por César Hernández
12 Febrero, 2013
del Sitio Web
LaCasaEuropa
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italiano
Hace pocos días
Ratzinger visitaba a su camarero en la cárcel,
condenado por haber robado documentación secreta del Vaticano con un
informático, que se mantiene desaparecido, y que compromete a la
secta católica en todas las causas por blanqueo de dinero de la
mafia, tráfico de drogas y armas y decenas de miles de escándalos de
abusos sexuales, explotación laboral y fraude económico en todos los
países donde se halla implantada.
La prensa vendió que Ratzinger perdonaba a su secretario, le
amnistiaba y le enviaba a casa. Y ahora, pocas semanas después,
dimite, con razones poco creíbles cuando la gerontología le mantiene
en mejor estado que a cualquiera de sus centenares de antecesores.
Porque en realidad los papeles sucios del Vaticano siguen en manos
de sus sustractores, el camarero y el informático, y son ellos
quienes le obligaron a dejarle libre y ahora a dimitir si no quiere
su secta que esos papeles salgan a la luz o vayan a parar a manos de
los fiscales italianos que investigan sus conexiones con la mafia y
el blanqueo de dinero negro del narcotráfico, la prostitución y la
venta de armas.
O de las decenas de organizaciones que investigan y
han condenado con indemnizaciones millonarias a miles de
abusados, explotados, violados e incluso castrados y asesinados.
Ratzinger no huye, lo echan.
Y no lo hacen las dos subsectas que
dominan el Vaticano desde hace décadas - Opus Dei y Legionarios -
sumidas en la corrupción y lazos con el fascismo político o las
mafias criminales, sino dos jóvenes católicos de la confianza de
Ratzinger que se asquearon de la corrupción en la secta y decidieron
tirar de la manta.
Pederastas, crímenes, violaciones, blanqueo de dinero negro
...y
organización mafiosa: la herencia de Ratzinger
Llegó al Vaticano de la mano del genocida Wojtyla, el del atentado
con el mismo guión de Reagan, protector de Maciel el violador de sus
propios hijos y fundador de la secta criminal de los
Legionarios de
Cristo y de miles de pederastas y violadores, y con fama de ser un
reaccionario, inmoral, colaborador con la mafia y protector de
pederastas como su propio hermano, abusador del Coro de los
Gorriones austríaco.
Durante su mandato, en la misma línea corrupta, han salido al
descubierto sus conexiones con la mafia y el blanqueo de dinero del
narcotráfico, la prostitución y el crimen organizado, la fortuna y
acciones en compañías farmacéuticas y fábricas armas como Beretta,
la de la mafia, o su continuada protección - a pesar de las disculpas
cara a la galería de sus creyentes - los crímenes y violaciones de
niños y niñas o la explotación de trabajadoras desde EE.UU. e
Irlanda hasta Alemania, Holanda y Australia, sumando decenas de
miles de casos y implicando desde cardenales hasta obispos y todas
sus sectas, desde los maristas a los salesianos, pasando por los
jesuitas y el Opus Dei.
E incluso en el comercio con niños robados en la España nazional
católica, con monjas que se mueren sin papeles cuando más conviene,
y siempre bajo la protección de un sistema político y judicial tan
corrupto y criminal como la propia secta que lo nutre.
Ahora dice
que se va porque está viejo, en un caso inédito y único, pero la
verdad es que deja la iglesia católica en el peor estado y en medio
de miles de apostasías en todos sus feudos.
El último Papa que renunció fue Gregorio XII (1406-1415), que vivió
el llamado Cisma de Occidente, en la que coincidieron tres papas a
la vez:
además de Gregorio XII, el Papa de Roma, Benedicto XIII, el
Papa de Aviñón, y el llamado «antipapa» Juan XXIII.
Con el concilio de Constanza, el emperador Segismundo obligó a
dimitir a los tres pontífices, pero sólo Gregorio XII obedeció y
tras él fue elegido Martín V.
Ratzinger deja el soleo vaticano hundido en la más negra de las
situaciones, bajo investigación judicial por sus nexos y crímenes
con la mafia y arruinada por los miles de millones que han pagar en
indemnizaciones a los que fueron abusados, violados y torturados por
sus protegidos.
Es, evidentemente, la huida ante la asunción de
responsabilidades por décadas de corrupción de la que él ha sido
núcleo principal.
Huye - incapaz de enfrentarse al chantaje de dos
miembros destacados de su organización - Ratzinger se oculta
mientras la iglesia se hunde en el mundo, excepto en la España
franquista, donde sus sectarios se mantienen apoltronados en la
desfachatez, la corrupción y la indecencia.
Roberto Calvi, el ahorcado con los bolsillos llenos de ladrillos
Roberto Calvi, lejos de ser un simple banquero corrupto al que la
mafia asesinó porque le debía dinero, es un nudo donde se
entrecruzan los múltiples mecanismos de intervención norteamericanos
sobre el viejo continente, y las antiguas alianzas plutocráticas
entre organizaciones con un mismo interés compartido: Poder y
Capital.
Ahora que el monto del escándalo pedofílico eclesiástico y la
connivencia y complicidad de las más altas jerarquías quedan en
evidencia, la respuesta vaticana es similar a la de aquellos sucesos
en que las finanzas del estado católico quedaron visible y
palmariamente unidas a las de la mafia, la CIA, la
organización
fascista Gladio y la muerte del cardenal Luciani, Juan Pablo I.
Fueron los mismos años en que alcanzaron el máximo poder Karol Wojtylla y
Joseph Ratzinger, desde su sede cardenalicia en Baviera,
y en que el Opus Dei se estableció como la más influyente secta
entre la curia.
Hagamos un poco de memoria y destapemos lo que tan
bien el cardenal norteamericano Paul Marcinkus, el “banquero de
Dios”, consiguió que los medios callaran...
Continuar leyendo en "P2:
Todos los caminos de Roma conducen a Washington".
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