José Zepeda:
Después de la primera ronda del proceso electoral en su país, se
ha abierto un camino que comienza, a mi juicio, con los
optimistas que dicen:
bueno, mire, crisis hemos tenido muchas. Esta es una más...
Luego, en el trayecto, nos aproximamos al
abismo, al final del camino están los apocalípticos que señalan
peste o coronavirus.
¿En qué parte del trayecto se ubica usted?
Santiago Pedraglio: No sé si es fácil y cómodo lo que voy
a decir.
Yo estaría en un punto intermedio. Evidentemente que es
una situación difícil, no se puede discutir.
Pasan a la segunda vuelta una opción como la de Keiko Fujimori,
que, según todas las encuestas, era la candidata que presentaba
la mayor resistencia de todas.
Pero Keiko tiene un voto duro que
le ha permitido sacar ese 13 por ciento y fracción (13,36%).
Se
trata de una votación muy baja causada por la fragmentación del
voto.
Y por otro lado está la candidatura de Pedro Castillo que
representa una izquierda radical, poco conocida por la opinión
pública nacional, entre comillas, porque él se había hecho
conocido con la huelga magisterial del 2017.
Es una oposición
bastante cercana a la de
Evo Morales y a la de
Rafael Correa. No
mencionan para nada a
Hugo Chávez en su programa. Lo he revisado
con cierto detalle y no aparece Chávez.
De cualquier modo, es
una polarización no sólo política, sino también social.
JZ: Usted ha mencionado una de las palabras clave. No hay
respuestas fáciles para situaciones complejas como la que vive
el Perú.
Sin embargo, es importante tratar de aclarar las causas
que han generado esta realidad política y social.
SP: Hay varias. Primero, las que podríamos llamar, en jerga
sociológica, causas estructurales.
Lo cierto es que hay
diferencias sociales muy grandes en el Perú.
El crecimiento que
tuvimos en los últimos 16 años, desde el 2000 más o menos hasta
el 2016, fue importante en términos del PIB. Se redujo
parcialmente la pobreza, pero son reducciones frágiles que ante
una crisis pueden volver a incrementarse.
Hay un gran sector de
la población que todavía vive en condiciones muy precarias.
Además, los servicios del Estado - no quiero generalizar porque
eso es falso - pero algunos servicios siguen siendo precarios y
son los que usan los pobres en un país como el nuestro.
Los
servicios privados son a los que recurre la gente de clase media
para arriba. Entonces eso polariza todavía más el ambiente.
Es absolutamente inusual en Perú que el candidato más votado
tenga 19% de votos válidamente emitidos, que Keiko Fujimori
tenga 13% y el tercero y el cuarto tengan 12%.
A eso súmele la política que hemos tenido durante los últimos
cinco años con la salida de gobierno de Pedro Pablo Kuczynski
(28 de julio del 2016 al 23 de marzo del 2018), con la vacancia
de Martín Vizcarra (hasta el 10 de noviembre del 2020), con un
protagonismo muy fuerte de la bancada de Keiko Fujimori, que
tenía setenta y tres congresistas, de 132.
Ella no soportaba
haber perdido la elección del 2016.
Y, por supuesto, la
Covid-19, que ha sido 'durísima'. Oficialmente
tenemos cerca de '60 mil muertos', pero es evidente que la
cantidad es mucho mayor.
Son realidades que crean un clima como
éste, en el que los candidatos tampoco lograron seducir al
electorado.
Es absolutamente inusual en Perú que el candidato
más votado tenga 19% de votos válidamente emitidos, que Keiko
Fujimori tenga 13% y el tercero y el cuarto tengan 12%.
JZ: Permítame insistir en un detalle más respecto a los
candidatos que pasan a la segunda vuelta.
A riesgo de estar
trazando una caricatura, tenemos a un candidato que asegura que
va a cerrar el Congreso y el Tribunal Constitucional y
seguramente derogar acuerdos internacionales con instituciones
que están en el marco de la convivencia global.
Y tenemos a una
candidata que está acusada de encabezar un crimen organizado.
¿Es una caricatura que coincide con la realidad?
SP: No es una caricatura, porque efectivamente en el programa de
Pedro Castillo, por ejemplo, hay una posición sumamente crítica
frente a la Corte Interamericana de Derechos Humanos.
Casi se
dice que el Perú se retiraría. La presentan como un organismo
muy influido por los norteamericanos.
No aceptan participar en
la Convención de los Derechos del Mar, que me parece
fundamental, en la que está una mayoría de países a nivel
mundial.
Y algo que sí ha sido discutido desde hace muchos años,
y creo que tiene mucho apoyo, es un cambio constitucional que
permita que los contratos ley con las trasnacionales puedan ser
modificados, como de hecho ya ha sucedido.
La actual
Constitución permite modificarlos a pedido de partes y cuando
haya acuerdo de las partes. Y la gran mayoría de veces se ha
modificado a pedido a la empresa, no a petición al Estado, y se
han aceptado.
Personalmente me parece que hay un manejo
unilateral en esta cuestión.
En el caso de Keiko Fujimori, es cierto, tiene una acusación de
varios cargos, el más difícil es uno en el que el fiscal
considera que forma parte de una organización criminal.
Eso es
lo que lo ha llevado a pedir hasta 30 años de reclusión.
También
tiene otros casos, vinculados principalmente con el blanqueo de
dinero. Acá se dice pitufo, o sea, habría "pitufeado" para poder
meter capital al circuito legal.
Esas son algunas de las
acusaciones que tiene Keiko.
JZ: El nuevo Congreso va a tener a lo menos once bancadas.
No es
difícil suponer que esta fragmentación va a entorpecer cualquier
gestión y lo más probable es que quien busque apoyo va a tener
que pagar por él.
Esto es desalentador, no solo para el Perú,
sino para todos aquellos países que viven esta ya consolidada
crisis política, ¿no le parece?
SP: No me cabe ninguna duda.
Es un problema gravísimo, por dos
razones principales.
Una, por la que usted dice, porque hay un
fraccionamiento muy grande.
La bancada mayor, es la del señor
Pedro Castillo, tiene 37 parlamentarios de 130.
Si llegase a
triunfar tendría, necesariamente, que organizar una mayoría que
no puede bajar de 50, o sea, es imprescindible para poder tener
cierta estabilidad en el gobierno, caso contrario podría ser
fácilmente destituido de su cargo.
Keiko Fujimori tiene solo 24 parlamentarios, con lo que tiene
que hacer una alianza con las otras fuerzas de derecha.
Pero
como usted sabe, esas alianzas tampoco son tan firmes, porque al
interior de cada una de esas agrupaciones también hay
diferencias. Tampoco son partidos consolidados.
Ella puede
lograr una mayoría en el Congreso en el caso que gane la segunda
vuelta, pero le va a ser costoso.
Vaya usted a saber ahora qué cosa es "incapacidad moral
permanente".
Perú, como otros países de la región, posee un régimen
presidencialista, aunque en el caso peruano, desde la
Constitución del 79, incluso de antes, se introdujeron algunas
figuras propias del parlamentarismo.
Por ejemplo, tenemos un
premier, que no existe en otros países de la región, que es una
especie de primer ministro. ¿Qué pasó?
Cuando se planteó el tema
en los últimos meses del año pasado, al señor Vizcarra, que
estaba como presidente terminando la gestión del gobierno de Kuczynski, se planteó la vacancia.
La causal utilizada está en
la Constitución:
incapacidad moral permanente...
Vaya usted a
saber ahora qué cosa es "incapacidad moral permanente".
Ese es el gran tema, porque cuando se ha planteado este asunto
ante el Tribunal Constitucional, éste dijo, no, ya no hay causa,
porque Vizcarra había sido vacado, pero dejó sin resolver la
interpretación de fondo:
¿qué tenemos que entender por
incapacidad moral permanente?
Porque puede ser incapaz moral
permanente alguien que está mal de la cabeza, o que tiene una
crisis psicológica especial, o que físicamente padece un
problema que no lo deja gobernar, o tiene una conducta moral que
se puede considerar inaceptable, porque en su vida privada no se
comporta como debe hacerlo un presidente de la República.
Entonces usted lo puede bajar, como así lo dijeron algunos
congresistas:
este es un problema político.
Así, es el Congreso
el que define qué cosa es incapacidad moral permanente.
De tal manera que esta posibilidad hace aún más precaria la
situación de los futuros gobernantes.
JZ: Pasemos al tema de los derechos y los deberes.
Se supone que
los ciudadanos en una democracia tienen derecho a saber cómo
piensan los candidatos enfrentar la larga lista de urgencias que
aguardan solución.
Voy a nombrar sólo algunas:
Pobreza. Crisis
sanitaria. Combate a la corrupción. Independencia de los poderes
del Estado. Desarrollo.
¿Usted cree que los candidatos en liza
están dispuestos a dar respuesta antes de la segunda vuelta a
ese tipo de cuestiones?
SP: Creo que deberían.
No le puedo decir si van a hacerlo o no,
pero creo que sería una obligación política moral, o como la
quiera llamar. Vivimos una crisis no sólo peruana, por supuesto,
en otros países también, pero el caso peruano tiene
particularidades muy graves.
El 'drama' de la Covid es tremendo.
En este momento en el país
están vacunadas como máximo 600 mil personas de una población de
33 millones.
El gobierno que asuma debe enfrentar una crisis extrema.
Entonces una propuesta de anticrisis es ineludible. O sea, los
primeros dos años o tres años van a ser para resolver la crisis
que tenemos hoy.
El drama de la Covid es tremendo.
Faltan
vacunas, las que llegan, lo hacen a cuentagotas. En este momento
en el país estamos vacunados como máximo 600 mil personas de una
población de 33 millones. El sistema de salud es muy frágil.
El segundo desafío es la reactivación de la economía, porque el
año pasado el PBI cayó entre el 12 y el 13%. Como consecuencia,
la recesión es bárbara. Hemos perdido empleos tanto en el sector
formal como en el informal, cuya envergadura es muy
significativa.
(Según la OIT en 2019, alrededor de 12,5 millones
de personas trabajaban de manera informal. Es decir, siete de
cada diez, un 72,7%).
Y por último, el tercer gran tema es el de la independencia de
los poderes.
Esto es clave, sobre todo con el sistema de
justicia, no sólo con el Poder Judicial, sino también con el
Ministerio Público y el Tribunal Constitucional.
JZ: Para el tema de los deberes acabo de acordarme de algo que
dijo en su momento Santa Teresa de la Cruz:
"Lo que nosotros
podemos hacer en relación con lo que se nos da es realmente
poco, pero debemos hacer ese poco".
Profesor, ¿cuál es ese poco
en el ámbito de los deberes de la sociedad en el Perú?
SP: No todos vivimos en las mismas condiciones.
Seamos claros,
yo soy una persona de clase media, que no puedo pedirle a una
persona en la informalidad absoluta, con ingresos precarios, que
tiene que trabajar en el día a día para poder sobrevivir él y su
familia, no puedo pedirle, digo, que no salga a la calle.
Lo que
hay que pedirle, es que se cuide, que se proteja, que trate de
guardar la distancia, que tome en serio el uso de la mascarilla.
Lo que quiero decirle es que en el ámbito de la salud, es una
responsabilidad mayor de todos nosotros, pero en la medida en
que cada uno puede.
El otro gran tema que tenemos es que no podemos seguir manejando
la política permanentemente como si fuésemos enemigos.
Como dice
una socióloga muy conocida,
Chantal Mouffe, hay que relacionarse
como adversarios, no como enemigos.
Por supuesto, la democracia
es también conflicto, polémica, pero dentro de ciertas reglas
políticas de respeto al que piensa diferente. Es algo previo que
compete a unos más que a otros.
De hecho, hay más
responsabilidad de la gente que tiene más poder. El propósito es
evitar que el desequilibrio de poderes no juegue siempre a favor
de los poderosos.
Hay que pedirles que tengan una prudencia
mínima, mínima, para manejarse en situaciones de crisis profunda
como la que vivimos.