por Juan Manuel Olarieta
06 Marzo 2024
del Sitio Web
MPR21
La publicación de las conversaciones entre los dirigentes de la
Fuerza Aérea alemana sobre un
ataque contra el Puente de Crimea
pone en duda la continuación de los suministros militares a Ucrania,
escribe el Financial Times.
"Moscú ha logrado crear un dilema político perfecto en
Alemania", dice Christian Melling, analista de defensa
del Consejo Alemán de Relaciones Exteriores.
Ha sido otro golpe maestro...
El objetivo de la filtración era garantizar que
Olaf Scholz no cambie de
opinión sobre el suministro de misiles Taurus de largo alcance
a Ucrania, y así ha ocurrido.
Scholz ha insistido:
¡no enviarán los misiles...!
Pero la posición de Scholz al frente de un gobierno tripartito se
tambalea y el prestigio internacional de Putin se acrecienta.
Su "operación magistral" deja a Scholz "en un callejón sin
salida", escribe Matthew Karnitschnig,
columnista de Politico.
A los periodistas occidentales se les ha quitado la sonrisa de la
boca y rinden pleitesía al Kremlin.
"Después de tantos años al frente de Rusia, Putin sigue
siendo en el fondo un oficial de inteligencia. No tiene mayor
alegría que burlar a los adversarios de Rusia", escribe.
"Nada de lo que se dice en la grabación es manipulación.
Por eso [Putin] tiene tanto poder:
no es desinformación, sino simplemente información
filtrada", concluye Karnitschnig.
Este cambio de tono es consecuencia de la victoria
de Rusia en la guerra, que ya nadie
discute, como nadie discute tampoco que el bando derrotado no es
otro que
la OTAN y por eso la semana pasada
no hubo ni un momento de respiro.
Las potencias occidentales dan síntomas de impaciencia y
desesperación.
La racha empezó cuando
Macron se bajó los
pantalones y quiso hacer abiertamente lo que hasta ahora había
permanecido bajo la mesa:
enviar tropas a Ucrania para vengar la humillación que ha
padecido en sus colonias africanas.
La derrota ha enfrentado a unos países contra otros, poniendo de
relieve que la OTAN no es un bloque tan sólido como muchos creían.
La unanimidad sólo se ve en los desfiles triunfales, no en los
momentos sombríos de derrota.
Ahora la Alianza militar más bien parece una jaula de grillos.
Hay quien dice que,
las conversaciones entre los dirigentes de la Fuerza Aérea
alemana no fueron captadas y filtradas por el espionaje ruso
sino por algún país de la OTAN disconforme con la prolongación
de la Guerra de Ucrania.
Incluso dicen que ha sido obra del propio servicio secreto alemán,
opuesto al envío de más suministros militares al gobierno de Kiev.
También hay quien cree que la filtración es obra de los británicos y
que eso explica la airada reacción de Scholz al denunciar en público
la intervención de Londres en la guerra.
Los soldados británicos y franceses ayudaron directamente al
ejército ucraniano a disparar misiles de largo alcance contra
objetivos en el interior de Rusia.
Tampoco es ninguna novedad.
El almirante
Tony Radakin, del Estado
Mayor británico, no se esconde y se jacta de ayudar al ejército
ucraniano a destruir los buques de la Flota rusa del Mar Negro.
La
intervención de la OTAN en Ucrania empieza, pues, a tener
nombres y apellidos y ya nadie puede decir que se trata - otra vez -
de Estados Unidos.
La Casa Blanca ha dejado a los europeos a cargo de Ucrania.
Los primeros espadas de la agresión a Rusia están en Londres,
París y Berlín.
Los amantes de los formalismos deben reconocer que la riada de
declaraciones de los máximos dirigentes europeos de la semana pasada
no son otra cosa que una declaración de guerra contra Rusia,
que está en su derecho de tomar represalias, si así lo estima...
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