por
John Thornhill del Sitio Web FT traducción de Melvecs 20 Febrero 2020 del Sitio Web Melvecs
Hay lecciones
Uno de los temas recurrentes de la historia es que la tecnología a veces supera a la sociedad, dejando a los políticos sin aliento para ponerse al día con las consecuencias.
Así fue con el impacto de,
Podría decirse que así es
de nuevo hoy con la edición de genes, las redes sociales y la
inteligencia artificial.
El movimiento de la
tecnocracia argumentó que la mejor manera de salir de la crisis era
rechazar el desorden del mercado y las políticas anticuadas y
adoptar un "punto de vista científico moderno".
La economía tradicional, obsesionada con mecanismos arbitrarios de fijación de precios en lugar de producción racional, no era más que la "patología de la deuda".
El historiador William E. Akin identificó tres manantiales para crear tecnócratas:
Abolir el mecanismo de precios y maximizar la producción tenía algunos paralelos obvios con lo que estaba sucediendo en la Unión Soviética.
En su brillante novela distópica Nosotros (We), el escritor ruso Yevgeny Zamyatin atacó tal pensamiento tecnocrático, previendo una sociedad en la que las personas tenían números, no nombres, y operaban como engranajes en una vasta máquina industrial.
Sin embargo, el
movimiento de la tecnocracia norteamericana argumentó con fiereza
contra el comunismo y el fascismo y afirmó ser mucho más humano.
El presidente Franklin D. Roosevelt fue el que salvó el capitalismo a través de su New Deal.
Quizás la mayor falla del movimiento fue que nunca expuso soluciones prácticas que los votantes comunes pudieran entender.
Decepcionado porque la
razón pura no lo había barrido todo antes, el movimiento finalmente
se dividió, con un grupo escindido que terminó como un club de fans
cuasi-fascista.
El desilusionado líder
del partido, el aventurero
Joshua Haldeman, más tarde
abandonó Canadá y se mudó a Sudáfrica.
Los destellos de esa mentalidad parecen haber resurgido hoy en la costa oeste de los Estados Unidos en lo que el escritor Evgeny Morozov ha llamado "solucionismo" tecnológico.
Según esta visión del
mundo, la tecnología tiene la respuesta a casi todos los problemas y
los humanos pueden analizarse mejor como colecciones de puntos de
datos.
Tanto individual como colectivamente actuamos de maneras refrescantemente irracionales. Es difícil mejorar el famoso dicho de Immanuel Kant:
Sin embargo, una nota de pie de página pequeña pero intrigante en la historia del movimiento tecnocracia puede tener una resonancia particular hoy en día.
Uno de los nietos de Haldeman es Elon Musk, el empresario espacial que pretende convertirnos en una especie interplanetaria.
Tal vez la tecnocracia
finalmente tendrá su día, apropiadamente,
en
Marte...
|