En los últimos 15 años,
la Unión Europea se ha
convertido en una estructura cada vez más autoritaria y
antidemocrática.
Especialmente bajo
von der Leyen, la Comisión
Europea ha utilizado crisis tras crisis para aumentar su
influencia sobre áreas de competencia que anteriormente habían
sido consideradas propias de los gobiernos nacionales,
desde los presupuestos financieros y la
política sanitaria hasta los asuntos exteriores y la
defensa, a costa del control democrático y la rendición de
cuentas.
Durante los últimos tres años, Europa se ha
militarizado cada vez más.
Von der Leyen aprovechó la crisis de Ucrania
para situarse al frente de la respuesta del bloque,
transformando efectivamente a la Comisión, y al conjunto de la
UE, en un brazo extendido de la
OTAN.
Ahora, bajo el disfraz de la "amenaza rusa",
von der Leyen tiene la intención de
acelerar dramáticamente este proceso de centralización de la
política del bloque...
Ha propuesto ya, por ejemplo, la compra de
armas colectivamente en nombre de los Estados miembros de la UE
(siguiendo el mismo modelo de "yo compro, tú pagas" utilizado
para la adquisición de
las vacunas Covid-19).
Esto, de hecho, daría a la Comisión el
control de todo el complejo militar-industrial de los países de
la UE, el último de una larga lista de golpes institucionales
encabezados por Bruselas.
Se trata de algo más que aumentar la producción de armas.
Bruselas busca una militarización
integral y a nivel de toda la sociedad.
Esta ambición se refleja en la aplicación
cada vez más estricta de la política exterior de la UE-OTAN,
desde las amenazas y presiones usadas para que acaten líderes no
alineados como Viktor Orbán en Hungría y Roberto Fico
en Eslovaquia a la prohibición descarada de candidatos políticos
críticos con
la UE y la
OTAN,
como hemos visto en Rumanía.
En los próximos años, este enfoque militarizado está
llamado a convertirse en el paradigma dominante en Europa, ya
que todas las esferas de la vida (política, económica, social,
cultural y científica) estarán subordinadas al objetivo general
de la seguridad nacional, o más bien supranacional.
Eso se utilizará para justificar políticas
cada vez más represivas y autoritarias, invocando la amenaza de
la "interferencia rusa" como pretexto general para todo,
desde la censura en línea hasta la
suspensión de las libertades civiles fundamentales, así
como, por supuesto, la centralización y verticalización
adicional de la autoridad de la UE, especialmente dada la
inevitable reacción que estas políticas están destinadas a
generar...