del Sitio Web RedVoltaire
Es por eso que Siria acaba de dotarse de una
milicia popular para mantener a raya a los Contras respaldados por Occidente
y por las monarquías del Golfo. En 3 meses, el resultado ya es espectacular:
las zonas donde se han creado esas milicias ya están estabilizadas.
Se trata de la creación de milicias populares, lo cual permite que la población garantice por sí misma la defensa de su ciudad o de su barrio, terreno cuyos mejores conocedores son los propios pobladores.
Este "Ejército de Defensa Nacional", cuyos miembros provienen de
los Comités Populares, está - por supuesto - estrechamente vinculado al
Ejército Árabe Sirio y para unirse a esa nueva fuerza hay que haber pasado
el servicio militar.
Cosa
que no ha podido lograr el Ejército "Libre Sirio". Cada vez que sus hombres
llegan a controlar una zona, cometen allí todo tipo de abusos y crímenes que
despiertan el rechazo de la población.
Aunque sus soldados provienen
de la población, ya que se trata de un ejército de reclutas, el Ejército
Árabe Sirio no puede lograr eso por sí solo ya que su estructura
organizativa nacional lo separa de las realidades locales. Es por ello que
tiene que apoyarse en una fuerza intermedia capaz de garantizar su contacto
con la población local, en cada ciudad, barrio o poblado.
Ello implica que los elementos que algunas autoridades locales habían reclutado antes para cumplir ciertas tareas de seguridad tendrán que convertirse ahora en miembros de esa nueva fuerza o regresar a sus casas.
El resultado es que la organización del Ejército de Defensa Nacional en tal o más cual barrio o poblado pone fin de inmediato a los posibles abusos.
Desaparece así el fenómeno de
los shabihas.
Teherán, que no quiere
implicar a sus Guardianes de la Revolución en el conflicto sirio, aceptó sin
embargo recibir reclutas del Ejército de Defensa Nacional y garantizarles la
formación necesaria. Esto último implicó incluso un esfuerzo de adaptación
para los propios iraníes ya que la mayoría de los reclutas no son chiitas ni
tienen intenciones de convertirse.
Por un lado, porque esta milicia popular ha estabilizado rápidamente los barrios y poblados donde ya ha sido creada. Y sobre todo porque el Basidji iraní y el Hezbollah libanés tienen ahora un “hermanito”, que dispone además de la misma formación que ellos.
Pero que tiene también ciertas características nuevas:
Uno de los objetivos fundamentales de la guerra de las potencias occidentales contra Siria era instalar en el poder un gobierno que debía romper con el Hezbolla libanés y con Irán, como reconoció el propio Burhan Ghalioum en entrevista concedida al Wall Street Journal.
Y han obtenido un
efecto exactamente inverso. La resistencia común ha fortalecido la unidad de
ese bloque, a pesar de las diferencias religiosas y políticas de sus
integrantes.
Hassan Nasrallah declaró después que el Hezbollah no abandonará a sus hermanos de armas del Ejército Árabe Sirio, si estos últimos llegaran a verse en dificultades.
La creación en Siria del Ejército de Defensa Nacional seguramente fortalecerá esa alianza con el surgimiento de estrechos vínculos humanos, más allá de las opciones políticas.
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