por Andreas Faber-Kaiser
1993
de
AFK Website
Mucha gente se pregunta por qué el virus causante del
SIDA no ha
podido controlarse aún, ni ser eliminado del organismo humano, al
cabo de 12 años de haber sido detectada la enfermedad, en 1981.
Otros se preguntan por qué, si había médicos que indicaron cómo
había que curar a los afectados del Síndrome Tóxico de 1981 en
España, la Administración dejó morir a más de 700 de sus
administrados, y permitió que quedaran afectados más de 60.000
españoles.
Tal vez eche un poco de luz sobre estos enigmas, el saber que existe
un plan de eliminación de casi la mitad de la población del planeta,
para garantizar la supervivencia de la otra mitad.
El 24 de julio de 1980 el Departamento de Estado norteamericano
hacía público el "Informe Global 2000 para el Presidente", preparado
conjuntamente con el Consejo de la Casa Blanca sobre la calidad
medioambiental, y cuyo proyecto, dirigido por personajes de la
cumbre de
la Comisión Trilateral como Zbigniew Brzezinski y
Cyrus
Vance, se remontaba a los primeros días de la administración
trilateral de Jimmy Carter.
La finalidad de este informe era, de hecho, legitimar a posteriori
una política perseguida desde hacía tiempo por la Comisión
Trilateral, el
Consejo de Relaciones Exteriores de New York y otros
bloques pensantes del Establishment liberal norteamericano.
Se trata del planteamiento político de un verdadero genocidio a
escala planetaria. La proposición esencial de este largo informe es
que toda la política norteamericana futura dependa esencialmente de
un control de la población. Los temas evocados en el informe, al
igual que en numerosos documentos anexos, son las múltiples penurias
y crisis que se considera amenazan al mundo en los años venideros:
crisis de los recursos del agua, penuria de energía, penuria de
materiales estratégicos, y así sucesivamente. Y todas estas crisis,
según dicho informe, tienen una causa esencial, fundamental: el
crecimiento demográfico.
Si no se toman medidas para frenar este
crecimiento, en el año 2000 habrá 2.400 millones de seres humanos
"de más", subrayan los expertos. Dado que este exceso de población
es el origen de todos los problemas graves que afronta la humanidad
hoy en día, dichos expertos recomiendan que la política
norteamericana tanto interior como exterior, tienda hacia este
objetivo: a saber, ¡la eliminación de 2.400 millones de seres
humanos en los años venideros!
LAS GUERRAS QUE NO SE VEN
Pero, ¿cómo puede eliminarse tamaña masa de seres humanos en una
época en que oficialmente se está abogando por la confraternización,
y por la supresión del riesgo de confrontación armada entre las
grandes potencias —reducidas ya a una sola—, en que parece
inevitable la paz mundial y se plantea como harto difícil el
exterminio violento de seres humanos a gran escala?
Parece claro que
había que buscar otras fórmulas para eliminar a la humanidad
sobrante. Una de ellas sería la de minar el organismo humano en el
marco de un ataque menos vistoso y declarado: había que recurrir a
las posibilidades que ofrece la guerra de "baja intensidad", efecto
de la cual podrían muy bien ser determinadas nuevas enfermedades.
Por poner un ejemplo, el SIDA.
Oficialmente se dice que el SIDA es de origen desconocido, que su
solución está más o menos lejana, y que el tratamiento más efectivo,
hoy en día, es el AZT o azidotimidina, una droga altamente tóxica.
Si el Poder quisiera, el SIDA posiblemente ya sería curable. En este
sentido ha venido investigando por ejemplo el Instituto Weizmann en
Israel, sin ningún tipo de financiación adecuada.
Paralelamente, en Francia, el Dr. Mirko Beljanski desarrollaba sin
apoyo oficial alguno otra serie de productos que parecen frenar la
progresión del virus causante del SIDA. Años atrás ya le habían
expulsado del Instituto Pasteur —en el que había trabajado durante
27 años como jefe de investigación—, porque sus hallazgos relativos
a la terapia del cáncer no encajaban en la filosofía sanitaria
oficial.
Los intereses de las grandes multinacionales farmacéuticas son
muchas veces más determinantes que el objetivo final de la curación
de los enfermos.
Pero cabe otro trasfondo en la pandemia del SIDA. No en vano, un
informe de los servicios de Inteligencia españoles insinuaba ya en
el año 1987 la posibilidad de que el virus del SIDA hubiera sido
creado en un laboratorio y que la expansión de la enfermedad podía
enmarcarse en el contexto de una guerra de baja intensidad.
Y naturalmente comienzan a tambalearse los pocos resortes de
confianza que uno aún tenía en los dirigentes de la comunidad humana.
Uno sabía —porque salta a la vista— que la política, la religión, y
todo cuanto supone un poder sobre las masas humanas, se mueve
prioritariamente por intereses económicos, por pautas de dominio que
poco tienen que ver con la satisfacción, la felicidad y el bienestar
de los ciudadanos, y mucho por el contrario con la lucha de unos
pocos por empuñar cada vez con mayor firmeza las riendas del control
total. Pero lo que a uno le eriza los pocos pelos ingenuos que aún
le quedaban, es la evidencia de que este juego del que es víctima
participa incluso en la ruleta de la Sanidad internacional.
En el año 1981 se descubren dos enfermedades nuevas, desconocidas en
el planeta hasta entonces, y cuyos orígenes siguen siendo
oficialmente, hasta hoy, sendos misterios. Me refiero naturalmente
al Síndrome Tóxico español y al Síndrome de Inmunodeficiencia
Adquirida (SIDA), de proporciones planetarias. En la historia de
ambos síndromes se ven envueltos dos organismos de proyección
mundial: la OMS (Organización Mundial de la Salud) y el
CDC (Center
for Disease Control = Centro de Control de Enfermedades); y una
multinacional de la industria química: Bayer.
En lo que respecta al SIDA, la multinacional alemana reconoció a
principios de 1987 que había comercializado un fármaco coagulante
que actuó como transmisor del virus de inmunodeficiencia humana (VIH),
el virus del SIDA. Un fármaco, el coagulante factor VIII, que se
obtiene a partir de un concentrado de plasma sanguíneo, transmitió
el virus del SIDA a la mitad de los seis mil hemofílicos de la
antigua República Federal de Alemania, creando alarma en todo el
mundo.
Un elevado número de ellos contrajo la enfermedad, y una
parte han muerto.
EL SIDA, ¿PRODUCTO DE LABORATORIO?
En cuanto a la OMS, con sede en Ginebra (Suiza), y al CDC, con sede
en Atlanta, en Georgia (Estados Unidos), extracto los siguientes
párrafos de un amplio informe redactado por los servicios secretos
españoles y reproducido en la publicación restringida de
Inteligencia "Pri" en mayo de 1987:
En 1986 se publicaron unas acusaciones muy concretas efectuadas de
forma independiente por tres científicos. Estos coincidieron en
afirmar el origen artificial del virus del SIDA en los Estados
Unidos por un lado, y, por otro, el hecho accidental de su hallazgo.
En resumen, sus acusaciones son las siguientes:
-
El profesor Jacob Segal, de la universidad de Berlín Oriental,
apunta que fue probablemente en los laboratorios militares de Fort
Detrick (Maryland) donde tuvo lugar la manipulación genética. El Dr.
Segal ha redactado un informe de 30 páginas sobre su convicción del origen artificial del virus, en el que afirma que el retrovirus
VIH
(virus del SIDA) creado en Fort Detrick, es una combinación del
virus MAEDI-VISNA, oriundo de las ovejas, y el virus humano de la
leucemia de células T (HTLV-I). Muy probablemente, añade el Dr.
Segal, los científicos no eran conscientes de la terrible creación
que habían logrado. Al Dr. Segal la teoría del mono verde le resulta
divertida e increíble y la considera una cobertura ideada por los
propios norteamericanos.
-
El Dr. John Seale, un especialista londinense en enfermedades
venéreas, muy conocido en el tema por haber seguido la enfermedad
desde el principio y haber predicho la expansión de la misma, no
está de acuerdo con el Dr. Segal sobre el origen militar del virus,
aunque sí afirma:
-
"Estoy totalmente convencido de que el virus del
SIDA está fabricado por el hombre, y que es el resultado de haber
combinado accidentalmente, en algún centro de investigación sobre el
cáncer en los Estados Unidos, el virus MAEDI-VISNA de las ovejas y
el virus de la leucemia bovina, muy parecido al HTLV humano."
-
Por su parte, el Dr. Robert Strecker, médico californiano que
también ha seguido la enfermedad desde sus orígenes, opina asimismo
que,
AGUAS TURBIAS EN LA
DIRECCIÓN SANITARIA MUNDIAL
Cabe tener en cuenta que en el caso del
SIDA, al igual que en los de
otras epidemias mundiales de los últimos años, los dos organismos
citados —la OMS y el CDC— han tenido un papel predominante, aceptado
por los demás países. Sus informes, conclusiones, opiniones y
consejos han marcado y dirigido todas las pautas a seguir.
EL CDC
Las autoridades de todos los países han ofrecido a los
investigadores del CDC vía libre, tanto en la investigación de campo
como en la investigación clínica, así como en todo tipo de recursos
humanos y económicos, facilitando las muestras necesarias para que
realicen sus investigaciones.
Y comenta al respecto el informe de Inteligencia:
-
Pese a esta facilidad que los distintos gobiernos ofrecen al CDC, no
se acostumbra a exigir como contrapartida ninguna prestación. No es
de extrañar, pues, que el CDC posea todo tipo de información sobre
el desarrollo y extensión mundial de todo tipo de enfermedades y que
la extrapolación de estos datos a un próximo, medio y largo futuro,
sea para el CDC algo factible debido a la enorme cantidad de
recursos que posee.
-
Pero conviene señalar que el CDC es un organismo norteamericano, con
presupuesto norteamericano y que, muy probablemente, servirá en
primer lugar a los intereses de su país y, quizá, en alguna ocasión
a los intereses de un determinado sector de su país.
Por otra parte, el tipo de información que maneja el
CDC no es una
información científica cualquiera, sino que se trata de información
epidemiológica, es decir, datos que hablan sobre:
-
El origen de las enfermedades
(infecciosas, ambientales, sociales)
-
La extensión y progresión de las
mismas
-
Los factores que inciden
positiva y negativamente (sociales, económicos, productos
químicos, tratamientos)
-
Esta información puede llegar a ser muy estratégica por su
repercusión económica, política y social
Importantes sectores económicos o políticos pueden tener interés en
que un posible factor sea enfatizado o silenciado según convenga.
Cierto tipo de explicaciones sobre una epidemia pueden hacer
reclamar a los ciudadanos una política sanitaria costosa que los
políticos no puedan satisfacer.
Es por ello que, dentro del mundo científico sanitario, sean los
epidemiólogos y los centros de investigación epidemiológica los que
suelen recibir más presiones de todo tipo.
El tratar de controlar e infiltrar estos centros puede ser un
objetivo a conseguir por ciertas multinacionales y por otros centros
de poder.
Por ello no se considera conveniente tomar las conclusiones del CDC
y de otros centros similares, que en muchos casos son simples
declaraciones, como dogmas inamovibles por las autoridades
sanitarias de los distintos países. En todo caso, las declaraciones
de estos centros han de ser analizadas y contrastadas con otras que
ofrezcan mayores garantías de objetividad.
En 1981, y durante el primer año, el CDC mantuvo que el SIDA era
propio de homosexuales, pese a que ya había afectado a varios
drogodependientes. Incluso bautizó la enfermedad como GRID (Gay
Related Inmunodeficience), afirmando que esos drogadictos
probablemente tenían pautas sexuales anormales.
El hecho de no prestar atención a esos primeros drogadictos y a las
hipótesis que varios médicos lanzaron sobre la posible transmisión
sanguínea de la enfermedad, fue la causa principal de que no se
investigase precozmente esta vía y que no se impusieran medidas
preventivas hasta tres años después sobre la sangre contaminada.
Ello provocó que el SIDA se haya extendido entre los hemofílicos y
transfundidos, no sólo norteamericanos sino también europeos, a
través de las exportaciones masivas de plasma norteamericano a
Europa, especialmente a España, que depende en un 90% de este plasma
extranjero.
Al cabo de dos meses, el CDC tuvo que admitir otras formas de
contagio. A partir de entonces afirmó que la enfermedad se
transmitía sólo entre los llamados grupos de riesgo: homosexuales,
heroinómanos, hemofílicos, transfundidos y haitianos, y que la
entrada del virus en la sangre era la única forma de contagio del
SIDA.
Los casos cada vez más crecientes de afectados que no pertenecían a
estos grupos fueron rechazados por el CDC como casos que "no habían
sido cuidadosamente estudiados". Ello ha podido retrasar, una vez
más, el estudio sistemático de otras formas de contagio, con el
consiguiente precio de una mayor expansión de la enfermedad.
Dada la influencia que ejerce el CDC en las políticas sanitarias de
los países occidentales y la excesiva rigidez que demuestran en la
valoración de los factores que inciden en la transmisión del virus,
el CDC podría contribuir a retardar la aplicación de una precoz y
eficaz prevención por parte de los distintos gobiernos.
Y es de
destacar que las medidas preventivas son la única arma de que se
dispone, hoy día, para luchar contra el SIDA, a falta de una vacuna
eficaz y de algún tipo de tratamiento curativo.
LA OMS
En lo que a la OMS respecta, hay que señalar que se le ha delegado
un importante papel en la prevención y control del SIDA,
especialmente en los países del Tercer Mundo. En este marco, la
Oficina Regional de la OMS en África es la que lleva desde hace
décadas la iniciativa sanitaria en este continente.
Y cito al
respecto del referido informe de Inteligencia:
Sin embargo, pese a las campañas sanitarias realizadas en
África
durante años, no parece que la OMS haya sido capaz de detectar, o al
menos informar, de la existencia en África Central de una extraña
epidemia, el SIDA, que desde hace unos 15 años está extendiéndose
por toda el África Subsahariana.
No fue hasta 1983, dos años después
de detectar el primer caso en EEUU, que se diagnosticaron los
primeros casos en Africa. Estos casos tampoco fueron descubiertos
por los servicios de la OMS, sino por un equipo de epidemiólogos
belgas y franceses que viajaron a Centroáfrica para averiguar si en
esta zona tropical estaba presente el SIDA. En una sola semana
descubrieron 35 casos en un solo hospital del Zaire.
El no haber sabido detectar el nacimiento y expansión, durante 15
años, de una epidemia tan grave como la del SIDA es sorprendente.
En octubre de 1985 el Dr. Sergei K. Litvinov, epidemiólogo ruso
especialista en enfermedades transmisibles africanas que ostentaba el
cargo de secretario adjunto al director general de la OMS en
Ginebra, y a cuya dirección estaban las principales divisiones y
subdivisiones de la OMS para la vigilancia, control y supuesta
prevención de todas las enfermedades transmisibles —incluido el
SIDA— declaró a un semanario que,
"todo ha sido un pánico y una
exageración proveniente del país originario del SIDA, es decir, EEUU".
El Dr. F. Assad, que dirige la sección específica de lucha contra el
SIDA en la sede central de la OMS en Ginebra, declaró a la Prensa en
esa misma época:
"Mi reacción respecto al miedo al SIDA es que ésta
es una enfermedad, y que quien no utilice 'ciertas prácticas' no la
va a contraer. Lo más importante es un buen sistema de información,
es decir, abstenerse de ciertas prácticas sexuales y de drogas. ¡Eso
es todo! Es de ese tipo de enfermedades que uno va a su encuentro.
Es difícil adquirirla. Se tiene que 'trabajar duro' para lograrlo.
Todo el mundo es libre de especular, pero la gente responsable
debería controlarse a sí misma. No deberíamos tener pánico."
Estas declaraciones realizadas por un responsable de una institución
como la OMS, cuya principal función es la información directriz, la
educación y prevención estratégica sanitarias, pueden considerarse
como irresponsables si se tiene en cuenta que para esa fecha,
octubre del 85, ya se tenían datos como los siguientes:
-
El 20% de casos de SIDA en
África afecta a niños
-
Cada día nace en Nueva York un niño con SIDA
-
Existía en el mundo occidental al menos un 6% de casos de SIDA de
los que no se conocía la posible causa de su contagio
Sirvan estas pinceladas para que el lector comprenda que las
opiniones de organismos de prestigio mundial como lo son por ejemplo
los citados (OMS y CDC), no responden siempre, necesariamente, a un
espíritu de progreso científico transparente.
BERTRAND RUSSELL
Para no perder de vista en ningún momento la posibilidad expuesta
sobre el origen y la finalidad de la pandemia del SIDA, así como
sobre lo que se estuvo ensayando en España en 1981 —con el triste
resultado del Síndrome Tóxico— con vistas a una aplicación masiva en
el futuro en esta u otra área del globo, cabe tener bien presente lo
que Bertrand Russell dejó escrito en la obra Impacto de la Ciencia
en la Sociedad:
"Actualmente la población del mundo se está incrementando en unos
85.000 individuos por día. La guerra, hasta ahora, no ha tenido un
gran efecto en este incremento, que ha ido continuando a través de
cada una de las guerras mundiales... La guerra, hasta ahora, no ha
sido efectiva en este aspecto... Pero tal vez la guerra
bacteriológica llegará a ser efectiva. Si una Muerte Negra se
extendiera por el planeta, una vez por cada generación, los
supervivientes podrían procrear libremente, sin llenar excesivamente
el planeta."
Para valorar debidamente esta reflexión, cabe tener presente que
Bertarnd Russell fue un intelectual "orgánico", que trabajaba para
el Departamento de Guerra Psicológica del Foreign Office.
Lo grave es que las elucubraciones de Russell, son hechos trágicos
hoy en día. Por si alguien lo duda, volvamos al informe "Global
2000":
Toda la argumentación en que se basa es una falacia. No hay ninguna
correlación entre "recursos naturales" y potencial demográfico, por
la sencilla razón de que no existen "recursos naturales" como tales,
dado que son la ciencia y la tecnología las que definen los
recursos. Si las tecnologías modernas disponibles se empleasen en
las regiones atrasadas del mundo, es evidente que generarían los
recursos requeridos por la población prevista para el año 2000.
Y
¿cómo llega este informe a unas previsiones tan siniestras? Pues
excluyendo precisamente toda difusión de las tecnologías
agroindustriales modernas en el tercer mundo, excluyendo toda
posibilidad de un verdadero desarrollo económico de estos países, y
excluyendo todo desarrollo económico que pudiera darse más allá de
su actual estado.
Sobre esta intención política, planteada como
axioma, se ha levantado el andamio de esas previsiones de
superpoblación; es decir, que en el año 2000 una economía mundial
fatalmente estancada, e incluso en franco declive, no permitirá
vivir a 2.400 millones de seres humanos, que por lo tanto sobrarán.
UN HORRIBLE GENOCIDIO A ESCALA INTERNACIONAL
Así, este informe dirigido al presidente de los Estados Unidos
intenta justificar, con gran abundancia documental, la contradicción
de que el orden mundial que persigue la Trilateral, pase por un
horrible genocidio a escala internacional.
Ya en 1965 se constituyó una comisión especial, llamada "Agenda para
el año 2000", en la que participaron futuros dirigentes de
la
Comisión Trilateral como Zbigniew Brzezinski y Samuel Huntington.
Este grupo publicó un informe que apelaba al control demográfico en
el Tercer Mundo. El mismo año, el futuro trilateralista George Bell,
entonces subsecretario de Estado para asuntos económicos, nombró a
un "responsable demográfico" en el Departamento de Estado, a la
cabeza de un equipo encargado de estudiar los medios de reducir la
población.
Cyrus Vance y Richard Gardner, este último también futuro
trilateralista, formaban parte de este equipo, que precedió
directamente a la Oficina de Asuntos Demográficos creada en 1967 en
el Departamento de Estado.
En 1969, Henry Kissinger tomaba el control del Consejo Nacional de
Seguridad y del Departamento de Estado, y bajo su petición el
entonces presidente Richard Nixon estableció una Comisión para el
Crecimiento Demográfico, cuya dirección fue confiada a
Laurence
Rockefeller.
En un informe de 1972, esta comisión apelaba a un
crecimiento demográfico cero, tanto en los Estados Unidos como en el
resto del mundo. Paralelamente, la Oficina de Asuntos Demográficos
del Departamento de Estado inició en 1970 la publicación de una
serie de estudios que anticipaban directamente el
Informe Global
2000.
A continuación, Kissinger tomó dos medidas para institucionalizar
esta política de planificación del genocidio. En 1975 creó el grupo
indicado sobre la política demográfica en el seno del Consejo
Nacional de Seguridad y reorganizó el Departamento de Estado
añadiéndole un nuevo servicio: el de la Oficina de Océanos y Asuntos
Internacionales, Científicos y del Medio Ambiente. Esta oficina
tiene la misión de supervisar las transferencias de tecnología al
Tercer Mundo. Por iniciativa de Brzezinski y de Vance, el presidente
Jimmy Carter encargó a esta oficina la preparación y redacción del
Informe Global 2000.
Participaron en la elaboración del informe
varios bloques pensantes anglo-norteamericanos de la vanguardia del
movimiento neomaltusiano —abogados del "pensar lo impensable"
para
reducir la población del planeta—, como la rama norteamericana del
World Wildlife Fund, Draper Fund y Population Crisis Comittee.
LA MANERA MAS EFICAZ: FOMENTAR EL HAMBRE Y LAS ENFERMEDADES
En 1981 el jefe del servicio de América Latina de la Oficina de
Asuntos Demográficos del Departamento de Estado, Thomas Ferguson,
declaró a la publicación de Inteligencia 'EIR' que lo estaba
interrogando sobre la política del secretario de Estado Haig
respecto a América Central:
"Una vez que la población escapa a todo
control, se impone un gobierno autoritario, incluso fascista, para
reducirla. Esto interesa solamente a los expertos en reducir la
población con fines humanitarios. En El Salvador no hay sitio para
tanta gente. Consideren también el Vietnam. Hemos estudiado el
asunto. Aquella región estaba también superpoblada y planteaba un
problema. Pensamos que la guerra haría descender los índices de
crecimiento y nos equivocamos. Para reducir rápidamente y de manera
efectiva la población, es necesario que todos los hombres sean
movilizados para el combate y que se mate a una gran cantidad de
mujeres en edad de procrear. Mientras tengan ustedes un gran número
de mujeres en edad de procrear, tendrán un problema.
En El Salvador
se mata un pequeño número de hombres y no a las suficientes mujeres
para que ello tenga una influencia sobre la población. La manera más
rápida de reducir la población es el hambre, como en África, o la
enfermedad, como la Peste Negra. Lo que podría suceder en El
Salvador es que la guerra desorganizara la distribución de los
alimentos. Entonces, la población se debilitaría y habrían
enfermedades y escasez. En este momento, podrían ustedes crear una
tendencia a la baja rápida de los índices demográficos. De otro
modo, la gente se reproduce como animales."
William Paddock, consejero del Departamento de Estado bajo
Kissinger
y Vance, declaró por su parte durante un seminario organizado en el
mismo año de 1981 por la Georgetown University, y hablando en nombre
del Departamento de Estado, que sobre los 4 millones de habitantes
con que cuenta El Salvador, 3.5 podrían eliminarse si "la violencia
y la guerra civil continuasen, lo cual es la única solución al
problema de la superpoblación".
El año 1981 en que se efectuaban estas declaraciones —cabe
recordarlo siquiera a guisa de dato anecdótico— es el mismo año 1981
en que se descubre la existencia del SIDA y en que se desencadena en
España el enigmático Síndrome Tóxico.
"El documento Global 2000 es maravilloso", confiaría todavía
William Paddock a la publicación 'EIR', "es excelente y ha recibido bastante
más publicidad que la mayoría de estudios preparados a petición de
la Casa Blanca. Nos hace falta un 'Global 2000' para el Estado para
empezar a planificar y a adaptarnos a la situación que se avecina.
Sería bueno que nadie tuviese ningún hijo más desde ahora hasta el
año 2000, pero el gran problema se sitúa más allá."
El general Draper, presidente del
Draper Fund que tomó parte en la
elaboración de Global 2000, lanzó en 1971 la propaganda en favor del
modelo chino de control demográfico, un control que recurría a la
práctica del infanticidio.
"¿Quién va a eliminar el excedente de
población en tal o cual país, cuando la presión ejercida por un
número demasiado grande de personas y con muy pocos recursos llegue
a límites intolerables?", preguntaba Draper.
Cuando el trilateralista Henry Kissinger era secretario de Estado,
inauguró la política llamada de la "carta china" en el marco de los
acuerdos secretos establecidos con los chinos, que les garantizaban
la hegemonía del Sudeste asiático, empezando por Camboya.
Así pues,
el Departamento de Estado norteamericano se desentendió del gobierno
de Lin Nol y permitió que los Khmers Rojos, fantoches de China, se
apoderaran del país. El resultado de ello, que Kissinger conocía con
antelación, o debería de haber conocido, fue el genocidio de casi la
mitad de la población camboyana, de 7 millones de personas, bajo la
supervisión de unos 10.000 consejeros chinos.
No es de extrañar pues que a Cyrus Vance le esté costando tantísimo
la pacificación de los territorios de la antigua Yugoslavia.
En el
fondo, esa pacificación no le conviene en absoluto.
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