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Sin embargo, la existencia de agujeros formados a edades tempranas del universo y las ondas gravitatorias descubiertas en 2016 ponen en tela de juicio esta teoría.
Los científicos rusos de la MEPhI dan una respuesta a este misterio.
Hasta la fecha, los científicos han descubierto cerca de un millar de objetos en el Universo que han recibido el nombre de agujeros negros.
Se trata de una región de espacio-tiempo cuya fuerza gravitatoria es tan inmensa que ni los objetos que se mueven a la velocidad de la luz, incluidos los propios fotones, pueden escapar de ella.
Si se tomaran en
consideración únicamente las pruebas directas, habríamos tenido que
reconocer que el Sol gira alrededor de la Tierra, y no al revés. Se
tiene claro desde hace tiempo ya que los agujeros negros pueden
formarse tras la explosión de estrellas masivas.
Según suponen los científicos, prácticamente todas las galaxias (y se calculan en un centenar de miles de millones) tienen en su centro un enorme agujero negro con millones o miles de millones de veces la masa del Sol.
Por ejemplo, en el
centro de nuestra galaxia
existe un agujero negro con una
masa equivalente a varios millones de soles.
Y es que para que se
forme un agujero negro masivo hacen falta al menos 1.000 millones de
años.
Se generaron tras la
fusión de dos agujeros negros masivos, lo que quiere decir que estos
objetos en algún momento se encontraban cerca uno del otro. La
posibilidad de que estos agujeros negros masivos coexistan uno cerca
del otro es mínima desde el punto de vista de la hipótesis de su
origen estelar.
El enfoque desarrollado en la Universidad Nacional rusa de Investigaciones Nucleares MEPhI, por el equipo científico del catedrático de Física de las Partículas Elementales, Serguéi Rubin, permite explicar la aparición de los agujeros negros primordiales sin descartar la existencia simultánea del origen estelar.
No obstante, el científico también mencionó de qué manera se puede resolver este dilema.
A diferencia de muchos otros modelos de la formación de los agujeros negros primordiales, el escenario propuesto por los físicos de la Universidad MEPhI con Serguéi Rubin al frente supone que esos se forman por cúmulos.
Los cálculos muestran que si en una región del espacio existe la posibilidad de que se atraviese el máximo, esta posibilidad también es bastante alta en las regiones vecinas.
En estos momentos los científicos trabajan en distintas hipótesis de la evolución de los cúmulos de agujeros negros primordiales tras su surgimiento.
Rubin explicó que,
Desafortunadamente, es imposible por ahora comprobar esta teoría con ayuda de un experimento en el acelerador, ya que no se puede obtener en un laboratorio la cantidad de energía necesaria para formar un agujero negro.
No obstante, los nuevos datos que aporten las observaciones de los agujeros negros tempranos ayudarán en un futuro a resolver las incógnitas de su origen.
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