por Bill Wilson
11 Abril 2011
del Sitio Web NetrightDaily
traducción de
Adela Kaufmann
Versión
original
Versión en
italiano
Bill Wilson es el Presidente de
Americans for Limited Government..
Usted puede seguir a Bill en Twitter en @ BillWilsonALG. |
Islandia es libre. Y lo seguirá siendo, siempre
y cuando su pueblo desee mantener su autonomía de la dominación extranjera
de sus aspirantes a amos - en este caso, los
banqueros internacionales.
El 9 de abril, la gente muy independiente de la isla-nación derrotó a un
referéndum que habría sacado al Reino Unido y a los Países Bajos que habían
cubierto los depósitos de los inversores británicos y holandeses que habían
perdido fondos del banco
Icesave en 2008.
En el momento del fallo del banco, Islandia se negó a cubrir las pérdidas.
Sin embargo, el Reino Unido y los Países Bajos, exigían que Islandia pagase
por el "préstamo" como una condición para la admisión en la Unión Europea.
En respuesta, los islandeses han respondido a Europa que no.
La
votación final fue de 103,207 a 69,462, o 58.9 por ciento al 39.7 por
ciento.
"Los contribuyentes no deberían ser responsables de pagar las deudas de una
entidad privada", dijo Sigriur Andersen, un portavoz del grupo de
asesoramiento que se opuso al rescate (pago).
Un referéndum similar en 2009 sobre el tema, aunque con condiciones más
duras, encontró al 93.2 por ciento de los electores islandeses rechazando
una propuesta para garantizar los depósitos de los inversores extranjeros
que tenían fondos en el banco islandés.
El referéndum fue invocado cuando el presidente
Olafur Ragnur Grimmson
vetó
la legislación que Althingi, el parlamento de Islandia había pasado para
pagar de vuelta a los británicos y holandeses.
Bajo los términos del acuerdo,
Islandia habría tenido que pagar £2.35 mil
millones al Reino Unido, y €1,32 mil millones de dólares a los Países Bajos
en 2046, a una tasa de interés del 3 por ciento. El rechazo por segunda vez
por parte de Islandia es un testamento a su pueblo, que siente que no deben
asumir responsabilidad por las pérdidas de que sufrieron los paises extranjeros en
la crisis financiera.
Esa oposición a los rescates llevó a la decisión de Islandia de permitir que
el banco fallara en 2008. No es que los contribuyentes allí pudieran
habérselo permitido.
Como ha sido señalado
por Bloomberg News, en el momento en que la crisis
estalló en 2008,
"Los bancos tenían deudas equivalentes a 10 veces el PIB de 12 mil millones
de Islandia."
"Estos fueron bancos privados y no inyectamos dinero en ellos para
mantenerlos en funcionamiento, el Estado no asumió la responsabilidad de los
quebrados bancos privados" dijo el Presidente de Islandia, Olafur Grimsson a
la Television Bloomberg.
El rechazo de los votantes se produjo pese a las amenazas de aislar Islandia
de la financiación de las instituciones financieras internacionales. La
deuda nacional de Islandia ya ha sido degradada por las agencias
calificadoras de crédito, y ahora esas mismas agencias se han comprometido a
hacerlo una vez más como castigo por desafiar la voluntad de los banqueros
internacionales.
Este es lo último en el largo drama desde el año 2008 de las instituciones
globales negándose a tener pérdidas en la crisis financiera.
Las amenazas de una depresión económica mundial y demandas de ser "demasiado
grandes para quebrar" se han equiparado a un arma cargada a las cabezas de
los jefes de los gobiernos representativos en los Estados Unidos y Europa.
Islandia es de particular interés porque no rescató sus bancos como lo hizo
Irlanda, o los extranjeros como los Estados Unidos.
Si ese fervor captura a los contribuyentes en todo el mundo, como ha
ocurrido en Islandia y con el movimiento de protesta en Estados Unidos, los
bancos tendrían algo que temer, es decir, la imposibilidad de extraer
cantidades ilimitadas de financiamiento de los funcionarios del gobierno
crédulos y los bancos centrales.
Parece que la causa principal son las garantías del gobierno, ya sean
explícitas o implícitas, en la toma de riesgos por parte de los bancos.
En última instancia, esas garantías no son necesarias para mantener el pleno
empleo, o incluso sostener una economía con crecimiento, simplemente están
diseñadas para permitir que estaos instituciones internacionales sobre
apalanquen o incrementen sus márgenes de ganancias en los buenos tiempos - y
para evitar pérdidas catastróficas en los malos tiempos
La lección aquí es instructiva al otro lado del charco, pero es una lección
escalofriante.
Si los Estados Unidos - o cualquier otro país soberano, para el caso -
intenta de reestructurar sus deudas, o obligar a los inversores privados a
tomar responsabilidad de sus propias apuestas fallidas, estas instituciones
internacionales han prometido el equivalente de la guerra económica en
respuesta.
Sin embargo, la alternativa es que los gobiernos representativos sacrifiquen
su independencia a un grupo de anónimos banqueros que no comparten ninguna
lealtad a ninguna nación. Es el conflicto que ya ha definido el comienzo del
siglo 21.
La pregunta es si los pueblos libres elegirán permanecer en libertad, como
Islandia, o elegirán someterse.