. Adoras imágenes con mantos de seda e hilo de oro, corona y báculo, sangre y lagrimas.

 

Esto va para los que aun tienen dentro ese poso de temor, ese miedo a desprenderse de la tradición y esas imágenes que son parte de su cultura y su forma de entender la fe, que está presente en sus fiestas y sus costumbres; pero no podemos esperar más, y hay que empezar soltar ese lastre.

 

Ninguna representación divina ha de ser considerada o tomada en cuenta, máxime si se sitúa por encima de nuestra conciencia.

 

Toca trabajarnos a nosotros mismos y desprendernos del miedo y la culpa, entender que somos inocentes, porque las decisiones que tomaste aquí, no tienen ningún peso espiritual, ya que tu libre albedrío se encuentra coartado.

 

Eliges, si, pero entre opciones incorrectas:

vas del error al error, por lo tanto, tu libre albedrío esta siendo falseado.

Al ofrecérsete únicamente opciones erróneas, no se te da a elegir entre algo completamente polarizado, bueno o malo, correcto o incorrecto, si no entre lo malo y lo peor.

 

Así únicamente burlan y estiran como un chicle la ley universal de causa y efecto; esta no es respetada, por tanto no hay culpa, y solo existe la inocencia del Ser, que a sido engañado.

 

Las imágenes cristianas

continúan cultos anteriores a dioses

que poco tienen que ver con el 'ideal' cristiano.
 


Una vez seamos libres por completo, sí tendremos la opción de elegir y tomar el camino correcto o no, pero plenamente conscientes y asumiendo las consecuencias de antemano en tal decisión.

 

Mientras continuemos bajo tutela religiosa, no seremos plenamente libres y conscientes de las implicaciones del uso de nuestro libre albedrío, esto es solo una simulación por lo tanto no hay opción al error; el pecado es solo una ilusión y la culpa un engaño.

 

Finalmente esa imaginería, ese culto y esas divinidades, no son mas que excusas para no tomar conciencia, excusas para seguir eludiendo nuestra responsabilidad y apoderarnos de nuestro Ser.

 

Mientras sigamos tutelados por esos demiurgos, esos falsos profetas y esas falsas divinidades paternales, continuaremos alimentando esa ansia de ser tutelados, guiados o pastoreados.

Muchos de vosotros tomareis esto como algo superado; la religión y todo lo que la rodea, es una de las primeras cosas de las que te desprendes cuando comienzas a despertar, pero aun hay muchas personas que continúan abrazados a su estampita, la imagen de un santo, la virgen o el cristo de su pueblo.

 

Todas esas imágenes son adoptadas como parte de la identidad socio cultural y supone un gran esfuerzo desprenderse de ellas, porque no apartan una falsa deidad, sino que apartan una parte de su legado social y eso es lo que mas cuesta soltar.

 

La iglesia fue muy inteligente y dio a esas falsas imágenes un cariz territorial, para asegurarse la filiación eterna de sus feligreses.

 

Pero lo que esas pobres gentes desconocen, es la realidad que hay detrás de toda esa parafernalia. Por eso nunca es poco todo lo que se haga por concienciar en la necesidad de soltar esa idolatría inservible.

Hay que aprender a sacar de nuestras vidas a Jesús, quitarnos el cariz religioso de su imagen, bajarlo del pedestal de lo imposible, lo inaccesible y divino, pensar que volverá o que nos espera tras la muerte.

 

El vino, dio un mensaje, un patrón tan valido como cualquier otro para lograr que despertaras, pero preferiste volverte un fan(-atico) y sacaste lo que crees (o te han dicho) que es su imagen sangrante en procesión y así alimentar tu propio vía crucis egocéntrico en el que tu tienes la culpa del derramamiento de una sangre que solo está en la conciencia de aquellos que no quieren que logres tu verdadero propósito, que no es otro que liberarte de este yugo.

 

Te dieron un contenido y te quedaste con el continente, la iglesia se afano en hacerte creer que él no era un hombre sino un dios y a partir de ahí, el ser humano fue de cabeza y contra el viento; se podría decir que Jesús vino a echar perlas a los cerdos y que el plan de su "padre" no sirvió de mucho, visto lo visto.

Si te sientes ofendido es porque aun crees y ese es el mayor lastre de todos; nos enseñan a creer y no a conocer, preferimos delegar, regalar nuestra energía y nuestro poder, que sea otro el que se sacrifique por mi y me salve. Es lo cómodo...

 

Por eso la mayoría sigue esperando, en una perpetua rueda de vidas y muertes llenas de esperanza, esperando un regreso que nunca se producirá, por que cristo somos todos y la segunda venida será cuando todos hagamos relucir nuestro cristo...