por Alexander Dugin
14 Diciembre 2024
del Sitio Web
Katehon
traducción de Juan Gabriel Caro Rivera
19 Diciembre 2024
del Sitio Web
KontraInfo
Versión original en ingles
Hay situaciones en las que las predicciones y los planes hechos de
antemano se realizan en el campo de los hechos.
Entonces se pueden seguir comparando y la
comprobación de la realidad está respaldada por la correlación con
la previsión: esto es correcto, aquello es erróneo, aquello es una
desviación.
Pero existen situaciones en las que los hechos contradicen cualquier
previsión y plan, volcando la mesa y demostrando que el paradigma
usado era totalmente erróneo, no sólo con respecto al futuro, sino
que era falso.
Si ocurre algo que normalmente no podría ocurrir
en ninguna circunstancia eso significa que la propia idea que se
tenía sobre la estructura era errónea y el análisis basado en ella
era un error.
Cuando no se consigue ver el futuro y controlarlo
significa que se está equivocado sobre el presente y el pasado.
Ese fue el caso de la URSS.
Según la interpretación dogmática marxista de
la historia, el socialismo sigue al capitalismo.
Y "jamás" se puede producir una marcha
atrás...
Así que la vuelta al capitalismo se consideraba
estrictamente "imposible"...
Cuando esto ocurrió, el socialismo como
doctrina explotó.
La URSS no supo predecir el futuro y
desapareció para siempre tanto como país como ideología.
No se trató únicamente de un cisne negro.
Fue la implosión interna de una estructura
ideológica.
"Es el fin, amigo mío"...
Lo mismo está ocurriendo ahora con el
liberalismo.
Tras el colapso de la URSS llegó el fin de la
historia según Fukuyama. Y la victoria global del liberalismo fue
vista e interpretada como algo irreversible.
El (casi)
gobierno mundial había llegado
y el globalismo empezó a reinar...
El liberalismo occidental había vencido a
todos sus enemigos históricos:
-
el catolicismo
-
los imperios
-
los estamentos
-
los Estados nacionales
-
el fascismo
-
el comunismo,
...cada uno de ellos basados en la identidad
colectiva.
Sólo quedaba la identidad colectiva del sexo.
De ahí la ideología de género como
preparación para el posthumanismo.
Según la doctrina liberal se consideraba
estrictamente imposible que se volviera al pasado.
Únicamente existe el "progreso"...
Así es como se ha adoptado,
Cuando Trump ganó en el 2016 se consideró
que era un cortocircuito, como si un ordenador estuviera
averiado.
Un error, pues no debería ganar jamás.
Se trataba de un error técnico.
Un
cisne negro...
La teoría de la probabilidad reconoce que esas
cosas pasan.
En 2020 los progresistas hicieron todo lo posible
para mejorar la situación usando todos los medios a su alcance,
incluyendo la mentira, el fraude y la violencia.
Cuando se acercaron las elecciones del 2024
Fukuyama y
Harari advirtieron:
Si gana Trump significa el fin del mundo
(liberal)...
Por lo tanto, debe perder...
Pero Trump ha ganado.
El fin del mundo liberal ha sucedido...
Es un hecho.
Está aquí.
La comprobación de los hechos desmiente las
predicciones liberales.
Y todos sus esfuerzos por detener a Trump han
fracasado.
Trump es más que Trump.
Él es la historia dando un giro antiliberal y
posliberal.
La segunda venida de Trump no era
posible dentro del dogma liberal. No dos veces...
Ya no es ni un cortocircuito ni un
cisne negro.
Es como el fin del sistema soviético:
algo imposible que contradice todas las
predicciones, los planes y las previsiones.
Los liberales han perdido el futuro.
Los liberales han perdido el control sobre el
futuro.
Pero no solamente eso.
Han perdido el control sobre el pasado.
Toda la doctrina ideológica del liberalismo
ha demostrado estar equivocada.
El liberalismo ha fracasado.
Los hechos han falseado la doctrina liberal.
Exactamente como en el caso de la URSS con el
marxismo.
La segunda venida de Trump, Vance y
los trumpistas era estrictamente imposible, imprevista.
Por eso
intentaron matar a Trump dos
veces.
Se esforzaron por salvar el futuro
corrigiendo los hechos artificialmente.
Pero han perdido.
El futuro post-liberal ya está aquí como algo
desconocido e Imprevisto.
En el caso del colapso de la URSS la situación
fue un poco más fácil.
La ideología socialista había implosionado y
Rusia adoptó la ideología liberal de forma muy torpe.
Pero era lógico, ya que uno de los dos polos
había desaparecido y Rusia asumió la ideología del polo que aún
quedaba.
El famoso método de cortar y pegar.
Tachar el socialismo y abrazar el
liberalismo.
Los rusos estaban de acuerdo con Fukuyama.
Rusia había capitulado ideológicamente, pero
geopolíticamente Rusia conserva (en parte) su soberanía.
Cuando Putin llegó al poder se apoyó
en esa soberanía y empezó a reafirmar la independencia rusa
acentuando cada vez más el Estado una perspectiva realista.
Ese fue el comienzo de la lucha rusa con
el liberalismo y el globalismo.
Con el fin del sistema liberal - que está
colapsando ahora mismo en EE.UU. - las cosas son
más complicadas.
Ya no existen polos fuera del Occidente
liberal colectivo.
Al menos la conciencia hegemónica
estadounidense no reconoce ninguno que pueda servir de modelo en
el campo de la ideología.
La estrategia de cortar y pegar es
imposible.
EE.UU. se ha superado a sí mismo, es decir, ha
superado su momento liberal.
¿A favor de qué...?
Nadie lo sabe.
Ésa es la belleza de la situación actual. Su
desafío y su peligro...
He aquí el fenómeno del trumpo-futurismo.
Valores tradicionales estadounidenses, más
colonización de Marte, y superación del Gran
Despertar.
Revolución ciberconservadora.
Imperio Espacial.
I.A. reeducada por el equipo de War Room
de Steve Bannon y Alex Jones.
Ilustración oscura y aceleracionismo negro.
Emocionante...
No olviden publicar la
lista de Epstein y arrestar a
Alexander Soros.
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