por Víctor López
21 Diciembre 2024
del Sitio Web
Publico
Víctor López
Periodista. Redactor de Memoria y Última Hora. Graduado
en Periodismo por la USC y máster en Comunicación de las
Organizaciones por la UCM. Descubrió el periodismo local
en La Voz de Galicia y pasó por Infobae España
antes de aterrizar
en Público. |
El líder de VOX,
Santiago Abascal,
y el presidente de
Argentina, Javier Milei.
A. Pérez Meca /
Europa Press
"Los marcos ideológicos de
tantos movimientos
pueden ser difíciles de
conciliar",
señalan los expertos.
"Tenemos que estar a la altura del momento
histórico y la forma más efectiva de hacerlo es trabajando
juntos, estableciendo canales de cooperación a lo largo y ancho
del mundo, retomando la idea de que 'el mal' organizado se vence
mediante la organización de 'los buenos'."
Javier Milei es quién pronuncia
la cita.
Los buenos, según el mandatario
argentino, son los partidos, fundaciones y lobbies de extrema
derecha.
Y el mal organizado, todos lo demás...
Los movimientos sociales y la migración.
El activismo climático,
los feminismos y la comunidad LGTBIQ+.
La "agenda woke", como le llaman
los que están - precisamente - en contra de la igualdad de
derechos.
Milei ha pedido tejer una "red global" de
extremas derechas,
un frente transoceánico que englobe a todos los líderes
ultranacionalistas del mundo.
Meloni, Trump, Orbán, Le Pen, Modi o Bolsonaro, Bukele, Netanyahu y Abascal...
"Tenemos que ser como una legión romana que
se impone siempre sobre ejércitos más grandes", comparó el
dirigente argentino durante una de sus últimas visitas a Roma.
Milei acaba de cumplir un año al frente de la
Casa Rosada.
Llegó al poder en una suerte de motín electoral,
prometiendo recortes para menguar el gasto público.
Lo que ha
conseguido es remarcar la pobreza social, llevar
al límite su "motosierra".
Esta no es la primera vez que coge fuerza la idea
de un hermanamiento de extremas derechas.
La Conferencia de Acción Política Conservadora
(CPAC) de 2023 tuvo como lema Unite we stand, en español,
Unidos resistiremos.
Hungría acogió durante aquella primavera la
cita.
Meloni también
lleva meses intentándolo.
La primera ministra italiana ganó las elecciones
con un marcado discurso antieuropeísta; pero pronto cambió de
oratoria para buscar alianzas con sus homólogos europeos e incluso
hacer guiños a los populares.
La coalición que persiguen no cierra las puertas
a casi ningún actor:
neoliberales, democristianos, conservadores
de toda la vida, grupos que se definen como de centroderecha -
pero no lo son - y hasta neofascistas mínimamente presentables.
"Estamos ante un ejercicio problemático
en sí mismo.
El ultranacionalismo inherente a las
formaciones de extrema derecha choca de lleno con la lógica
internacionalista de estas alianzas transoceánicas.
Y además, los marcos ideológicos de
tantos movimientos pueden ser difíciles de conciliar",
señala Jesús Casquete, catedrático de Historia del
Pensamiento Político en la Universidad del País Vasco.
Milei, anarcocapitalista confeso, tropieza
- a priori - con
Le Pen y
su chovinismo del bienestar.
"Sólo para los franceses, eso sí", añade el
profesor.
Las rencillas históricas y territoriales que
enfrentan a algunos de estos países tampoco facilitan un dogma
común.
Milei, Trump y compañía ponen el foco en las
"guerras culturales" por cuestiones migratorias, familiares, morales
o de género. Lo hacen porque es su principal caballo de batalla,
porque tienen que destacar los puntos en los que convergen.
Es una forma de reducir todos los demás aspectos
en los que pueden diferir.
"Tenemos dos planos; uno más propiamente
europeo y otro que se enmarca en una escala global.
Meloni, Le Pen y Orbán
han reajustado su estrategia:
empezaron pidiendo la salida de la zona euro y ahora hablan de
"ocupar" Bruselas.
En términos globales,
la extrema derecha ha
conseguido forjar una red que es francamente poderosa, una
internacional reaccionaria, algo que va más allá de las
divergencias y demuestra que [estos grupos] son capaces de
trabajar de manera conjunta",
...precisa Steven Forti,
historiador y autor del libro
Democracias en Extinción.
"Estos partidos tienen un objetivo principal:
imponer y consolidar la hegemonía de su ideología política,
aprovechando la crisis que atraviesan las grandes formaciones
conservadoras, socialdemócratas y liberales desde los años
ochenta.
Lo que buscan es afianzarse como una
alternativa política seria y normalizada, con todas las
implicaciones que esto tiene para las democracias y el respeto
de los derechos fundamentales", expone
Anna López Ortega, politóloga y experta en extremas
derechas.
La actual alianza entre partidos, grupos y
lobbies ha catapultado sus acciones hasta convertirlas en
políticas de Estado.
Hungría, Argentina y, próximamente, Estados
Unidos son sus modelos de referencia...
La Extrema Derecha y el
Imperio Romano
Milei no escatima en referencias militares, habla
de una "legión romana", de "imponerse" al resto.
Y no sólo tira de citas históricas; también apela
al conflicto, señala al enemigo.
Los "buenos", los partidos de extrema
derecha, están "solos" ante el peligro.
"Las legiones romanas no tuvieron éxito por
numerosas, sino por estrictas en su disciplina y por la buena
coordinación de sus tácticas.
Milei quiere que la internacional
reaccionaria se organice en estos términos:
recoge esta obsesión
que tienen muchos líderes de extrema derecha por el imperio
romano, un tema vinculado a la masculinidad hegemónica que
quieren rescatar e imponer.
Las metáforas bélicas son propias del
lenguaje populista", subraya Laura Camargo, profesora de
análisis del discurso y autora de
Trumpismo discursivo.
Las fuentes consultadas por este diario recuerdan
que el "lenguaje militarizado" que utilizan estas redes bebe de la
"vieja extrema derecha", la que nace tras la Segunda Guerra Mundial,
la que nunca termina de renunciar a la violencia...
"Los valores que proyectan son siempre
militaristas:
valor, honor, desprecio al miedo y altruismo.
Hablamos de actores que destacan los momentos
épicos y silencian los más grises, porque hacer lo contrario es
ser un antipatriota, en nuestro caso, un antiespañol.
Ellos no tienen miedo, están solos contra
todos y entienden que la defensa de la patria no admite
compromisos", añade Jesús Casquete.
Vox - La Pieza Española
del Puzzle
España y el mundo asisten desde hace una década
al surgimiento de una alianza global de extremas derechas... "un
proyecto hegemónico" que refrendan en las urnas el 28% de los
europeos, la mitad de los estadounidenses y casi seis de cada diez
argentinos.
"El papel de
Vox tenemos que analizarlo en
términos de competencia electoral; intentan hacerle el
sorpasso al PP no sólo en las urnas, sino también en el
ámbito de las relaciones internacionales.
Milei y Trump consideran a Abascal uno de los
suyos", desliza Anna López Ortega.
El líder de la extrema derecha española ha sido
elegido este año presidente de Patriotas por Europa, donde comparte
bancada con Viktor Orbán y Marine Le Pen.
Steven Forti explica en su libro que Vox actúa
como una especie de "puente" entre Europa y América Latina; tiene
"encuentros frecuentes" con sus homólogos a ambos lados del
Atlántico.
"Los ultras no dejarán de pelearse, como han
hecho a lo largo de estas cuatro décadas, pero seguirán
colaborando siempre que les convenga", insiste el también
profesor.
Las cumbres internacionales y los foros - muchos,
abiertamente homófobos, machistas y ultracatólicos - sirven como
punto de encuentro para los líderes de esta ola reaccionaria, son
"cruciales" para tejer redes de cooperación.
Laura Camargo, profesora de análisis del
discurso, sentencia:
"El internacionalismo está de capa caída en
las izquierdas, pero las derechas han considerado que es
fundamental para su propio éxito.
Esto me preocupa.
Tenemos que recuperar las alianzas
internacionales de izquierdas".
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