- Uno de las temas que se ha planteado en la
Cumbre de jefes de Estado y de gobierno de CELAC-Unión Europea es el
tema del fomento y la seguridad jurídica de las inversiones,
¿que opina al respecto?
Cualquier persona que esté preocupada por las políticas públicas, la
justicia social y ambiental, los servicios públicos, la democracia, debe
saber que las inversiones capitalistas y neoliberales que se han ido
imponiendo a través de tratados bilaterales o tratados de libre comercio
son una gran amenaza para nuestros derechos universales y nuestros
derechos fundamentales.
La seguridad jurídica se refiere más bien a un
marco del derecho comercial internacional donde las actuaciones de las
grandes corporaciones transnacionales y los mercados financieros quedan
impunes, en cualquier situación de crímenes ambientales o sociales o
económicos estos derechos comerciales internacionales están por encima
de los derechos humanos.
Este es el marco de seguridad jurídica a los
que se refieren, o sea no tiene nada que ver con justicia sino que tiene
que ver con garantizar que los beneficios siempre estén garantizados
para las empresas privadas.
Esto demuestra que la agenda de la Unión
Europea y de muchos gobiernos neoliberales de América Latina está
claramente enfocada en defender los intereses privados de grandes
corporaciones, del capital privado, del capital transnacional, o sea
defiende a una minoría de la población mundial y nunca a las mayorías
que constitucionalmente deberían defender.
- Los movimientos sociales acusan a las
transnacionales de violar derechos humanos, de atentar contra los
derechos de la naturaleza, ¿esto es así?
Por supuesto, existe una evidencia muy clara e irrefutable de que la
mayoría de las corporaciones transnacionales, con el objetivo de tener
el máximo beneficio en el menor tiempo posible, tienen una enorme
cantidad de externalidades sociales y ambientales.
Y eso significa que
tienen que violar sistemáticamente derechos humanos para logar el
aumento de los beneficios, el incremento de su penetración en los
mercados nacionales y a nivel global.
Eso se ha demostrado en sentencias
de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, en diferentes juicios a
nivel nacional en los que se ha denunciado y juzgando a empresas.
Ya lo
denunciaba Salvador Allende en su discurso de diciembre de 1972 ante
las
Naciones Unidas que uno de los problemas fundamentales era el poder de
las corporaciones que no respondían a los intereses de ningún Estado
nacional en concreto, sino que
tenían su propia agenda e imponían una
serie de ajustes estructurales y cambios en las legislaciones muy
profundos, que tenían sus impactos en políticas de defensa, políticas de
guerra, políticas en relación a servicios públicos.
- A nivel de Naciones Unidas, el Pacto Mundial
promueve la autorregulación de las empresas transnacionales, ¿es
suficiente esta autorregulación?
No, ya desde los años setenta, en el marco de Naciones Unidas, se
buscaba un marco legal vinculante, lo que pasa es que la fuerza de los
Estados capitalistas y también el lobby de las grandes empresas han
hecho que este objetivo se elimine en Naciones Unidas, pero existían
grupos de trabajo e incluso propuestas como una Corte Penal
Internacional para juzgar crímenes económicos de las grandes
corporaciones.
Eso se dejó aparte y se fueron por Global Compact de
Kofi
Annan y otros engaños como el paradigma de la responsabilidad social
corporativa que es una pantomima, un lavado de cara de las empresas, y
también de las asociaciones y sindicatos que se dejan engañar o
voluntariamente han participado en estos esquemas y tienen que saber que
son corresponsables por los crímenes que cometen las corporaciones,
porque les avalan de cierta manera.
- Europa vive una crisis muy profunda, y en esas
circunstancias se da esta Cumbre Unión Europea-CELAC, ¿qué interés tiene
Europa respecto de América Latina?
Yo creo que la prioridad más grande de la Unión Europea es Asia.
Las
grandes inversiones se dirigen a China, India, Indonesia, Filipinas,
están viendo ahí una fuente de recursos naturales muy importante.
Oriente Medio para el abastecimiento de combustibles fósiles, y también
Asia central son fundamentales para la sobrevivencia del sistema
capitalista.
Pero América Latina tiene varios roles dentro del esquema
capitalista de la Unión Europea, tanto para el poder económico como
político.
Uno es el abastecimiento de recursos naturales. La economía
europea no funcionaría sin la provisión de todo tipo de recursos
naturales, combustibles fósiles y minerales.
El crecimiento económico y
toda la cadena productiva manufacturera, en un 90 por ciento, depende de
la importación de materias primas renovables y no renovables, de biomasa,
eso es tanto así que podríamos decir que sin la importación de materias
primas minerales habría un peligro para 271 millones de puestos de
trabajo, directos e indirectos, y gran parte de estas materias primas
minerales vienen de América Latina.
O sea, hay una relación de
dependencia enorme y ellos quieren,
-
con el concepto de seguridad
jurídica
-
con los tratados de libre comercio
-
con la estrategia europea
sobre materias primas,
...poner una tenaza a los Estados, de no permitir
restringir las exportaciones de materias primas hacia la Unión Europea.
- Además de materias primas, ¿qué otros intereses
tiene la Unión Europea?
Por ejemplo servicios financieros, los bancos, todo lo que son sectores
estratégicos:
agua, electricidad, transporte, infraestructuras, la
construcción es un sector emergente, donde hay empresas europeas
dominando en el mundo,
...y por lo tanto están muy interesados en buscar
los contratos públicos de los estados emergentes que tienen crecimiento
económico.
Por lo tanto hay más dinero público para las infraestructuras.
Y ahí recomendamos a los movimientos sociales aprender de nosotros, ver
cómo en los últimos 20, 30 años, hemos gastado billones de euros de
dinero público en grandes infraestructuras, que, con el fin del
capitalismo, basado en los combustibles fósiles y con la crisis
energética, van a quedar inútiles.
Grandes puertos, aeropuertos, trenes
de alta velocidad, autopistas, ahora se pretende construirlos en Brasil,
Chile, Argentina, infraestructuras de interconexión internacional, pero
el comercio internacional va a cambiar en los próximos veinte años, con
la crisis energética y la disminución del abastecimiento de petróleo el
comercio internacional ya no va ser el del 2007, va a disminuir y vamos
hacia capitalismos mucho más regionales, capitalismos de Estado como el
chino.
Entonces, ampliar el Canal de Panamá o crear estas nuevas
conexiones para el acceso al mercado mundial, de aquí a 20 años van a
quedar obsoletas y no van a dar tiempo ni siquiera para amortizar el
gasto público que se va a invertir ahí.
Otros intereses criminales de Europa en América Latina tiene que ver con
la enorme riqueza, la biodiversidad, todavía hay mucha naturaleza virgen
y ahí quieren crear los mercados de biodiversidad, los mercados de
carbono, lo que ellos llaman la “economía verde”, ese es un sector muy
lucrativo para las transnacionales.
Y finalmente todo lo que tiene que
ver con los agro-combustibles para el transporte motorizado en Europa,
gran parte de biomasa forestal para centrales térmicas, para la
producción de electricidad en base de biomasa, y también para la
ganadería industrial.
En realidad, hay una enorme transferencia de
biomasa de América Latina hacia Europa, de soja, por supuesto, que
significa una ocupación de 20 millones de hectáreas de tierra de Brasil
y Argentina, eso significa violación sistemática de los derechos a la
alimentación, al agua, a la vida, de las personas que son desplazadas en
Brasil y Argentina.
- Finalmente, las élites europeas y
latinoamericanas han hablado de una “alianza estratégica” entre las dos
regiones, desde los pueblos y desde los movimientos sociales, ¿qué tipo
de relacionamiento, de entendimiento se puede tener?
Llevamos años construyendo campañas muy concretas contra los tratados de
libre comercio, contra los tratados de inversiones, denunciando y
llevando a tribunales a empresas concretas que tiene que ver con
crímenes en América Latina.
Ahí tenemos que seguir construyendo una
solidaridad mutua entre los movimientos sociales y populares de los dos
continentes.
No esa solidaridad vieja donde se miraba a América Latina
añorando los procesos revolucionarios sino una solidaridad mutua, donde
también necesitamos solidaridad para la lucha que tenemos en Europa, la
lucha de los movimientos populares en Grecia, Portugal, el estado
español, Italia, Irlanda, Bélgica.
Tenemos campañas por la abolición de
la deuda pública en Europa, por la auditoría de la deuda en Europa,
entonces estamos construyendo vínculos con los procesos de auditoría que
hubo en Brasil, en Ecuador, junto con el Jubileo Sur, por ejemplo,
-
en la
lucha contra los agrocombustibles, trabajamos con los sectores afectados
como la Vía Campesina y otros sectores muy implicados como Amigos de la
Tierra de América Latina
-
en la lucha contra la
privatización del agua
-
en la lucha contra las trasnacionales y
la especulación financiera
-
en la lucha contra
la crisis climática, contra la mercantilización de la naturaleza,
contra las represas y contra el patriarcado,
...que sustenta el modelo
neoliberal en ambas regiones.