por Jorge Alvarez del Sitio Web LaBrujulaVerde
Versión en italiano emblema elegido por los Illuminati Imagen: Hacac
Porque esa organización,
a cuyos miembros se empezó a llamar illuminati, se sumó a
toda una corriente intelectual que integraban ilustrados, masones,
rosacruces y demás y no tardaría en ser acusada junto a ellas de la
caída del
Antiguo Régimen.
Como era frecuente entonces, buscó una válvula de escape en el asociacionismo pero, dado que no simpatizaba con la salida que hubiera sido natural, la masonería, decidió crear su propio grupo.
fundador de los Illuminati
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Pronto se le sumaron varios estudiantes, deseosos de acceder a lecturas censuradas o prohibidas, y se juntaron una docena de miembros, que pasaron a ser casi una treintena a finales de año.
No se habían planteado aspirar a más pues habían concebido aquello como un círculo íntimo, a pesar de que todos usaban pseudónimo - a menudo tomado de la historia o la literatura clásica - para establecer una relación de igualdad.
Weishaupt se hacía llamar Espartaco.
impreso en un panfleto de 1788
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El fundador propuso
rebautizarla como Orden de la Abeja, metaforizando su labor
de recopilación de la sabiduría con la de los insectos con el néctar
floral, pero se prefirió Bund der Illuminaten (Unión de
Iluminados), que finalmente quedó en Illuminatenorden, es
decir, Orden de los Iluminados.
Más o menos las ideas de libertad, igualdad y fraternidad que en breve esgrimiría la Revolución Francesa.
la obra más representativa del espíritu de la Ilustración
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Sin embargo, Weishaupt
rechazaba el recurso revolucionario y abogaba por una reconducción,
factible si se conseguía acceder a los resortes políticos.
(Johann Heinrich Wilhelm Tischbein)
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Primero, porque se incorporaron algunos personajes ilustres, de entre los que cabe destacar,
Otros destacados serían,
Un tercio procedía de la nobleza y un pequeño pero no desdeñable porcentaje, estaba compuesto por clérigos, cosa curiosa teniendo en cuenta que el reglamento proscribía los libros religiosos.
retratado por Kügelgen
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A partir de ese año, la orden se extendió a setenta ciudades y llegó a tener casi dos millares de miembros.
Eso sí, fue un fenómeno fundamentalmente local porque los centros más importantes eran bávaros y turingios (Weimar y Gotha, sobre todo), y fuera de territorio teutón únicamente consiguió algo de implantación en Suiza y Francia.
La mayoría de los illuminati tenían buena formación académica, siendo la mayoría funcionarios de la administración aunque no faltaban artesanos y comerciantes.
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Knigge imitó la de la
masonería - recordemos que también era masón - a base de grados con
adquisición progresiva ascendente de mayores conocimientos, aún
cuando esa otra organización era vista sobre todo como caladero de
reclutamiento.
El caso es que a los recién reclutados se les mantenía en la ignorancia en lo referente al modus operandi y se les exigía una disciplina estricta.
Esa rigidez, por cierto, alejó a numerosos intelectuales, que no quisieron entrar o se fueron al sentirse incómodos.
en la Iglesia del Gesú, Roma
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Weishaupt y Knigge estaban en la cúspide, dirigiendo lo que llamaban el Areópago.
Asimismo se establecieron ritos y ceremoniales iniciáticos pero se desconoce cómo eran porque el escaso recorrido cronológico de la orden impidió ponerlos por escrito.
Además, el secretismo era mayor que en la masonería, pese a que un tercio de los iluminados también militaban en ella.
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Como suele pasar, tarde o temprano tenían que llegar las disputas internas y un masón como Knigge, que se enemistó con Weishaupt porque consideraba contraproducente la hostilidad anti-religiosa, amenazó con desvelar los secretos a los otros porque se había admitido a varios aristócratas sospechosos de defender el absolutismo.
En febrero de 1784 se
celebró un congreso en Weimar para atender esa queja pero el
resultado fue la elección de un nuevo Areópago dirigido por el
Conde de Stolberg-Roßlay (pero, presumiblemente, con Weishaupt
en la sombra), así que Knigge dejó la orden.
Carlos Teodoro de Baviera, el gobernante que prohibió la orden.
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Illuminati y francmasones fueron proscritos temporalmente, cayendo sobre ellos todo tipo de acusaciones:
El apoyo del papa Pío VI a esas medidas, declarando a masones e iluminados incompatibles con la fe católica, dio pie a una dura represión:
Lo etéreo de los cargos quedó patente en que ningún detenido acabó en la cárcel.
Pero al año siguiente la ilegalización se hizo definitiva y en 1787 se añadió la amenaza de aplicar la pena de muerte a todo aquel que intentase revivir ese tipo de organizaciones.
Para entonces, dado el clima hostil que se había desatado contra los iluminados, Weishaupt se había exiliado en Ratisbona.
por Pompeo Batoni
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El 'mito' había
eclosionado...
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