El Club más exclusivo del mundo tiene dieciocho miembros.
Se reúnen
cada dos meses, un domingo por la noche a las 7 pm, en la Sala E en
una torre circular cuyas ventanas tintadas miran a la estación
central de tren de Basilea.
Sus deliberaciones duran una hora, tal vez una hora y media.
Algunos de los presentes traen un colega con ellos, pero los
ayudantes raramente hablan durante estos cónclaves confidenciales.
La reunión se cierra, los asistentes se van, y los que quedan se
retiran a cenar en el comedor en el piso dieciocho, sabedores de que
la comida y el vino serán excelentes.
La comida, que continúa hasta
las 11 pm. o la medianoche, es el lugar donde se realiza el trabajo
real.
El protocolo y la hospitalidad, perfeccionadas durante más de
ocho décadas, son impecables. Cualquier cosa que se diga en la mesa
de ese comedor, se sobreentiende, no será repetida en otros lugares.
Pocos de los asistentes serían reconocidos por los transeúntes, a
pesar de que incluyen a un buen número de las personas más poderosas
del mundo.
Estos hombres, pues casi todos son hombres, son banqueros centrales.
Han llegado a Basilea para asistir al
Comité Consultivo Económico (ECC)
del Banco de Pagos Internacionales (BPI), que es el banco de los
bancos centrales.
Sus miembros actuales (al 2013) incluyen
a,
-
Ben Bernanke, presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos (actualmente
Janet Yellen)
-
Sir Mervyn King, gobernador del Banco de Inglaterra
-
Mario Draghi, del Banco
Central Europeo
-
Zhou Xiaochuan del Banco de
China
-
los gobernadores de los bancos centrales de Alemania,
Francia, Italia, Suecia, Canadá, India y Brasil
Jaime Caruana, ex-gobernador del Banco de España, gerente general del BIS, se une a
ellos.
A principios de 2013 (cuando se imprimió el libro del que se extrae
esta información), Mervyn King presidía el Comité Consultivo
Económico (ECC) del BPI.
Mervyn King
El ECC, que solía ser conocida como la reunión de los gobernadores
del G-10, es la reunión más influyente del BPI, abierta sólo a un
pequeño grupo selecto de bancos centrales de las economías avanzadas.
El ECC hace recomendaciones sobre la composición y organización de
los tres comités del BPI que trabajan con el sistema financiero
mundial, los sistemas de pago, y los mercados internacionales.
El
comité también prepara propuestas para la Reunión Global de Economía
y guía su agenda.
Esa reunión se inicia a las 9:30 de la mañana del lunes por la
mañana, en la sala B y tiene una duración de tres horas.
Ahí Mervyn
King preside a los gobernadores de los bancos centrales de los
treinta países considerados más importantes para la economía global.
Además de los que estaban presentes en la cena de domingo por la
noche, la reunión del lunes estará integrada por representantes de
países como, por ejemplo, Indonesia, Polonia, Sudáfrica, España y
Turquía.
A los gobernadores de los quince países más pequeños, como
Hungría, Israel y Nueva Zelanda se les permite sentarse en calidad
de observadores, pero por lo general no hablan.
A gobernadores de
una tercera división de bancos miembros, como Macedonia y Eslovaquia,
no se les permite asistir.
Los gobernadores de los 60 bancos miembros del BPI, luego disfrutan
de un almuerzo buffet en el comedor del piso 18.
Diseñado por Herzog
& de Meuron, el estudio de arquitectura suizo que construyó el "Nido
de Pájaro", el Estadio de los Juegos Olímpicos de Beijing, el
comedor cuenta con paredes blancas, un techo negro y vistas
espectaculares a tres países:
A las 2 pm,
los banqueros centrales y sus ayudantes regresan a la sala B de la
reunión de los gobernadores para discutir asuntos de interés, hasta
que la reunión termina a las 5 pm.
Melvyn King, tiene un enfoque muy diferente al de su predecesor,
Jean-Claude Trichet, el ex presidente del Banco Central Europeo,
como presidente del Comité Consultivo Económico (ECC).
Jean-Claude Trichet
Trichet, según declaró un ex banquero central, era pomposo en su
estilo:
un purista del protocolo que llamaba a hablar a los bancos
centrales en orden de importancia, empezando por los gobernadores de
la Reserva Federal, el Banco de Inglaterra, y el Bundesbank, y luego
avanzando así en la jerarquía.
King, por el contrario, adopta un
enfoque más temático e igualitario: abriendo las reuniones para la
discusión e invitando a todos los presentes a que realicen sus
contribuciones.
Los cónclaves de los gobernadores de los Bancos Centrales han
desempeñado un papel crucial en la determinación de la respuesta
mundial a la crisis financiera global.
Estas conversaciones, dicen los banqueros centrales, deben ser
confidenciales.
"Cuando uno está en la parte
superior de un organismo, puede sentirse solo a veces. Es
útil poder conocer a otros números uno y decir:
'Este es mi problema, ¿cómo
puedo lidiar con él?'"
"Ser capaz de hablar de manera informal y abierta acerca de nuestras
experiencias ha sido inmensamente valioso.
No estamos hablando en un
foro público. Podemos decir lo que realmente pensamos y creemos, y
podemos hacer preguntas y beneficiarnos de experiencia de los demás",
afirma Mervyn King.
La dirección del BPI trabaja duro para asegurarse de que el ambiente
sea agradable y sociable durante todo el fin de semana, y parece que
lo consiguen.
El banco dispone de una flota de limusinas para
recoger a los gobernadores en el aeropuerto de Zürich y llevarlos a
Basilea.
Desayunos separados, almuerzos y cenas se organizan para
los gobernadores de los bancos nacionales que supervisan diferentes
tipos y tamaños de economías nacionales, para que nadie se sienta
excluido.
"Los banqueros centrales están más a gusto y más relajados con sus
compañeros de los otros bancos centrales que con sus propios
gobiernos", recordó Paul Volcker, el ex presidente de la Reserva
Federal de Estados Unidos, que asistía a los fines de semana de
Basilea.
Paul Volcker
La excelente calidad de la comida y del vino ayudaban a conseguir un
sentimiento de camaradería, dijo Peter Akos Bod, ex gobernador del
Banco Nacional de Hungría.
"Los principales temas de debate eran la
calidad del vino y la estupidez de los ministros de Finanzas. Si
usted no tenía ningún conocimiento de vinos, no podía participar en
la conversación".
Peter Akos Bod
Y la conversación es usualmente
estimulante y agradable, dicen los banqueros centrales.
El contraste entre el Federal Open Markets
Committee y la Reserva Federal de Estados Unidos, y las cenas de
los gobernadores del G-10 del domingo por la noche, fue notable,
recordó Laurence Meyer, quien se desempeñó como miembro
de la Junta de Gobernadores de la Reserva Federal desde 1996
hasta 2002.
El presidente de
la Reserva Federal no siempre
representan el banco en las reuniones de Basilea, por lo que
Meyer asistió ocasionalmente.
Las discusiones del BPI fueron siempre animadas, enfocadas e
inspiradoras.
"En las reuniones del FMOC,
mientras yo estaba en la Reserva Federal, casi todos los
miembros del Comité leen declaraciones que se habían
preparado con antelación.
Ellos rara vez hacen referencia a las declaraciones de otros
miembros del Comité y no había casi nunca un intercambio
entre dos miembros o un debate en curso acerca de las
opciones de fachada o de política.
Las personas en las cenas del BPI realmente se comunican
entre sí y los debates siempre son estimulantes e
interactivos, y se centran sobre los graves problemas que
enfrenta la economía global".
Todos los gobernadores presentes en la reunión de dos días tienen la
garantía de total confidencialidad, discreción y los más altos
niveles de seguridad.
Las reuniones se llevan a cabo en varias plantas que normalmente se
utilizan sólo cuando los gobernadores están presentes.
Además, las autoridades suizas no tienen jurisdicción sobre las
premisas del BPI.
Fundado por un tratado internacional y protegido por el Convenio de
la Sede de 1987 con el Gobierno suizo, el BPI goza de protecciones
similares a las concedidas a la sede de las Naciones Unidas, el
Fondo Monetario Internacional (FMI) y las embajadas diplomáticas.
Las autoridades suizas necesitan el permiso de la administración del BPI para entrar en los edificios del banco, que se describen como
"inviolables".
El BPI tiene derecho a comunicarse en código y a enviar y recibir
correspondencia en bolsas cubiertas con la misma protección que las
embajadas, lo que significa que no se pueden abrir.
El BPI, además, está exento de pagar impuestos suizos.
Sus empleados
no tienen que pagar impuestos sobre sus salarios, que suelen ser
generosos, diseñados para competir con los que ofrece el sector
privado. El sueldo del gerente general en 2011 fue de 763.930
francos suizos, mientras que los jefes de los departamentos cobraban
587.640 por año, más subsidios generosos.
Privilegios legales extraordinarios del banco también se extienden a
su personal y directores.
Los altos directivos gozan de un estatus especial, similar al de los
diplomáticos, en el ejercicio de sus funciones en Suiza, lo que
significa que sus bolsas y maletines no pueden ser registrados (a
menos que haya evidencia de un delito flagrante), y sus trabajos son
inviolables.
Los gobernadores de los bancos centrales que viajan a Basilea para
las reuniones bimestrales gozan del mismo estatus, mientras están en
Suiza.
Todos los funcionarios del banco son inmunes al derecho suizo,
durante toda su vida, por todos los actos realizados en el desempeño
de sus funciones.
El banco es un lugar popular para trabajar y no sólo por los
salarios. Alrededor de seiscientos miembros del personal provienen
de más de cincuenta países. El ambiente es multinacional y
cosmopolita, aunque muy suizo, haciendo hincapié en la jerarquía del
banco.
Como muchos de los que trabajan para la ONU o el FMI, algunos
de los empleados de la BPI, especialmente los altos directivos, se
sienten impulsados por un sentimiento especial, sienten que están
"cumpliendo una misión", algo parecido a un propósito celestial
superior y por eso se sienten inmunes a las consideraciones normales,
como rendir cuentas y actuar con transparencia.
La administración del banco ha tratado de prepararse para cualquier
eventualidad, con el fin de evitar en la medida de lo posible, tener
que llamar a la policía suiza.
La sede del BPI cuenta con sistemas
de alta tecnología con múltiples niveles de seguridad, servicios
médicos internos y dispone de su propio refugio antiaéreo en el caso
de un ataque terrorista o de conflagración armada.
Además, los activos del BPI no están sujetos a demandas civiles bajo
la ley suiza y nunca pueden ser embargados.
El BPI guarda estrictamente los secretos de los banqueros. Las
agendas y las listas de asistencia a los Comités Consultivos
Económicos (ECC), no se hacen públicos.
Esto se debe a que no se
levantan actas oficiales, aunque los banqueros, muchas veces toman
sus propias notas. A veces habrá una breve conferencia de prensa o
una declaración tras alguna reunión, pero nunca será detallada y
tendrá un contenido vago y monótono.
Esta tradición de
confidencialidad privilegiada, se remonta a la misma fundación de la
entidad.
Vista de Basilea
"La tranquilidad de Basilea y su carácter absolutamente apolítico
ofrecen el entorno perfecto para esas reuniones igualmente
tranquilas y no políticas", escribió un funcionario estadounidense
en 1935.
"La regularidad de las reuniones y la asistencia ininterrumpida
por parte de casi todos los miembros de la Junta, hacen que
rara vez atraigan la atención de la prensa".
Charles Coombs, ex-jefe de divisas de la Reserva Federal de Nueva
York, asistió a reuniones entre 1960 y 1975.
Según él:
"Por más
dinero que se viera involucrado en los acuerdos, jamás se firmaron
memorandos de entendimiento. La palabra de cada funcionario era
suficiente y nunca se produjeron decepciones al respecto".
Lo cierto es que los banqueros se han estado reuniendo de forma
confidencial desde que el dinero fue inventado.
A los banqueros centrales les gusta verse a sí mismos como a los
sumos sacerdotes de las finanzas, como tecnócratas que supervisan
los rituales arcanos monetarios y desempeñan una liturgia financiera
entendida sólo por una pequeña élite auto-elegida.
Pero los gobernadores que se reúnen en Basilea cada dos meses son
servidores públicos.
Sus salarios, billetes de avión, facturas de
hotel, y pensiones lucrativas cuando se jubilan, se pagan con erario
público. Las reservas nacionales de los bancos centrales son dinero
público, es la riqueza de las naciones.
Las discusiones de los banqueros centrales en el BPI, la información
que comparten, las políticas que evalúan o desarrollan, las
opiniones que intercambian, y las posteriores decisiones que toman,
son profundamente políticas.
Los banqueros centrales, cuya independencia está amparada por la
Constitución, controlan la política monetaria en el mundo
desarrollado.
Ellos gestionan la oferta de dinero a las economías
nacionales. Fijan las tasas de interés, decidiendo así el valor de
nuestros ahorros e inversiones.
Ellos deciden si hay que centrarse
en la austeridad o en el crecimiento.
Sus decisiones dan forma a
nuestras vidas...
La tradición del secretismo del BPI se remonta a través de las
décadas.
Durante la década de 1960, por ejemplo, el banco fue sede del
London Gold Pool. Ocho países se comprometieron a manipular el
mercado del oro para mantener el precio alrededor de los treinta y
cinco dólares por onza, en línea con lo dispuesto en el Acuerdo de Bretton Woods que rigió el sistema financiero internacional
posterior a la Segunda Guerra Mundial.
Aunque el London Gold Pool ya
no existe, su sucesor es el Comité de Mercados del BPI (BIS
Markets Committee), que se reúne
cada dos meses para discutir las tendencias en los mercados
financieros.
A este comité asisten funcionarios de
veintiún bancos
centrales. El comité de prensa publica ocasionalmente información
sobre las reuniones, pero su orden del día y las discusiones que se
realizan allí, siguen siendo secretas.
Actualmente, los países representados en las
Juntas de Economía
Global (Global Economy Meetings), en su conjunto, representan alrededor de cuatro quintas
partes del producto interno bruto (PIB) mundial.
Los banqueros centrales,
"son más poderosos que los
políticos" según
publicó The Economist,
"teniendo en sus manos el destino de la economía global".
¿Como es que sucedió esto?
El BPI es la institución financiera
global más secreta del mundo. Desde su primer día de existencia, el BPI se ha dedicado a la promoción de los intereses de los bancos
centrales y a la construcción de la nueva arquitectura de la
financiación transnacional.
Eso ha dado lugar a una nueva clase de
tecnócratas globales cuyos miembros se deslizan entre las posiciones
altamente remunerados en el BPI, el FMI y los bancos centrales y
comerciales.
Per Jacobsson
El fundador de la cábala de los tecnócratas fue
Per Jacobsson, el
economista sueco que se desempeñó como asesor económico del BIS
desde 1931 hasta 1956.
Enormemente influyente, muy bien relacionado
y muy bien considerado por sus pares, Jacobsson escribió los
primeros informes anuales del BPI, que eran y siguen siendo
directrices esenciales para los tesoros de todo el mundo.
Jacobsson
fue uno de los primeros impulsores del federalismo europeo.
Argumentó sin descanso contra la inflación, el gasto público
excesivo, y la intervención del Estado en la economía.
Jacobsson
dejó el BIS en 1956 para hacerse cargo del FMI. Su legado todavía da
forma a nuestro mundo.
Las consecuencias de su mezcla de liberalismo
económico, la obsesión con los precios, y el desmantelamiento de la
soberanía nacional los podemos ver todas las noches en los boletines
de noticias europeas de nuestras pantallas de televisión.
Los defensores del BPI niegan que la organización sea secreta.
Los
archivos del banco están abiertos y los investigadores pueden
consultar la mayoría de documentos, con más de treinta años de
antigüedad. Los archivistas del BPI son cordiales, serviciales, y
profesionales.
La página Web del banco incluye todos sus informes
anuales, que se pueden descargar, así como numerosos documentos de
política elaborados por el prestigioso departamento de investigación
del banco.
El BPI publica las cuentas detalladas de los mercados de
valores y derivados, y las estadísticas bancarias internacionales.
Pero estos son en gran parte compilaciones y análisis de información
que ya son de dominio público.
Los detalles de las actividades
fundamentales propias del banco, incluyendo gran parte de sus
operaciones bancarias de sus clientes, es decir, los bancos
centrales y las organizaciones internacionales, se mantienen en
secreto.
Las reuniones financieras cruciales que tienen lugar en Basilea,
permanecen cerradas a los forasteros. Los particulares no podrán
tener una cuenta en el BIS, a menos que trabajen para el banco.
La opacidad total del BPI, la nula rendición de cuentas y su cada
vez mayor influencia plantean profundas preguntas, no sólo
referentes a la política monetaria, sino también referentes a la
transparencia, la rendición de cuentas, y cómo se ejerce el poder en
nuestras democracias.
Y lo más curioso es que poca gente, ni tan solo muchas personas
inteligentes y bien informadas sobre los temas de actualidad,
conocen de la existencia del Banco de Pagos Internacionales.
Es algo realmente extraño, ya que el BPI es el banco más importante
del mundo y ya existía antes que
el FMI o el Banco Mundial.
Durante décadas se ha situado en el centro de una red global de
dinero, poder y influencia global encubierta.
Pero nadie habla de él…
PESO HISTÓRICO DEL BANCO DE PAGOS INTERNACIONALES
El BPI fue fundado en 1930.
Se creó como parte del
Plan Young para administrar los pagos de
reparaciones alemanas de la Primera Guerra Mundial.
Los arquitectos
clave en la creación del BPI fueron Montagu Norman, que era el
gobernador del Banco de Inglaterra, y Hjalmar Schacht, presidente
del Reichsbank nazi, quien describió el BPI como "mi" banco.
Montagu Norman, gobernador del Banco de Inglaterra (derecha)
y
Hjalmar Schacht, presidente del Reichsbank (izquierda)
Miembros fundadores del BPI fueron los bancos centrales de,
Las acciones también se ofrecieron a la Reserva
Federal de EE.UU., pero los Estados Unidos, sospechando de cualquier
cosa que pudiera infringir su soberanía nacional, negó su
asignación.
En su lugar, un consorcio de bancos comerciales
norteamericanos, tomó las acciones:
El verdadero propósito del BPI fue detallado en sus estatutos:
"promover la cooperación de los bancos centrales y proporcionar
facilidades adicionales para las operaciones financieras
internacionales".
Montagu Norman
Fue la culminación del sueño de los banqueros centrales: tener su
propio banco, una entidad potente, independiente y libre de
interferencias políticas y periodistas entrometidos.
Además, para su felicidad total, el BPI estaría autofinanciado a
perpetuidad. Sus clientes eran sus propios fundadores y accionistas:
los bancos centrales.
Durante la década de 1930, el BPI fue el lugar de encuentro para una
camarilla de banqueros centrales, dominado por Norman y Schacht.
Este grupo ayudó a reconstruir Alemania.
El New York Times describió
a Schacht, ampliamente reconocido como el genio que se encontraba
detrás del resurgimiento de la economía alemana durante el nazismo,
como "El piloto de hierro de la Hacienda nazi".
Hjalmar Schacht
Durante la Segunda Guerra Mundial, el BPI se convirtió en un brazo
de facto del Reichsbank, aceptando la gestión del oro saqueado por
los nazis y llevando a cabo las operaciones de divisas de la
Alemania nazi.
La alianza del BPI con Berlín era bien conocida en Washington y en
Londres.
Pero la necesidad de que el BPI siguiera funcionando, para
mantener los nuevos canales de financiación transnacional abiertos,
era lo único que importaba.
Hjalmar Schacht con Adolf Hitler
Basilea era la ubicación perfecta, ya que está en el extremo norte
de Suiza, cerca de las fronteras de Francia y Alemania. A pocos
kilómetros de distancia, los soldados nazis y aliados combatían y
morían, pero nada de eso le importaba al BPI.
Las reuniones de la Junta fueron suspendidas, pero las relaciones
entre el personal del BPI de las naciones beligerantes siguió siendo
cordial, profesional y productiva.
Y es que las nacionalidades eran irrelevantes. La lealtad primordial
se debía a las finanzas internacionales.
-
El presidente, Thomas McKittrick, era norteamericano
-
Roger Auboin, el director
general, era francés
-
Paul Hechler, el asistente del
gerente general, era miembro del partido nazi y firmaba su
correspondencia con un "Heil Hitler"
-
Rafaelle Pilotti, el
secretario general, era italiano
-
Per Jacobsson, el influyente
asesor económico del banco, era sueco
Hjalmar Schacht,
entre altos mandatarios nazis
Después de 1945, cinco directores del BPI, incluyendo a
Hjalmar Schacht, fueron acusados de crímenes de guerra. Alemania perdió la
guerra, pero ganó la paz económica, en gran parte gracias al BPI.
El escenario internacional, los contactos, las redes bancarias, y la
legitimidad que el BPI siempre otorgó, primero al Reichsbank nazi y
luego a sus bancos sucesores, ha contribuido a garantizar la
continuidad de los inmensamente poderosos intereses financieros y
económicos desde la época nazi hasta la actualidad.
Durante los primeros cuarenta y siete años de su existencia, desde
1930 a 1977, el BPI se ubicó en un antiguo hotel, cerca de la
estación central de tren de Basilea.
La entrada del banco estaba
escondida por una tienda de chocolate, y sólo un pequeño cartel
confirmaba que la estrecha puerta, era la entrada del BPI.
Los gerentes del banco eran los únicos que necesitaban saber dónde
estaba el BPI y el resto del mundo ciertamente no tenía por qué
saberlo.
Reunión del Banco de Pagos Internacionales
en la antigua sede, 1930
El interior del edificio ha cambiado poco en los últimos decenios,
recordó Charles Coombs.
El BPI proporcionaba,
"las habitaciones
espartanas de un antiguo hotel de estilo victoriano, cuyas
habitaciones se habían transformado en oficinas, simplemente
quitando las camas y poniendo mesas en sus lugares".
En 1977, el banco se trasladó a su actual sede, en la
Centralbahnplatz. No fue muy lejos y ahora da a la estación central
de Basilea.
Hoy en día la principal misión del BPI, en sus propias palabras, es
triple:
"servir a los bancos centrales en su búsqueda de la
estabilidad monetaria y financiera, fomentar la cooperación
internacional en estas áreas, y actuar como un banco para los bancos
centrales".
El BPI también alberga gran parte de la infraestructura práctica y
técnica que la red global de bancos centrales y sus contrapartes
comerciales necesitan para su buen funcionamiento.
Cuenta con dos
salas de operaciones vinculadas: en la sede de Basilea y en la
oficina regional de Hong Kong. El BPI compra y vende oro y divisas
para sus clientes.
Proporciona gestión de activos y organiza crédito
a corto plazo para los bancos centrales cuando es necesario.
El BPI es una institución única:
-
una organización internacional
-
un
banco muy rentable
-
un instituto de
investigación, fundado y protegido por tratados
internacionales
El BPI solo es responsable ante sus clientes y accionistas: los
bancos centrales, pero también orienta sus operaciones.
Las
principales funciones de un banco central, según argumenta el BPI,
son controlar el flujo de crédito y el volumen de moneda en
circulación, lo que garantizará un clima de negocios estable y para
mantener los tipos de cambio dentro de bandas manejables para
garantizar el valor de las monedas y su comercio, así como la
suavidad de los movimientos internacionales de capitales.
Esto es
crucial, sobre todo en una economía globalizada, donde los mercados
reaccionan en microsegundos y las percepciones de estabilidad
económica y del valor, son casi tan importantes como la realidad
misma.
El BPI también ayuda a supervisar a los bancos comerciales, a pesar
de que no tiene competencia legal sobre ellos.
El Comité de Supervisión Bancaria de Basilea, con sede en el BPI,
regula los requisitos de capital y liquidez de los bancos
comerciales. El comité no tiene facultades de ejecución, pero tiene
una enorme autoridad moral, hasta el punto de que influye en las
leyes nacionales.
La realidad es que hemos ido más allá de la recesión, hasta caer en
una profunda crisis estructural, impulsada por la codicia y la
rapacidad de los bancos, que amenaza toda nuestra seguridad
financiera.
Al igual que en la década de 1930, diversas partes de Europa se
enfrentan a un colapso económico.
El Bundesbank y el Banco Central
Europeo, dos de los miembros más poderosos del BPI, han impulsado la
obsesión por la austeridad que ya ha llevado a un país europeo,
Grecia, al borde del colapso, con la ayuda de corrupta clase
dirigente del país. Otros pueden seguir pronto los mismos pasos.
El viejo orden se está resquebrajando, sus instituciones políticas y
financieras están siendo corroídas desde dentro.
Desde Oslo a Atenas, la extrema derecha está resurgiendo, alimentada
en gran parte por el aumento de la pobreza y del desempleo. La ira y
el cinismo están corroyendo la fe de los ciudadanos en la democracia
y en el Estado de Derecho.
Una vez más, el valor de los bienes y
activos se vaporiza ante los ojos de sus propietarios. La divisa
europea está amenazada de ruptura, mientras que los que tienen
dinero buscan refugio en francos suizos o en el oro.
Los jóvenes con
talento, están huyendo de sus países hacia el extranjero, en busca
de oportunidades.
Las poderosas fuerzas del capital internacional que dieron lugar a
la existencia del BPI y que le otorgan al banco su enorme poder e
influencia, triunfan de nuevo.
El BPI se sitúa en el vértice de un sistema financiero internacional
que se está cayendo a pedazos, pero sus funcionarios argumentan que
no tienen el poder de actuar como regulador financiero
internacional.
Sin embargo, el BPI no puede escapar a su responsabilidad en la
crisis de la zona euro.
-
Desde los primeros acuerdos en la década de
1940 sobre los pagos multilaterales en la creación del Banco Central
de Europa en 1998, el BPI ha estado en el centro del proyecto de
integración europea, aportando sus conocimientos técnicos y los
mecanismos financieros para la armonización de divisas.
-
Durante la
década de 1950, logró la Unión Europea de Pagos, que
internacionalizó el sistema de pagos del continente. El BPI fue sede
del Comité de los Gobernadores de los bancos centrales de la
Comunidad Económica Europea, creado en 1964, que coordina la
política monetaria transeuropea.
-
Durante llos años 70, el BPI
activó la "Serpiente", el mecanismo según el cual las
monedas Europeas eran retenidas en franjas de tasa de
cambio.
-
Durante la década de 1980 el BPI
fue sede de la Comisión Delors, cuyo informe de 1988 fijó el camino
a la Unión Monetaria Europea y la adopción de una moneda única.
El BPI ideó el Instituto Monetario Europeo (IME), precursor del Banco
Central Europeo.
El presidente del IME fue Alexandre Lamfalussy, uno
de los economistas más influyentes del mundo, conocido como el
"padre del euro". Antes de unirse al IME en 1994, Lamfalussy había
trabajado en el BPI durante diecisiete años, primero como asesor
económico y después como el gerente general de banco.
Para ser una organización tan formal y reservada, se debe reconocer
que el BPI ha demostrado ser sorprendentemente ágil.
Sobrevivió a,
-
la primera depresión global
-
el fin de los pagos de
reparaciones y del patrón oro (dos de sus principales razones de la
existencia)
-
el ascenso del nazismo
-
la Segunda Guerra Mundial
-
el
Acuerdo de Bretton Woods
-
la Guerra Fría
-
las crisis financieras de
la 1980 y 1990
-
el nacimiento del FMI y el Banco Mundial
-
el fin del comunismo
Como señaló Malcolm Knight, director durante el periodo 2003-2008:
"Es alentador ver que, al permanecer pequeño, flexible y libre de
interferencias políticas, el Banco ha conseguido adaptarse
notablemente bien a las circunstancias históricas cambiantes".
El BPI se ha convertido en un pilar central del sistema financiero
global.
Además de las reuniones sobre Economía Global, el BPI acoge cuatro
de los comités internacionales más importantes relacionados con la
banca mundial:
-
el Comité de Supervisión Bancaria de Basilea
-
el
Comité sobre el Sistema Financiero Global
-
el Comité de Sistemas de
Pago y Liquidación
-
el Irving Fisher Comité, que
se ocupa de las estadísticas de banca central
El banco también cuenta con tres organizaciones independientes:
dos
grupos relacionados con los seguros y el Consejo de Estabilidad
Financiera (FSB).
El FSB, que coordina las autoridades financieras
nacionales y políticas de regulación, ya se considera como el cuarto
pilar del sistema financiero mundial, después del BPI, el FMI y los
bancos comerciales.
Además, el BPI es ahora titular de la trigésima parte de las
reservas de oro del mundo, con 119 toneladas métricas, disponiendo,
pues, de más cantidad de oro que países como Qatar, Brasil o Canadá.
Formar parte del BPI sigue siendo un privilegio y no un derecho.
El
consejo de administración es responsable de la admisión de los
bancos centrales que se considera que pueden,
"aportar una
contribución sustancial a la cooperación monetaria internacional y a
las actividades del Banco".
China, India, Rusia y Arabia Saudita se unieron al BPI en 1996.
El
banco ha abierto oficinas en Ciudad de México y en Hong Kong, pero
sigue siendo muy Eurocéntrico.
Estonia, Letonia, Lituania, Macedonia, Eslovenia y Eslovaquia (con
una población total de 16,2 millones) han sido admitidos, mientras
que países como Pakistán (con una población de 169 millones) aún no.
Tampoco ha sido admitido Kazajstán, que es una fuente inagotable de
recursos en Asia Central.
En África sólo Argelia y Sudáfrica son miembros, mientras que
Nigeria, que tiene la segunda mayor economía del continente, no
forma parte del BPI.
Teniendo en cuenta el papel fundamental del BPI en la economía
transnacional, su bajo perfil resulta sorprendente y notable.
Ya en 1930 un periodista del New York Times señaló que la cultura
del secreto en el BPI era tan fuerte que no se le permitió mirar
dentro de la sala de juntas, ni tan sólo después de que los
directores se hubieran marchado.
Poco ha cambiado en realidad. A los
periodistas no se les permite acceder dentro de la sede, mientras
las reuniones están en marcha.
Funcionarios del BPI hablan rara vez en los medios, y cuando lo
hacen, acostumbra a ser de mala gana.
Y lo cierto, es que la
estrategia parece funcionar muy bien:
Movimientos como Occupy Wall Street, movimientos antiglobalización y
todo tipo de otras redes sociales anti-globalizadores, han hecho
caso omiso del BPI.
Parece que para ellos, el BPI no existe.
Su sede en la Centralbahnplatz 2 de Basilea, siempre es un lugar
silencioso y tranquilo.
Jamás se reúnen manifestantes frente a la sede del BPI, ni acampan
en los parques cercanos, ni hay comités de recepción con pancartas y
megáfonos para insultar a los banqueros centrales del mundo cuando
llevan a cabo sus relajadas reuniones…
Curioso, ¿no...?