por
Jorge Alvarez
11 Octubre 2017

del Sitio Web LaBrujulaVerde
 


 



Emisoras de números

foto Shutterstock
 

 


A veces resulta difícil escribir sobre ciertos temas, dada la oscuridad en que están envueltos.

 

Si encima no hay datos concretos y se trata de una cuestión intangible, la cosa se vuelve algo peliaguda. Un buen ejemplo es el caso de las emisoras de números, de las que, a buen seguro, muy pocos habrán oído hablar.

También se llaman estaciones numéricas porque se trata de estaciones de radio de onda corta que en lugar de programas o música emiten secuencias de cifras, letras o incluso palabras sin sentido para el radioaficionado normal.

 

Esos misteriosos mensajes, a menudo dictados por un locutor/a, aunque de un tiempo a esta parte la digitalización de la tecnología ha permitido introducir mensajes mecánicos parecidos al morse, se pueden captar en horario más o menos fijo, si bien algunos parecen transmitidos sin regla alguna.

Todo este misterio tiene una explicación, al menos teóricamente, ya que nunca se ha admitido oficialmente:

las estaciones numéricas son canales de comunicación utilizadas por agentes de servicios de inteligencia para enviar mensajes cifrados de un país a otro.

De hecho, este sistema se usa desde la Primera Guerra Mundial - incluso se apunta al archiduque Herzog Anton de Austria como el primer receptor de un mensaje en morse de este tipo - y aunque evidentemente fue la Guerra Fría la que supuso su eclosión, al parecer tan peculiar medio sigue en activo, experimentando una subida desde la década de los noventa.

 

 


El archiduque Herzog Anton von Habsburg

el día de su boda

Foto: Bundersarchiv, Bild

en Wikimedia Commons
 


El Ministerio de Interior de la República Checa y el Servicio de Seguridad de Suecia han reconocido que lo emplean y, por lógica, parece probable que otros lo hagan también.

 

Es más, el modelo clásico de estación era británico, se llamaba E03 Lincolnshire Poacher y emitía para el MI6 a mediados de los setenta desde Bletchey Park (en Buckinghamshire, donde se ubicaban los Government Communications Headquarters, cuarteles de comunicaciones y criptografía durante la Segunda Guerra Mundial) hasta que pasó a hacerlo la RAF Akrotiri (una estación de la Royal Air Force de la Western Sovereign Base Area de Chipre).

 

 


Localización de la base aérea de Akrotiri

Imagen: Oona Räisänen

en Wikimedia Commons

 


Curiosamente, una emisora de Corea del Norte utiliza la misma frecuencia de los británicos, quizá intentando interferir; algo que tampoco es raro porque se han dado otros casos, como cuando una enigmática Chinese Music Station interfirió las emisiones de una estación llamada E10, presuntamente vinculada al Mossad.


No obstante, el caso más conocido quizá sea el que llevó al enésimo enfrentamiento diplomático entre EE.UU. y Cuba en 2001 a costa de los bautizados como Cinco Cubanos.

 

El FBI arrestó a cinco ciudadanos de ese país acusándoles de espionaje tras detectar que recibían mensajes de su país mediante estaciones de números, decodificando luego la información mediante un ordenador.

 

No fue un caso aislado, ya que otros cubanos o estadounidenses con origen isleño pasaron por situaciones parecidas a lo largo de toda esa década, alguno de ellos hasta formaba parte de la mismísima CIA en un doble juego.
 

 


Pancarta en la Plaza de la Revolución

exigiendo libertad para los cinco cubanos detenidos

Foto: dominio público en Wikimedia Commons

 


Pero los usos no se limitan a los servicios secretos. También se supone que el mundo del hampa se ha sumado a esta técnica y, muy especialmente, el del narcotráfico.

 

Por ahora se trata de mera especulación, por supuesto, y en cualquier caso sería en una proporción mucho menor a la de los gobiernos, dada su complejidad:

para evitar su localización por búsqueda mediante triangulación no sólo deberían estar en constante movimiento sino disponer de una potencia eléctrica que normalmente no hay en las plantaciones e instalaciones de droga debido a su aislamiento en zonas rurales.

Y es que si bien las transmisiones más grandes pueden alcanzar los quinientos mil vatios, lo que garantiza que pueden llegar hasta cualquier rincón de la Tierra y hasta el escondite más profundo, eso que sería útil para un espía no resultaría igual para un contrabandista que tiene que trasladarse a menudo.

 

De todas formas, la mayor parte de los emisores/receptores que suelen usarse son más modestos, de baja potencia, y necesitan condiciones idóneas para trabajar, operando entre diez y cien kilovatios.

¿Cómo es una transmisión de una estación numérica? Cada una tiene sus propias características pero se pueden sintetizar algunas comunes.

 

En primer lugar una identificación previa que advierte a los destinatarios de la inminente emisión de un mensaje:

puede ser un código, un sonido, un nombre propio o una frase que requiera la atención, y generalmente se repite varias veces para dar tiempo a prepararse a oírlo.

A continuación se emite el mensaje propiamente dicho, que suele ser un código de cinco caracteres combinando números y letras; también se repite para asegurarse de que es recibido adecuadamente y a veces hay más de un mensaje.

 

Eso sí, siempre en formato de libreta de un solo uso, es decir, con un encriptamiento cuya clave de cifrado únicamente vale para esa ocasión.

 

Por último, es el turno de la despedida que, al igual que en los casos anteriores, reviste formas diversas según el emisor:

series de dígitos (todo ceros, por ejemplo), una melodía musical o incluso una simple palabra que diga fin o algo similar.

 

 


Emisora emitiendo números en español

 video: Inri en Wikimedia Commons
 


Ahora bien, las estaciones numéricas no están en constante funcionamiento necesariamente.

 

Algunas emiten durante un tiempo y luego guardan silencio durante años hasta que vuelven a revivir. Esto dificulta encontrarlas, no sólo por parte del contraespionaje sino por los radioaficionados mismos, que a veces se entretienen en ello.

 

En ocasiones, los agentes son descubiertos por errores insospechados, como pasó en 1998 en EE.UU. con una emisora cubana llamada Atención, que metió la pata al transmitir en la misma frecuencia que Radio Habana Cuba, una emisora pública creada por Fidel Castro tras el intento de invasión de Bahía de Cochinos.

Como hay de todo en la viña del Señor, aficionados británicos agrupados bajo las siglas ENIGMA 2000 se dedican a recopilar mensajes emitidos por este tipo de estaciones, publicando toda la información que consiguen en un boletín bimensual (se puede conseguir en este enlace).

 

Pero lo mejor fue cuando en 1997 otro grupo editó un montón de emisiones en un pack de cuatro CD bajo el título The Conet Project.

 

Los hay en múltiples idiomas y formatos (voces secuenciando, morse, politonos e incluso una lengua que no ha sido identificada).

 

Si alguien tiene curiosidad o ya no aguanta más el penoso panorama musical, puede descargarlos gratuitamente en este otro link; una alternativa es escucharlos en el vídeo arriba adjunto.
 

 

 


Fuentes