Este modelo médico, el más valioso de la
era moderna, es un descubrimiento hecho por el médico mexicano, Dr.
Isaac Goiz Durán.
El Par Biomagnético supone la comunicación con la sabiduría corporal
para determinar, a través de un diálogo binario (extensión-contracción)
entre terapeuta y células corporales, la región biomagnética que se
encuentre en estado disfuncional y que ha sido invadida por
elementos patógenos.
A partir de esto, los campos irregulares pueden modificarse por
medio de imanes para restablecer el equilibrio tanto Biomagnético (frecuencias
celulares) como bioquímico (PH, neurotransmisores, neuroreguladores,
hormonas y enzimas).
El método supone que la gran mayoría de las enfermedades son
provocadas por una infección, ya sea micro, es decir subclínica, o
macro infección a nivel manifiesto.
El Biomagnetismo Médico es un sistema terapéutico desarrollado a partir de 1988; en
él se utiliza potentes
imanes para combatir parásitos, bacterias, hongos, virus y otros
gérmenes que son la causa de diversas enfermedades.
El sistema consiste en el reconocimiento de puntos de energía
alterados en el organismo humano que en conjunto provocan una
enfermedad.
Este reconocimiento se efectúa con imanes pasivos (no
electrificados ni conectados a máquinas electrónicas), que se
aplican en diversas zonas del cuerpo humano como si se tratara de un
rastreo o escaneo Biomagnético.
Una vez reconocidas y confirmadas
dichas zonas en su potencial energético - que corresponden a órganos
y tejidos que sufren la distorsión - el terapeuta aplica un conjunto
de imanes en esos puntos durante 10 a 15 min. a cada persona y
generalmente los aplican en forma simultánea.
La enfermedad se localiza en el órgano o en el tejido en
desequilibrio entre cargas positivas y negativas.
Si se corrige la
alteración iónica, desaparece el problema, ya que se retorna al
punto de equilibrio. De esto se encarga el Biomagnetismo, gracias a
su fuerza o energía de polaridad; la polaridad negativa es capaz de
impactar a una carga patológica similar, los que se anulan al
encontrarse con la carga positiva.
El Biomagnetismo es compatible con cualquier otra forma de terapia (homeopatía,
alopatía, Naturopatía, Flores de Bach, Reiki, etc.) que también
puede utilizarse simultáneamente con tratamientos alopáticos
tradicionales, siempre y cuando se justifique su uso y no se
disponga de otra alternativa.
Según la Teoría del Par Biomagnético
del doctor Isaac Goiz buena parte de las enfermedades son
producto de la combinación de alteraciones fundamentales del pH en
los órganos internos y la presencia de virus y bacterias.
De hecho, Goiz afirma que toda patología se inicia en dos puntos
relacionados entre sí que poseen las mismas características
bioenergéticas aunque estén situados en distintos lugares del
cuerpo.
Es lo que llama “par biomagnético” y
asevera que mientras en uno de esos puntos se produce acidificación
en el otro se produce alcalinización. Y eso hace que ¡en uno se
acumulen los virus y en el otro las bacterias! Es más, asevera que
basta colocar dos simples imanes en esos puntos para que los virus y
bacterias que pueden afectar negativamente al organismo ¡pierdan su
capacidad patógena!
Cuenta la leyenda que fue un pastor griego llamado Magnes la
primera persona en descubrir el poder de los imanes en Occidente. Se
dice que un día, mientras llevaba su rebaño a pastar, la punta
férrica de su bastón fue atraída de improviso por una gran piedra
situada en medio del camino. Y bien por superstición, bien porque
tuvo una inspiración genial, cuenta la leyenda que insertó pedazos
de la piedra en las suelas de sus sandalias y desde aquel momento
pudo caminar largas distancias sin experimentar fatiga.
Sus contemporáneos llamaron tan la extraña piedra “la piedra de
Magnes” siendo de ahí de donde deriva la palabra magnet
(inglés) y, por ende, magnético. Por otra parte, el término
imán procede de la palabra latina adamas/adamantis que
significa ‘piedra dura’.
Obviamente, la investigación sobre los efectos terapéuticos de los
imanes en la salud no se ha detenido desde entonces.
Son reseñables por ejemplo las
investigaciones que hicieron:
los investigadores japoneses
Takahashi y Nakagawa sobre su beneficio en dolores
articulares
los trabajos del doctor J. M.
Boboc en 1980 para el tratamiento del dolor de espalda
las investigaciones del doctor
Baron - reputado neurooftalmólogo y director de
investigación en el CNRS francés - que concluyeron en 1982
que los imanes eran muy eficaces para tratar el síndrome
mesencefálico (sus experimentos le llevaron a descubrir el
aspecto relajante del polo Norte de un imán)
los trabajos del doctor P.
Orengo, un cirujano ortopédico que trató miles de patologías
en las articulaciones con imanes y que en colaboración con
el doctor M. T. Couchard demostró las propiedades contra el
dolor del polo Norte de los imanes
los trabajos del doctor Valade
quien concluyó que eran muy eficaces en el tratamiento de
los dolores de cabeza (la neuralgia de Arnold)
los estudios efectuados en el
Hospital Saint Michel de París donde un equipo probó la
efectividad de los campos magnéticos en la parálisis facial
Sin olvidar los numerosos trabajos sobre
la eficacia de los campos magnéticos pulsantes de los que hemos
hablado ya varias veces en la revista
La verdad es que podríamos mencionar una interminable lista de
trabajos realizados sobre el magnetismo en todo el mundo pero no
harían sino confirmar lo ya descubierto… y desvelar que aún queda
mucho por descubrir.
Y es que como ya hemos analizado en multitud de
ocasiones en nuestra revista, tanto con motivo de artículos sobre la
antiquísima Acupuntura como sobre las modernas tecnologías de
diagnóstico y tratamiento, la Moraterapia o el Papimi el ser
humano no deja de ser un complejo sistema electromagnético.
Ahora bien, es preciso recordar que los campos magnéticos son
anteriores a los eléctricos ya que no precisan un impulso inicial
para su desarrollo y está en su naturaleza comportarse como lo
hacen.
Dicho esto, hoy es sabido que cada órgano genera su propio campo
magnético y que éste está expuesto a continuos estados de actividad
y descanso así como a influencias externas como las que llegan a
través de la comida, la bebida, las emociones… ¡y la contaminación
electromagnética! Y que, obviamente, para mantener un estado
saludable es necesario que esos campos magnéticos se hallen en
equilibrio.
Especialmente porque cualquier distorsión constante en el campo
magnético de un órgano durante cierto tiempo puede afectar
gravemente al mismo… ¡y a todo el organismo!
Y son desde luego muchos los campos externos con los que cada día le
toca al ser humano interactuar. El primer campo magnético con el que
nuestro organismo tiene que estar en perfecto equilibrio es el de
nuestro propio planeta.
M.H. Halpern ya demostró su
importancia para los organismos vivos al aislar a ratones del campo
magnético terrestre introduciéndoles en jaulas especiales.
El resultado es que los ratones enfermaron rápidamente y en tres
generaciones habían muerto todos víctimas de distintos tipos de
hipoplasia (una disminución
significativa del número de células en los tejidos del órgano
afectado). La NASA detectaría luego que al abandonar el campo
magnético de la Tierra los astronautas padecían la denominada
“enfermedad espacial” caracterizada por el desarrollo de
osteoporosis y deficiencias en el sistema inmune.
No debe extrañarnos pues que hoy sean cada vez más los
investigadores que se preguntan si el gran número de nuevas
patologías que se diagnostican - muchas de ellas articulares - no se
deberá a la suma de la disminución progresiva del campo magnético de
la Tierra denunciada por los investigadores japoneses Kawai y Ritake
(un 5% anual) y la enorme contaminación electromagnética que
sufrimos.
En esta línea, ya en 1958, el antes mencionado doctor Nakawaka
acuñó la expresión “Síndrome de deficiencia de campo magnético” para
definir la dolencia de aquellos pacientes que presentan síntomas
como rigidez de hombros, espalda y base del cuello, dolor en la
parte baja de la espalda, migrañas, vértigos, sensación de pesadez,
insomnio, estreñimiento crónico, lasitud general y desequilibrio del
sistema nervioso autónomo.
Nakagawa estaba convencido de que tales síntomas se debían a un
desequilibrio de los campos magnéticos de los pacientes y de hecho
obtenía muy buenos resultados cuando les sometía a tratamiento con
imanes.
“Todas las funciones biológicas -
afirmó por su parte el cirujano francés Ornego - son sumamente
sensibles a la influencia de los campos magnéticos. Las
membranas, las mitocondrias intercelulares, las reacciones
enzimáticas, los fosfolípidos, el metabolismo basal… Todo
confirma el concepto de que la vida en la Tierra está sumergida
en un mar de fuerzas magnéticas y que la persistencia de vida
depende de que esas fuerzas permanezcan intactas.”
En resumen, la investigación acumulada
hasta el momento demuestra que los sistemas vivos son muy
sensibles a los campos magnéticos y que sus efectos alcanzan
hasta el último rincón de nuestro organismo a causa del carácter
penetrante del magnetismo.
Y precisamente porque el cuerpo entero
esta movido a nivel celular por impulsos eléctricos y los campos
magnéticos existen en cada una de sus células los imanes,
adecuadamente aplicados, ejercen un efecto positivo al equilibrar
los campos magnéticos.
Lo que a la vista de lo que hoy sabemos podría contribuir a corregir
los desequilibrios metabólicos que están en el origen de buena parte
de las enfermedades. Hay que decir, sin embargo, que nunca hasta
ahora los imanes habían sido utilizados como propone el doctor
mexicano Isaac Goiz.
Lo explicamos.
EL DOCTOR ISAAC GOIZ Isaac Goiz es el
creador de la teoría del Par Biomagnético, una concepción que supone
un paso adelante en lo que hasta ahora se conocía sobre el uso de
imanes, su colocación y su relación con el pH.
Y es que con la colocación de los polos
positivo y negativo de imanes naturales de especial potencia en
puntos concretos del organismo interrelacionados entre sí Goiz ha
conseguido aumentar los beneficios de los campos magnéticos en un
amplio rango de enfermedades.
Obviamente, como ocurre con muchas otras terapias novedosas, sus
trabajos no han sido aún estudiados por otros colegas y no cuentan
por tanto con el respaldo de la llamada “comunidad científica” - una
entelequia, por cierto, que sólo existe en la mente de algunos.
Así lo reconocía el doctor J.K.
Crellin de la Universidad de New Foundland en Cánada y
especialista en Historia de la Medicina, cuando tras conocer sus
trabajos le contestó:
“Su teoría no puedo aceptarla en
principio como una terapia y menos aún certificar su efectividad
a pesar del número de pacientes que usted ha tratado; sin
embargo, es digna de publicarse porque se está metiendo de lleno
en un capítulo totalmente nuevo, la Bioenergética, e
independientemente de los resultados es el futuro de la Medicina
y la Medicina del futuro”.
Por el momento, además de su propia
experiencia clínica y la conseguida en otros países del mundo -
sobre todo en Chile - Goiz ha contado con el aval de la Universidad
de Loja (Ecuador) a los hallazgos que describió en su obra
El fenómeno tumoral sobre la etiología y tratamiento del cáncer y la
participación de virus y otros gérmenes en su desarrollo.
Médico cirujano, mientras trabajaba en el Instituto Nacional de
Neumología de México en 1970 Goiz se vio obligado - por severas
deficiencias en el suministro de materiales - a trabajar con
prácticas médicas alternativas o poco conocidas para él como la
Acupuntura, la Auriculoterapia, la Reflexología, la Enzimoterapia y
otras que le convencieron de la existencia de soluciones
terapéuticas eficaces en el mundo de las denominadas terapias
alternativas.
Posteriormente, en 1988, recibiría una invitación para asistir al
primer curso sobre Biomagnetismo que organizó la Sociedad de
Medicinas Alternativas de Guadalajara (México) teniendo la
oportunidad de oír hablar allí al doctor Richard Broeringmeyer
sobre terapias energéticas, la Terapia Polar y la importancia del pH
en la salud.
Un conocimiento que sería la base que terminaría dando lugar a su
teoría del Par Biomagnético.
EL PH Y LOS IMANES
Como en su día explicamos cada órgano del cuerpo - y todos sus
tejidos - tienen un mayor o menor grado de acidez o alcalinidad.
Algo que se conoce midiendo la concentración de hidrógeno - es
decir, el potencial de hidrógeno, lo que abreviadamente conocemos
como
pH.
Se trata de un dato útil porque la mayoría de las personas enfermas
tienen un exceso de iones electropositivos (toxinas, radicales
libres…) que acidifican las células, los órganos, la sangre y las
secreciones. El pH normal de la saliva de una persona con una dieta
naturista libre de productos químicos y que consume alimentos no
procedentes de animales muertos es igual al de la sangre: 7.4.
Es decir, ligeramente alcalino (el pH neutro es de 7.0.) Sin
embargo, la mayor parte de la gente enferma tiene un pH que oscila
entre 6.0 y 7.0 (de ácido a neutro). Y cuanto más enfermos más ácido
suele ser su pH. Así, las personas con cáncer terminal o metástasis
masiva tienen por lo general un pH muy ácido (entre 5.5 y 6.0).
Son muchos los investigadores y médicos que sostienen que para
buscar el equilibrio cuando el organismo está acidificado éste hace
básicamente dos cosas:
buscar las sustancias que
precisa para contrarrestar los radicales libres
expulsar del cuerpo toxinas
(radicales libres y toxinas son las dos principales causas
de la acidificación)
Es decir, usa las vitaminas, minerales y
oligoelementos antioxidantes que tiene a su alcance y,
paralelamente, se deshace de las toxinas a través de las vías
naturales de eliminación del cuerpo:
las heces
la orina
las mucosidades
el sudor
Proceso de desintoxicación que cuando es
intenso a veces da lugar a problemas dermatológicos - eccemas, acné,
dermatitis, psoriasis y otros desórdenes de la piel - al salir las
toxinas a través de la piel y que a veces es diagnosticado como una
“enfermedad” cuando en realidad no constituye sino la
consecuencia del rápido proceso de desintoxicación.
Y otro tanto ocurre con las llamadas enfermedades agudas o
recurrentes que no serían en muchos casos sino la consecuencia de
las disfunciones que produce en tejidos y órganos la carencia de las
sustancias antioxidantes que el cuerpo se ha visto obligado a
extraer de ellos para combatir la acidificación - cuestión de
prioridades - algo que no habría tenido que hacer si la persona
dotase periódicamente a su cuerpo de ellas mediante una alimentación
adecuada o una suplementación inteligente.
Evidentemente si esa aportación sigue sin tener lugar durante mucho
tiempo aparecen las llamadas enfermedades crónicas ya que los
tejidos y órganos empezarían a tener carencia de las sustancias que
el organismo se ve obligado a “robarles” para combatir la
acidificación y podrían producirse daños importantes que produzcan
disfunciones.
La gran aportación de Goiz para tratar de solucionar la
acidificación es el uso de la influencia de los imanes sobre el
intercambio celular de iones. El proceso de desequilibrio del pH
comienza a nivel celular con el intercambio de iones a través de la
membrana celular, acción bioeléctrica que se da en todas las células
del cuerpo.
Pues bien, si recogemos una muestra de
sangre, eliminamos el fluido hasta quedarnos sólo con los glóbulos
rojos y acercamos un imán podremos ver al microscopio cómo las
células giran y apuntan en una dirección.
El imán, en pocas palabras, ¡polariza los iones de las células! (un
ión es un átomo con un electrón de más o de menos).
Es más, comprobaremos que,
El polo Sur fuerza a los fluidos
a girar en el sentido de las agujas del reloj, aumenta la
producción de iones de hidrógeno, ofrece una carga positiva
(+) de energía, acelera la actividad celular, refuerza los
componentes ácidos, estimula la producción de proteínas y
acelera el proceso de maduración.
El polo Norte, en cambio,
proporciona una carga negativa de energía (-), reduce la
velocidad de la actividad celular, incrementa la
alcalinidad, actúa para sosegar o inhibir el dolor, aumenta
los iones de potasio, disminuye los iones de calcio
anormales y disminuye la concentración de iones de
hidrógeno.
Desde este punto de vista, pues, puede
afirmarse que el principal efecto del magnetismo en la salud es
actuar sobre el ión de hidrógeno.
El caso es que Isaac Goiz decidió aplicar en la práctica
diaria las teorías de Broeringmeyer sobre la Terapia Polar del
potencial de hidrógeno, el deterioro de los órganos y los imanes.
Sólo que ante la imposibilidad tecnológica de conseguir una medición
externa del pH interior de nuestros órganos comenzó a trabajar con
mediciones indirectas.
Y es que Broeringmeyer le había abierto la puerta al documentar el
uso de los tests musculares utilizados en
Kinesiología para diagnosticar con
precisión el funcionamiento de las glándulas y órganos del cuerpo,
un método de diagnóstico a través del principio de “respuesta
muscular inteligente” que fue descubierto por el Dr.
George Goodheart en los años
sesenta.
“En 1988 - escribió Goiz - acepté
que debido a la interacción de un campo magnético de polaridad
bien definida con la carga biomagnética de un órgano éste se
distorsiona hacia un pH anormal alcalino y se produce un
acortamiento del hemicuerpo derecho constatable de forma
objetiva; y que, por el contrario, el hemicuerpo derecho se
alarga ante la presencia de un órgano con pH acidótico.
Las mediciones se hacen en el hemicuerpo (mitad del cuerpo)
derecho porque el izquierdo no sufre estas variaciones ya que es
recorrido 80 veces por minuto en condiciones normales por una
corriente electromagnética generada por la actividad autónoma
del corazón y, por lo mismo, sirve como marco de referencia
bioenergética para entender e identificar los pares
biomagnéticos”.
Recomendamos a quien dude de la eficacia
de este tipo de tests musculares un simple ejercicio casero:
Extienda hacia el lado un brazo de
forma perpendicular al cuerpo.
Pídale luego a alguien que trate de bajarlo mientras ofrece la
mayor resistencia posible y observe el grado de dificultad y
resistencia. Coja ahora con la otra mano un recipiente con un
producto tóxico - por ejemplo, un frasco de amoníaco o de lejía
- acérquelo al cuello y acto seguido realice otra vez el
ejercicio anteriormente propuesto.
Comprobará que su fuerza mengua
notablemente. Y es que el campo tóxico interfiere decisivamente
en su energía.
Pues bien, a partir de los métodos de
diagnóstico que ofrece la Kinesiología Goiz comenzó a trabajar sobre
los efectos de los imanes en el pH y en octubre de 1988 - trabajando
con un enfermo de sida - daría con un sorprendente descubrimiento:
que en su cuerpo había dos puntos concretos que se caracterizaban
por tener distinta polaridad. Uno ubicado en la parte media del
esternón y otro en la parte distal del coxis.
A esos dos puntos - uno de polaridad positiva, el otro de polaridad
negativa - los denominaría “par timo-recto” y desde entonces
identifica el Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (SIDA).
El posterior trabajo con miles de pacientes le llevaría a
encontrarse con que en la práctica totalidad de las enfermedades
existen “pares biomagnéticos”; es decir, que en cada patología
existe un campo magnético propio con sus polos “norte” y “sur” -
como en una pila.
Y con tiempo y paciencia identificó todos esos polos. Es más,
descubriría que el desequilibrio de esos campos magnéticos da origen
a la aparición de patologías concretas.
Según Goiz el polo positivo - que se
genera por exceso de H+ (iones de hidrogeno) - tiende hacía la
acidificación y da lugar a la presencia y desarrollo de virus. Por
su parte, el polo negativo se genera por déficit de H+ y por la
presencia de radicales libres, tiende hacia la alcalinidad y lo que
propicia es la presencia y desarrollo de bacterias y otros gérmenes.
De hecho, a día de hoy - como en el caso de los puntos de acupuntura
- la ubicación en el organismo de esos pares biomagnéticos está ya
completamente definida. Y constatada su relación con patologías
concretas.
Los pares biomagnéticos descubiertos
son cerca de 250.
“El par biomagnético puede definirse
- escribiría Goiz - como el conjunto de cargas que identifican
una patología y que está constituido por dos cargas principales
de polaridad opuesta que se forman a expensas de la alteración
fundamental del pH de los órganos que las soportan”.
Es decir, según Goiz cada enfermedad
tiene su propio par biomagnético y ello permite tratarla.
¿Cómo? Pues actuando sobre los polos
adecuados en cada caso mediante imanes. Luego volveremos sobre esto.
Antes debemos decir que de esa dualidad
bioenergética se desprende - siempre según Goiz - otro principio
fundamental al que llamó Nivel Energético Normal (NEM) y que
define los límites bionergéticos en donde se llevan a cabo
correctamente todos los procesos metabólicos celulares de los
organismos humanos en estado de salud y que, en razón de
temperatura, no pueden salirse de un grado (de 36° a 37°), en razón
de su absorción electromagnética está en el orden de los 400
amstrongs y en razón del pH está muy próximo al valor neutro de la
escala convencional con una tolerancia de apenas tres décimas en
ambos sentidos.
En otras palabras, para que el organismo funcione correctamente,
la temperatura del cuerpo debe
estar entre 36° y 37°
el pH entre 7,1 y 7,7
el grado de absorción
electromagnética ser de alrededor de 400 amstrongs
DIAGNÓSTICO Y TRATAMIENTO
Uno de los principales problemas con los que Goiz se encuentra para
que sus colegas acepten su trabajo es que hasta el momento la
medición de los polos biomagnéticos es de orden cualitativo e
indirecto a través, como ya se ha explicado, de la combinación de
tests de Kinesología e imanes.
Dicho esto, hay que explicar que de acuerdo a los principios de la
práctica de la terapia - fruto del trabajo de muchos años por parte
de Goiz - la mejor forma de rastrear los polos biomagnéticos (la
enfermedad) es situar al paciente en decúbito supino sobre una base
firme, especialmente de madera o material aislante para evitar
interferencias con los imanes.
Se aconseja que el paciente mantenga puestos sus zapatos ya que
éstos permiten valorar el acortamiento o la elongación del miembro
inferior derecho.
Una vez tumbado el paciente boca arriba se rastrean los puntos
denominados de diagnóstico. Basta colocar sobre ellos el polo
negativo de un imán y comprobar en cada ocasión si las piernas
tienen la misma longitud o una parece más corta que la otra.
Para ello se toman los talones del paciente y se levantan las
piernas unos 30° ya que así es más fácil constatar cualquier
alteración.
Si así sucede, es decir, si la pierna
derecha parece más corta que la otra - la diferencia puede oscilar
entre 1 y 5 centímetros - es que ese punto está alterado.
“La verdad - confiesa Goiz - es que
no entendemos aún - cuando lo entendamos se acabarán todas las
enfermedades - por qué se polariza en un instante todo un órgano
hacia el lado positivo por exceso de iones, cayendo en un estado
de acidez en su totalidad y eso, a su vez, condiciona - como
consecuencia necesariamente lógica - la polarización de otro
órgano en sentido opuesto, es decir, hacia la alcalinidad por
déficit de hidrogeniones y presencia de radicales libres
complejos con polaridad negativa.
Aun cuando las consecuencias finales
de ambos polos son las mismas, la degeneración de la materia,
dicha degeneración es diferente en su manifestación.
En el caso de los polos biomagnéticos con polaridad positiva la
degeneración es de tipo retráctil o cicatricial y en el segundo
es de lisis y dispersión del tejido”.
Ahora, bien aunque es cierto que algunas
enfermedades están relacionadas especialmente con un par
determinado, en general la gran mayoría de las enfermedades implican
más de un par biomagnético y por tanto la participación sincrónica
de distintos gérmenes, ya sea,
virus
bacteria
hongos
parásitos
Sergio Córdova, director del
Centro de Terapias Naturales Ohani en Santiago de Chile y uno de
los centros con más experiencia en este campo nos confirmaría este
punto:
“Los alumnos de Goiz frecuentemente
encuentran alrededor de 7 pares en promedio en cada sesión
(dentro de los 250 pares posibles) pero también es cierto que
comúnmente se encuentran más de una dolencia ya sea visible o en
potencia. Curiosamente al propio Dr. Goiz le salen sólo 3 en
promedio.”
Una vez encontrados los polos afectados
se procede a buscar sus pares en el dibujo donde Goiz tiene
reflejados todos los pares biomagnéticos. Luego basta colocar en
ambos polos unos imanes naturales de una potencia que puede oscilar
entre los 1.000 y 50.000 gauss (son suficientes unos veinte
minutos).
Según Goiz, como las cargas energéticas del par biomagnético tienen
la misma intensidad, el mismo número de partículas elementales y la
misma frecuencia bioenergética al enfrentar una carga con su
polaridad contraria se anulan - por efecto de la inducción magnética
- sus potenciales respectivos. ¡Y ello lleva a restaurar el
equilibrio natural del pH de los órganos afectados!
Tras la sesión el terapeuta podrá comprobar cómo las piernas
recuperan su simetría normal levantando las piernas del paciente.
En cuanto al número de sesiones depende del tipo de dolencia así
como de su gravedad y antigüedad pero la práctica parece indicar que
una secuencia inicial de tres sesiones - una a la semana - basta
para obtener una gran mejoría en la mayoría de los casos.
“Durante dos años y medio de
práctica continua del Biomagnetismo con nuestros pacientes - nos
contaría Sergio Córdova, director del Centro de Terapias
Naturales Ohani en Santiago de Chile - hemos podido constatar
que la gran mayoría de las enfermedades siguen un patrón común
que comienza con la acumulación de conflictos emocionales y/o
estrés que producen una disminución de la eficiencia del sistema
inmunitario.
Esto permite que proliferen microbios - virus, bacterias, hongos
y parásitos - que están parapetados en puntos específicos del
cuerpo y que se corresponden con los distintos pares
biomagnéticos. Pues bien, es en este nivel, en el que los
gérmenes se han potenciado combinándose de diversas formas,
donde el Biomagnetismo tiene su acción más visible y
contundente.
A pesar de que hemos visto resultados en una amplia gama de
enfermedades de difícil tratamiento con la medicina oficial -
cáncer, SIDA, diabetes, fibromialgia, esclerosis múltiple, lupus
eritematoso, artritis, psoriasis, hepatitis, herpes, etc. - en
una rápida encuesta nuestros ocho terapeutas en Biomagnetismo
refirieron notar mejores resultados en,
psoriasis
fibromialgia
cáncer
diabetes
problemas estomacales
problemas pulmonares
diversos
Un reporte curioso fue que todos
ellos concordaron en haber sanado rápidamente dolores de cabeza
crónicos con el Biomagnetismo”.
IMANES Y MICROORGANISMOS En este marco de relaciones
entre cargas positivas-negativas y pH, Goiz da un paso más.
Afirma que cuando estos pares se
desequilibran, en el punto del par polo sur-positivo (de ambiente
ácido) se encuentran determinados virus mientras que en el punto del
par polo norte-negativo (de ambiente alcalino) se hallan ciertas
bacterias.
Virus y bacterias han sido
identificados por Goiz a lo largo de su investigación y puestos en
relación a través del campo magnético que forma cada par
biomagnético.
“De acuerdo al concepto teórico del
Par Biomagnético - escribe Goiz - el virus patógeno tiene dos
elementos morfológicos:
cápside y virón (una sola
partícula de virus). El primero con carga negativa puesto
que se trata de una mucoproteína, y el segundo con carga
positiva puesto que se trata de una porción de nucleoproteína y,
específicamente, de ADRN.
En el polo positivo se generan los virus patógenos o
estructurales en su función de virón; y en el negativo la
mucoproteína que les es específica ya que en el polo negativo o
Norte las bacterias tienen pleno desarrollo y madurez y no se
ocupan de su propio metabolismo sino de hacer resonancia
vibracional y energética con los virus que les son afines y de
producirles la proteína cápside que los hacen patógenos”.
De esa manera Goiz logró establecer que
entre ambos focos de virus y bacterias existe una comunicación - en
forma de ondas electromagnéticas - que define como biorresonancia
magnética y que permite una relación energética entre dichos
microorganismos de tal manera que cuando el órgano se desequilibra
se potencian su virulencia y capacidad de resistencia frente a los
anticuerpos del sistema inmune.
Siguiendo la teoría de Goiz y la relación entre el pH, la
acidificación y los microorganimos, cuando sobre los puntos
correspondientes de los pares origen de una determinada patología se
colocan imanes de una fuerza superior - de 1.000 a 50.000
gauss - el par biomagnético se
despolariza y la vuelta al equilibrio en el pH alterado supone -
según la Teoría Biomagnética - una interrupción de la
retroalimentación energética entre virus y bacterias.
Esto, a su vez, produce el exterminio de los mencionados
microorganismos que pierden su sustento energético.
“Al inducir a los virus campos
magnéticos superiores a 1.000 gauss - sostiene Goiz - pierden su
capacidad patógena y cede la sintomatología viral en tiempos
críticamente cortos. En el caso de las bacterias, al precisar
éstas un medio alcalino para su reproducción en el momento de su
neutralización ceden en su capacidad patógena”.
Expongamos algunos ejemplos de lo que
Goiz afirma haber confirmado en el tratamiento de pacientes durante
los últimos 17 años.
Por ejemplo:
En el caso de la diabetes
Goiz sostiene que la mayor parte son “falsas diabetes”
producidas por microbios como estafilococos aureus,
Chlamydia Trachomatis, espiroquetas, algunos virus,
salmonella typhi, amebiasis intestinal parasitaria, etc.,
que pueden originar “falsas” diabetes por diversos motivos,
como el deterioro químico de la insulina contaminada por los
desechos metabólicos tóxicos de estos gérmenes, que pueden
estar en el páncreas o no.
Bueno, pues según Goiz el
tratamiento adecuado con los imanes en el par duodeno-riñón
permite la alteración del nivel patógeno de los
microorganismos y, por tanto, la resolución de la
enfermedad.
Por su parte, el Par
Biomagnético para el tratamiento de la hepatitis B es
pleura-hígado… en el hemisferio norte.
Y es que ¡la polaridad varía en
función del hemisferio de la Tierra en el que uno habite!
La pleura soporta la polaridad
negativa-alcalina y el hígado la positiva-ácida; esto quiere
decir que el virus responsable de la patología se ubica en
el hígado y la bacteria que hace resonancia y lo activa en
la pleura. Bien, pues el adecuado tratamiento convertiría al
paciente en un portador del virus asintomático.
Otro ejemplo: Goiz asegura
tratar el Sida con
magníficos resultados mediante la aplicación de imanes en el
par timo-recto. En el par positivo-ácido (recto) se aloja el
virus VIH y con él hace resonancia la bacteria E-Coli
presente en el polo negativo-alcalino (timo).
Y Goiz asevera que es
precisamente la bacteria la que activa el timo causando la
inmunodeficiencia que termina por producir el conjunto de
síntomas conocido como Sida.
En un organismo en el que, por el
contrario, las posiciones estuvieran invertidas el VIH se encontrará
presente en un timo alcalinizado y la E-coli en un recto
acidificado… con lo que existirían alteraciones del sistema
digestivo - diarrea, gases, etc. - pero no se darían las condiciones
para la aparición del síndrome.
Siguiendo con los tratamientos de Goiz, en la familia de
“enfermedades” que constituyen los distintos tipos de reumatismo,
artritis o artrosis los desechos liberados por diversos
microorganismos serían los encargados de atacar la membrana sinovial
que cubre el cartílago de las articulaciones produciendo así
inflamación, luego degeneración y finalmente graves deformaciones.
Pues bien, Goiz afirma que al tratar el reumatismo articular en el
par nervio inguinal derecho-articulaciones se consigue no sólo un
efecto analgésico y una disminución de la inflamación y del tiempo
de reparación de los tejidos dañados.
Obviamente según la teoría del Par Biomagnético muchos otros
microorganismos son los causantes de enfermedades de difícil
abordaje para la medicina alopática como algunos tipos de Parkinson,
Alzheimer, esclerosis múltiple, psoriasis, etc., que estarían
especialmente causadas por virus fármaco-resistentes.
Y todos ellos pueden ser reforzados en su efectos patógenos - tal y
como sostiene también la doctora Ulda Clark - por otras
sustancias tóxicas como metales
pesados - el mercurio de las amalgamas, plomo, aluminio, etc. -
algunos conservantes, colorantes, drogas, pesticidas y otras
sustancias presentes en los alimentos industrializados.
Recordemos que la toxicidad aumenta la acidificación del órgano - el
ambiente donde mejor se desarrollan los virus - al tiempo que el
desequilibrio provoca que en el otro polo del par el ambiente
progresivamente alcalino permita la acción de las bacterias lo que,
según Goiz, completa el círculo que pone en marcha la acción tóxica
de los virus.
Razón por la cual para volver al equilibrio inicial es de especial
importancia la aplicación de imanes naturales en los pares
biomagnéticos.
Lo aquí expuesto no es, como el lector podrá suponer, más que una
simple introducción a la Teoría del Par Biomagnético. Es mucho
lo que queda por desarrollar:
los distintos pares
los ejes magnéticos presentes en
el ser humano
la importancia de los ejes según
los hemisferios de la Tierra…
Todo un campo de estudio que se abre
ante quienes están interesados en la influencia de los campos
magnéticos en la salud.
Aunque lo realmente importante de la misma es que su aplicación es
sencilla, carece de contraindicaciones y es fácil de comprobar en
sus resultados.
Probablemente el Biomagnetismo no sirva para curarlo todo
pero el porcentaje de alivio y mejoría que los pacientes
experimentan es lo suficientemente notable como para justificar su
conocimiento y uso, idealmente en conjunción con otras terapias que,
en combinación con el área emocional, ayuden a elevar las defensas
del sistema inmune.