
por Héctor Meléndez
Profesor jubilado de la Universidad
de Puerto Rico
22 Mayo 2025
del Sitio Web
Rebelion

Un incesante bombardeo mediático euro-americano
supone a Rusia imperialista, codiciosa y brutal.
La "demonización" de Vladimir Putin (quien
obtuvo sobre 80 por ciento de los votos en 2024) es
parte del relato del supuesto "peligro del oso ruso"...
La rusofobia es ideología 'totalitaria' en buena
parte de Europa, donde los medios noticiosos rusos están bloqueados
y prohibidos.
La Unión Europea trata de seguir existiendo
usando como pretexto la amenaza rusa, y varias potencias europeas se
rearman e intensifican su militarismo.
El fenómeno del odio y el
miedo a Rusia, podría provocar una guerra.
Más agresiva que la propaganda contra la Unión
Soviética, esta narrativa aumentó en los años 2000, cuando el
gobierno de Putin afirmó la soberanía frente a la agresividad del
capital occidental; con el plan de expansión de la OTAN por vía de
Ucrania, con el voto mayoritario en Crimea en 2014 para anexarse a
Rusia; y más todavía desde 2022.
Sin embargo, históricamente la política exterior rusa ha sido en
general defensiva o reactiva ante las tendencias de otros.
Más bien el inmenso país ha sido continuo objeto
de estrategias imperialistas:
es 'demasiado' grande y se interpone en los
empeños occidentales de dominación global.
El imperialismo occidental le
atribuye ser imperialista (como él), pero generalmente Rusia ha
vivido de su trabajo nacional, más que de explotar otros pueblos.
La URSS expandió este rasgo:
propulsó el poder del trabajo y las fuerzas
productivas y cementó la unidad entre pueblo y estado.
Desde la antigüedad hasta la revolución de 1917
en Rusia predominó la propiedad colectiva de la tierra - mir - en
comunidades campesinas, incluso sobre la propiedad de los clanes.
Desde el Medioevo el estado ha hecho las veces de
dirigente de la economía.
Sólo en el siglo XVI adjudicó tierras a los
nobles.
No conllevó la gran propiedad privada - que
empezó la servidumbre - una fragmentación, como el feudalismo de
Europa, sino más unidad nacional.
Siervos y propiedad privada coexistían con la
propiedad colectiva.
Así siguió siendo tras el surgimiento de la
burguesía. En 1861 el zar Alejandro II terminó la servidumbre.
Parte de la iglesia oriental desde el siglo X, la iglesia rusa se
hizo nacional en el XV. Asentada en la inmensa ruralía, la
parroquial y micropolítica unidad rusa entre pueblo e iglesia fue
más real y duradera que la 'iglesia nacional' en Inglaterra, España
o Francia.
Más aún, careció de la represión y violencia de
la iglesia occidental.
En Occidente la opresión religiosa fue tan
intensa - en alianza con el estado y las clases altas reaccionarias
- que provocó la revolución científica del siglo XVI al XVIII un(a),
-
curiosa combinación de lucha por la
salvación y lucha por el dinero
-
fuerte individualismo (que el
protestantismo impulsó)
-
masificación y normalidad de la neurosis
-
idealización de 'la revolución'...
La función principal de la iglesia rusa continuó
con la monarquía - los zares - que unificó el estado tras la lucha
contra los tártaros.
Pero es intrincada la relación entre identidad
nacional, cultura popular y religiosidad. Stalin debió revivirla
ante la amenaza nazi.
Continúa hoy...
En el largo plazo histórico, la iglesia ortodoxa rusa se aparece más
humanista y cercana a la solidaridad social que la iglesia
occidental.
Acentúa el misticismo y las relaciones
comunitarias.
Sus iconos se remiten más al sentimiento
intuitivo, la conciencia moral, la comunidad y la tradición que al
virtuosismo artístico individual de Occidente.
Su presencia nacional ritual y moral contrasta
con el énfasis de
la iglesia católica romana en,
la autoridad y la coerción, la jerarquía, la
catequesis, las reglamentaciones y la salvación de cada
individuo por su cuenta.
En el occidente del imperio romano - y de la
cristiandad antigua - la esclavitud había sido central en la
economía, dominada por los latifundios.
El sistema de crueldad y guerra implicado en la
esclavitud, y el gran volumen de ésta, instalarían en la cultura
occidental una indiferencia al sufrimiento.
El capitalismo occidental moderno ha aprovechado
esta grave alienación; la unidad entre religión e imperialismo
continúa de otras maneras.
En la antigüedad occidental romana las extensas propiedades privadas
agrícolas reclamaban esclavos - parte importante de la fuerza de
trabajo - mediante la guerra y conquista de países.
Instituciones latinas de derecho, gobierno y
militarismo daban orden al enorme edificio social.
Con el siglo XVI, en la colonización de América y
otras regiones, resurgió la unidad entre iglesia, ejército y
esclavitud.
(El estado español, forjado en guerra contra
los musulmanes, fue el más militarista y coercitivo de la
cristiandad.)
Financiada por los bancos, la conquista de América,
procuraba oro para
suplir el creciente comercio europeo, análogamente a la Roma
antigua, donde la producción latifundista engrosó una economía
de dinero en expansivas ciudades y comercio de larga distancia y
de lujo.
En ambas épocas el estado dependió de préstamos a
clanes ricos y casas financieras, como depende hoy de grandes
bancos.
La parte oriental del imperio y de la iglesia era extraña a los
latifundios.
En el este bizantino la esclavitud era mínima
y existía sobre todo en actividad domiciliaria y artesanal
urbana.
Las instrucciones de la iglesia de proteger
los esclavos se aplicaron más en el este que en el oeste.
En Rusia la milenaria posesión colectiva y
comunitaria de la tierra, ajena a la impulsividad financiera,
comercial y militar occidental, protegía - relativamente - la fuerza
de trabajo y los medios de producción, incluidos implementos de
trabajo, animales, y la tierra.
Si en Occidente el imperialismo se unió al
proselitismo católico (i.e. universalista y globalista)
para integrar a todo el mundo, en Rusia la iglesia ortodoxa fue ante
todo nacional.
La unificación del estado nacional ruso fue en parte preventiva,
ante el impulso que mostraban estados de Europa occidental desde el
siglo XVI.
En el XVIII y el XIX los zares pretextaron llevar
el cristianismo para anexar países aledaños.
En varias regiones fueron juntas extensión
religiosa y rusificación.
El expansionismo zarista incluyó negociaciones
con grupos dominantes de Polonia y la zona báltica, y campañas
militares en Asia central contra jerarquías políticas e islámicas
del
Kanato de Jiva, que incluía los
actuales Kazakstán, Uzbekistán, Turkmenistán y Tajikistán.
En Rusia la infraestructura y base industrial (ferrocarriles,
metalurgia) se formaron con préstamos a bancos franceses, ingleses,
alemanes y belgas.
La burguesía nació dependiente del capital
occidental.
Como los 'oligarcas' que aparecieron en la década
de 1990, aquella burguesía se formó unida a Occidente.
No hubo una clase capitalista rusa separada del
imperialismo occidental que necesitara acumular capital a costa de
otras naciones; ni la economía rusa descansó en imperialismo alguno.
Su sector bancario era pequeño.
En 1917 el
gobierno burgués de Kerenski seguramente implicaba
colonialismo del capital occidental.
A fines del siglo XIX e inicios del XX la deuda externa rusa era
inmensa. El Imperio zarista - instituido en el siglo XVIII - vio
frustrada su fantasía de jugar en la cancha de los grandes.
La monarquía rusa llamó al Imperio Otomano el
'viejo enfermo de Europa', pero también Rusia era un viejo enfermo.
Inglaterra y Francia la asediaron para arrebatarle Crimea (que Rusia
había quitado a los otomanos en 1783).
La
guerra de Crimea de 1853-56 fue una matazón
extraordinaria:
murió medio millón de seres humanos...
Indiferente al
sacrificio humano, la alianza franco-británica persistió a pesar de
la tenaz resistencia rusa, las enfermedades y la torpeza y
chapucería de los mandos británicos, que reflejaban la
insensibilidad y mediocridad de su aristocracia.
Las potencias occidentales buscaban repartirse lo
que pudieran del decadente imperio turco - lo cual lograron a
principios del siglo XX - y también del ruso. Las deudas de
Inglaterra y Francia para su guerra en Crimea fueron monumentales.
En cambio, un factor de la derrota de Rusia fue
la pequeñez y atraso de su banca.
La guerra de Crimea fue la primera que la prensa cubrió
noticiosamente desde el frente, también con fotos. El periodismo
occidental moderno nació lucrándose con la guerra y sus horrores.
El fenómeno mediático dio impulso a la rusofobia.
Todavía hoy medios de Internet reproducen la
alegación de Inglaterra y Francia de hace 170 años, de que,
Rusia
buscaba ocupar Estambul, de lo cual no hay evidencia, y que
intervinieron por noble solidaridad con los (musulmanes) otomanos,
un tipo de pretexto que después se ha repetido muchas veces.
Rusia sería amenazante por ser - según conceptos
racistas difundidos en Europa - inculta, represiva, eslava,
oriental...
La película de 1996
The Secret Agent narra que a
principios del siglo XX la embajada rusa en Londres promueve
secretamente el terrorismo en esta ciudad para sembrar caos y -
contradictoriamente - obligar el estado británico a mayor ley y
orden.
El cuento de Joseph Conrad (de 1906), en
que se basa la película, no dice que la embajada fuera rusa.
En las décadas de 1990 y 2000 decenas de
películas americanas identificaban los rusos con mafias,
atrocidades criminales y 'oligarcas'.
Ninguna aborda la reorganización social de
Rusia después del colapso de la URSS y del desorden que el
neoliberalismo produjo allí por varios años.
El simplismo académico, mediático
y teórico norteamericano ignora los esfuerzos de los países para
zafarse del control imperialista, y supone que toda nación grande es
necesariamente imperialista.
Así, un 'imperio soviético' crearía el campo
socialista en Europa oriental después de 1945.
Como se ignora cuáles factores de la economía
soviética motorizarían un imperio, se sugiere que los rusos oprimen
a otros por una naturaleza despótica y por ser orientales, eslavos,
semiasiáticos, etc.
El campo socialista incluyó siete naciones de Europa oriental.
Se formó con propósitos de defensa y un mercado
alterno, reproducir el socialismo - según aquel concepto - dentro
del área que la URSS controló militarmente (en acuerdo con
Washington y Londres), y ayudar a movimientos socialistas y de
liberación nacional.
Entre las potencias triunfantes en 1945 fue
consenso que, en función de la seguridad europea, no colindasen con
la URSS - que había perdido 26 millones de personas en la guerra -
estados potencialmente hostiles a ella.
Desde luego, la Unión Soviética ejercía el mando y la dirección del
bloque. Las partes entendían que el conjunto dependía de la
existencia y progreso del 'hermano mayor'.
Los países del este eran satélites de la URSS,
pero el bloque se había organizado para fomentar el desarrollo
socioeconómico de estos países, no para enriquecer la URSS.
Entre los grupos comunistas dirigentes de esos
países había diferentes grados de sumisión y consenso.
El bloque del este concebía el socialismo en una
geopolítica de campos militares enfrentados entre sí.
Los acuerdos comerciales beneficiaban o limitaban a la URSS y los
otros países del bloque según el renglón y las circunstancias. Unas
veces favorecieron comercialmente a corto plazo a los países
eurorientales; otras no.
Más bien apoyaron su desarrollo infraestructural
de largo plazo.
El concepto dominante daba prioridad a industria,
agricultura, infraestructura y reproducción de la fuerza de trabajo.
Es de suponer que si Alemania oriental, Checoslovaquia o Hungría
hubiesen estado fuera del campo socialista, hubieran creado
velozmente fuerzas productivas - siguiendo el mercado capitalista -
para su beneficio individual, y gozado de un consumo (con deuda)
superior al del bloque.
En
el capitalismo los países son más
competitivos si persiguen la acumulación sin reparar en conceptos
políticos, ideológicos o morales.
La propaganda anticomunista estadounidense exacerbó la rusofobia.
Atribuyó el auge de movimientos revolucionarios y socialistas en
numerosas partes del mundo a un complot de Moscú, en vez de
apreciar las condiciones de los trabajadores y la pobreza de decenas
de países.
El anticomunismo ha sido constitutivo del estado
norteamericano y esencial a él desde 1917.
La crisis del bloque socialista, que se manifestaba en disidencias
considerables desde los años 50 y 60, se hizo terminal en los 80.
En la URSS fueron agudizándose dificultades
referentes a,
-
la erradicación total de la empresa
privada desde los años 20
-
la débil solvencia intelectual y moral
del grupo dirigente durante y después de la dictadura de
Stalin
-
economías subterráneas y corrupción
-
grandes gastos en defensa por la
hostilidad imperialista
-
la tensión entre construir una economía
nacional y apoyar movimientos de otros países
Con la revolución informática y digital,
Occidente obligaba a mayor competividad.
Tras caer la URSS, en los países ex-soviéticos y
ex-socialistas de Europa oriental, y en el resto del mundo,
avanzaron velozmente la desigualdad, el poder financiero y los
negocios ilegales.
Los investigadores
Keeran y
Kenny resumen algunos
aspectos de la URSS (Socialism
Betrayed - Behind the Collapse of the Soviet Union):
'En cincuenta años el país fue de una
producción industrial que era sólo 12 por ciento de la de
Estados Unidos a una que era el 80 por ciento; y a una
producción agrícola que era 85 por ciento de la estadounidense.
Aunque el consumo per cápita soviético se
mantuvo más bajo que en Estados Unidos, ninguna sociedad había
elevado los estándares de vida y consumo de toda la población
tan rápidamente, en un periodo tan corto. El empleo estaba
garantizado.
Educación gratuita era accesible a todos,
desde el jardín infantil a la escuela secundaria (general,
técnica y vocacional), la universidad y escuelas nocturnas.
Además de matrícula gratuita, los estudiantes
de post-secundaria recibían estipendios.
Los servicios de salud eran gratuitos para
todos, con cerca del doble de médicos por persona en comparación
con Estados Unidos.
Trabajadores que sufrieran heridas o
enfermedad tenían su empleo garantizado y licencia por
enfermedad.
A mediados de la década de 1970 los
trabajadores, en promedio, gozaban de 21.2 días laborables de
vacaciones y eran gratuitos o subsidiados centros de vacaciones,
sanatorios y campamentos de niños.
Las uniones obreras tenían poder para impedir
el despido de un trabajador o reclamar el cambio de un gerente.
El estado regulaba todos los precios y
subsidiaba el costo de los alimentos básicos y las viviendas. El
pago de renta constituía sólo entre 2 y 3 por ciento del
presupuesto de una familia; y de agua y energía entre 4 y 5 por
ciento.
No existía la segregación de viviendas por
causa del ingreso.
Aunque algunos vecindarios se reservaban a
altos funcionarios, era común que administradores, enfermeras,
profesores o conserjes vivieran en el mismo vecindario.
El gobierno incluía el crecimiento cultural e
intelectual en el esfuerzo para aumentar los niveles de vida.
Los subsidios estatales mantenían a un mínimo los precios de
libros, publicaciones y actividades culturales.
Los trabajadores a menudo poseían
bibliotecas, y una familia, en promedio, estaba suscrita a
cuatro publicaciones.
La UNESCO informó que en la URSS los
ciudadanos leían más libros y veían más películas que en los
demás países del mundo.
Cada año el número de personas que
visitaban museos equivalía casi a la mitad de la población, y el
número de asistentes a teatros, conciertos y otros espectáculos
sobrepasaba el de la población.
El gobierno hizo un esfuerzo concertado para
elevar el nivel de alfabetización y los estándares de vida en
las áreas más atrasadas, y estimular la expresión cultural de
los más de cien grupos nacionales que conformaban la Unión
Soviética.
Por ejemplo, en 1917 en Kirguizia una entre
500 personas podía leer y escribir, y cincuenta años después
prácticamente todas podían'.
Después de colapsar la Unión Soviética en 1991,
sobrevino un 'capitalismo gangsteril', aunque los políticos y los
medios de difusión de Estados Unidos y otros países imperialistas lo
celebraron como un triunfo de la democracia.
Keener y Kenny señalan que la
presunta 'transformación democrática' y 'vibrante economía de
mercado', que Occidente había celebrado, fue un chiste grotesco.
'Un informe de Naciones Unidas de 1998
indicó:
"Ninguna región del mundo ha sufrido
reveses tan graves en los años 90 como los países de la
ex-Unión Soviética y de Europa del este".
Las personas en condiciones de pobreza
aumentaron en más de 150 millones, una cifra mayor que la
población combinada de Francia, Reino Unido, los Países Bajos y
Escandinavia.
El ingreso nacional disminuyó,
"drásticamente" ante "una inflación
rampante como ninguna otra en el mundo".
En Failed Crusade, el historiador
Stephen F. Cohen fue más lejos.
En 1998, señala, la economía soviética,
dominada por gánsgsters y extranjeros, era la mitad de lo que
era a principios de la década; la carne y los animales dedicados
a productos lácteos eran una cuarta parte; los salarios eran
menos de la mitad.
El tifus, la tifoidea, el cólera y otras
enfermedades alcanzaban proporciones epidémicas.
Millones de niños sufrían malnutrición. La
expectativa de vida masculina se redujo a los 60 años, como
estaba a fines del siglo XIX.
En palabras de Cohen,
"la desintegración económica y social de
la nación ha sido tan grande que ha llevado a una inaudita
des-modernización de un país del siglo XX".
Ante el fracaso catastrófico del camino de
Rusia al capitalismo, las celosas discusiones sobre los
problemas inevitables del socialismo perdieron bastante
sentido'.
Socialism Betrayed - Behind the Collapse of the Soviet Union
En 'la Rusia de Putin' - como suelen decir
los comentaristas occidentales - el estado volvió a tener la
dirección de la economía:
Es dueño de los bancos principales y
compañías importantes, notablemente de energía.
El desarrollo de la economía nacional es
prioridad.
El dominio estatal de la banca permite
asignar recursos en una planificación estratégica.
El estado persuade o coacciona los grandes
inversionistas para que se ajusten a las estrategias del
gobierno y al interés nacional, y exige a empresas privadas que
le sometan sus proyectos para aprobarlos.
Favorece la sustitución de importaciones, la
autosuficiencia y el proteccionismo.
La economía rusa viene creciendo sostenidamente.
En 2024 la tasa de pobreza bajó a 7.2 por
ciento; la de desempleo era 2.3 por ciento.
Los subsidios gubernamentales por desempleo
son modestos.
Persiguen inducir al regreso al trabajo.
No escasean las grandes fortunas.
El capital privado domina el renglón de la
vivienda.
Existe un seguro médico universal público y
mandatorio para todos los ciudadanos.
También medicina privada para quienes
prefieran pagar por ella.
Desde 2022 Washington y la Unión Europea hicieron
a Rusia el país con más sanciones económicas.
Pero esto produjo más lealtad nacional de las
clases trabajadoras y empresas privadas, y mayor hegemonía estatal
de la economía.
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