por Peter Dale Scott
23 Abril 2013
del Sitio Web
RedVoltaire
Este ensayo es una adaptación de un
discurso pronunciado por el autor en la edición de 2012 del Festival
de Oakland del Film sobre
el 11 de Septiembre (Oakland 9/11 Film
Festival),
organizado por la Northern CA 9/11 Truth Alliance.
Traducido al español por Hugo Vidal de la Red Voltaire a partir de
la traducción al francés de Maxime Chaix |
Los Ángeles (Estados Unidos)
El investigador y ex diplomático Peter Dale Scott compara los
acontecimientos del 11 de septiembre de 2001, el asesinato de John F.
Kennedy y el atentado de Oklahoma City.
Y demuestra así la permanente
existencia de un Estado profundo, más allá de las apariencias.
Los acontecimientos profundos estructurales y la estrategia de la tensión en
Italia
Desde Estados Unidos, no resulta difícil observar cómo la Historia italiana
de la segunda mitad del siglo 20 fue claramente desestabilizada por una
serie de hechos del tipo de los que he decidido llamar "acontecimientos
profundos estructurales".
He definido esos hechos como,
"acontecimientos […],
(del tipo del asesinato de John F. Kennedy, el allanamiento del Watergate o
el 11 de Septiembre), que afectan brutalmente la estructura social [y que]
tienen un gran impacto en la sociedad […].
Por otro lado, constantemente
implican actos criminales o violentos. Y, finalmente, a menudo son
perpetrados por una oscura fuerza desconocida". [1]
El atentado de la Piazza Fontana
Los ejemplos de acontecimientos profundos estructurales en Italia - ejemplos
que la población local conoce muy bien - incluyen los atentados con bombas
perpetrados,
-
en la Piazza Fontana, en 1996
-
en la Piazza della Loggia, en
1974
-
contra la estación de trenes de Bolonia,
en 1980
El atentado contra la estación de Bolonia
En aquella época, la responsabilidad de aquellos atentados, en los que
murieron más de 100 civiles y que dejaron una cantidad aún mayor de heridos,
se atribuyó a izquierdistas que vivían al margen de la sociedad.
Sin
embargo, principalmente gracias a una serie de investigaciones y
procedimientos judiciales, hoy está claramente demostrado que aquellos
atentados en realidad fueron obra de elementos de extrema derecha que
cooperaban con la inteligencia militar italiana.
Aquellas acciones se
inscribían en el marco de una permanente "estrategia de la tensión"
destinada a desacreditar a la izquierda italiana, favorecer el mantenimiento
de un statu quo caracterizado por la corrupción y quizás incluso a favorecer
un alejamiento de la democracia. [2]
Como afirmó posteriormente uno de los
autores de aquellos atentados, Vincenzo Vinciguerra,
"[la] explosión de
diciembre de 1969 supuestamente debía ser el detonador que convencería a las
autoridades políticas y militares [italianas] de proclamar un estado de
urgencia". [3]
Vinciguerra reveló también que había sido
miembro de una red paramilitar "stay-behind" junto a varios de sus cómplices.
Al final de la Segunda Guerra
Mundial, la CIA y la OTAN habían creado aquella red bajo el nombre
codificado de "Operación Gladio".
En 1984, cuando varios jueces lo interrogaban sobre el bombazo de 1980
contra la estación ferroviaria de Bologna, Vinciguerra declaró:
"Con [la masacre] de Peteano y todas las que vinieron después ya nadie
debería dudar de la existencia de una estructura activa y clandestina, capaz
de elaborar en la sombra aquella estrategia de matanzas.
[Se trata de una
estructura] insertada en los órganos mismos [del Estado]. […] En Italia
existe una organización paralela a las fuerzas armadas, que se compone de
civiles y militares y con vocación antisoviética, o sea destinada a
organizar la resistencia contra una posible ocupación del territorio
italiano por parte del Ejército Rojo. […]
Una organización secreta, una
súper organización que tiene su propia red de comunicación, armas,
explosivos y hombres entrenados para utilizar todo eso. […] Una súper
organización [que], a falta de una invasión soviética, recibió de la OTAN la
orden de luchar contra un deslizamiento del poder hacia la izquierda en este
país.
Y eso fue lo que hicieron, con el respaldo de los servicios secretos
del Estado, del poder político y del ejército." [4]
Más tarde, fueron revelándose en otros países, como Bélgica y Turquía, los
vínculos de la red Gladio con largas campañas de violencia bajo bandera
falsa - en las que aparecía nuevamente la implicación de la OTAN y de la CIA.
[5]
El objetivo inicial de Gladio era consolidar la resistencia en caso de
invasión soviética.
Pero la mayoría de los altos responsables italianos
implicados en los atentados con bombas también subrayaron la responsabilidad
de la CIA y de la OTAN en aquellos actos:
"El general Vito Miceli, ex jefe de la inteligencia militar italiana, luego
de su arresto en 1974 bajo la acusación de conspiración con vistas a
derrocar el gobierno, testimonió,
'que las organizaciones incriminadas […] se
formaron gracias a un acuerdo secreto con Estados Unidos y [evolucionaron]
en la estructura de la OTAN'.
El ex ministro de Defensa Paulo Taviani declaró al magistrado Casson,
durante una investigación [realizada] en 1990, que durante su periodo en el
ministerio (1955-1958), los servicios secretos italianos eran dirigidos y
financiados por “los boys de la Vía Veneto” - en otras palabras, los agentes
de la CIA en la embajada de Estados Unidos en pleno centro de Roma.
En 2000,
'un general de los servicios secretos italianos [nombrado Giandelio Maletti]
declaró […] que la CIA había dado su aprobación tácita a una serie de
atentados con bomba en los años 1970, para crear inestabilidad e impedir que
los comunistas llegasen al poder. […]
'La CIA quería, a través del
nacimiento de un nacionalismo extremista y de la contribución de la extrema
derecha, sobre todo la de Ordine Nuovo, impedir que [Italia] se inclinara
hacia la izquierda, agregó'." [6]
En su importante libro Les Armées Secrètes de l’OTAN [Los ejércitos secretos
de la OTAN], Daniele Ganser se refiere a un artículo publicado en la prensa
española, en 1990, en el que se habla de Manfred Worner, un político y
diplomático alemán que era en aquel entonces secretario general de la OTAN.
Aquel año, según el artículo, el señor Worner confirmó en secreto que el
cuartel general de la OTAN - el SHAPE - era en realidad responsable de la red
Gladio:
"El Supreme Headquarters Allied Powers Europe o SHAPE, el órgano de mando
del aparato militar de la OTAN, coordinaba las operaciones del Gladio. Eso
es lo que ha revelado el secretario general Manfred Worner en una entrevista
con los embajadores de las 16 naciones aliadas de la OTAN." [7]
Sacando sus propias conclusiones de esa afirmación,
Ola Tunander comparó la
estrategia de la tensión en Italia - con sus atentados bajo bandera falsa -
a "lo que la élite militar turca podría describir como la redirección forzada
de la democracia por el “Estado profundo” [se trata de una expresión turca]".
[8]
Me parece, sin embargo, que sería demasiado simplista atribuir la estrategia
de la tensión en Italia únicamente a la "súper organización [que] recibió de
la OTAN la orden [de perpetrar atentados bajo bandera falsa]", retomando las
palabras de Vinciguerra.
Resulta que otras fuerzas tuvieron un papel de
primera línea en la estrategia de la tensión, actuando junto a la OTAN y a
grupúsculos que Vinciguerra conocía gracias a la inteligencia militar
italiana (el SID, que se convertiría después en el SISMI).
Es importante
recordar que, en Italia, los juicios contra los individuos condenados por el
atentado de 1980 contra la estación de Bolonia no sólo tenían que ver con Vinciguerra, el SISMI y el Gladio sino también con elementos de la mafia
italiana (la Banda della Magliana) y con la
logia masónica Propanga-Due
(P-2) - esta última estaba además vinculada a una serie de banqueros
criminales y
al Vaticano. [9]
La estrategia de la tensión
En resumen, si suponemos que algo comparable al Estado profundo turco estuvo
implicado en la estrategia de la tensión en Italia, no es posible resolver
el misterio.
Sin embargo, esa hipótesis nos sugiere la existencia de un
medio, o de una red de complicidades, que merece una investigación más
profunda.
¿Se aplicó en Estados Unidos una estrategia de la tensión?
Como ya he escrito anteriormente, los vínculos de la red Gladio con
prolongadas campañas de violencia bajo bandera falsa - en las que nuevamente
aparecen implicadas la OTAN y la CIA - se conocieron posteriormente en otros
países, como Bélgica y Turquía. [10]
Quisiera señalar que Estados Unidos, al
igual que Europa, ha sufrido también una sucesión comparable de
acontecimientos profundos estructurales bajo bandera falsa.
Esto incluye
atentados con bomba que, siguiendo una misma estrategia de la tensión, han
llevado sistemáticamente Estados Unidos a su actual situación: un estado de
urgencia.
El Cuartel General de la OTAN
Entre los acontecimientos profundos estructurales y engañosos que me
gustaría analizar aquí, subrayaría los siguientes:
El asesinato de John F. Kennedy, en 1963, o 22 de noviembre, que condujo a
la operación de la CIA conocida como Caos contra el movimiento de oposición
a la guerra de Vietnam.
(El 22 de noviembre fue claramente un acontecimiento
profundo: numerosos documentos sobre la relación de Lee Harvey Oswald con la
CIA siguen siendo secretos, a pesar de las demandas de medios judiciales y
parlamentarios a favor de su publicación.) [11]
El asesinato de Robert Kennedy, en 1968, al que siguió la inmediata adopción
de una ley de excepción. El resultado de esa ley fue una brote de violencia
justificada por el Estado durante la convención del Partido Demócrata de
1968.
El primer atentado con bomba contra el World Trade Center, en 1993, y el de
Oklahoma City, en 1995, que dieron lugar a la adopción de la Antiterrorism
and Effective Death Penalty Act de 1996.
El 11 de septiembre de 2001 y los ataques con ántrax de ese mismo año, que
condujeron a la imposición de las medidas de "continuidad del gobierno"
(COG, siglas de Continuity of Government), al voto de la Patriot Act y a la
proclamación, el 14 de septiembre de 2001, de un estado de urgencia que
todavía se mantiene en vigor. Ese estado de urgencia fue renovado por un año
más en septiembre de 2012. [12]
Todos esos acontecimientos profundos estructurales han arrojado un mismo
resultado: la erosión de los poderes públicos reconocidos en la Constitución
y su progresiva sustitución por una fuerza represiva exenta de control.
En
otros trabajos ya he señalado que:
-
Como en Italia, la mayoría de esos acontecimientos fueron atribuidos a
elementos marginales. Pero en realidad implicaron a facciones que se mueven
dentro de las agencias de inteligencia clandestinas de Estados Unidos, así
como las oscuras conexiones que estas mantienen con los círculos del crimen
organizado;
-
Algunos de esos elementos profundos estructurales están vinculados a la
planificación permanente tendiente a garantizar la "continuidad del gobierno"
(COG) en tiempos de crisis. Conocida en el Pentágono bajo la denominación de
"Proyecto Juicio Final" (Doomsday Project), esa planificación disponía de su
propia red secreta de comunicaciones seguras. Incluía también medidas
tendientes a instaurar lo que en tiempos del Irangate, durante las
audiencias del teniente coronel Oliver North en el Congreso estadounidense,
se llamó una "suspensión de la Constitución de los Estados Unidos";
-
En cada uno de esos casos, la respuesta oficial a los acontecimientos
profundos fue la adopción de un conjunto de nuevas medidas represivas,
habitualmente a través de la vía legislativa;
-
La acumulación de esos sucesos hace pensar en la presencia permanente, en
Estados Unidos, de lo que yo llamo una "fuerza oscura" o un "Estado profundo"
comparable a lo que Vinciguerra describió en Italia como una "fuerza secreta
[oculta y] clandestina, capaz de elaborar en la sombra una estrategia de
matanzas [sucesivas]." [13]
El atentado de Oklahoma City
y el 11 de septiembre
El atentado de Oklahoma City
Hace poco vi un documental titulado A Noble Lie (Una mentira noble), sobre
el atentado perpetrado en Oklahoma City en 1995. [14]
Por primera vez pude
confrontar mis hipótesis con ese atentado perpetrado el 19 de abril de 1995
- y que por lo tanto llamaré 19 de Abril. Ese acontecimiento encaja en mis
parámetros de análisis, mucho más de lo que yo hubiese podido imaginar, e
incluso los refuerza..
En efecto, el documental A Noble Lie da a conocer grandes similitudes entre
los acontecimientos de abril de 1995 y los de septiembre de 2001.
El
paralelo más evidente es la supuesta destrucción, por fuerzas externas, de
un inmueble con estructura de acero reforzado (por un camión lleno de
explosivos, en el caso del edificio Murrah, y por los escombros proyectados
durante el derrumbe de la torre norte del World Trade Center, en el caso del
Edificio 7 [o Building Seven], en 2001).
En ambos casos, algunos expertos
afirmaron que, en realidad, únicamente cargas explosivas de corte instaladas
directamente en las columnas de carga situadas dentro de los edificios
habrían podido provocar el derrumbe de estos.
Veamos, por ejemplo, un
informe entregado al Congreso por Benton K. Partin, general de brigada en
retiro de la US Air Force, experto en explosivos no nucleares:
"Cuando vi por primera vez las fotos de los daños asimétricos del camión
cargado de explosivos en el edificio federal, mi reacción inmediata fue
pensar que era técnicamente imposible generar ese tipo de daños sin poner
cargas de demolición suplementarias en varias columnas de carga de hormigón
armado. […]
Con lo que hoy se sabe sobre el poder y la composición de la
bomba, el que la simple explosión de un camión cargado de explosivos pudiese
[destruir el edificio] en una profundidad de 18 metros y provocar el
derrumbe de una columna de carga de dimensión A-7 es algo que resulta
incomprensible." [15]
Hoy en día un amplio consenso está apareciendo entre los arquitectos,
ingenieros y otros expertos competentes.
Según ellos, es muy probable que
los tres edificios del World Trade Center que se derrumbaron el 11 de
septiembre de 2001 también hayan sido destruidos mediante el uso de cargas
explosivas como las que se usan en las demoliciones controladas. [16]
Las consecuencias jurídicas de gran parte de esos acontecimientos
constituyen otra similitud importante.
En efecto, la respuesta al atentado
de Oklahoma City fue la adopción de la Antiterrorism and Effective Death
Penalty Act de 1996, mientras que la respuesta al 11 de septiembre de 2001
fue la aplicación de la COG y el posterior voto de la Patriot Act - a raíz de
los atentados de bandera falsa con uso de ántrax.
El documental A Noble Lie
se concentra en las consecuencias internas de la Antiterrorism Act.
Al igual
que la Patriot Act, aprobada posteriormente, esa ley instauró importantes
restricciones al derecho de habeas corpus, en relación con la manera como lo
habían interpretado los tribunales hasta aquel momento.
Dicho de otra manera,
esas dos leyes implementaron pretextos jurídicos para autorizar las
detenciones arbitrarias, lo cual había sido una preocupación central en la
planificación de la COG que se había desarrollado en los años 1980 bajo la
dirección de Oliver North.
Todo esto forma parte de un proceso permanente de
restricciones progresivas de nuestros derechos constitucionales por parte de
un poder sobre el cual no se ejerce ningún tipo de control - evolución que
data, en mi opinión de la época del asesinato de John F. Kennedy, en 1963.
Sin embargo, la Antiterrorism Act de 1996 tuvo también importantes
consecuencias en el extranjero, sobre todo por el hecho que la sección 328
de esa ley enmendó la Foreign Assistance Act para apoyar,
"la ayuda en armas y municiones a algunos
países en particular, con vistas a combatir el terrorismo. [17]
Eso condujo a la creación, en 1997, de un
acuerdo de enlace "Top Secret" entre el Centro de Contraterrorismo de la CIA
(CTC, siglas de Counterterrorism Center) y Arabia Saudita, seguido de un
acuerdo posterior concluido en 1999 entre la CIA y Uzbekistán (que son hoy
en día dos de los regímenes más secretos y represivos del mundo)." [18]
Yo he sostenido que esos acuerdos de enlace confidenciales
- concluidos con
Arabia Saudita y Uzbekistán - pudieron servir a la CIA de cobertura para
organizar su retención de información secreta antes del 11 de septiembre de
2001.
Esa disimulación de información de inteligencia tenía que ver con Khaled al-Mihdhar y Nawaf al-Hazmi, dos de los individuos designados como
culpables de aquellos ataques. [19]
Por consiguiente, si es correcto mi análisis sobre la retención de
información que la CIA organizó entre 2000 y 2001, el 19 de abril no sólo
presenta similitudes con los ataques de septiembre de 2001.
Este atentado de
1995 constituye en realidad una etapa determinante en el proceso que hizo
posible tanto la nueva retención de información como los hechos mismos del
11 de septiembre de 2001.
El recrudecimiento de los poderes represivos a raíz de los acontecimientos
profundos
El hecho que el 19 de abril tuviese consecuencias jurídicas de carácter
represivo vincula ese acontecimiento tanto al 11 de septiembre como al 22 de
noviembre, ya que el asesinato de JFK fue utilizado por la Comisión Warren
para ampliar la vigilancia de la CIA sobre los propios estadounidenses.
Como
escribí en mi libro Deep Politics, eso fue resultado,
"controvertidas recomendaciones de la Comisión Warren que impusieron que se
ampliaran las responsabilidades del Secret Service en materia de vigilancia
interna (WR 25-260).
Paradójicamente, esta última concluyó que Oswald había
actuado solo (WR 22), pero también [concluyó] que el Secret Service, el FBI
y la CIA tenían que coordinar más estrechamente la vigilancia sobre los
grupos organizados (WR 463).
En particular recomendó al Secret Service que
se dotara de una base de datos informatizada compatible con la que ya había
elaborado la CIA." [20]
Durante la guerra contra Vietnam que se produjo posteriormente, esta
implicación de la CIA en la vigilancia interna condujo a la operación Caos.
Se trataba de una investigación sobre el movimiento contra la guerra de
Vietnam durante la cual la CIA, a pesar de las restricciones que le imponía
su propia Carta en materia de espionaje interno,
"acumuló miles de expedientes sobre los ciudadanos de Estados Unidos,
incluyó a cientos de miles de estos en sus archivos informáticos y
distribuyó al FBI y a otras agencias gubernamentales miles de informes sobre
ellos.
Parte de esa información tenía que ver con las actividades internas
de los ciudadanos en cuestión". [21]
Este proceso de recrudecimiento represivo se repetirá 4 años más tarde a
raíz del asesinato de Martin Luther King, en 1968.
En respuesta a ese
acontecimiento, 2 brigadas del ejército estadounidense se desplegaron en los
propios Estados Unidos hasta 1971. Esas unidades estuvieron en estado de
alerta permanente, listas para intervenir en el marco de la operación Garden
Plot, cuyo objetivo era contrarrestar posibles desórdenes internos. [22]
Ese esquema se repetirá nuevamente con,
"El asesinato de Robert Kennedy [conocido también como RFK o Bobby]. En las
24 horas transcurridas entre los disparos de los que Bobby fue víctima y su
posterior deceso, el Congreso adoptó con carácter urgente una ley que había
sido redactada desde mucho antes - como sucedió con la Resolución del Golfo
de Tonkín en 1964 y con la Patriot Act en 2001 - ley que ampliaba nuevamente
los poderes secretos del Secret Service, en nombre de la protección de los
candidatos a la presidencia." [23]
Y no se trataba de un cambio insignificante: aquella ley votada
apresuradamente bajo [el presidente] Johnson dio lugar a algunos de los
peores excesos de la época de Nixon. [24]
Ese cambio contribuyó igualmente al caos y a los actos de violencia que
marcaron la Convención Demócrata de 1968, en Chicago. Agentes de vigilancia
de la Inteligencia Militar destacados en el Secret Service operaban dentro y
fuera de la sala del encuentro.
Algunos de ellos equiparon a los,
"delincuentes
de la Legion of Justice, como la Chicago Red Squad [que] agredió a los
grupos locales que se oponían a la guerra". [25]
Otras similitudes entre Dallas en 1963 y Oklahoma City en 1995
Las consecuencias represivas del 22 de noviembre y del 19 de abril están
vinculadas a otras características comunes de esos dos acontecimientos.
Casi
inmediatamente después del 22 de noviembre, comenzaron a difundirse varios
relatos provenientes de fuentes tanto internas como externas al gobierno.
Aquellos relatos sugerían que Lee Harvey Oswald había asesinado al
presidente [Kennedy] en el marco de un complot comunista internacional.
En mi libro Deep Politics and the Death of JFK los designé como "relatos
primarios", que se inscribían en,
"un proceso en 2 fases. La “fase primaria” consistía en agitar el espectro
de un complot internacional vinculando a Oswald con la URSS, con Cuba o con
esos dos países a la vez.
Esa amenaza fantasma sirvió para invocar el
peligro de un posible enfrentamiento nuclear, lo cual incitó al presidente
de la Corte Suprema de Estados Unidos Earl Warren y a otros responsables
políticos a aceptar la “fase secundaria” - la hipótesis también falsa (pero
mucho más inofensiva) de que Oswald asesinó al Presidente él solo. […]
El
relato primario […] fue expuesto primeramente y posteriormente desmentido
por la CIA. Michael Beschloss reveló que el 23 de noviembre a las 9 horas y
20 minutos, el director de la CIA John McCone informó al nuevo presidente
sobre los últimos sucesos.
Según las palabras de Beschloss, la,
'CIA tenía
información sobre los contactos extranjeros de Lee Harvey Oswald, el
presunto asesino [de JFK], que sugería [al Presidente Lyndon B. Johnson] que
Kennedy podía haber sido víctima de una conspiración internacional'." [26]
Hasta ahora, tanto los relatos primarios como los secundarios han ocupado un
lugar central en el tratamiento del 22 de noviembre por parte de los medios
dominantes.
Sin embargo, esos medios prácticamente han excluido los análisis
independientes que consideran ese asesinato como un acontecimiento profundo.
Muchos observadores han olvidado el hecho que después del 19 de abril
también hubo un proceso en dos fases. Inmediatamente después del atentado, y
también un poco más tarde, se produjo la difusión de cierto número de
relatos.
Estos vinculaban a Timothy McVeigh y Terry Nichols con varios
iraquíes así como con otros individuos originarios del Medio Oriente.
Entre
las personas mencionadas se hallaba Ramzi Yusef, el fugitivo autor del
atentado con bomba de 1993 contra el World Trade Center (quien también
utilizó una bomba fabricada con nitrato de amonio [ANFO] en una camioneta de
marca Ryder). [27]
El presidente Clinton y Richard Clarke, su coordinador
para el contraterrorismo, confirmaron que el 19 de abril se habló de varios
de esos relatos en una reunión del Grupo de Seguridad Antiterrorismo
(Counterterrorism Security Group). [28]
Tanto Clinton como Clarke dijeron
también que habían descartado aquellas versiones porque pensaban que se
trataba de un complot local de menor envergadura ejecutado por los dos
culpables ya mencionados: Timothy McVeigh y Terry Nichols.
Sin embargo, los
relatos que mencionaban una implicación del Medio Oriente, atribuidos a
veces a fuentes gubernamentales, siguieron apareciendo en los medios de la
prensa dominante, como CBS, NBC y el New York Times. [29]
En el mismo momento, Jayna Davis, periodista de la NBC en Oklahoma City,
puso todo su empeño en las búsqueda de indicios de un complot local iraquí y
los reunió en su libro The Third Terrorist (El tercer terrorista).
Sus
pruebas, del orden de la "fase primaria" estaban centradas en la búsqueda
inicial de un sospechoso anónimo designado como John Doe #2. Esa búsqueda,
que se suspendió rápidamente, había sido emprendida a raíz de una alerta
cursada a todas las unidades. Posteriormente, el miembro del Congreso Dana Rohrabacher utilizó la investigación de Jayna Davis en la elaboración de un
informe al Congreso. [30]
En el plano institucional, Richard Clarke escribió que, además de la Antiterrorism Act, el atentado de Oklahoma City provocó una profusión de
Directivas de Decisión Presidencial de carácter interno (PDD, siglas de
Presidential Decision Directive), que él mismo redactó.
Una de ellas buscaba
corregir una falla de seguridad en la respuesta a aquel atentado.
Otra
directiva le confería [al propio Clarke] más amplios poderes en materia de
lucha contra el terrorismo, incluyendo su nuevo título de Coordinador
Nacional de Seguridad, Protección de la Infraestructura y Antiterrorismo.
Otras dos directivas - la PDD 62 y sobre todo la PDD 67
- preveían instaurar
lo que él llamó "un sistema de mando y control [más] robusto" para,
"nuestro
programa de Continuidad del Gobierno [COG]". Según Clarke, "se había
autorizado el desmantelamiento [de la COG] cuando desapareció la amenaza de
un ataque nuclear soviético". [31]
Esas palabras nos recuerdan el artículo de Tim Weiner publicado en el New
York Times en abril de 1994.
Según Weiner, en la época postsoviética del
presidente Clinton,
"el Proyecto Juicio Final […] tal como se conocía" había
sido desmantelado ya que se habían disipado "las tensiones nucleares" de la
guerra fría [32].
En otras palabras, el presidente Clinton había previsto poner fin al
Proyecto Juicio Final, dirigido por un comité extragubernamental secreto que
incluía a Donald Rumsfeld y Dick Cheney, quienes no ejercían en aquel
momento ninguna función gubernamental.
Pero Richard Clarke utilizó el
atentado de Oklahoma City para justificar que se mantuviera ese programa,
incluso reforzándolo y poniéndolo bajo su propio control.
Según el autor Andrew Cockburn, se había encontrado un nuevo blanco:
"A pesar de que los ejercicios continuaron bajo la era Clinton, con un
presupuesto anual de más de 200 millones de dólares, los ya desaparecidos
soviéticos fueron reemplazados por terroristas […] Hubo además otros cambios.
Anteriormente, los especialistas seleccionados para dirigir el “gobierno de
la sombra” habían sido escogidos en el conjunto del espectro político, tanto
demócratas como republicanos.
En lo adelante, dentro de los bunkers, [Cheney
y] Rumsfeld se [verían] en compañía de sus simpatizantes políticos, ya que
la lista de “jugadores” se componía casi exclusivamente de halcones
republicanos.
'Era una manera de que aquella gente se mantuviese en contacto.
Se reunían, hacían ejercicio y hablaban mal de la administración Clinton, lo
peor posible', según me reveló un ex oficial del Pentágono que conocía el
fenómeno directamente. 'Podía decirse que era un gobierno secreto en espera
de su momento'." [33]
Por supuesto, el hecho de que el 19 de abril fuese seguido de un refuerzo
del Proyecto Juicio Final no basta para confirmar mi tesis, según la cual
ese programa de la COG fue un factor determinante en la planificación y
ejecución de los acontecimientos profundos estructurales en Estados Unidos.
[34]
Pero mi descripción de esos casos permite observar otras
características recurrentes, que vuelven a aparecer en el caso de Oklahoma City.
El primer atentado contra el World Trade Center, en 1993
La primera de ellas es el papel central atribuido a culpables designados en
las versiones oficiales de esos acontecimientos, cuando se sabe que eran muy
probablemente informantes del gobierno o agentes dobles. [35]
El ejemplo más
reciente que más se ha documentado es quizás la utilización y la protección,
por parte del gobierno de Estados Unidos, de Ali Mohamed, un importante
cuadro de al-Qaeda que operaba como doble agente en el seno de esa
organización.
Esa protección le permitió entrenar a varios de los autores
del atentado cometido en 1993 contra el World Trade Center, con el uso de un
camión-bomba y contribuir posteriormente a la planificación del atentado con
bomba contra la embajada de Estados Unidos en Kenya. [36]
En la edición de mi libro The War Conspiracy correspondiente al año 2008,
sugerí la posibilidad de que Lee Harvey Oswald y otros culpables designados
del 11 de septiembre de (Ali Mohamed, Nawaf al-Hazmi y Khaled al-Mihdhar)
hayan sido en realidad agentes dobles que trabajaban para una agencia del
gobierno estadounidense, como el FBI o la inteligencia militar (DIA, siglas
de Defense Intelligence Agency). [37]
Otros autores han sugerido que Oswald
era cuando menos un informante del FBI y Lawrence Wright escribió en The New
Yorker que al ocultar al FBI los nombres de al-Hazmi y de al-Mihdhar,
"la
CIA también pudo haber protegido una operación en el extranjero y, por lo
tanto, temer que el FBI revelara [esa operación]". [38]
En ese contexto, mientras miraba el documental A Noble Lie, vi con gran
interés la hipótesis según la cual Timothy McVeigh, el principal culpable
designado del 19 de abril, pudiera ser también un informante o un doble
agente que trabajaba para el US Army. [39]
Por supuesto, esa hipótesis aún
no ha sido demostrada, pero el documental aporta pruebas que la corroboran.
El atentado de Oklahoma City
y la operación PATCON
Lo que sí es seguro es que McVeigh - al igual que Oswald, al-Hazmi y al
Mihdhar - se movía en un medio de informantes identificados y/o agentes
dobles, que participaban en una importante operación secreta.
En el caso de
Oswald y de los dos sauditas, esta particularidad pudiera explicar por qué
el gobierno de Estados Unidos se dedicó continuamente a ocultar hechos
cruciales sobre ellos, tanto antes como después de los crímenes que se les
imputan, ocultamientos que incluso prosiguen actualmente. [40]
En 2005, el excelente investigador John M. Berger descubrió que, en los años
1990, el FBI realizó una importante operación de contraespionaje, bautizada
PATCON (por "Patriot-conspiracy").
En aquel marco, el FBI había investigado
sobre el medio de Timothy McVeigh.
Se trataba de la ultraderecha armada, a
la que Berger describió de la siguiente manera:
"un conjunto muy heterogéneo de activistas y extremistas de derecha,
racistas, ultralibertarios y/o partidarios de las armas, quienes, al cabo de
los años, encuentran una causa común en sus temores y sospechas sobre el
gobierno federal.
Aunque los agentes infiltrados [del FBI] se reunieron con
algunos de los peores elementos de ese movimiento, su trabajo nunca condujo
ni a un solo arresto. Cuando apareció McVeigh en medio de aquella
investigación, en 1993, nadie se fijó en él." [41]
La operación PATCON prestó mucha atención a un antiguo pilar de la red
ilegal de Oliver North, que había sido utilizada para proveer armas a los
Contras en Nicaragua.
Se trataba de Tom Posey y de su grupo paramilitar, la
CMA (siglas de Civilian Material Assistance).
Según Paul de Armond, aquella
organización había comenzado sus actividades en los años 1980 como,
"complemento
del Ku Klux Klan de Alabama". [42]
La CMA participó primeramente en el
esfuerzo de aprovisionamiento de la DIA a los Contras, tarea que pasó
después a las manos de Oliver North.
Las patrullas "benévolas" [En el
sentido de “no remuneradas” - NdT] de esa organización contra los
inmigrantes clandestinos en la frontera de Arizona convencieron al entonces
congresista John McCain para que ocupara un puesto en su consejo de
administración. [43]
Sin embargo, en el periodo post Reagan,
"Posey era un
comerciante de armas muy conocido en el mercado negro, sospechoso de tener
fuentes de contrabando en varias bases del US Army", según los
investigadores de PATCON. [44]
Tanto en el asesinato de JFK como en el 11 de septiembre me parece evidente
que las disimulaciones posteriores a esos complots se deben a que fueron
hábilmente planificadas para quedar englobadas en operaciones clandestinas
autorizadas, de manera que se mantuviesen en secreto después de los hechos.
El importante ensayo sobre la operación PATCON que publicó
John Berger en
Foreign Policy no sugiere en ningún caso la existencia de algún vínculo
entre el plan de McVeigh y esa operación del FBI.
Sin embargo, en un momento
de su investigación, Berger señala que Dennis Mahon, socio de McVeigh y
también blanco importante de PATCON,
"se convertirá en una figura célebre en los medios que proclaman la
superioridad de la “raza blanca” y fue condenado en febrero [de 2005] por el
envío de un paquete postal explosivo a un dirigente de la diversidad en el
Estado de Arizona en 2004.
A raíz de su arresto, durante el año 2009, Mahon
dijo a su compañero de celda que él era “el tercer anónimo en la
investigación sobre el bombazo de Oklahoma City”."
En otras palabras, Dennis Mahin se identificó a sí mismo como John Doe #2.
En su sitio web Intelwire.com, Berger escribió que,
"Mahon [declaró] haberse
codeado con McVeigh en el pasado".
Berger deduce de eso que,
"partiendo de
esos comentarios y de ciertas informaciones, es por lo menos plausible que
Mahon haya estado implicado en el atentado [de Oklahoma City]". [45]
"La
otra prueba" que menciona Berger es el testimonio de Carol Howe, informante
de la ATF [Agencia de Alcohol, Armas de Fuego y Tabaco, siglas en inglés - NdT.] dado a conocer primeramente por
Jayna Davis y posteriormente por el
congresista Dana Rohrabacher.
Según ese testimonio,
"Mahon habló de cometer
atentados con bombas contra edificios federales [antes del 19 de abril]. […]
[Además,] viajó 3 veces a Oklahoma City [con Andre Strassmeir, un contacto
de Timothy McVeigh]." [46]
Mahon ha sido descrito como un hablador con tendencia a la autoglorificación.
A pesar de todo, es evidente que las nuevas pruebas que se han conocido a
raíz de la investigación PATCON deberían inducirnos a estudiar mejor el
contexto del atentado de Oklahoma City.
En efecto, sólo algunos iniciados
estaban al tanto de esa operación secreta, realizada por el FBI entre 1991 y
1993.
¿Fue el atentado de Oklahoma City una
"encerrona que salió mal"?
Aunque la operación PATCON terminó oficialmente en 1993, sus expedientes nos
han permitido saber que numerosos informantes del FBI residían
permanentemente en la comunidad de Elohim City, Oklahoma.
Es muy probable
que entre ellos se encontrasen no sólo Carol Howe sino también Andre
Strassmeir, el contacto de Timothy McVeigh anteriormente mencionado.
[47]
La
falta de respuesta de las autoridades a los informes sobre un proyecto de
atentado con bomba fortalece la hipótesis - emitida en el documental A Noble
Lie - de que el complot del 19 de abril pudo haber sido inicialmente una
trampa policial en contra sus autores.
Su mortífero desenlace parece el
resultado de una "encerrona que salió mal".
De confirmarse esta hipótesis, la similitud entre el 19 de abril y el primer
atentado contra el World Trade Center, en 1993, resultaría mayor aún.
Según
el relato oficial, aquel ataque también fue planificado por un grupo
terrorista ya penetrado por el FBI, grupo que también utilizó una bomba de ANFO en una camioneta alquilada marca Ryder. Este vehículo también fue
identificado gracias a su número de identificación vehicular (NIV),
encontrado en un fragmento metálico. [48]
Veamos lo que reportó el New York Times, después del atentado de 1993,
basándose en grabaciones de interrogatorios entre un informante y su
contacto del FBI:
"Se reveló a los funcionarios de las fuerzas del orden [el FBI] que varios
terroristas estaban preparando una bomba, que fue finalmente utilizada
contra el World Trade Center.
Se consideró [la posibilidad de] contrarrestar
a los malhechores sustituyendo secretamente los explosivos por un polvo
inofensivo, declaró un informante después del atentado.
Este [informante]
supuestamente debía ayudar a los malhechores a fabricar la bomba y les
proporcionaría la pólvora falsa, pero aquel plan fue anulado por un
supervisor del FBI que tenía otras ideas sobre la manera de utilizar al
informante, [llamado] Emad A. Salem." [49]
Ese relato del New York Times sobre el atentado de 1993 contra el World
Trade Center describe claramente un proyecto terrorista eficazmente
penetrado por el FBI y que, por una razón desconocida, tuvo de todas formas
un trágico desenlace.
Un solo caso de operación de penetración "que salió
mal" en 1993 puede atribuirse a la confusión, a la incompetencia burocrática
o a la dificultad de determinar el momento en que las fuerzas del orden
disponen ya de suficientes pruebas para justificar los arrestos.
La
repetición de esa catástrofe 2 años más tarde ya debe llevarnos a tratar de
saber si aquel mortífero desenlace no fue en realidad el resultado que
realmente se esperaba obtener.
Ante la inacción gubernamental que antecedió los hechos del 11 de septiembre
- a pesar de que la CIA conocía a los presuntos secuestradores aéreos - el
atento estudio de esos asesinatos en masa refuerza la necesidad de la
denuncia ante la Corte Penal Internacional que propone el juez [italiano]
Ferdinando Imposimato (actual presidente honorario de la Corte de Casación
italiana).
Según [Imposimato], el 11 de septiembre fue "una repetición de la
“estrategia de la tensión” que la CIA aplicó en Italia" entre los años 1960
y 1980. [50]
A pesar de todo, puedo entender que para una mayoría de
estadounidenses sea a la vez difícil y doloroso enfrentar la idea de que la
Historia de su país haya sido manipulada y desestabilizada a escala
sistémica por fuerzas desconocidas, como sucedió en Italia hace medio siglo.
Pero a medida que profundizo mis investigaciones, sigue fortaleciéndose mi
convicción de que hay que tomar en cuenta el veredicto del juez Imposimato.
Por otro lado, si la analogía italiana es aplicable a Estados Unidos, la
apreciación de que el 11 de septiembre fue "una repetición de la “estrategia
de la tensión” aplicada […] en Italia" nos conduce a una interrogante
todavía más amplia sobre el conjunto de acontecimientos profundos
estructurales aquí estudiados, en particular en cuanto a los atentados con
bombas de 1993 y 1995.
¿Eran esos acontecimientos resultado de una misma
estrategia de la tensión permanente?
Es demasiado pronto para contestar esa
pregunta.
Pero podemos al menos observar que los atentados de 1993 y 2001
contra el World Trade Center muestran las características de un origen
común, a la vez fuera del gobierno (el presunto "cerebro" Khaled Cheikh Mohammed y
el informante Ali Mohamed) y potencialmente en el seno mismo del aparato
estatal, a la luz de las disimulaciones persistentes y complementarias
alrededor de ambos casos. [51]
Por el contrario, y de forma previsible, todos los acontecimientos profundos
estructurales que he analizado hasta este momento son tratados en los medios
dominantes como acciones de marginales exteriores al gobierno - un "loco
aislado" como Lee Harvey Oswald o un "lobo solitario" como Timothy McVeigh.
Los puntos comunes, que ya he presentado, entre esos acontecimientos
sugieren la necesidad de un análisis diferente.
Dicho de otra manera,
algunos iniciados - entre ellos responsables de los servicios de inteligencia
y otros funcionarios gubernamentales - al igual que personas exteriores - incluyendo
informantes y agentes dobles - deben ser considerados como responsables de la
repetida concepción de complots que, debido a sus conexiones con operaciones
clandestinas aprobadas por el Estado, no serán dados a conocer por las
autoridades.
Mi análisis identifica a esos iniciados como miembros de un medio, informe y
no estructurado pero que perdura, que vincula a las redes secretas que se
mueven dentro del aparato del Estado con otras poderosas fuerzas dentro de
nuestra sociedad.
A pesar de mis propias reticencias iniciales, al no hallar
una expresión más apropiada acabé decidiéndome a denominar ese medio como el
"Estado profundo". [52]
Sin embargo, como ya señalé anteriormente al
referirme a Italia, no considero que ese concepto pueda explicar esos
misteriosos crímenes. El "Estado profundo" designa sin embargo un medio
sobre el cual habría que investigar mucho más.
Un análisis alternativo
de los acontecimientos profundos
Los Crímenes del Estado contra la Democracia (CED)
Ahora voy a comparar mi propio análisis con otras dos lecturas diferentes.
La primera es la noción de "gobierno secreto", presentada en 1987 por Bill Moyers en un importante programa de televisión del canal PBS. [53]
Aquel programa subrayaba, con toda razón, el peligroso aumento del poder de
las agencias clandestinas - principalmente de la CIA - a partir [de la
proclamación] de la National Security Act de 1947.
Aquel programa de
televisión analizaba principalmente los crímenes del Irángate para mostrar
así qué es un gobierno secreto, que escapa a las restricciones legales y a
todas las demás limitaciones jurídicas que imponen la Constitución y el
Estado público.
Según lo dicho en el programa de Moyers,
"El Gobierno Secreto es una compleja red de
complicidades en la que se reúnen funcionarios, espías, mercenarios, ex
generales, oportunistas y grandes patriotas. Por diferentes razones,
esos individuos operan fuera de las instituciones legítimas del
gobierno."
En otras palabras, aquel programa se refería a "la Empresa".
Se trata de la
operación que utilizaron Oliver North, sus respaldos externos y sus aliados
del buró ejecutivo Eisenhower para montar el tráfico conocido como Irán-Contras,
así como otras políticas violatorias de la ley y/o las directivas del
Congreso. Como ya he demostrado en otros trabajos, Oliver North utilizó la
red antiterrorista de crisis llamada Flashboard para concretar aquellas
políticas.
En sus inicios, aquella costosa red se había creado en el marco
del Proyecto Juicio Final [54]. Al actuar de esa manera, North "cubría" su
operación ya que llevaba a cabo su programa ilícito y criminal a través de
aquella red secreta autorizada, [utilizándola] fuera del marco que había
sido asignado a aquel instrumento.
En 1987, aquel análisis logró llegar a darse a conocer a través de la
televisión porque una parte del gobierno de Estados Unidos estaba en guerra
con la otra parte.
Aquel conflicto interno enfrentaba al director de la CIA
William Casey no sólo con el Congreso sino también con oficiales de alto
rango en el seno de la propia CIA. [55]
El programa de Moyers era parte de
una serie de filtraciones de iniciados y de revelaciones de los medios
dominantes sobre la operación no registrada bautizada "Enterprise". Oliver
North - teniendo en segundo plano al director de la CIA William Casey - había
utilizado esa operación para violar las leyes y políticas oficiales.
[56]
En
resumen, el desafío de Tom Moyers a los "guerreros" de Cassey y de North
correspondía a los objetivos de la CIA tradicional (y de sus patrocinadores
habituales, o sea los "comerciantes" de Wall Street. [57]
No resulta por lo tanto sorprendente que aquel programa no abordara ni el
papel del vicepresidente Bush - quien era entonces el superior de Oliver
North - ni los intereses que podían llevar a las transnacionales a promover
las operaciones clandestinas de
la CIA en todo el mundo (como, por ejemplo,
la operación - mucho más importante - que la CIA estaba realizando en
Afganistán en los años 1980).
Lo principal es que tampoco se dijo en aquel
programa de televisión ni una palabra sobre la planificación de la "suspensión
de la Constitución de Estados Unidos", desarrollada por el propio Oliver
North en el marco del Proyecto Juicio Final, aunque ese plan había sido
mencionado brevemente durante las audiencias sobre el Irángate, en 1987.
[58]
Al guardar silencio sobre ese proyecto, los realizadores de aquel
programa de televisión cometieron el error de no mencionar la planificación
permanente que, en mi opinión, permitió concretar los planes de la COG a
través
del 11 de septiembre y de la Patriot Act.
En resumen, el ataque de Moyers contra el gobierno secreto se limitaba en gran parte a lo que ya se
sabía. Así que Moyers no se aventuró a entrar en el terreno de la política
profunda.
Más recientemente, el profesor Lance deHaven-Smith propuso el concepto de
Crímenes de Estado contra la Democracia (CED o
SCAD [siglas en inglés] de
State Crimes Against Democracy).
Algunos de mis amigos han retomado ese
concepto dentro del movimiento por la verdad sobre el 11 de septiembre,
entre ellos Peter Phillips y Mickey Huff.
El profesor deHaven-Smith
clasifica como CED,
"acciones o inacciones concertadas entre miembros del
gobierno [,] destinadas a manipular los procesos democráticos y a sabotear
la soberanía popular". [59]
Una de las grandes ventajas de la hipótesis de los CED es que,
contrariamente a lo que ha sucedido con mi trabajo, varias revistas
académicas han hablado de ella - rompiendo así una especie de "barrera del
sonido".
Pero la expresión "crímenes de Estado" me plantea un problema. Por
un lado, yo diría que el Estado, o algunos de sus componentes, son a menudo
víctimas de los acontecimientos profundos, como el 19 de abril y el 11 de
septiembre.
Por otro lado, yo veo fundamentalmente al Estado como un garante
de la democracia y no sólo como un enemigo de ella.
Estoy de acuerdo con el hecho que algunos miembros del gobierno desempeñan,
en efecto, un papel importante en esos acontecimientos e incluso he
analizado a algunos en los párrafos anteriores. Pienso, sin embargo, que es
engañoso atribuir esos crímenes al Estado en su conjunto.
En efecto, si un
empleado de banco abre la puerta a un grupo de asaltantes, el resultado será
un asalto, pero no realizado por el banco aunque puede calificarse de "complot interno".
El análisis de los CED es mucho más útil y complejo de lo que puedo explicar
aquí y seguiré aprendiendo de quienes lo desarrollan.
Pero esta teoría no
tiene que ver con la política profunda. La lista de CED elaborada por el
profesor deHaven-Smith incluye "las guerras secretas en Laos y Cambodia" que,
más que acontecimientos, son dos decisiones políticas sobre las que sabemos
que fueron tomadas en la Oficina Oval de la Casa Blanca.
Aunque en aquella
época eran operaciones clandestinas y más que seguramente ilegales, nada
tenían de misteriosas cuando se dieron a conocer. Por su naturaleza no eran
verdaderamente "profundas".
En mi opinión, la presentación de los CED como una lucha entre el Estado y
la democracia simplifica demasiado ambos conceptos y subestima sus
contradicciones internas, contrariamente al programa de televisión de Bill
Moyers.
Después de todo, la democracia es una forma de Estado en la que la
libertad y las prerrogativas del pueblo están constitucionalmente
garantizadas por las autoridades estatales (o por lo que yo llamo el Estado
público). Al menos uno de los CED analizados por el profesor deHaven-Smith - el asesinato de JFK
- debería ser considerado más lógicamente como un crimen
perpetrado en contra del Estado, más que por el Estado.
Peter Phillips y Mickey Huff parecen reconocer ese problema. Ellos no
incluyen el asesinato de JFK en su lista de CED. [60]
Sin embargo, esa
omisión da lugar a una distinción artificial entre ese homicidio y otros
acontecimientos profundos - como los asesinatos de Martin Luther King y de
Robert Kennedy - que son, en mi opinión, síntomas de un mismo síndrome.
En resumen, estoy convencido de la importancia crucial de una distinción que
no aparece en el análisis de los CED.
Se trata de la diferencia entre el
Estado público - ostensiblemente dedicado a favorecer el bienestar, los
derechos y las prerrogativas del pueblo - y esa banda de poderes no oficiales
que se mueven tanto dentro como fuera del gobierno, lo que de forma poco
hábil he llamado el Estado profundo.
A lo largo de medio siglo, este ha
venido debilitando el poder civil progresista y persuasivo. Poco a poco ha
ido reemplazándolo por un poder violento, autónomo, extraconstitucional e
irrestricto.
Mi última objeción al análisis de los CED es de carácter práctico.
En efecto,
si el Estado es el autor de esos crímenes, el trabajo de los críticos debe
consistir en movilizar contra él a la opinión pública. Lo cual hace el juego
a las políticas libertarianas de quienes - como Alex Jones y otros ardientes
defensores de la Segunda Enmienda - sienten una profunda desconfianza hacia
el Estado público en su conjunto y no sólo hacia sus agencias clandestinas.
El análisis del profesor deHaven-Smith no implica solamente a estas últimas
sino a todo el gobierno de los Estados Unidos, y quizás incluso a los
tribunales en particular.
(En respaldo a esa acusación señala el acto
inhabitual de la Corte Suprema que, en 2000, puso a George W. Bush en la
presidencia, con 5 votos a favor y 4 en contra.)
Sin embargo, una estrategia cuyo objetivo es atacar al Estado en su conjunto
me parece un ejemplo de política derrotista. Sobre ese aspecto podemos
aclarar, una vez más, nuestras ideas mediante el estudio de la estrategia de
la tensión aplicada en Italia, que constituye una tenebrosa historia de
terrorismo ciego con un desenlace más feliz.
En efecto, los atentados con
bombas perpetrados en Italia dejaron de producirse, después del atentado de
la estación de Bolonia, en 1980.
Este cese de la violencia se debió a una
serie de investigaciones enérgicas y valientes, realizadas primeramente por
periodistas, después por comisiones parlamentarias y, finalmente, por los
tribunales como el que dirigió el juez Imposimato, que también investigó el
asesinato del primer ministre italiano Aldo Moro y el intento de asesinato
contra el papa Juan Pablo II.
No fue fácil lograr el triunfo de la verdad
ante la violencia. Periodistas, parlamentarios y por lo menos un juez lo
pagaron con la vida. Pero fue una clara victoria de algunos contrapoderes
oficiales contra una parte del Estado.
El ejemplo italiano demuestra que las fuerzas oscuras que se mueven tras una
estrategia de la tensión no son invencibles.
Sugiere también que, para
vencer al Estado profundo, la sociedad civil tendrá que aliarse a los
sectores del Estado que pudieran ser finalmente movilizados para favorecer
la búsqueda de la verdad.
Si este ensayo contribuye a que se alcance ese objetivo, ello querrá decir
que otras personas habrán seguido las pistas investigativas definidas en
este trabajo. No pretendo llegar a comprender yo solo la verdad sobre esos
acontecimientos profundos estructurales.
Pero sí espero haber logrado
señalar algunas de las direcciones que deberían seguir las futuras
investigaciones.
Referencias
-
Peter Dale
Scott, "El
“Proyecto Juicio Final” y los eventos profundos: el asesinato de
JFK, el Watergate, el Irangate y el 11 de septiembre", Red
Voltaire, 26 de enero de 2012.
-
Daniele
Ganser,
Les Armées Secrètes de l’OTAN: Réseaux Stay Behind, Opération Gladio
et Terrorisme en Europe de l’Ouest (Éditions Demi-Lune,
Plogastel-Saint-Germain, 2011 [segunda edición]); Philip Willan,
Puppetmasters: The Political Use of Terrorism in Italy
(Constable, Londres, 1991).
-
Vincenzo
Vinciguerra, "Strage
di Piazza Fontana spunta un agente USA", La Repubblica,
11 de febrero de 1998.
-
"Secret
agents, freemasons, fascists… and a top-level campaign of political
“destabilisation”", The Guardian, 5 de diciembre de 1990;
citado en Daniele Ganser,
Les Armées Secrètes de l’OTAN, pp.30-31.
-
Ganser,
ibidem, pp.179-207, pp.307-32.
-
Peter Dale
Scott,
La Route vers le Nouveau Désordre Mondial (50 ans d’ambitions
secrètes des États-Unis) (Éditions Demi-Lune, Paris, 2010),
p.254. Cf. Ganser,
Les Armées Secrètes de l’OTAN, p.29.
-
Ganser,
Les Armées Secrètes de l’OTAN, p.54, citando El País,
26 de noviembre de 1990.
-
Tunander, "The
War on Terror", p.164.
-
Cf. Peter
Dale Scott,
La Machine de guerre américaine: La politique profonde, la drogue,
la CIA, l’Afghanistan… (Éditions Demi-Lune, Plogastel-Saint-Germain,
2012), p.62: "En febrero de 1989, el fiscal especial italiano
Domenico Sica afirmó que la responsabilidad de ciertos atentados en
la anterior década era de la mafia –lo que yo llamo la conexión
narcótica global […]".
-
Ganser,
Les Armées Secrètes de l’OTAN, pp.179-207, pp.307-32.
-
Scott Shane,
"C.I.A.
Is Still Cagey About Oswald Mystery", New York Times, 16
de octubre de 2009. Para mi análisis de las profundas similitudes
entre el 22 de noviembre y el 11 de septiembre, ver Peter Dale
Scott, The War Conspiracy: JFK, 9/11, and the Deep Politics of
War (The Mary Ferrell Foundation, Ipswich, MA, 2008), pp.341-96.
-
Ver Casa
Blanca, "Message
from the President Regarding the Continuation of the National
Emergency with Respect to Certain Terrorist Attacks", 11 de
septiembre de 2012.
-
Sobre mi
utilización ambivalente de la expresión "Estado profundo",
ver Scott,
La Machine de guerre américaine, pp.48-49.
-
Para una
introducción a ese documental, ver "A
Noble Lie: Oklahoma City 1995 with James Lane and Chris Emery",
Alex Jones Channel, 16 de diciembre de 2011.
-
General
Benton K. Partin, carta a los miembros del Congreso, 17 de mayo de
1995; citado en David Hoffman,
The Oklahoma City Bombing and the Politics of Terror (Feral
House, Los Angeles, 1998). Samuel Cohen, otro experto en explosivos,
escribió a un miembro del Congreso estadounidense que "hubiese
sido absolutamente imposible –y contrario a las leyes de la
naturaleza– que un camión cargado de fertilizante y gasolina hiciese
caer el edificio […] sea cual sea la cantidad [de esos productos
explosivos]" (ibidem). El camión portador de una bomba
[fabricada con nitrato de amonio que explotó frente a la oficina del
primer ministro noruego parece corroborar las hipótesis de Partin y
Cohen. En efecto, la bomba utilizada por Breivik rompió cristales
pero no causó ningún daño estructural al edificio.
-
9/11: Explosive Evidence – Experts Speak Out, documental
realizado por la asociación AE911Truth, transmitido el 16 de
septiembre de 2012 por el canal de televisión estadounidense PBS
Ver aquí una presentación de ese documental en el sitio web de la
asociación ReOpen911; Cf.
William Christison (ex alto responsable de la CIA, "Stop
Belittling the Theories About September 11",
Dissident Voice, 14 de agosto de 2006: Los edificios del
World Trade Center fueron "muy probablemente destruidos por
cargas [explosivas] de demolición controlada instaladas dentro de
los edificios".
-
Charles
Doyle, "Antiterrorism
and Effective Death Penalty Act of 1996: A Summary",
Federation of American Scientists, 3 de junio de 1996. En un
memorándum de diciembre del año 2000, Richard Clarke confirmó que
esa ayuda provenía en aquel entonces del "Centro de
Contraterrorismo de la CIA [CTC] y del Programa Antiterrorista [del
Departamento de Estado] (ATA)".
-
Peter Dale
Scott, "La
CIA, el 11 de septiembre, Afganistán y el Asia Central", Red
Voltaire, 28 de septiembre de 2012; citando a Anthony Summers y
Robbyn Swan, The Eleventh Day (Ballantine Books, New York,
2011), p.396.
-
Scott, "La
CIA, le 11-Septembre, l’Afghanistan et l’Asie centrale: Le lancement
de la guerre de terreur des États-Unis". Esa retención de
información tiene un importante precedente en 1963. Se trata de la
obstrucción que la CIA organizó en contra del FBI. En efecto,
durante las semanas que antecedieron el asesinato de JFK, la CIA
ocultó al FBI gran cantidad de información fundamental sobre Lee
Harvey Oswald.
-
Peter Dale
Scott, Deep Politics and the Death of JFK, p.280; citado en
Scott, "El
“Proyecto Juicio Final” y los eventos profundos: el asesinato de JFK,
el Watergate, el Irangate y el 11 de septiembre".
-
Church
Committee, "Report,
Book III – Supplementary Detailed Staff Reports on Intelligence
Activities and the Rights of Americans", p.682.
-
Nate Jones,
"Document
Friday: “Garden Plot”: The Army’s Emergency Plan to Restore “Law and
Order” to America", National Security Archive, 11 de agosto de
2011.
-
Public
Law 90-331 (18 U.S.C. 3056); conversación en Peter Dale Scott,
Paul L. Hoch y Russell Stetler, The Assassinations: Dallas and
Beyond (Random House, New York, 1976), 443-46; citado en Scott,
"El
“Proyecto Juicio Final” y los eventos profundos: el asesinato de JFK,
el Watergate, el Irangate y el 11 de septiembre".
-
Agentes de
la DIA [Defense Intelligence Agency, la Agencia de
Inteligencia del Departamento de Defensa.] apoyaban al Secret
Service y, en aquella época, su número aumentaba drásticamente.
El Washington Star explicaría más tarde que "la importante
extensión de la búsqueda de información de inteligencia [por parte
del Ejército] […] no comenzó hasta después del asesinato a tiros del
reverendo Martin Luther King" (Washington Star, 6 de
diciembre de 1970; reimpreso en Federal Data Banks Hearings,
p.1728); citado en Scott, "El
“Proyecto Juicio Final” y los eventos profundos: el asesinato de JFK,
el Watergate, el Irangate y el 11 de septiembre".
-
George
O’Toole, The Private Sector (Norton, New York, 1978), p.145,
citado en Scott, Deep Politics and the Death of JFK,
pp.278-79; también citado en Scott, "El
“Proyecto Juicio Final” y los eventos profundos: el asesinato de JFK,
el Watergate, el Irangate y el 11 de septiembre".
-
Peter Dale
Scott, "Overview:
The CIA, the Drug Traffic, and Oswald in Mexico", History
Matters; citando a Michael Beschloss (director del libro,
Taking Charge: The Johnson White House Tapes, 1963-1964 (Simon &
Schuster, 1997), New York, p.22. Los relatos "primarios",
seguidos de desmentidos mediáticos "secundarios", han seguido
saliendo a la luz hasta el día de hoy. El más reciente fue la
publicación, en 2012, por el ex oficial de la CIA Brian Latell, de
una alegación proveniente de un informante según la cual Fidel
Castro sabía de antemano que JFK sería asesinado en Dallas (Brian
Latell, Castro’s Secrets: The CIA and Cuba’s Intelligence Machine
[Palgrave Macmillan, New York, 2012]).
-
"The
Iraq Connection", Wall Street Journal, 5 de septiembre de
2002; "Take
AIM: Jayna Davis on OKC Third Terrorist", AIM.org. Cf.
Dana Rohrabacher, Informe del Presidente de la Subcomisión de
Investigación y Supervisión de la Comisión de Relaciones
Internacionales de la Cámara de Representantes "The
Oklahoma City Bombing: Was There A Foreign Connection?", 26 de
diciembre de 2006.
-
Richard
Clarke, Against All Enemies: Inside America’s War on Terror
(Free Press, New York, 2004), pp.97-99.
-
Jim
Naureckas, "The
Oklahoma City Bombing: The Jihad That Wasn’t", Extra! (Fair.org),
julio-agosto de 1995.
-
Jayna Davis,
The Third Terrorist: The Middle East Connection to the Oklahoma
City Bombing (Thomas Nelson, Nashville TN, 2004); Dana
Rohrabacher, Informe del presidente de la Subcomisión de
Investigación y Supervisión de la Comisión de Relaciones
Internacionales de la Cámara de Representantes, "The
Oklahoma City Bombing: Was There A Foreign Connection?", 26 de
diciembre de 2006.
-
Clarke,
Against All Enemies, p. 167.
-
Tim Weiner,
"Pentagon
Book for Doomsday Is to Be Closed", New York Times, 17 de
abril de 1994. Citado en Scott,
La Route vers le Nouveau Désordre Mondial, p.260-61.
-
Andrew
Cockburn, Rumsfeld: His Rise, Fall, and Catastrophic Legacy (Scribner,
New York, 2007), p.88 ; citado en Scott,
La Route vers le Nouveau Désordre Mondial, p.261.
-
Scott, "El
“Proyecto Juicio Final” y los eventos profundos: el asesinato de JFK,
el Watergate, el Irangate y el 11 de septiembre".
-
En la
actualidad, a menudo observamos acontecimientos profundos que
implican a informantes. Mientras escribo estas líneas, los titulares
hablan de una ola de violencia en el mundo musulmán. Esa violencia
se desató a raíz de un largometraje islamofóbico especialmente
abyecto cuyos autores admiten que se trató de una provocación
deliberada (Sheila Musaji, "The
Tragic Consequences of Extremism", The American Muslim,
14 de septiembre de 2012). Posteriormente, no me sorprendió leer que
Nakoula Nakoula, uno de los responsables del largometraje, fue
también informante federal («Producer
Of Anti-Islam Film Was Fed Snitch", The Smoking Gun, 14
de septiembre de 2012). Como ya escribí en mi cuenta de Facebook,
"pienso que deberíamos evitar las conclusiones apresuradas ahora
que Nakoula Nakoula, uno de los que concibieron el film, resulta ser
un informante del gobierno. Pero esa información complica tanto las
bambalinas de ese supuesto “film amateur” que refuerza mi hipótesis
inicial; en otras palabras, puede tratarse de otro acontecimiento
profundo (correspondiente a la definición que explico en mi libro
La Machine de guerre américaine)."
-
Scott,
La Route vers le Nouveau Désordre Mondial, pp.213-225.
-
Scott,
The War Conspiracy, pp.355-56, pp.357-63 («Le rôle des agents
doubles"); Cf. Scott, Deep Politics and the Death of JFK,
pp.247-53, pp.257-60.
-
Ver de
Anthony Summers, Official and Confidential: The Secret Life of J.
Edgar Hoover (PocketBooks, New York, 1994), capítulo.29, n4; de
Harrison E. Livingstone, The Radical Right and the Murder of John
F. Kennedy (Trafford, Bloomington, IN, 2006), p.131 (Oswald); de
Lawrence Wright, "The
Agent", The New Yorker, 10-17 de julio de 2006, p.68; cf.
Wright, Looming Tower, pp.339-44 (al-Hazmi y al-Mihdhar).
-
Esa
hipótesis corresponde a otras características de McVeigh, típicas de
lo que yo había definido anteriormente como el estereotipo del
culpable designado. Una de esas características es la increíble
facilidad con la que McVeigh fue rápidamente arrestado, mientras
conducía un vehículo sin placas de inmatriculación. En 20008, yo
comparaba a Oswald con los presuntos secuestradores aéreos del 11 de
septiembre en el trabajo: "É" (Scott, The War Conspiracy,
pp.347-49). David Hammer, quien se hallaba en el corredor de la
muerte con McVeigh, escribió que este último le dijo repetidamente
que él era un agente federal infiltrado que estaba participando en
una operación tendiente a la localización de activistas de extrema
derecha. Ver, de David Paul Hammer, Deadly Secrets: Timothy
McVeigh and the Oklahoma City Bombing (AuthorHouse, Bloomington,
IN, 2010).
-
Jefferson
Morley y Michael Scott, Our Man in Mexico: Winston Scott and the
Hidden History of the CIA (University of Kansas Press, Lawrence,
Kansas, 2008) [sobre el 22 de noviembre]; Kevin Fenton,
Disconnecting the Dots (Trine Day, Walterville, OR, 2011) [sobre
el 11 de septiembre].
-
J.M. Berger,
"Patriot
Games: How the FBI spent a decade hunting white supremacists and
missed Timothy McVeigh", Foreign Policy, 18 de abril de
2012.
-
"Primeramente
creada por Tom Posey en el marco de la Civilian Military Assistance
(CMA), esa facción operaba como un ala clandestina de los Contras,
la red ilegal de la administración Reagan. La CMA de Posey comenzó
como un complemento del Ku Klux Klan de Alabama. Después empezó a
hacerse activa en el contrabando de armas hacia Centroamérica, con
el respaldo de una operación de la Agencia de Inteligencia del
Departamento de Defensa [DIA] [operación] designada “Yellow Fruit”.
Posteriormente se acusó a la CMA de haber violado la Neutrality Act
con sus actividades de tráfico de armas. Varios responsables del
equipo de North y de la administración Reagan participaron en el
juicio y las acusaciones acabaron siendo abandonadas por extrañas
razones. Según ellos, la Neutrality Act se aplicaba únicamente en
tiempo de paz, pero ellos consideraban que la operación de los
Contras era el equivalente de un estado de guerra formal." (Paul
de Armond, "Racist
Origins of Border Militias").
-
"John
McCain has worked with white racists before", Daily Kos,
12 de octubre de 2008. No he podido determinar si fue a Tom Posey a
quien David Koch nombró "Tesorero de sus ciudadanos por una
economía sana" (Treasurer of his Citizens for a Sound Economy).
Cf. "Tom
Posey, KKK, Koch Brothers, CSE".
-
J.M. Berger,
"Patriot
Games: How the FBI spent a decade hunting white supremacists and
missed Timothy McVeigh", Foreign Policy, 18 de abril de
2012.
-
John Berger,
"Witness
Mahon Claimed He Was Third Man in Oklahoma City Bombing",
Intelwire, 10 de enero de 2012.
-
Cf. Dana
Rohrabacher, Informe del Presidente de la Subcomisión de
Investigación de la Comisión de Relaciones Internacionales de la
Cámara de Representantes, "The
Oklahoma City Bombing: Was There A Foreign Connection?", 26 de
diciembre de 2006.
-
Sobre
Strassmeir y su papel de agente de inteligencia, ver por ejemplo el
informe de investigación preparado por el representante de Oklahoma
Charles Key en Comisión de Investigación sobre el atentado de
Oklahoma City, Final Report, pp.460-62; David Hoffman, The
Oklahoma City Bombing and the Politics of Terror (Feral House,
Venice City, CA, 1998), pp.121-47.
-
Athan
G. Theoharis, The FBI: A Comprehensive Reference Guide (Oryx
Press, Phœnix, AZ, 1999), p.94.
-
Ralph
Blumenthal, "Tapes
Depict Proposal to Thwart Bomb Used in Trade Center Blast",
New York Times, 28 de octubre de 1993.
-
"Top
Italian Judge Refers 9/11 to International Criminal Court",
Aangirfan, 11 de septiembre de 2012. En francés: "EXCLUSIF:
Un haut magistrat italien va dénoncer les USA devant le Tribunal
pénal international de La Haye: “Ils savaient pour le 11-Septembre”".
En español: "EXCLUSIVO: Alto magistrado italiano denunciará a
Estados Unidos ante el Tribunal Penal Internacional de La Haya: “Ellos
sabían [de antemano] lo del 11 de septiembre”", ReOpen911.info,
15 de octubre de 2011.
-
Scott,
La Route vers le Nouveau Désordre Mondial, pp.213-225.
Antes y después de 1993, al igual que antes y después de 2001, el
fiscal estadounidense Patrick Fitzgerald desempeñó un papel crucial
en el ocultamiento de la verdad. Scott, ibidem, p.214-15,
pp.218-23; Peter Lance, Triple Cross (Regan/HarperCollins,
New York, 2006), pp.219-23, pp.274-79, pp.298-301, pp.317-18,
pp.358-64, etc.
-
Scott,
La Machine de guerre américaine, pp.48-49.
-
Bill Moyers,
The Secret Government, PBS, 1987.
-
Peter Dale
Scott, "Northwards without North", Social Justice (verano de
1989); versión revisada: "North,
Iran-Contras, and the Doomsday Project: The Original Congressional
Cover Up of Continuity-of-Government Planning", Asia-Pacific
Journal: Japan Focus, 21 de febrero de 2011.
-
Ver, por
ejemplo: Tim Weiner, Legacy of Ashes (Doubleday, New York,
2007), pp.396-404; Scott y Marshall, Cocaine Politics,
pp.125-64 [Posey].
-
Las acciones
ilegales de Oliver North acabaron movilizando a célebres traficantes
de droga para respaldar a los Contras. Entre sus asociados más
dudosos se hallaba la CMA, el grupo paramilitar nacionalista de Tom
Posey. Esa organización se convirtió posteriormente en uno de los
principales blancos de la operación PATCON (Berger, "Patriot
Games").
-
Sobre la
distinción entre los comerciantes (traders) y los guerreros (warriors
o "prusianos"), ver Michael Klare, Beyond the “Vietnam
Syndrome” (Institute for Policy Studies, Washington, D.C, 1981);
Peter Dale Scott, "Korea
(1950), the Tonkin Gulf Incident, and 9/11: Deep Events in Recent
American History", The Asia-Pacific Journal: Japan Focus,
22 de junio de 2008.
-
Tengo una
experiencia personal al respecto: Durante una discusión sobre el
Irángate en un círculo de reflexión basado en Washington, los dos
productores del programa de Moyers me filmaron por largo tiempo. Una
semana antes de la transmisión del programa por el canal PBS, me
garantizaron que yo iba a aparecer en él. Pero al final lo único que
se vio de mi participación en aquella discusión fue mi antebrazo.
Fue lo que se vio en una extraña foto del grupo de participantes en
aquel círculo de reflexión, que estaban sentados alrededor de una
mesa de conferencias. En aquella época, mis investigaciones se
concentraban en las actividades de George Bush [padre] y de Oliver
North, de este último se sospechaba por entonces que había preparado
planes que incluían la "suspensión de la Constitución". Las
diferentes comisiones del Congreso, al igual que el programa
televisivo de Moyers, nunca investigaron esas actividades. Ver
Scott, "North,
Iran-Contra, and the Doomsday Project: The Original Congressional
Cover Up of Continuity-of-Government Planning", The
Asia-Pacific Journal: Japan Focus, 21 de febrero de 2011.
-
Lance
deHaven-Smith, "Beyond
Conspiracy Theory: Patterns of High Crime in American Government",
American Behavioral Scientist, p.53, p.796; citando a Lance
deHaven-Smith, "When
political crimes are inside jobs: Detecting state crimes against
democracy", Administrative Theory & Praxis, p.28 (3).
-
Peter
Phillips et Mickey Huff, "State
Crimes Against Democracy", Media Freedom International, 2
mars 2010.