por Sofía Tudela Gastañeta 25 Junio 2020 del Sitio Web PijamaSurf
Paraíso terrenal (ca. 1490-1516; detalle) El Bosco
del común de la gente no deja de regirse por comportamientos tribales, instintivos y atávicos, que los inducen a plegarse automáticamente al poder, a la fuerza, y no a la verdad, a la razón ni
a la virtud por sí
mismas
De este modo se explica,
Incluso en los subgrupos
de una misma cultura, nación, sociedad, es el miembro o grupo de
ellos más imponente el que consigue que los demás se plieguen a él
más allá de tener o no razón, y tal realidad se puede apreciar
también en las tribus urbanas y hasta en los colegios y centros de
instrucción más prestigiosos.
A la inversa, no se le
dará crédito ni mucho menos honores a una persona discreta que hable
con verdad de espíritu y cuyo mensaje proceda realmente de un nexo
con lo Divino, sea claro, brillante, bien formulado, pero que, sin
embargo, tal persona no tenga carisma, ni carácter, ni fuerza de
mando y no obre ningún prodigio, ningún milagro, que no manifieste
ningún poder aparatoso, sea ordinario o extraordinario.
La mundanidad es la norma de la mayoría de gente religiosa que reniega del mundo - desprecian el mundo porque su avaricia se ve privada de él y por la cual, simultáneamente, aspiran al mundo en nuevos términos espirituales.
Prefieren volar por las
nubes y ser física o, por lo menos, psicológicamente inmortales -
tal es la sed mundana de quienes reniegan del mundo - a comprender
una verdad sencilla acerca de Dios de la que no obtengan
ningún reconocimiento, ni la aprobación de nadie o acogida en algún
grupo que los refuerce y les de seguridad, ni la inmortalidad - esa
inmortalidad frívola, eso que se suele entender por ella - que, en
otras palabras, no les brinde ningún provecho a nivel utilitario
para servir a sus ambiciones post mortem o para palear sus
grandísimos miedos en esta vida y su miedo superlativo
a la muerte.
Dios no es más que la excusa para saciar estas necesidades atávicas y tribales que nada tienen que ver con la genuina espiritualidad metafísica.
Quien realmente busca lo
Divino, debe romper con el gregarismo y la superchería, desnudarse y
contemplar honestamente la realidad hasta alcanzar su médula, ¡lo
Divino!
es la decadencia de la metafísica...
***
No es en modo alguno una crítica a la genuina espiritualidad, ni a la religión bien comprendida; tampoco es una crítica a la institucionalidad religiosa - el texto no aborda esa temática - ni a vías tradicionales de acceso a lo Divino - con lo cuál en principio estoy de acuerdo.
El escrito debe
entenderse por lo que es, no por lo que no es, antes de ser evaluado
correctamente.
El mismo San Juan de la Cruz tiene una crítica similar a la del texto en torno a depositar la fe en lo mágico y milagroso - que puede ser falible y responder a meras apariencias, manejándose en el nivel de lo fenoménico y no en el de la realidad metafísica - en lugar de hacerlo directa y sencillamente en lo Divino.
En "El peregrino ruso",
relato tradicional de un anónimo de la ortodoxia rusa, el mentor
espiritual del peregrino le desvela - pues un velo de falsa
religiosidad era lo que llevaba puesto en lugar de los ojos - cómo
lo que él creía una fe certera no era sino un conjunto de artimañas
de su propia mente para encubrir sus pasiones y miedos mundanos, y
es entonces, sólo entonces - cuando el peregrino se percata de esto,
descorre el velo de su religiosidad tibia y cómoda, y lo reconoce -
cuando el mentor lo conduce por la vía certera hacia Dios.
Estoy de acuerdo con lo que has escrito y no veo cómo ello podría oponerse a un ensayo que no crítica en modo alguno el aspecto religioso, sino, al contrario, la seudoespiritualidad-religión.
Al estar de acuerdo
contigo, no veo cómo "puntos de vista confrontados" - ¿cuáles?
pues
me pasan desapercibidos - podrían distanciarnos en nuestra
cosmovisión; y de haberlos - imaginemos que tenemos puntos
enfrentados significativos - tampoco sería razón de una toma de
distancia en perspectivas, sino más bien una oportunidad de mayor
proximidad en las mismas a través del diálogo intersapiencial.
Porque para profundizar en el ámbito del Espíritu es necesario mirar de frente y no volver el rostro hacia un lado; es preciso dudar, poner en cuestión, contrastar los conocimientos, inquirir y preguntarse; y en lugar de permanecer acríticamente donde se está guarnecido pero no se avanza, sondear más y más profundo.
Esa era una de las metodologías propias de los Diálogos platónicos:
Poner en cuestión algo puede suponer,
Por lo mismo, por
cuestionar los falsos formalismos mentales y religiosos, e indagar
más internamente para hallar la perla que realmente encerraban,
Sócrates fue acusado de impiedad (asebeia) y condenado a muerte
por ello.
Atacan entonces al filósofo consagrado a Sophia en nombre de la "religión", pero realmente no tienen sed de Dios, sólo desean comodidad, sentar la cabeza y pacer seguros en este mundo, evitando navegar continuamente en el océano de lo desconocido e inaprensible.
Lo Divino, sin embargo, ha de buscarse con el alma desnuda y abierta (receptiva), con franqueza y sin segundas intenciones.
La Vía espiritual no es para tibios, por fanáticos que se muestren al aferrarse a las formas religiosas - pues sólo a ellas se aferran: se aferran al dedo para no ver la luna y en cuanto se les sugiere que suelten el dedo un instante para mirar la luna que este señala le acusan a uno de impiedad.
Ellos son idólatras, han hecho del dedo su ídolo, perdiendo de vista a la luna que aquel señala, a lo realmente Divino.
El dedo que revelaba la Verdad se ha convertido para ellos en la Verdad misma y por eso se ha cerrado sobre sí mismo deviniendo en un velo difícil de franquear - difícil porque quien no desea franquearlo realmente no lo hará.
Los símbolos velan y revelan al mismo tiempo: son velos para fariseos y tibios, para los que buscan tierra segura, para las almas sedentarias, y revelaciones para los que sólo buscan la Faz de Dios que se trasluce en ellos.
Muchos desean hacer de la religión una ideología y mantenerse siempre en una postura media segura.
De jóvenes indagaban sinceramente en la verdad hasta que se cansan, y una vez mayores se aferran a un conjunto de creencias fijas en todos los ámbitos de la vida y permanecen en él sin mudar de opinión ni un ápice ante distintas evidencias (dice el refrán popular: "perro viejo no aprende trucos nuevos").
Y, sin embargo, quienes realmente conectan con lo sagrado son siempre jóvenes, siempre niños, mantienen el frescor y la candidez iniciales.
A menudo me ocurre que personas enfrascadas en un punto de vista no me comprenden - porque, por ejemplo, tengo ensayos críticos y hasta satíricos hacia el cristianismo y asimismo otros que lo defienden, algo contradictorio desde un punto de vista doctrinario, pero que es muy coherente mirado desde el punto de vista de una búsqueda espiritual sincera y no de una adherencia ideológica - y me catalogan de "anticristiana" unos y de "cristiana ultraconservadora y sedevacantista" otros - por ciertos puntos de vista afines y por mi predilección por el cristianismo medieval.
Tampoco comprenden que en la búsqueda uno pueda mudar de posición, o matizar lo que antes no matizaba, o hacer hincapié en elementos en los que antes no hacía hincapié, y viceversa, dejar de darle importancia a otros aspectos que antes eran cruciales.
Afirmo esto porque he sido ampliamente difamada en las redes por lo mismo, por poner en cuestión la "infalibilidad" de algún autor (diremos Guénon).
Me gusta esta cita de Plauto:
A propósito de los prejuicios de la gente ante lo que no comprende o elude sus esquemas reflexioné hace unos días, pues me percaté de que a mí también me ocurría lo mismo.
Cuando una realidad es distinta y nueva, tendemos a acomodarla a lo que conocemos, aunque eso implique distorsionarla.
Puesto que me salgo de los diversos esquemas, la gente me acomoda a lo más próximo que tiene a mano y a menudo yerra en este procedimiento, distorsionando mi pensamiento y mi persona.
También existen otros que
no superan el quedar sin argumentos en un debate, cuando se tienen
por grandes conocedores y están muy aferrados a su imagen - hubo
quien no me perdonó que simplemente lo rebatiera con buen ánimo y
siguiendo los protocolos de educación propios de un debate alturado
en una disquisición pública sobre Platón.
Luego, la religión misma sigue diversos procesos de decadencia, desde su origen más puro y directo hasta vaciarse del espíritu que vehiculaba y tornarse un cuerpo sin alma o en una cáscara vacía, cuyo interior ha sido usurpado por burócratas y muchas veces por el engaño, deviniendo en un vehículo realmente anti-espiritual que puede incluso liderar una cruzada contra lo Divino...
Imagino a un conductor que se dirigía al Everest en un hermoso vehículo, se detuvo a descansar y bajó un momento de él, y un ladrón entró en su lugar, y yendo de bajada en dirección opuesta al Everest intentó atropellarlo.
No me opongo a la búsqueda de un maestro genuino y a la instrucción tradicional, ni a la religiosidad y su diversidad de vías, ni a la moral bien comprendida (no como moralismo, sino como metodología de perfección incierta en la vida práctica).
Me gustaría que quede claro esto. Pero una defensa necesita también una contraparte y hay que matizar.
A veces ese matiz puede venir no en un solo texto, sino en el contrapeso de dos opuestos:
Una visión muy idealista de algo puede hacernos perder la perspectiva global y conducirnos a no ser cabalmente fieles a la realidad.
Los puntos abordados dan
para un largo e interesantísimo diálogo.
En el sentido esencial, no la critico, mi crítica se dirige a su sentido accidental.
En el primer sentido, la religión se identifica con la metafísica.
El segundo sentido no es metafísico, sino devocional y corresponde a doxa (opinión), vinculándose más a la facultad de la imaginación.
La cuestión: doxa, dianoia y nous, y cómo no se relacionan
La razón es el límite intermedio que divide a la irracionalidad de la suprarracionalidad.
La mayoría de personas propenden más a la irracionalidad que a la razón y su capacidad suprarracional está ausente. Es común en los religiosos o en quienes poseen pretensiones espirituales, así como en la gente trivial.
Un menor número de personas tienen más fuerte la razón y los elementos irracionales no consiguen absorberla y anularla, de modo que puede decirse que son prioritariamente racionales. Sin embargo, también tienen la capacidad suprarracional impedida.
En este sector cabe un amplio número de intelectuales y ateos que han desarrollado el hemisferio izquierdo del cerebro circunscribiéndose a él, pero que no tienen mayores luces.
Un número todavía más reducido es el de quienes teniendo una buena imaginación y una razón fuerte que no es absorbida por esta, se proyectan más allá de la razón y se abren la percepción suprarracional.
Aquí encajan las personas
genuinamente espirituales.
Cuando alcanza la cumbre se remonta al Principio de principios, al Principio Supremo del que dependen los principios segundos y terceros:
El espíritu o nous percibe lo Divino sin mediación porque él mismo,
La afirmación de que el Kali-Yuga es una era sin religión es parcialmente verdad.
A lo que agrego:
En este sentido, me identifico con la visión expuesta por Lao Tse en el Tao Te King:
Y también en este pasaje:
La sabiduría de Shankara y de los defensores de la no-dualidad es certera:
Muchas y diversas pueden ser las especulaciones intelectuales sobre la realidad fundamental, pero la experiencia directa, la sumersión en ella, es la única que garantiza la certeza de lo que se sostiene.
Por eso no puedo suscribirme a las otras visiones que niegan la no-dualidad, porque contravienen el conocimiento experiencial trascendente que he tenido.
Ramajuna es un teórico, un argumentador, pero su visión racional no coincide con la experiencia-ser-visión interior absoluta que conozco y que es en sí. Los argumentos son provisionales y nada pueden contra el hecho.
Mi intención ahora no es teorizar sobre si la individualidad perdura o no, porque a ello no se llega con argumentos, sino con la sumersión en el fondo último de todas las cosas (el alma no se fusiona con Brahma, ni tampoco conserva su individualidad: no conserva su individualidad porque esta es ilusoria y la ilusión se evapora ante la Verdad; no se fusiona con Brahma porque ella misma es Brahma, de forma tal que sólo se reconoce en lo que es sin tiempo).
Sin embargo, teorizar y
argumentar también ayuda a abrir circuitos, a facilitar
comprensiones, aunque no es garante de por sí.
Sin embargo, hay una forma, distinta a la que la gente común entiende, en que este Principio inmutable sí es capaz de experimentar pasiones humanas, y es sólo cuando se torna criatura, cuando, desde lo no manifestado, desde el reino de lo sin forma, se condensa en lo existente adquiriendo una forma.
¿A qué me refiero...?
Si tú experimentas una pasión, la experimentas porque vives, y vives porque eres en esencia el Principio:
Pero si te adentras más en tu interior hasta rebasar el nivel individual, alcanzas el centro imperturbable del Principio.
En resumen:
...todo ello a través de tu condición de criatura o ente particular existente en el cual el Principio se hace patente adquiriendo una forma que lo limita, que restringe el Infinito que Es en su condición no manifestada.
Sólo en su alteridad ilusoria el Principio experimenta pasiones humanas.
Ergo, no existe nada que
la Divinidad no experimente y, sin embargo, Ella permanece intacta e
inmutable más allá de toda pasión mutable, más allá de toda
perturbación.
En realidad el principio crístico es universal, habita en todos los seres y es el mismo que el principio búdico, el hombre universal, etc., y sólo requiere de su actualización para realizarse.
La Iglesia, en su necedad literalista e historicista, ha perseguido a todos los "herejes" que han reconocido el genuino sentido; y el protestantismo, aún más literalista e historicista, ha conducido a la caricatura cristiana, fuera del catolicismo, a sus formas extremas de degradación, del mismo modo en que lo ha hecho la Teología de la Liberación dentro del mismo.
Aludo, por supuesto, a un
punto de vista exclusivamente metafísico. Desde una perspectiva
humana, las cosas adquieren otro cariz.
No creo que su defensa se deba basar en lo que otros dicen sin más, no creo que la estima de algo deba basarse en el argumento de la autoridad o ad verecundiam siendo incapaz de tener su fundamento en su propia dinámica interna o en lo real, y no en lo que otros dicen que debamos creer por fe.
Religiones hay muchas, creencias hay muchas, supersticiones hay muchas, y unas se oponen a otras, y es el azar el que se encarga de que unos abracen unas u otras, y peleen entre sí por ver quién tiene razón.
El sabio no se adhiere por azar, no se basa en la creencia de lo que le tocó porque nació en la Europa cristiana medieval, en la Grecia pagana o en la Arabia musulmana, sino que discierne con la luz del sentido interior lo verdadero de lo falso.
Distinto es el culto supersticioso a los dioses por credulidad acrítica y pasional, sin conocimiento de su naturaleza, al culto a los dioses por conocimiento y alumbramiento interior, reconociendo en ellos arquetipos o principios de la Divinidad, tal como los neoplatónicos.
Yo misma me inclino ante Atenea y no veo en ello superstición.
Ya hablaremos de ese tema
más tendidamente en algún momento...
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