por el Grupo Investigativo Leading Edge

traducción de Adela Kaufmann

Versión original
1998
Del sitio Web
LeadingResearchGroup
Recobrado a través de
WayBackMachine
 
 

Vacunación y Cambio Genético
Movilidad de Material Genético entre Formas de Vida

Una de las indicaciones de que las vacunaciones pueden, de hecho, estar cambiando la estructura genética de los humanos se hizo evidente en septiembre de 1971, cuando los científicos de la Universidad de Ginebra hicieron el descubrimiento que las sustancias biológicas entrando directamente al torrente sanguíneo podrían convertirse en parte de la estructura genética humana.

 

Originalmente, los bacteriólogos japoneses descubrieron que la bacteria de una especie transfería su propia resistencia antibiótica específica a la bacteria de otra especie enteramente diferente.

El Dr. Maurice Stroun y el Dr. Philip Anker en el Departamento de Fisiología de Plantas en la Universidad de Ginebra, comenzaron a acumular evidencia que la transferencia de información genética no está confinada a la bacteria, son que puede también ocurrir entre bacterias y plantas y animales superiores.

Según un artículo en Medicina Mundial el 22 de septiembre de 1971,

“Los científicos de Ginebra están convencidos que las células normales de animales y plantas despiden ADN, y que este ADN es tomado por otra célula en el organismo.”

En un experimento, los científicos en Ginebra extrajeron las aurículas de corazones de ranas y los sumergieron durante varias horas en una suspensión de bacteria. Después, ellos encontraron un alto porcentaje de hibridación de ARN-ADN entre el ADN bacterial extraído de la bacteria de la misma especia, así como aquella usada en el experimento, y ADN bacteriano extraído de las aurículas que habían sido sumergidos en la suspensión bacterial.

El ADN bacterial había sido absorbido por las células animales. Este fenómeno ha sido apodado transcesión.

Hay evidencia de que esta clase de fenómeno está sucediendo todo el tiempo dentro del cuerpo humano. Es concebible, por ejemplo, que el daño de corazón siguiendo a una fiebre reumática podría ser el resultado de una reacción del sistema inmune a sus propias células produciendo un complejo de ARN extraño después de la absorción de un ADN extraño.

En la revista Ciencia, del 10 de noviembre de 1972, el ARN bacterial fue demostrado en células de cerebro de ranas después de una infección bacterial peritoneal. En la edición de abril de 1973 del Diario de Bacteriología, la transcripción de ADN bacterial, espontáneamente soltado, fue encontrado haber sido incorporado en el núcleo celular en aurículas de rana.

Estudios realizados por Phillipe Anker y Maurice Stroun han indicado:

  • liberación espontánea de material de AND de células mamíferas

  • transferencia espontánea de AND de bacteria a organismos superiores

  • transferencia espontánea de AND entre células de organismos superiores

  • liberación de ARN por parte de células mamíferas

  • actividad biológica de complejos liberados conteniendo ARN


 

Transformaciones Celulares Malignas Causadas por ADN Extraño

Hay evidencia de que el ADN que circula libremente puede causar malignidad. En una edición de 1977 de Revisión Internacional de Citología, Volumen 51, Anker y Stroun discuten los posibles efectos del ADN extraño causando transformaciones malignas en células.


Cuando un ADN extraño es transferido a una célula de un diferente organismo,

”este acontecimiento general biológico está relacionado con la toma del mismo por las células de un ADN bacterial espontáneamente liberado, sugiriendo así la existencia de ADN circulante. En vista de las transformaciones malignas obtenidas con el ADN, se ha postulado el papel oncogénico (causante de cáncer) del ADN circulante.”

El descubrimiento en 1975 de que los virus causantes de cáncer en animales tenían una enzima especial llamada transcriptase reversa hace este problema incluso más interesante.

Estas clases de virus son llamados virus ARN. Cuando un virus ARN tiene la enzima transcriptase reversa dentro de su estructura, esto permite al virus formar hilos de ADN los cuales fácilmente se integran con el ADN de la célula anfitriona, la cual, entonces, infecta.

Estudios realizados por el Dr. Robert Simpson de la Universidad de Rutgers indican que los virus ARN, los cuales no causan cáncer, pueden también formar ADN, incluso sin la presencia del transcriptase revertido. El ADN formado de esta manera, del virus ARN es llamado un provirus. Es conocido que algunos virus no-cancerígenos tienen una tendencia a existir como provirus durante largos períodos de tiempo, en células, sin causar ninguna enfermedad aparente. En otras palabras, permanecen latentes. Algunos ejemplos de virus comunes ARN que no causan cáncer por sí mismos, pero tienen la capacidad de formar provirus son las influenza, sarampión, paperas y el virus de la poliomielitis.

El 22 de octubre de 1967, en el Periódico British Medical Journal unos científicos alemanes dijeron que la esclerosis múltiple parecía ser provocada por vacunaciones contra la viruela, tifoidea, tétano, poliomielitis, tuberculosos y difteria. Incluso antes, en 1965, Zintchenko reportó 12 casos en los cuales la Múltiple Esclerosis se volvió evidente después de una serie de vacunaciones antirrábicas.

Recuerde que millones de personas entre 1950 y 1970 fueron inyectados con vacunas contra la poliomielitis conteniendo virus 40 de simio (SV-40), transferidos de células de mono contaminadas, usadas para los cultivos de la vacuna. ES imposible quitar virus de animales de los cultivos para vacunas. Le recordamos que el SV-40, el 40avo virus en ser descubierto en tejido simio es un virus causante de cáncer.

Los programas de inmunización contra la influenza, el sarampión, las paperas y la poliomielitis están, en realidad, sembrando a los humanos con ARN y formando provirus que se vuelven latentes durante largos períodos en todo el cuerpo, solo para ser re-despertados más tarde. El síndrome post-polio es un buen ejemplo de este problema.

Otros ejemplos pudieran incluir las supuestas enfermedades mesenquimales y collegen, tales como artritis reumatoide, múltiple esclerosis y lupus eritmatosis, en donde los anticuerpos son formados por el sistema inmune en contra de los propios tejidos de la persona – tejidos que han sido impregnados con material genético extraño.

Según un número especial del periódico Medicina de Posgrado en mayo de 1962,

“aunque el cuerpo generalmente no hará anticuerpos contra sus propios tejidos, parece que una leve modificación del carácter antigénico de tejidos pudiera causar que le parezcan extraños al sistema inmune y, por tanto, un buen blanco para la producción de anticuerpos."

Dos años más tarde, en 1964, se realizaron estudios sobre el virus Poroma, un virus del ADN productor de tumores. Fue descubierto que la persistencia de material genético de ADN en el virus polyoma produjo transformaciones malignas en cultivos de células embrionarias en hámsters. Esto fue reportado en la edición del 23 de noviembre de 1964 del Periódico de la Asociación Médica Estadounidense.

Incluso virus comunes no-tumorales,, incluyendo el virus 2 presente en la vacuna contra la polio y contra la viruela, puede actuar como carcinógenos. Fue reportado en Science el 15 de diciembre de 1961 que éstos virus comunes actuaban como catalizadores produciendo cáncer cuando se les administró a ratones en combinación con carcinógenos orgánicos conocidos, en cantidades demasiado pequeñas para inducir tumores por ellos mismos.

Esto significa que algunas vacunas inducirán cáncer si son combinadas con el creciente problema de contaminación ambiental de sub-productos tóxicos de la agricultura (pesticidas sobre y dentro de los alimentos) y la industria.

Por supuesto, esta información es ocultada del público, que es la razón por la cual el FDA, EPA y las industrias agrícolas pueden escapar “sancionando” pequeñas cantidades de contaminantes en los alimentos, el agua y el aire. La conexión no se ha hecho pública, en gran medida para alegría de la industria química, el Instituto Nacional del Cáncer y la creciente industria del cáncer, la cual continúa fraudulentamente solicitando donaciones públicas para justificar su propia existencia.

Como efecto de margen, ya ha sido admitido que las vacunaciones contra la poliomielitis han causado el 100% de toda la poliomielitis en los Estados Unidos desde 1980 y los casos predominantes de toda la poliomielitis paralítica desde 1972 (Science, 4 de abril de 1977). Se sospecha que las vacunas Salk y Sabin, hechas de cultivos de tejido de mono, también han sido responsables para el principal incremento en leucemia en los Estados Unidos.

El uso de los cultivos de tejido animal de virus y bacteria en las campañas de inmunización masiva, considerando que esta información ha sido ya conocida durante 20 años constituye un peligro intencionalmente creado para los humanos.


El impacto global sobre la amplia gama de genotipos relativos a los seres humanos es difícil de evaluar, pero el resultado es definitivamente negativo, y permitiendo la siembra de provirus latentes en el ser humano, a sabiendas, no puede tener otro fundamento racional más que futuras ganancias médicas, y constituye una conspiración criminal de vastas proporciones, que equivale a una política genocida en contra de la población, constituyendo más crímenes en contra de la humanidad, que es internacionalmente penalizado con la muerte.

Pero, por supuesto, especialmente en los Estados Unidos, este hecho es ignorado y suprimido del conocimiento público, a pesar de una petición hecha en 1984 por algunos médicos estadounidenses a las Naciones Unidas en un reporte. El hecho es que esto continúa con el pleno conocimiento del la comunidad médica mundial hace de esto una conspiración internacional, en donde la población no tiene ningún recurso, dado que las vacunaciones se están convirtiendo en obligatorias y en requisito indispensable para muchos programas sociales.

La persistencia a largo plazo de los virus y proteínas extrañas y su relación con enfermedades crónicas y degenerativas fue también señalado por el Dr. Robert Simpson de la Universidad de Rutgers en 1976, cuando el abordó a escritores de ciencia en un seminario de la Sociedad Americana del Cáncer, diciendo,

“estos provirus podrían ser moléculas en la búsqueda de una enfermedad.”

El Dr. Wendell Winters, un virólogo de la Universidad de California observó,

“las vacunas pudieran causar cambios en los “slow virus” (virus lentos) y cambios en el mecanismos del ADN”.

Si bien las células huéspedes conteniendo latentes partículas virales operan más o menos normalmente, éstas comenzar a sintetizar proteínas virales bajo la guía del ADN viral, eventualmente creando las circunstancias para varias enfermedades autoinmunes, incluyendo enfermedades del sistema nervioso central, las cuales, desafortunadamente agregan carga a los crecientes patrones aberrantes de conducta social.