Gustav Meyrink nos transmite la enseñanza más pura y trascendental:
La llave que abre nuestra naturaleza interior está excluida desde el
diluvio.
Esta llave es estar despierto. Estar despierto lo es todo.
El hombre está convencido de estar despierto, cuando en realidad se
halla preso en una red de sueños que él mismo ha tejido. |