
por Simón Levy
17 Abril 2025
del Sitio Web 'X'
Información enviada por MGG

No es un tratado.
No es un TLC.
Es una red física de poder...
Mientras
Estados Unidos levanta muros
arancelarios,
China construye autopistas, puertos y
ferrocarriles que atraviesan continentes y anulan las aduanas.
La estrategia es sencilla y letal:
primero la infraestructura, luego la deuda,
después el comercio.
Y cuando un país ya depende de ti para mover
mercancías, ya no necesitas convencerlo, solo abastecerlo.
Así funciona
la Ruta de la Seda:
convierte cemento en influencia, y préstamos
en obediencia.
Más de 150 países, 3,000 proyectos, y 1.3
billones de dólares después, China ya no pregunta cómo se
comercia:
¡Lo decide...!
Por eso
Trump ha regresado para frenarla a
toda costa.
Por eso ha dinamitado la globalización para
reescribir el soberanismo:
quien controla los caminos, controla el
destino.
¿Por qué Trump quiere detener la
Ruta de la Seda?
Porque la entiende.
Porque sabe que no es un proyecto de infraestructura.
Es un instrumento de poder...
La
Iniciativa de la Franja y la Ruta
de China (BRI, por sus siglas en inglés) no es un plan económico.
¡Es un arma geopolítica...!
Más de 150 países firmaron convenios con China
para recibir infraestructura a cambio de deuda, influencia,
tecnología... y silencio.
China ha invertido más de 1.3 billones de dólares desde 2013 en más
de 3,000 proyectos.
Desde una autopista en Montenegro que dejó al
país endeudado por décadas, hasta un megapuerto en Chancay,
Perú, que le da a Pekín acceso directo al Pacífico Sur.
Trump ve con claridad lo que muchos aún se niegan
a aceptar:
la Ruta de la Seda es el plan maestro de
China para reemplazar el liderazgo estadounidense, sin disparar
una sola bala.
La verdadera jugada de China:
infraestructura primero, comercio después
China no está construyendo autopistas, está construyendo
dependencia.
No está financiando puertos, está diseñando el nuevo mapa del
comercio global.
La Iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI) no es simplemente
un programa de inversión extranjera.
Es un modelo económico de poder
geopolítico...
Su arquitectura tiene una lógica muy precisa:
-
Primero,
la infraestructura
Ferrocarriles, puertos, ductos, puentes,
satélites, fibra óptica.
No solo conectan geografías. Conectan
economías al modelo chino.
-
Luego,
la deuda
Casi ningún país puede pagar en efectivo lo que
Pekín invierte.
Entonces, entra el financiamiento chino.
Bancos estatales como el China Development Bank o el
EximBank prestan con condiciones suaves... al principio.
Pero si no se paga, se negocia con
activos estratégicos:
-
puertos
-
licencias
-
bases logísticas
-
votos diplomáticos
-
Después,
el comercio
Una vez construida la infraestructura, China
garantiza que sus empresas puedan vender sus productos,
invertir sus servicios y abrir mercados sin necesidad de
tratados.
-
Y lo más
brillante: la evasión de aranceles
Cuando EE.UU. impone barreras
comerciales, China responde con logística.
Las mercancías chinas entran a terceros
países donde hay infraestructura BRI, se ensamblan
localmente y salen al mundo como producto nacional.
Es una arquitectura circular:
infraestructura → deuda → comercio → poder.
Una vez que la obra está terminada, ya no se
necesita permiso para vender. Se tiene el canal de distribución.
Lo que está en juego no son los
productos
- Son las cadenas de suministro
La jugada maestra de China es que ya no piensa el comercio como un
tratado entre gobiernos, sino como una red física de movimientos,
almacenamiento y ensamblaje.
-
En vez de acuerdos multilaterales, tiene
corredores logísticos.
-
En vez de aduanas, tiene zonas francas
bajo su influencia.
-
En vez de competir con empresas,
construye los caminos que las empresas necesitan.
Esto no es solo desarrollo. Es dominación
comercial a largo plazo.
Por eso Trump quiere detener la Ruta de la Seda.
Porque sabe que una vez construida la red, ya no hay manera de
expulsar a China del juego.
No puedes imponerle aranceles a una
infraestructura que tú no controlas.
Y no puedes sancionar un sistema que ya no
depende del tuyo.

¿Cómo está Trump
bloqueando el avance chino en 2025?
Ya no se trata solo de aranceles.
Eso fue el primer acto.
Ahora estamos en plena escena final:
1. Financiamiento a cambio de
ruptura
Trump no está compitiendo con excavadoras, sino con chequeras.
Está ofreciendo a los países que participan en la BRI lo mismo
que China... pero sin la trampa de la deuda eterna.
Y con una condición clara: "rompe con China, y nosotros te
financiamos".
-
Panamá, tras presión directa de
Washington, salió de la Ruta de la Seda.
-
Colombia, Ecuador, República Dominicana y
Paraguay están en negociaciones para fortalecer sus lazos
con EE.UU. y congelar convenios con China.
-
En África, EE.UU. ha comenzado a
financiar corredores logísticos alternativos al dominio
chino, con Japón e India como aliados clave.
Esto no es un plan B. Es una ofensiva
frontal.
2. El muro digital
Trump entiende que hoy el verdadero campo de batalla no está
en los mares, sino en los datos.
-
Huawei, ZTE y TikTok siguen siendo
objetivos estratégicos.
-
Nuevas restricciones prohíben a países
aliados instalar cables submarinos con tecnología china.
-
Estados Unidos está construyendo una
nueva red digital atlántica que excluye completamente a
China del ecosistema de datos.
El mensaje es claro: si eliges el
5G chino,
pierdes acceso a EE.UU.
3. Una diplomacia de alto
voltaje
En 2025, Trump ha lanzado una campaña diplomática de presión sin
precedentes.
-
Visitas oficiales, condonación de deuda,
acuerdos preferenciales de comercio.
-
Pero con una cláusula no escrita:
"ó China, ó nosotros."
Ya no hay espacio para la ambigüedad.
La neutralidad en esta guerra comercial es una forma de rendición.
La respuesta de China: resiliencia
con agresividad
Xi Jinping no se ha quedado de brazos cruzados.
Ha reforzado alianzas con países que Washington descuidó durante
años.
-
Aumentó su presencia militar en el Mar
Meridional de China.
-
Lanzó una contraofensiva financiera con
el Banco Asiático de Inversión en Infraestructura (AIIB).
-
Reforzó acuerdos con Rusia, Irán y varios
países africanos con términos más flexibles para mantener la
atracción del
BRI.
China ya no ofrece solo concreto.
Ahora ofrece software, satélites,
inteligencia artificial y financiamiento verde.
Está mutando su
estrategia. Se está adaptando.
Y no se va a detener...
El cierre de esta obra aún no está
escrito
Trump ha decidido ser el muro que frena el avance de China,
no con
concreto, sino con condiciones.
No con diplomacia pasiva, sino con realismo
estratégico.
La pregunta no es si la Ruta de la Seda puede
ser detenida.
La pregunta es,
si el mundo está dispuesto a dejar de ser
espectador de la construcción de un nuevo orden global diseñado
por Pekín.
Porque hoy, más que nunca, el futuro no se debate
en foros... se construye con contratos, y se pelea puerto por puerto.
Trump lo entendió tarde, pero lo entendió:
la
Ruta de la Seda no es un proyecto, es una
encerrona geopolítica.
Y su plan no es solo contenerla:
es
desmantelarla, país por país, contrato por contrato, con la única
herramienta que respeta Pekín: el poder...
Pero hay algo que ni Trump puede detener:
el mapa del mundo ya no está en los tratados.
Está en los corredores logísticos, en las cadenas de suministro,
en los cables que nadie ve, pero todos usan...
Y si no se construye una alternativa, no habrá
guerra comercial.
Solo una rendición lenta y silenciosa...
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