del Sitio Web ElDiario
han nutrido toda una catarata de mentiras donde resulta más laborioso desmontar las mentiras
que contar la verdad
Primero fue Internet, y después las redes sociales.
La conclusión parece indiscutible, había llegado la democratización de la información. Los ciudadanos, vigilantes, testigos, armados con nuestros artilugios tecnológicos y nuestra conexión a Internet móvil de banda ancha habíamos derrocado el oligopolio de los grandes medios de información y pondríamos fin a sus manipulaciones e intereses que condicionaban el periodismo.
El periodismo ciudadano, con sus blogs primero y
sus redes sociales ahora nos llevaría a casa la realidad sin mediaciones
perversas de las empresas de comunicación.
Los enfrentamientos entre opositores al gobierno de Nicolás Maduro y defensores, y la violencia desencadenada han tenido un reflejo en las redes sociales, y en especial en Twitter, que nos muestra hasta qué punto Internet y esta red social se pueden convertir en un estercolero gracias a la intervención de militantes paranoicos y campañas dirigidas por manos ocultas.
Fotos antiguas y acontecimientos en cualquier
otro lugar del mundo han nutrido toda una catarata de mentiras donde resulta
más laborioso desmontar las mentiras que contar la verdad.
Han presentado imágenes de policía reprimiendo en el Estado venezolano de Mérida que procedían del año 2010 y de un cuerpo de policía que ya no existe en la actualidad.
Imagen de policía venezolana
de 2010
Policía brasileña en 2013
Afirman que en el Hospital Central de Maracay la situación era tan precaria que los bebés los debían de colocar en cajas y adjuntaban fotos que resultaron ser de Honduras de 2012.
En círculos más cerrados como Facebook nos tememos que la espiral endogámica desinformativa entre los afines puede llegar al paroxismo.
Ya dijo alguien que en tiempos de inundaciones escasea el agua potable. Quizás eso sea lo que está ocurriendo con la sobre-información.
Va siendo tiempo de que aprendamos a ser mucho más analíticos, desconfiados y selectivos. Sin duda la verdad está ahí, hubo un tiempo en que, mediante la censura, nos la ocultaban, ahora, mediante el exceso de información, nos la entierran.
Del mismo modo que nuestros padres y abuelos
aprendieron a burlar aquella censura, nosotros debemos aprender a desbrozar
la mentira.
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