por Unai Cano
Una decisión que contrasta con la estrategia adoptada en España por el Gobierno de Sanchez, donde el avance de las energías renovables está implicando la expropiación de fincas y la tala masiva de olivos centenarios.
El decreto aprobado por el ejecutivo italiano
pretende salvaguardar el uso agrícola tradicional del suelo y frenar
la "desertificación productiva" del campo, según explicó el ministro
de Agricultura, Francesco Lollobrigida.
Esta apuesta por proteger el paisaje agrario ha sido bien recibida por algunos sectores del campo, aunque no por los operadores eléctricos.
La agrovoltaica es una tecnología más compleja y costosa que los sistemas fotovoltaicos convencionales.
Según Agostino Re Rebaudengo, presidente de Elettricità Futura - la principal asociación de empresas del sector energético en Italia - su implantación puede llegar a duplicar los costes sin generar beneficios reales para los agricultores.
Mientras Italia pone freno a la expansión de macroplantas solares en tierras fértiles, en España la situación es bien distinta.
Cientos de agricultores andaluces, principalmente en las provincias de Jaén y Córdoba, han denunciado la expropiación de sus tierras para la instalación de parques solares.
En el proceso, podrían perderse hasta 100.000
olivos en una región con un altísimo valor paisajístico, agrícola e
incluso cultural, que aspiraba a ser reconocida por la Unesco como
Patrimonio Mundial por su tradicional cultivo del olivar.
Vecinos y colectivos agrarios denuncian que se están sacrificando paisajes y tradiciones centenarias en favor de una transición energética que califican de,
El malestar se ha intensificado tras el apagón que, el pasado lunes, dejó sin suministro eléctrico durante horas a buena parte del territorio español, afectando incluso al sur de Francia y a algunas regiones de Portugal.
Aquel fallo evidenció, según los críticos,
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