03 Septiembre
2022
del
Sitio Web
SputnikNews
La Estatua de la Libertad
de la ciudad de Nueva York
© AFP 2022 / PATRICK SMITH
Estados Unidos ha dejado de ser una
nación fértil para los negocios y las políticas públicas en favor de
la población.
En lugar de eso, el
país norteamericano está inmerso en una polarización peligrosa,
considera la revista británica 'The
Economist'...
Mientras California y
Nueva York presionan a las compañías para ser ecológicas, Texas y
Virginia Occidental castigan a las que quieren sumarse a la 'ola
verde'.
Este es un ejemplo de lo
dividido que está el sistema político estadounidense que, aunque se
jacta de su federalismo, hoy experimenta una crisis sin precedentes.
Un análisis publicado por el semanario británico The Economist
realiza una crítica sobre cómo
el esquema bipartidista de Estados Unidos afecta la democracia y,
sobre todo, deja en la vulnerabilidad al propio pueblo
estadounidense.
La portada de la edición
de septiembre tiene un título contundente:
The Disunited
States of America (Los Estados Desunidos de América).
Y es que los líderes
actuales están más interesados en utilizar como bandera política a
problemas como,
la migración, el aborto o el
cambio climático,
...que en preocuparse por
los problemas cotidianos de los estadounidenses, como,
las tasas de
impuestos, los salarios, los servicios públicos o la violencia
armada.
"Algunos estados
pretenden castigar a quienes buscan un aborto o una
operación de transexualidad en otro estado; otros ofrecen
refugio a esas mismas personas.
Los estados
azules (demócratas) fomentan las demandas contra
los fabricantes de armas; los estados rojos
(republicanos) demandan para impedir que California
establezca sus propias normas de emisiones", señala The
Economist.
De cara a las próximas
elecciones legislativas de noviembre, los políticos del país
norteamericano intentan ganar simpatizantes y adeptos a través de
estrategias que alimentan la confrontación, observa el medio
europeo.
Y en medio de toda esa polarización, se encuentra el hecho de que el
republicano
Donald Trump incrementa el
número de sus seguidores y se convierte, poco a poco, en un
aspirante fuerte a la Casa Blanca, donde ya estuvo de 2017 a 2021.
"Lo que más preocupa
es que el partidismo pueda socavar la propia democracia
estadounidense.
Muchos republicanos
no pueden ganar unas primarias a menos que respalden la 'Gran
Mentira' de Donald Trump de que vencería a Joe Biden en 2020",
apunta The Economist.
La sombra del magnate
republicano yace sobre la democracia estadounidense a pesar de que
tiene investigaciones judiciales en su contra, tanto por
presuntamente haber hecho uso indebido de documentos clasificados
sobre la seguridad nacional, como por haber encabezado una serie de
prácticas empresariales irregulares al frente de la Organización
Trump.
Y a eso habría que sumar
que un comité especial de la Cámara de Representantes lo
indaga por su supuesta complicidad
en el violento
asalto al Capitolio del 6 de enero
de 2021.
"Esto hace que la
conversación nacional sea más desagradable y más complicada.
También hace más
difícil hacer negocios en Estados Unidos.
Mientras que antes el
país era, a grandes rasgos, un gigantesco mercado único, ahora
California y Nueva York presionan a las empresas para que sean
más ecológicas, mientras que Texas y Virginia Occidental las
penalizan por favorecer las energías renovables frente al
petróleo y el gas.
Recientemente, Texas
llegó a incluir en su lista negra a diez empresas financieras
por ser demasiado ecológicas", indica la publicación.
El problema, observa
The Economist, es que el sistema bipartidista estadounidense
necesita reformarse urgentemente.
Como prueba brinda un
dato:
37 de los 50 estados,
donde viven tres cuartas partes de los estadounidenses, están
gobernados por un solo partido.
"El número de
estados en los que un partido controla las dos cámaras
legislativas y la casa del gobernador casi se ha duplicado
en los últimos 30 años", señala.
Los estados donde figura
el unipartidismo, dice el medio británico, se auto-perpetúan y crean
oligarquías que financian al poder político.
De este modo, las
elecciones solo se utilizan para prolongar un proyecto de poder, no
para satisfacer las necesidades o escuchar las peticiones de la
gente.
"Los políticos con
escaños seguros tienen incentivos perversos.
No les preocupa
perder las elecciones generales, sino las primarias, en las que
los partidarios ávidos llevan la voz cantante porque están más
motivados para votar.
La manera de atraer a
esos partidarios es evitar el compromiso. De ahí la
proliferación del extremismo.
La mayoría de los
texanos piensan que sus nuevas leyes sobre el aborto son
demasiado draconianas, por ejemplo, aunque la mayoría también
piensa que las antiguas normas nacionales eran demasiado
indulgentes.
Si Texas no fuera un
estado unipartidista, sus legisladores podrían haber encontrado
un compromiso", concluye.
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