por Jean-Guy Allard
March 18, 2013
del Sitio Web
Aporrea
Las revelaciones realizadas por el Presidente
encargado de Venezuela, Nicolás Maduro, acerca de un complot para matar al
opositor Henrique Capriles, confirman informaciones que llegadas desde
Miami, e indican como los ex altos funcionarios norteamericanos
Otto Reich y
Roger Noriega, ambos vinculados a
la CIA, se han confabulado con grupos de
la ultraderecha venezolana en un plan para no solo eliminar a Capriles, sino
convertirlo en “mártir” y acusar el gobierno venezolano del crimen - entre
otros propósitos.
Otto Reich
Al crear a la oposición su supuesto “mártir propio”, los conspiradores
buscan crear un factor de movilización para sus fuerzas y sobre todo un
pretexto para promover un clima de violencia y total desestabilización.
Objetivo final:
tratar de impedir la celebración de los comicios
presidenciales del próximo 14 de abril o por lo menos cuestionar su validez,
en elecciones donde - todo el mundo reconoce - les será imposible derrotar a
las fuerzas chavistas.
Ex embajador en Caracas, Reich contribuyó activamente al regreso a
EE.UU. del
terrorista Orlando Bosch, responsable de la destrucción en pleno vuelo de un
avión civil cubano.
Este hijo cubano de un Austriaco que se asiló en Cuba por colaborar con los
Nazis - lo que pudiera explicar su desprecio visceral para Capriles - Reich
es desde rato miembro del círculo de amigos íntimos del terrorista
Posada
Carriles, de larga experiencia conspirativa.
Por años han trabajado juntos
en todo tipo de planes para tratar de derrocar a la Revolución cubana y
eliminar físicamente a su líder Fidel Castro.
En la década de los 80 ambos formaron parte del operativo diseñado por la
administración Reagan contra el Gobierno sandinista de Nicaragua que terminó
con el escándalo Iran-Contra.
Siendo Secretario asistente de Estado del gobierno de
George W. Bush, Reich
se encargó personalmente de las negociaciones con la ex-presidenta de Panamá
Mireya Moscoso para lograr la liberación de Posada Carriles y el resto del
dispositivo terrorista detenido en ese país centroamericano por tratar de
asesinar el entonces presidente cubano Fidel Castro durante una Cumbre
Iberoamericana.
Luego del triunfo electoral de Hugo Chávez en las elecciones presidenciales
de 1998 en Venezuela y la posterior radicalización del proceso
revolucionario en este país, el derrocamiento del gobierno bolivariano se
convirtió en una obsesión enfermiza para Reich y los intereses de la extrema
derecha norteamericana vinculada a los grandes monopolios petroleros que
este representa.
Fue precisamente Reich quién desde su cargo en el Departamento de Estado,
durante la administración Bush, concibió la idea del golpe contra el
Presidente Chávez en abril de 2002.
Según se conoció luego, Reich culpó del fracaso de esta intentona golpista a
la división y divergencias que existieron entre los militares complotados, y
se lamentó de que no llegaron a ponerse de acuerdo desde un primer momento
en cuanto a decidir la eliminación del mandatario venezolano como el mismo
había indicado.
Con posterioridad a estos hechos, Reich ha estado de una forma u otra,
vinculado a diversos planes de intento de atentado contra el ex mandatario
bolivariano, en complicidad con la CIA, la ultraderecha venezolana y grupos
terroristas radicados en EE.UU.
Reich y sus aliados al parecer se han convencido de que la tan anhelada
desaparición física del líder de la revolución bolivariana, no ha conducido
a la derrota de este proceso como ellos esperaban. Por el contrario Chávez
ha devenido en un enemigo mucho más peligroso y difícil de enfrentar.
Se ha convertido en un símbolo venerado por millones de venezolanos, y
cualquier intento por atacar su figura e imagen constituye en estos momentos
un suicidio político.
Ante esta situación los sectores de la oposición venezolana y quienes la
dirigen desde Washington están más desconcertados que nunca. De toda
evidencia, no saben cómo enfrentar la nueva realidad. Sus diferencias y
contradicciones internas se vuelven cada vez más irreconciliables.
Paradójicamente el propio Capriles con sus ofensivas declaraciones el día de
anunciar su candidatura y el rechazo que provocaron, ha contribuido a
acelerar estos planes.
“Si en algo todos coinciden es que el candidato opositor no tiene “alma de
mártir”, comenta desde Washington un analista cercano al tema.
“Sólo me
atrevería a dar un consejo a Capriles, que sea cuidadoso en su accionar
provocativo e irresponsable. Y que recuerde que para sus amigos de la
ultraderecha y sus mentores del Norte, vale todo para alcanzar los objetivos
que favorecen sus intereses”.