20 Junio 2023
del Sitio Web
MoonOfAlabama
traducción de
Camila Calderón
23 Junio 2023
del
Sitio Web
MisionVerdad
Versión original en ingles
El fin del "momento unilateral"
está
a plena vista.
(Foto:
Leah Millis / Reuters)
Enfrentada a la realidad de la vida, la administración
Biden ha
reconocido en los últimos días,
la derrota en dos de sus más atroces
y delirantes juegos de política exterior.
La
contraofensiva ucraniana
ha fracasado.
Su ejército está siendo masacrado en el campo de
batalla. La "contraofensiva" de las brigadas ucranianas "entrenadas
por la OTAN" no ha logrado
avances reales en ningún frente.
El alto nivel de
pérdidas humanas y materiales hace imposible que vuelva a recuperar
la iniciativa.
El objetivo de
Estados Unidos era integrar a Ucrania en
la OTAN.
Así habría podido
estacionar sus tropas en Ucrania y poner sus armas al alcance de
Moscú, para que cualquier movimiento independiente ruso pudiera ser
contrarrestado con una amenaza de aniquilación inminente.
Tras más de 20 años
persiguiendo ese objetivo, Estados Unidos
tiró la toalla:
El presidente
Biden afirmó este sábado 17 de junio que no facilitará el
ingreso de Ucrania a la OTAN, añadiendo que el país en guerra
con Rusia tiene que cumplir los requisitos para ser miembro.
"Tienen que
cumplir las mismas normas. Por lo tanto, no voy a ponérselo
fácil", declaró Biden a los periodistas.
"Creo que
han hecho todo lo relativo a demostrar la capacidad de
coordinarse militarmente, pero hay todo un tema:
¿Es
seguro su sistema?
¿No es
corrupto?
¿Cumple
todas las normas que cumplen todas las demás naciones de
la OTAN?".
Y sí, es un cambio.
Uno grande:
Supuestamente,
Biden ya ha manifestado con anterioridad que está abierto a
eliminar el obstáculo del Plan de Acción (MAP en inglés) para la
adhesión de Ucrania a la OTAN, que exige que los países que
deseen ingresar en la alianza realicen reformas militares y
democráticas.
Aún así,
no es suficiente:
Biden no ha
dicho nada nuevo.
Intuye que
Estados Unidos ha perdido la guerra proxy, pero no debe
ni puede admitirlo.
Así que, a
falta de una máquina del tiempo que podría haberlo llevado todo
el camino
de vuelta a 1999, cuando la expansión de la OTAN comenzó a
desarrollarse, Biden simplemente volvió a la posición por
defecto de
la cumbre de la OTAN de 2008 en Bucarest.
Le dio
la bienvenida a Ucrania en la alianza a través de la ruta MAP,
como si en ese momento, hace 15 años, es ahora el pasado y no
puede ser devuelto al presente.
Rusia no va a
aceptarlo.
Aunque empaquetada
con palabras bonitas, la Unión Europea (UE) dio a Ucrania una
perspectiva negativa similar (traducción automática):
Un informe de
la UE sobre la candidatura de adhesión de Ucrania afirma que
Kiev ha cumplido hasta ahora dos de las
siete condiciones exigidas para iniciar las negociaciones
formales de adhesión a la Unión Europea.
...
"Hay progreso.
El informe será moderadamente positivo. No se trata de
embellecer la realidad, sino de reconocer los avances. Por
ejemplo, hay casos conocidos de la lucha contra la corrupción.
En particular,
el del presidente del tribunal supremo ucraniano, Kniazev", dijo
el funcionario, que habló bajo condición de anonimato.
(...)
"En términos de
reformas, el vaso estaría medio lleno, nunca adoptaríamos un
tono negativo hacia Ucrania en este momento.
Las reformas
judiciales han avanzado algo, aunque aún quedan algunas
fundamentales para llevarla a cabo. No todo es satisfactorio".
La tan alardeada
contraofensiva se ha convertido de hecho en una
trampa mortal para Estados Unidos, la Unión Europea y la OTAN.
La otra derrota
estadounidense fue
reconocida por el secretario de Estado Anthony Blinken al
término de su viaje a Beijing:
Estados Unidos
no apoyará la separación de Taiwán de China, según ha declarado
el secretario de estado Anthony Blinken, en medio de una serie
de confusas declaraciones de Joe Biden sobre el asunto.
"No
apoyamos la independencia de Taiwán", declaró en Beijing el
jefe de la diplomacia estadounidense, tras reunirse con el
presidente chino Xi Jinping.
Se trataba de algo
más que un cambio verbal en los
pronunciamientos de Blinken:
El Departamento
de Estado de Estados Unidos ha vuelto a
actualizar su hoja informativa sobre Taiwán para
reintroducir una línea sobre el no apoyo a la independencia
formal de la isla, reclamada por China y gobernada
democráticamente.
(...)
"Nos oponemos a
cualquier cambio multilateral del status quo por cualquiera de
las partes; no apoyamos la independencia de Taiwán: y esperamos
que las diferencias a través del estrecho se resuelvan por
medios pacíficos", según el documento, en referencia al estrecho
que separa la isla del continente asiático.
(...)
El mes pasado,
el Departamento de Estado cambió su página web sobre Taiwán,
eliminando la mención a no apoyar la independencia de Taiwán y a
reconocer la postura de Beijing de que Taiwán forma parte de
China, cosa que enfureció a Beijing.
El cambio de
opinión de Blinken se produjo tras una brevísima reunión
con el presidente Xi, que siguió a una
serie de conferencias de otros altos funcionarios chinos.
Wang ofreció
una explicación exhaustiva de la lógica histórica y la tendencia
inevitable del desarrollo y rejuvenecimiento de China, y se
explayó sobre los rasgos distintivos de la modernización china y
la rica sustancia de la democracia popular en todo su proceso.
Instó a la
parte estadounidense a no proyectar sobre China la suposición de
que un país fuerte está obligado a buscar la hegemonía y a no
juzgarla erróneamente a través del camino trillado de las
potencias occidentales tradicionales.
"Esto es
clave para que Estados Unidos pueda volver realmente a una
política objetiva y racional respecto a China".
Wang exigió a
Estados Unidos que dejara de exagerar la así llamada "amenaza
china", levantara las sanciones unilaterales ilegales contra,
dejara de suprimir los avances tecnológicos y científicos y que
no interfiriera de forma gratuita en sus asuntos internos.
Subrayó que
salvaguardar la unidad nacional ha sido siempre el núcleo de los
intereses de la República Popular. En donde reside el futuro de
la nación china junto a la misión histórica permanente del PCCh
(Partido Comunista de China).
Sobre el asunto
de Taiwán, China no tiene margen para compromisos ni
concesiones, afirmó Wang.
Al parecer,
la transcripción en chino de las conferencias entre Blinken y
Wang es aún
más desdeñosa que en su traducción al inglés.
El siguiente paso
para China es poner fin a las provocadoras maniobras de "paso
inocente" de buques y aviones militares estadounidenses en el
estrecho de Taiwán.
Para ello sólo
tiene que aplicar la
Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar:
Artículo 38
Derecho de paso
en tránsito
En los
estrechos a que se refiere el artículo 37, todos los buques y
aeronaves gozarán del derecho de paso en tránsito, que no será
obstaculizado; no obstante, no regirá ese derecho cuando el
estrecho esté formado por una isla de un Estado ribereño de ese
estrecho y su territorio continental, y del otro lado de la isla
exista una ruta de alta mar o que atraviese una zona económica
exclusiva, igualmente conveniente en lo que respecta a sus
características hidrográficas y de navegación.
Un mapa muestra que
esto, evidentemente, se aplica al estrecho entre China continental y
la isla china llamada Taiwán.
Si Estados Unidos
tiene realmente una política de "una sola China", tendrá que aceptar
que el estrecho está fuera de sus límites.
Este doble golpe de
la derrota en sus guerras contra Rusia y China tardará algún tiempo
en asentarse.
En el conflicto
ucraniano aún
se sueña con crear algún tipo de punto muerto, implantando una
suerte de línea de demarcación de alto al fuego coreano en el
paralela 38°.
Las autoridades
estadounidenses se preparan para la creciente posibilidad de que
la guerra entre Rusia y Ucrania se convierta en un conflicto
congelado que dure muchos años (décadas quizás) y se una a las
filas de largos enfrentamientos similares en la península de
Corea, el sur de Asia y más allá.
Las opciones
discutidas en el seno de la administración Biden para un
"congelamiento" a largo plazo incluyen dónde fijar posibles
líneas que Ucrania y Rusia acordarían no cruzar, pero que no
tendrían por qué ser fronteras oficiales.
Los debates
(aunque provisionales) han tenido lugar en varias agencias
estadounidenses y la Casa Blanca.
Rusia no
participará en nada de eso.
Derrotará
completamente al ejército ucraniano.
Recuperará las
partes de Ucrania que por siglos habían sido rusas antes de que
los comunistas las asignaran administrativamente a la República
Socialista Soviética de Ucrania.
El resto de una
Ucrania entonces neutral, aislada del mar y de las riquezas
minerales del este, se entregará al subalterno que Rusia está
dispuesta a aceptar.
La doble derrota en
sus guerras contra "el resto del mundo" marca el final de la
Doctrina Wolfowitz:
La doctrina
anuncia el estatus de Estados Unidos como la única superpotencia
restante tras el colapso de la Unión Soviética al final de la
Guerra Fría y proclama que su objetivo principal es conservar
ese estatus.
Nuestro
objetivo principal es prevenir la reaparición de un nuevo rival,
ya sea en el territorio de la antigua Unión Soviética o en
cualquier otro lugar, que suponga una amenaza del orden de la
que representaba anteriormente la URSS.
Esta es una
consideración dominante que subyace a la nueva estrategia de
defensa regional y que exige que nos esforcemos por impedir que
cualquier potencia hostil domine una región cuyos recursos
serían, bajo un control consolidado, sean suficientes para
general un poder global.
El fin del "momento
unilateral" está a plena vista.
Por supuesto, los
republicanos culparán de ello a Biden, a pesar de que son tan
culpables de extralimitarse del mismo modo que la otra acera.
Puede que Biden
tenga que sacrificar a Blinken como el peón culpable de perder
la partida.
De todos modos,
ninguna de las dos lo ayudará a ser reelegido.
Por cierto, no es
una mera coincidencia que Israel (el mismo día en que Estados Unidos
admitió su derrota)
recibiera una paliza de los combatientes de la resistencia
Palestina.
Este es otro de
esos problemas globales patrocinados por Estados Unidos que China
está ansiosa por
resolver.
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