¿Por qué propone que la resolución
del litigio con los fondos buitres se concentre en decisiones
unilaterales de las nacionales como única salida?
–Abogo por acciones soberanas unilaterales porque, desde los
años 80, no se concretó un frente de países deudores.
Una posición regional de varios
países sería excelente para un cambio, pero las luchas políticas
y sociales siguen desarrollándose en un cuadro nacional. De allí
la dificultad de tener un frente de países deudores, aun cuando
haya sido una apuesta con la crisis de la posguerra mundial o la
crisis de la deuda del 82.
Tomando en cuenta lo que hizo
Ecuador en 2007 y 2008, creo que hay una posibilidad de acto
soberano unilateral basado en el argumento del derecho interno y
el internacional.
¿Qué aspectos de la estrategia
ecuatoriana evitarían caer en una situación como la que transita
la Argentina con los fondos buitres?
–Argentina se encontró en una situación de default
técnico con los tenedores de bonos en diciembre de 2001, que se
mantuvo hasta marzo de 2005, y con el Club de París hasta 2014.
Faltó realizar, a comienzos de 2002,
una auditoría de la deuda para identificar la parte ilegítima o
ilegal.
Porque puede haber deudas ilegales,
que son nulas desde el punto de vista del derecho comercial, y
deudas ilegítimas, que no son nulas desde el derecho comercial
pero podrían serlo desde otros criterios del derecho
internacional.
¿Qué habría aportado una auditoría?
–Habría permito a la Argentina hacer una distinción entre cierto
monto considerado ilegal o ilegítimo y repudiarlo, y la otra
parte de la deuda reestructurarla de manera directa con los
acreedores.
El segundo punto es que la Argentina
hizo un canje de deuda. En el Ecuador, después de la auditoría
de 2007 y 2008, la suspensión del pago no desembocó en un canje
de deuda sino en una recompra de la deuda.
¿En qué se diferencian ambas
decisiones?
–El gobierno de Ecuador recompró los bonos sin entrar en una
negociación con los tenedores.
No se sentó en una mesa y dijo:
"Señores, se hace un canje de
deuda y hacemos un nuevo contrato".
Argentina hizo un nuevo contrato y
volvió a aceptar a los Estados Unidos en caso de litigio. Otorgó
condiciones muy favorables a los tenedores de bonos, como
indexar el pago de los intereses sobre la tasa de crecimiento
económico.
¿Habría sido posible para la
Argentina recomprar los bonos, teniendo en cuenta la gran
dispersión de acreedores de su deuda?
–Cuando un país está en suspensión de pago, gran parte de los
tenedores buscan vender los títulos en el mercado secundario.
Durante el período de suspensión de
pago, los bonos pueden cambiar de mano. Hay entidades que
compraron los bonos a su valor inicial y los vendieron al 20 por
ciento de su valor en el mercado secundario y allí pueden llegar
los fondos buitre.
Ecuador se aprovechó de esta
situación para decirles a los tenedores de bonos:
"Señores, nosotros les compramos
los bonos a tal porcentaje".
No importa la dispersión, lo que
importa es que los tenedores están angustiados y quieren tener
liquidez porque piensan que si no venden no recibirán nada
después.
Argentina tuvo la posibilidad de
recomprar los bonos en el mercado secundario.
¿De qué habría servido discriminar
entre la parte legítima y la ilegítima de la deuda, en el caso
argentino?
–Mostrar tanto a los acreedores como a la comunidad
internacional hasta qué punto el nuevo gobierno no podía hacerse
responsable de todo lo malo hecho por los gobiernos anteriores.
Con el canje de 2005 se hizo
parcialmente esto porque hubo un descuento, el problema es que
Argentina se quedó a mitad de camino: faltó la auditoría. Estoy
seguro que se podría haber hecho un repudio.
¿En qué consistiría tal repudio?
–Repudio es decir "esa deuda es nula". El deudor no anula,
repudia; el acreedor anula.
¿Cómo habría posicionado ese repudio a la
Argentina frente a los mercados financieros?
–Ecuador, que tenía la liquidez, suspendió el pago de manera
unilateral.
Hizo una auditoría y recompró el 91
por ciento de los bonos. En 2009, se dijo que Ecuador no tendría
la posibilidad de ir a los mercados financieros. Este año,
Ecuador emitió un bono en Luxemburgo y en Wall Street a una tasa
de interés del 7 por ciento.
Argentina, en cambio, todavía no
tiene un acceso fácil a los mercados financieros.
En materia de emisión de deuda, es
fundamental implementar la
doctrina Calvo, respetar la
Constitución argentina que dice que no se puede renunciar a la
soberanía.
Ha propuesto recurrir a la doctrina
Calvo y a la Drago en varias oportunidades. ¿Qué efectos
concretos tendría basarse en esas doctrinas?
–La Ley de Pago Soberano del 10 de septiembre dice:
vamos a hacer un nuevo canje de
bonos, los que participarán del canje pueden elegir bonos
que reconozcan la jurisdicción argentina en caso de litigio
o bonos que reconozcan a la Justicia de Francia.
Esa segunda opción es otra vez una
concesión que no había que hacer. La actitud de Francia respecto
de Argentina en los últimos tiempos es claramente oportunista.
¿En qué sentido?
–Francia parece más solidaria ahora, pero Francia se comporta
respecto de Grecia exactamente igual que Estados Unidos con
Argentina. En caso de litigio, la jurisdicción francesa tendrá
una tendencia a favorecer a los acreedores.
¿Qué impacto podría tener la
resolución del caso argentino sobre la reestructuración de otras
deudas soberanas?
–El fallo de Griesa, confirmado por la Corte Suprema de Estados
Unidos, marca el futuro en desfavor de los países deudores.
Si en una futura emisión de bonos,
Argentina impone su jurisdicción como única opción en caso de
litigio, sería un viraje en la dirección opuesta. Permitiría a
otros países seguir su camino, volver a una situación de los
años ’40 y ’60, cuando se implementó la doctrina Calvo.
¿La posibilidad de continuar el
conflicto con los fondos buitres en la Corte de La Haya traería
efectos concretos?
–No creo porque Estados Unidos no reconoce la competencia de la
Corte de La Haya.
Políticamente es totalmente legítimo
de parte de Argentina ir a La Haya, porque es el lugar donde
corresponde llevar un pleito entre dos Estados. Y la Corte falló
en el año 1985 dándole la razón a Nicaragua por el hecho de que
Estados Unidos hubiera minado puestos nicaragüenses apoyando a
los contras.
Es importante políticamente, pero el
efecto concreto es nulo.
¿Cómo evalúa el rol del Fondo
Monetario en este litigio, que criticó a los fondos buitres pero
no se presentó como amicus curiae frente al juez Griesa?
–El
FMI es activamente responsable de lo que está
ocurriendo.
Primero, es corresponsable activo
del volumen insoportable de la deuda argentina y de la
desregulación de los contratos que permiten a los fondos buitres
actuar como actúan.
Luego, el Fondo los critica pero en
los últimos años hizo todo lo necesario para abrirles las
puertas a los fondos buitres diciendo "hay que denunciar la
soberanía", dando la primacía siempre a los acreedores. No hay
ninguna credibilidad en el discurso oficial del FMI.
Doctor en Ciencias Políticas por la Universidad de Liège,
Bélgica, y de París VIII, Eric Toussaint viene bregando desde
hace décadas por la anulación de la deuda del Tercer Mundo.
Su postura es que si Argentina
impusiera su jurisdicción en una futura emisión de bonos sería
un acto de soberanía y permitiría a otros países deudores seguir
su camino.
Toussaint visitó Buenos Aires para
participar de la charla debate "Deuda y Soberanía en América
latina", junto a los legisladores Carlos Raimundi y Héctor
Recalde y a la economista Fernanda Vallejos, organizada por la
Cámara de Diputados con la adhesión del Ciges.