04 Diciembre 2015
del Sitio Web
RT
El presidente ruso,
Vladímir Putin, aboga por la creación de una
asociación económica a gran escala entre los
países de la Unión Económica Euroasiática (UEE),
la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS)
y la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático
(ANSA).
Los expertos
consideran que se trata de una respuesta de
Rusia al Acuerdo Transpacífico de Cooperación
Económica, liderado por Estados Unidos.
Durante el tradicional discurso anual del presidente ruso ante la
Asamblea Federal rusa,
Vladímir Putin abogó por la
creación de una asociación económica entre,
-
la Unión Económica Euroasiática
(UEE)
-
la Organización de Cooperación
de Shanghái (OCS)
-
la Asociación de Naciones del
Sudeste Asiático (ANSA)
El mandatario ruso señaló que, en su
conjunto, estos países representan casi un tercio de la economía
global por poder adquisitivo,
informa TASS.
La asociación económica propuesta por Putin se perfila como una
alternativa al Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (Trans-Pacific
Partnership, TPP, por sus siglas en inglés), un tratado
comercial regional que afectará al 40% de la economía mundial, opina
Serguéi Utkin, director de Centro de Análisis Situacional de
la Academia de Ciencias de Rusia, citado por el portal.
Por su parte, Alekséi Máslov, profesor de la Escuela Superior
de Economía, cree que el hecho de que,
"Rusia tome la iniciativa de la
redistribución económica mundial" supone "un buen paso desde el
punto de vista de su imagen".
Según el mandatario ruso, la fase
inicial de la asociación entre la UEE, la OCS y la ANSA podría
incluir la protección de las inversiones, el desarrollo conjunto de
normas para la producción de tecnologías de última generación, la
optimización de los procedimientos de circulación de mercancías a
través de las fronteras y la apertura recíproca de acceso al mercado
de servicios y capitales,
escribe Gazeta.ru.
En cuanto al pacto secreto del Acuerdo Estratégico Transpacífico
de Cooperación Económica (TPP), orquestado por Estados Unidos,
se ha convertido en objeto de polémica y de protestas debido al
secretismo que lo envuelve desde su concepción.
Los detractores del acuerdo no creen que
se trate de un "comercio justo", sino de la consolidación del poder
y de una amenaza para la economía global.
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