por Thierry Meyssan
18 Mayo 2010
del Sitio Web
VoltaireNet
El rediseño geopolítico del «Gran Medio Oriente»
orquestado por los EEUU en esa región ha fracasado, dejando el campo libre a
una nueva alianza, conformada por el triángulo Teherán-Damasco-Ankara.
Y
Moscú viene a llenar naturalmente la vacante que Washington había dejado. El
viento ha cambiado de dirección y está soplando fuerte. Todo el equilibrio
regional ha cambiado en unos pocos meses.
Cambia la situación en el Medio Oriente con el surgimiento del triángulo
Turquía-Irán-Siria
(de izquierda a derecha, los presidentes Gul, Ahmadinejad
y Assad).
El equilibrio del Medio Oriente se ha visto enteramente modificado en el
transcurso de los últimos meses.
En primer lugar, han cambiado las
posibilidades y las posiciones de varios actores.
-
Las fuerzas armadas israelíes, que durante decenios habían forjado una
cadena de victorias, ya no logran controlar el teatro de operaciones.
Sus
ofensivas contra el Líbano (en 2006) y posteriormente contra Gaza (en 2008)
demostraron el fortalecimiento de su poder destructivo, pero dejaron también
constancia de que ya no pueden alcanzar los objetivos que se trazan, en los
casos señalados la destrucción del Hezbollah y del Hamas.
Además, el arsenal de las fuerzas armadas israelíes, a las que Estados
Unidos provee todo lo que puedan necesitar, ya no les garantiza el
predominio. Sus tanques, que fueron en el pasado la principal herramienta de
la blitzkrieg israelí, son ahora vulnerables a
los RPG rusos.
La marina de
guerra israelí se encuentra ante la amenaza de los misiles tierra-mar que
China proporciona al Hezbollah y que ahora cuentan con sistemas que les
permiten burlar las contramedidas-sistemas de los que no disponían en 2006.
Y para terminar, el predominio de la aviación israelí no resistirá por mucho
tiempo ante la proliferación de los S-300 rusos que están llegando a la
región.
-
La cuasi independencia del Kurdistán iraquí orquestada por Estados Unidos,
el desarrollo económico de ese cuasi Estado bajo tutela israelí y el apoyo
- demasiado
visible - que Estados Unidos aporta a los separatistas kurdos del PKK han
obligado a los militares turcos a un completo cambio de posición.
La alianza
atlántica ya no parece garantizar la integridad territorial turca e Israel
se convierte en un enemigo.
Si bien Ankara trata de no incomodar a Washington, lo cierto es que el tono
ha seguido subiendo en las relaciones con Tel Aviv, desde la confrontación
entre Recip Erdogan y Shimon Peres en el Foro de Davos (video abajo) hasta el incidente
diplomático relativo a la serie de televisión
El Valle de Los Lobos.
-
El caos iraquí y la creación del cuasi Estado de Kurdistán han obligado a
los países vecinos a ponerse de acuerdo entre sí para protegerse de la
contaminación. Sobre todo porque Washington ha tratado de desestabilizarlos
para mantenerlos al margen del juego en Irak.
Estados Unidos e Israel han
apoyado en secreto a los separatistas kurdos de Turquía (PKK), a los de Irán
(Pejak) y a los de Siria.
Por consiguiente, el eje Irán-Siria se ha convertido en un triángulo
Irán-Siria-Turquía cuya legitimidad histórica no tiene parangón.
Desde la época de la Revolución Islámica, Irán se encuentra a la cabeza de
los chiítas.
Luego de la destrucción del Baas iraquí por parte de
Paul
Bremmer, Siria se ha convertido en líder indiscutible del sector laico. Y
finalmente, Turquía, heredera del califato, es la cuna del sunnismo. En su
conjunto, estos tres Estados cubren casi todo el espectro político del Medio
Oriente.
Esta alianza cierra el capítulo de la política de Divide et Impera (Divide y
vencerás) que las potencias coloniales habían venido aplicando para dominar
esa vasta región. También pone fin, en particular, a la Fitna, o sea a la
guerra civil musulmana entre sunnitas y chiítas. Ya anteriormente el rey
Abdala de Arabia Saudita había invitado al presidente iraní Ahmadinejad a
hacer juntos el peregrinaje a la Meca, cuyo guardián es el propio rey Abdala.
Pero Turquía es la heredera de los otomanos, y encarna por ello el sunnismo
histórico.
Además, para Ankara este nuevo triángulo ensancha por fin un horizonte hasta
ahora estancado por los interminables aplazamientos de su entrada a la Unión
Europea.
-
La desbaasización de Irak, o sea la abierta cacería desatada contra los
antiguos cuadros administrativos del país, provocó un éxodo masivo. En 6
años más de un millón de iraquíes han sido acogidos en Siria. Esta
hospitalidad árabe incluye el acceso gratuito y sin contrapartida a los
establecimientos escolares e universitarios así como al sistema de salud en
su conjunto.
En un primer momento esta amplia oleada migratoria provocó en
el país una grave crisis económica. Pero, ya digerida, le está aportando
cuadros muy calificados y un nuevo dinamismo.
-
Los desórdenes orquestados por Estados Unidos en Yemen han obligado a la
familia real Saudita a apoyar la política del rey Abdala a favor de la
eliminación de las tensiones con Siria e Irán.
Se ha invitado por lo tanto
al clan líbano-saudita Hariri a que se reconcilie con el presidente Bachar
el-Assad y a que reconozca el armamento de la Resistencia libanesa como
legítimo.
Como consecuencia, el ambiguo resultado de las elecciones legislativas
arregladas - en las que la coalición pro-estadounidense conformada alrededor
del clan Hariri y de la extrema derecha cristiana resultó victoriosa en
cuanto a la cantidad de escaños a pesar de que la coalición encabezada por
el Aoun obtuvo la mayor cantidad de votos - cambió de significado y abrió la
vía a un gobierno de unión nacional, mientras que señores de la guerra como
el socialista Walid Jumblatt daban un viraje de 180 grados para ponerse a
favor del viento.
Pero esa evolución es frágil, ya que Washington puede tener posibilidades de
desestabilizar la nueva troika.
Por lo pronto, varios intentos de derrocamiento contra Bachar el-Assad por
parte de generales corruptos se han visto frustrados antes de lograr tan
siquiera ponerse en marcha.
Los múltiples atentados orquestados por la CIA en las provincias no persas
del territorio iraní no han desembocado en revueltas separatistas, mientras
que la revolución de color orquestada en Irán por la CIA y el MI6 en ocasión
de la elección presidencial se vio arrollada por una marea humana.
La
respuesta a las protestas de varias decenas de miles de opositores que se
circunscribieron a los barrios del norte de Teherán fue una gigantesca
manifestación en la que se congregaron 5 millones de personas.
Finalmente, Washington parece no contar ya con la posibilidad de utilizar
nuevamente
al Gladio para instaurar una dictadura militar en Turquía. Por un
lado, porque la nueva generación de generales turcos ya no tiene la obsesión
del kemalismo y, por otra parte, porque el gobierno demócrata-musulmán del
AKP se ha dedicado a desmantelar el Ergenekon (la actual versión del Gladio
turco).
También es posible que Washington y Tel Aviv inventen nuevos pretextos para
justificar acciones militares.
Por ejemplo, ya han venido sugiriendo desde el año 2007 que Israel descubrió
y bombardeó un centro de investigación militar nuclear en Siria y que Irán
está llevando a cabo un amplio programa de la misma naturaleza. Más
recientemente, esas mismas potencias acusaron a Siria de haber introducido
cohetes Scud en el Líbano.
Esas acusaciones no resisten sin embargo el más somero análisis, al igual
que las que el secretario de Estado Colin Powell entregara en el pasado al
Consejo de Seguridad de la ONU sobre las supuestas armas iraquíes de
destrucción masiva.
Las diferentes inspecciones de la OIEA no han encontrado
otra cosa que evidencias de actividades civiles y la fuerza de paz de la ONU
en el Líbano desmintió la presencia de cohetes Scud en ese país.
El 23 de febrero de 2010, Bachar el-Assad responde a los reclamos de Hillary
Clinton
y desafía a Barack Obama recibiendo a Hasan Nasrallah y Mahmud
Ahmadinejad.
© Tehran Times
Rusia entra en escena
La pérdida de influencia de Estados Unidos es tan palpable que el general
David Petraeus, comandante en jefe del Central Command, ha dado la señal de
alarma en Washington. A su entender, el juego que están jugando los
israelíes, no sólo en Palestina sino sobre todo en Irak, ha entorpecido los
planes estadounidenses en la región.
Más aun, el empantanamiento de las tropas estadounidenses en Irak y en
Afganistán las ha transformado en rehenes de Turquía, de Siria y de Irán,
únicos países que cuentan con la capacidad necesaria para apaciguar a los
pueblos en rebelión.
En una total inversión de los papeles,
el
aliado estratégico del Pentágono
se ha convertido en un lastre mientras que sus enemigos regionales le sirven
de escudo.
Tomando nota del fracaso del rediseño estadounidense del Gran Medio Oriente,
Moscú se ha reposicionado en la escena regional durante el viaje del
presidente Dimitri Medvedev a Damasco y Ankara.
Refiriéndose a los conflictos con Israel, Rusia ha reafirmado que todo
arreglo político debe basarse en las resoluciones pertinentes de
la ONU (incluyendo
el derecho inalienable de los palestinos al regreso) y en los principios de
la conferencia de Madrid (restitución de los territorios ocupados, como el
este de Jerusalén y el Golán sirio, a cambio de un tratado de paz).
Dimitri Medvedev confirmó además la preferencia rusa por una solución que
implique la existencia de dos Estados. Teniendo en cuenta la presencia de un
millón de ex soviéticos en Israel, Moscú tiene que prevenir la posibilidad
de un éxodo masivo en caso de una caída del régimen sionista.
Ante esa
posibilidad, Medvedev se pronunció por una reconciliación entre Al Fatah y
el movimiento Hamas, y se reunió con Khaled Mechaal, el líder político de la
Resistencia Palestina, a pesar de que Estados Unidos lo cataloga como «terrorista».
Se trata, en efecto, de un paso decisivo por parte de Rusia ya que, después
de haberse negado anteriormente por 3 veces a recibir a Mechaal
encontrándose este último de paso en Moscú, el propio presidente Medvedev
finalmente se reúne con él, y lo hace además en Damasco. En esa ocasión, el
presidente ruso subrayó la creciente urgencia de la situación humanitaria
existente en Gaza y deploró el poco interés de Washington por la solución de
ese drama.
Finalmente, en alusión a las amenazas israelíes de bombardear los convoyes
de armas de Siria hacia el Líbano, Dimitri Medvedev advirtió a Tel Aviv
contra una escalada de la tensión.
Rusia apoya el acercamiento político y económico en marcha entre Irán,
Siria
y Turquía.
Los tres Estados líderes del Medio Oriente han iniciado una
intensa fase de cooperación. En varios meses han abierto sus fronteras y han
liberalizado rápidamente sus intercambios. Sus economías, estancadas por los
años de guerra, han recibido una bocanada de oxigeno.
Rusia no tiene intenciones de mantenerse al margen de esta nueva zona de
prosperidad. Ankara y Moscú han eliminado la necesidad de visas para sus
residentes. Gracias a esa medida un turco puede entrar en Rusia sin
necesidad de ese tipo de formalidad, pero no puede hacer lo mismo ni en
Estados Unidos ni en los países de la Unión Europea, a pesar de que Turquía
es miembro de la OTAN y candidata a entrar a la UE (Unión Europea).
Moscú ha creado instancias permanentes de consulta de alto nivel, en los
sectores diplomático y económico, con Damasco y Ankara, actitud que
contrasta con la política de Estados Unidos.
A principios de año, la secretaria de Estado estadounidense, Hillary
Clinton, conminó a Siria a distanciarse de la Resistencia. En respuesta, el
presidente sirio Bachar el-Assad se mostró inmediatamente junto a su
homólogo iraní Mahmud Ahmadinejad y con el secretario general del Hezbollah
Hasan Nasrallah, e incluso firmó un documento que lleva el irónico título de
«Tratado de Distancia Reducida». Aunque la improvisación del encuentro entre
los tres dirigentes no dio tiempo a que Khaleed Mechaal estuviera presente,
el movimiento Hamas estuvo asociado a él.
En aplicación de sus amenazas, el presidente estadounidense
Barack Obama
replicó prolongando por 2 años las sanciones económicas contra Siria.
Las empresas rusas Rosatom y Atomstroyexport, que están terminando la
construcción de una central nuclear civil en Irán (en Bushehr) y se
encuentran enfrascadas en las discusiones preparatorias de otras más, y
tienen prevista la construcción de otra central de ese tipo en Turquía, a un
costo de 20 000 millones de dólares.
La inauguración de esa instalación debe
tener lugar dentro de 7 años. Un proyecto similar está en marcha con Siria.
La falta de electricidad, en una región que ha sufrido los bombardeos
israelíes, constituye el principal obstáculo al desarrollo económico. Desde
la perspectiva del Medio Oriente, la premura rusa por construir dichas
centrales no está tan vinculada a una ambición comercial como a la voluntad
de poner en manos de los pueblos interesados los medios necesarios para
acelerar el desarrollo económico que los occidentales desde hace tanto
tiempo les han venido negando.
Además, las firmas rusas Stroitransgaz y
Gazprom van a garantizar el
tránsito del gas sirio hacia el Líbano, ya que el vecino Israel impide a
Beirut la explotación de sus importantes reservas marítimas.
En el plano militar, Rusia tomó posesión de su nueva base naval en Siria.
Esta instalación le permitirá restablecer el equilibrio en el Mediterráneo,
región en la Rusia ha estado más o menos ausente desde la disolución de la
URSS. Moscú confirmó también la próxima entrega a Teherán de misiles S-300,
que deben proteger a Irán de las amenazas de bombardeo provenientes de
Estados Unidos e Israel.
Los diplomáticos rusos se pronuncian fuertemente contra las provocaciones
iraníes, pero también han repetido que no creen en las acusaciones
occidentales sobre los supuestos programas nucleares militares de Irán o
Siria.
Aunque el protocolo de los Estados ribereños del mar Caspio no
estipula otra cosa que la entrega de armas a Irán en caso de ataque, el
presidente Medvedev ha mencionado una posible intervención directa de Rusia
y ha advertido a Estados Unidos que
una guerra en Irán podría convertirse en
una Tercera Guerra Mundial.
Sobre esa base, Mevdeved ha expresado su apoyo
al proyecto de desnuclearización de la región, o sea al desmantelamiento del
arsenal nuclear de Israel.
La cuestión acaba de ser presentada a
la OIEA.
En octubre de 2009, Turquía y Armenia finalmente establecen relaciones
diplomáticas.
El espacio caucásico se abre a Ankara
(De izquierda a derecha,
los presidentes de Turquía y de Armenia, Gul y Sargsyan).
Para Moscú tiene particular importancia el ayudar a Turquía a resolver sus
tensiones seculares con Grecia y Armenia, incluyendo los conflictos de
Chipre y del Alto Karabaj.
De esa manera, puede ser que Ankara se aleje
definitivamente de Tel Aviv y Washington, recuperando así su total
independencia.
El presidente turco Abdula Gull dado pasos importantes,
aunque insuficientes, en dirección de Ereván. Renunciando a 95 años de odio,
Turquía y Armenia han establecido relaciones diplomáticas. Otros progresos
deben producirse próximamente en cuanto a un acercamiento de Ankara con
Atenas con la bendición del patriarca ortodoxo Ciril I de Moscú.
Desde ese
punto de vista, la visita de Recip Erdogan a Grecia constituye un
acontecimiento histórico que reactiva el proceso de reconciliación en el mar
Egeo, que si inició en los años 1930 y fue interrumpido por la Segunda
Guerra Mundial.
Los presidentes de Rusia y Turquía, Dimitri Medvedev y Abdula Gul.
Los
enemigos de la guerra fría se convierten en socios en aras de estabilizar el
«Medio Oriente y el Cáucaso».
© Servicio de prensa del Kremlin.
Rompiendo con la estrategia de Estados Unidos en el Mar Negro y el Caspio,
Ankara ha aceptado una gigantesca inversión rusa para la construcción de un
oleoducto entre Samsun y Ceyhan.
Este oleoducto debe llevar al Mediterráneo
el petróleo ruso del Mar Negro, eliminando así la necesidad de trasladarlo a
través de los estrechos, poco convenientes para el tránsito de materias
contaminantes.
De la misma manera, Ankara estudia actualmente su posible
participación en el proyecto de gasoducto ruso conocido como
South Stream.
Una confirmación de la participación turca haría inútil el proyecto rival
que proponen Estados Unidos y la Unión Europea bajo la denominación de Nabucco.
En suma, el apoyo ruso garantiza la continuidad del triángulo
Teherán-Damasco-Ankara ante la hostilidad de Estados Unidos y de la Unión
Europea. El equilibrio estratégico del Medio Oriente acaba de registrar una
transformación.
La onda expansiva puede extenderse al Cáucaso.