09 Septiembre, 2009
del Sitio Web
IARNoticias
Tres claves signan el derrumbe de Obama en las encuestas: La crisis
económica, los pantanos (con masacre) de Irak y Afganistán, y la incapacidad
de su administración para manejar en forma expeditiva los diferentes frentes
de conflicto geopolítico y militar estratégico que el Imperio mantiene a lo
largo y a lo ancho del planeta, principalmente en Medio Oriente. |
La popularidad de Obama (igual que la economía imperial) ya ingresó en
recesión: En sólo siete meses de gestión su imagen presidencial bajó casi 22
puntos porcentuales desde que asumiera en la Casa Blanca.
Los halcones republicanos, sus rivales y detractores internos, no podían
perderse el festín y ya lanzaron una profecía:
"De ahora en adelante, el
público y los mercados lo juzgarán por sus resultados. Ahora se puede decir
con propiedad: es la economía de Barack Obama", señala este martes The Wall
Street Journal, el vocero del lobby financiero conservador que apoyó a John
MacCain en la última elección.
Pero el Journal, no sangra por la herida sino que se basa en números: Una
última encuesta de la firma
Zogby Internacional revelada este martes indica
que la gestión de Barack Obama sólo cuenta hoy con un 48% de aprobación
entre los estadounidenses.
Los números son muy elocuentes si se tiene en cuenta que Obama alcanzó a
registrar casi un 70% de popularidad en los primeros días de su asunción
como presidente de EE.UU.
Esta es la cifra más baja que el presidente de origen afro-americano alcanza
desde que asumió las riendas de la Casa Blanca hace sólo siete meses, el 20
de enero de este año.
Pero lo que más llama la atención a los encuestadores es que la caída de la
imagen del presidente imperial, que ya lleva varios meses, se registra en
las filas de sus más fieles seguidores: afro-americanos, jóvenes y demócratas
en general.
Según la medición de Zogby, su popularidad entre los miembros del Partido
Demócrata bajó del 88 por ciento que registraba en julio 24 al 75 por ciento
en la más reciente muestra, que se tomó entre el 28 y el 31 de agosto. En
los jóvenes de 18 a 29 años el desplome fue aún más pronunciado: de 59 por
ciento al 41 por ciento.
En el caso de los afro-americanos, bajó del 83 por ciento al 74 por ciento.
De acuerdo con la medición, el 48 por ciento de la población desaprueba su
gestión, que ya completa siete meses.
Diferentes encuestas de opinión sobre la popularidad de Obama, realizadas en
EE.UU. durante estos últimos días, muestran un persistente descenso en los
primeros ocho meses de mandato. Los resultados de Gallup (y los de Zogby
Interactive) son los únicos que señalan que cuenta ahora con menos del 50%
de aprobación popular.
Obama viene precipitándose en una pronunciada caída desde que ingresó a la
Casa Blanca con un espectacular apoyo del 70% de la opinión pública.
En abril los sondeos le adjudicaron un 67%, luego en julio 63% y las
recientes encuestas de CNN, ABC, otras conocidas cadenas, le adjudican una
media situada en un 50%.
El 20 de agosto la agencia Gallup y el diario USA Today, publicaron una
medición indicando que un 57% de la población estadounidense opina que el
plan de salvataje de empresas y bancos y de reactivación de la economía
emprendido por Obama y su administración ha fracasado.
Solamente los presidentes Gerald Ford, Ronald Reagan y Bill Clinton vieron
caer su prestigio entre el electorado a tan bajo nivel durante sus primeros
meses en la Casa Blanca.
En casi 70 años - los que tiene las encuestas como método fidedigno para
medir la gestión de un presidente - ninguno entre los 12 que han ocupado la
Casa Blanca había registrado un nivel tan bajo a estas alturas de su mandato.
Entre ellos:
-
George W. Bush (51%)
-
George Bush
padre (70%)
-
Ronald Reagan (52%)
-
Jimmy Carter (54%)
-
Gerald Ford (50%)
-
Richard Nixon (58%)
-
Lyndon B.
Johnson (70%)
-
John F. Kennedy (76%)
-
Dwight Eisenhower (60%)
-
Harry Truman (82%)
La excepción es Bill Clinton (1993-2001), que llegó a tener un 37% a cinco
meses de posesionarse (junio del 93) pero luego repuntó un poco en agosto
con un 44 por ciento.
El desplome del "sueño americano"
Tres claves signan el derrumbe de Obama:
-
La crisis económica
-
Los pantanos
(con masacre) de Irak y Afganistán
-
La incapacidad de su administración
para manejar en forma expeditiva los diferentes frentes de conflicto
geopolítico y militar estratégico que el Imperio mantiene a lo largo y a lo
ancho del planeta, principalmente en Medio Oriente
El imperio estadounidense sufre por estas horas lo que podría denominarse
con propiedad un multi-colapso generalizado de su agenda de poder mundial:
Todo está en crisis y en decadencia en la primera potencia capitalista,
incluido su gerente de turno, Barack Obama, que en 210 días de gestión (7
meses) no ha conseguido imponer ni uno sólo de los puntos contenidos en sus
promesas electorales del "sueño americano" en democracia.
Durante sus primeros 90 días de gobierno, y mientras reafirmaba en sus
discursos la "renuncia de EE.UU. a su rol de potencia imperial dominante",
Barack Obama decidió profundizar la ocupación militar enviando más tropas a
Afganistán, elevar el presupuesto militar estadounidense a niveles récord, e
imponer (a través del G-20 y el FMI) un nuevo plan de endeudamiento para
hacer pagar la crisis financiera imperial a los pueblos de Asia, África y
América Latina.
Solo cuatro meses después, junto con la imagen de Obama, esa nueva política
imperial comienza derrumbarse.
Los sucesivos fracasos para imponer sus programas, tanto en política interna
como externa, golpearon con dureza su imagen pública, mientras que las
críticas (por distintas razones) a su gestión llueven tanto desde el sector
republicano como desde el Partido Demócrata, cuyos principales líderes
también lo cuestionan por la falta de resultados de sus decisiones.
La reforma de salud proyectada por Obama agoniza, y aviva el conflicto
interno entre demócratas y republicanos que había tenido su primer detonante
con el golpe de Estado en Honduras, que dividió al Imperio en un línea de
apoyo al presidente derrocado (Zelaya) desde la Casa Blanca, y otra de claro
sostenimiento del gobierno golpista por parte del Pentágono y de los
republicanos conservadores.
En Afganistán, donde Obama continúa con
el legado de la "guerra
contraterrorista" de Bush, ("es una guerra necesaria", dijo repetidamente),
los rebeldes talibanes han incrementado su poder ofensivo y crecen las bajas
diarias de soldados de la coalición invasora que integran EE.UU. y la OTAN.
En Irak, desde el retiro de los marines americanos que permanecen en sus
bases militares, se incrementaron los ataques suicidas con efecto devastador,
y las fuerzas colaboracionistas iraquíes dan muestras diarias de que no
están preparadas para mantener el control y la seguridad del país ocupado.
En Medio Oriente,
Irán continúa con su plan nuclear y desoye los reiterados
"ultimátum" de Obama para iniciar el diálogo, mientras la cuestión
Palestina
ya ha tomado una nueva escalada bélica con las reiteradas masacres de Israel
en Gaza que continúan.
Incluso fracasó la reciente gira discursiva-publicitaria de Obama por el
Medio Oriente, que tenía un propósito fundamental, según la Casa Blanca:
"Reconciliar"
la relación entre EE.UU. y el Islam, y fortificar un "proceso de paz" en Medio
Oriente.
Contrariamente a su objetivo, Obama convenció a todos menos a los
protagonistas del conflicto estratégico de fondo: Israel e Irán, quienes,
por distintas vías, dieron señales de que la visita de Obama resultó tan
vacía e inútil como sus palabras cargadas de "teoría sin práctica".
Simultáneamente, el principal problema interno de la agenda de Obama,
la
economía real del Imperio colapsa en todas sus variables, y los sectores más
desprotegidos ya sufren los "ajustes" mientras una crisis social, todavía de
efectos imprevisibles, asoma de la mano de los despidos masivos en la
primera potencia capitalista.
A pesar de las débiles señales de recuperación que exhiben algunas variables
de la economía USA, entre los economistas, medios y analistas especializados
persisten las dudas y los interrogantes sobre los verdaderos alcances - y la
duración - de la crisis con desocupación y con caída del consumo en la
primera potencial imperial.
Además, de una forma brutal los rescates industriales y financieros del
gobierno de Obama (al utilizar fondos de los impuestos para salvar al
capitalismo privado) descargan el costo del colapso recesivo económico (la
crisis) sobre el sector asalariado (fuerza laboral masiva) y la masa más
desprotegida y mayoritaria de la sociedad estadounidense, por medio de los
despidos laborales y la reducción del gasto social ("ajustes"), que
incrementan los niveles sociales de precariedad económica y de exclusión
masiva del mercado laboral.
En lo externo, la decisión de continuar
-
la
guerra contra el "terrorismo" (implantada
como lógica de dominación militar y de conquista de mercados)
-
la escalada
militar y las masacres de civiles en Pakistán y Afganistán
-
la vuelta atrás
en la investigación de las torturas de la CIA
-
la aplicación de las mismas
políticas de Bush en Irán, en el Cáucaso y en Medio Oriente
-
la restauración
de los juicios militares a "terroristas",
-
la re-militarización de América
Latina,
...señalan con claridad el verdadero rumbo de la gestión de Obama en la
Casa Blanca.
Esta dinámica (no salida del marketing electoral, sino de la realidad) es la
que marca el derrumbe de Obama en las encuestas.