por
Manuel Freytas
02 Mayo 2010
del Sitio Web
IARNoticias
Las siete plagas de la destrucción parecen
haberse desatado sobre el planeta y la humanidad nivelada y regida por el
sistema capitalista.
Es como si hubiera estallado un aviso de
Apocalipsis. Pero no se trata de la Biblia ni de la ira de Dios.
Se trata de una acción-reacción matemática. Se trata de un principio de
acumulación de factores. Una ecuación numérica. Sumas y restas, de acciones
irracionales que llevan a un desenlace interactivo. Tres líneas del
Apocalipsis que avanzan hacia un solo desenlace.
La destrucción del planeta con nosotros sobre él.
Y lo peor: Nadie lo puede detener.
Es como si al sistema, que se quedó impune y sin
enemigos, le hubiera llegado la hora de la implosión. De una autodestrucción
asegurada, como emergente de su propia acción depredadora a escala
planetaria.
¿El castigo de Dios? No, el castigo de la
vida.
Una lección última del Universo totalizado, a un
sistema asesino que se erigió en "mundo único" matando al propio cerebro
humano y pasando por encima de las leyes de la lógica y el sentido común.
No se trata de una profecía bíblica ni de una teoría conspirativa.
Se trata de un emergente matemático: El planeta Tierra está en crisis. Y la
crisis (completamente mensurable y analizable) no es un fenómeno aislado.
Es un fenómeno interactivo y totalizado:
No se trata de procesos aislados, sino de un
colapso sistémico.
Y de un resultante:
La destrucción y el suicidio colectivo de la
humanidad programada solo para consumir y votar presidentes en la más
completa ignorancia del sistema que rige y ordena su vida.
Es como si hubiera estallado un aviso de
Apocalipsis:
Terremotos, lluvias de una intensidad
inusitada en todo el hemisferio sur, nevadas históricas en el este
norteamericano y el norte europeo, sequías devastadoras en las mismas
regiones donde no hace mucho las inundaciones arrasaban a poblaciones
enteras.
Aludes, incendios forestales, crecidas de ríos y océanos, deshielos
monumentales, hambrunas masivas, manchas de petróleo extendiéndose como
una macha asesina de la vida, como la que ya se instaló en el sur de
EE.UU.
El clima estalla encadenadamente en diversos frentes, la economía
mundial colapsa y se derrumba el modelo económico financiero a escala
planetaria, los desocupados, marginados y hambrientos ya ascienden a la
mitad de la población humana, y los conflictos intercapitalistas por los
mercados y recursos estratégicos están generando y elevando un clima de
tensión militar mundial alimentado por una carrera armamentista nuclear.
El sistema capitalista, como acción y como
resultante es irracional, no planificado y (salvo la búsqueda de
rentabilidad y de concentración de riqueza en pocas manos) carece de lógica
estratégica para preservar y proteger racionalmente al planeta de su propia
acción depredadora y destructiva.
Para la mayoría de los científicos esos fenómenos catastróficos son la
consecuencia natural de la contaminación y la destrucción del planeta. Para
otros es una señal mística del "fin del mundo".
Los científicos y funcionarios que "alertan" sobre la catástrofe ambiental,
no la relacionan con la propiedad privada capitalista, con la búsqueda de
rentabilidad y concentración de riqueza en pocas manos, con la sociedad de
consumo y con las trasnacionales y bancos que controlan los recursos
naturales y los sistemas económicos productivos sin planificación, y sólo
orientados a la ganancia privada en todo el planeta.
En todas las cumbres sobre "cambio climático" sólo se habla de "impacto
ambiental", de "emisiones contaminantes" que destruyen el planeta, sin
profundizar en las raíces y causalidades del sistema capitalista que las
produce.
Esta omisión (cómplice y conciente) permite hablar de la "víctima"
(el planeta y la mayoría de la humanidad) sin identificar al "criminal" (los
grupos y empresas capitalistas que concentran activos y fortunas personales
depredando y destruyendo irracionalmente el planeta).
La irracionalidad (la no consideración de emergentes o de efectos
colaterales nocivos y/o destructivos) convierte a las empresas capitalistas
en
depredadoras del medio ambiente (ríos, fauna, y animales incluidos) por
la sencilla razón de que no actúan siguiendo intereses sociales generales
(la preservación del planeta y de las especies), sino en la búsqueda de
intereses particulares (la preservación de la rentabilidad y la
concentración de riqueza privada).
En este contexto, las cumbres para hablar del calentamiento global y de los
cataclismos en ascenso, siempre terminan en un fracaso a causa de los
intereses enfrentados y las guerras por los mercados que predominan en el
sistema capitalista.
Qué tienen que ver entre sí las catástrofes seriales (entre ellas los
terremotos) con la crisis económica, la crisis social y la crisis nuclear?
En primer lugar, todas ellas se interrelacionan a partir de su pertenencia y
vertebración dentro de un sistema: El capitalismo.
En resumen, las crisis (algunas reales y otras potenciales) son la expresión,
en distintos escenarios y niveles, de una sola gran crisis:
La del sistema capitalista que rige el mundo
desde hace 500 años concebido como "civilización única".
Y el planeta (con nosotros sobre él, y en manos
de la demencia nivelada del sistema capitalista) solo acumula Apocalipsis
matemático implícito en su naturaleza depredadora y criminal.
Se trata de reconvertir los planos bíblicos de la Profecía:
-
donde dice
"Dios", hay que decir "Sistema"
-
donde dice "Diablo", hay que decir
"Capitalismo"
Por todos los caminos se llega al Apocalipsis.
El sistema capitalista está fundado sobre las matemáticas (suma,
multiplicación y resta) y un axioma original para construir la plusvalía:
Comprar barato, vender caro, y generar
rentabilidad privada con el trabajo social.
Aunque para ello tenga que condenar al hambre y
a la pobreza a una masa mayoritaria (y creciente) de seres humanos y
destruir el planeta que los contiene.
Y los tres Apocalipsis que signan los emergentes y la decadencia (todavía
controlada) del sistema dominante también llegan por acumulación matemática.
-
El Apocalipsis social llega por
acumulación matemática de hambrientos, desocupados y pobres a escala
mundial.
-
El Apocalipsis natural llega por
acumulación matemática de destrucción medio ambiental a escala
planetaria.
-
El Apocalipsis nuclear llega por
acumulación matemática de conflictos militares (intercapitalistas)
por la supervivencia de las potencias dentro del sistema.
En su dinámica histórica concentradora de
riqueza en pocas manos (y como producto de la propiedad privada explotada
sin planificación) el capitalismo ha depredado los ríos, la fauna y los
bosques, produciendo las condiciones para un "Apocalipsis natural" de la
mano del calentamiento global y de la extinción de los recursos naturales
esenciales.
En un segundo frente, las guerras intercapitalistas por la conquista de
mercados y el negocio con el armamentismo han creado las condiciones para un
"Apocalipsis nuclear" de la mano de los arsenales atómicos que las potencias
centrales acumulan como "efecto disuasivo" contra sus rivales, y cuya
utilización efectiva nadie puede prever en el futuro.
Y hay un tercer frente que se suma:
La plaga del
hambre, de la exclusión social
y del desempleo que ya se extiende como una epidemia por las áreas
empobrecidas del planeta generando las condiciones para un "Apocalipsis
social".
No hace falta mucha imaginación (el fenómeno ya
se verifica en la realidad) para mensurar el factor apocalíptico masivo que
representaría para el sistema el avance de ejércitos de hambrientos buscando
comida para supervivir en las grandes urbes, enfrentando con la violencia a
la represión militar o policial.
En resumen, el Apocalipsis no es una profecía bíblica o una teoría
conspirativa, forma parte de tu propia realidad existencial y planetaria
que el sistema esconde para mantenerte en la ignorancia.
Cuando escuches sobre un nuevo terremoto o una tragedia masiva, solo estarás
viendo una nueva parte descompuesta del Apocalipsis. Hasta que llegue el
desenlace.
Y no será la obra de Dios o del Diablo, sino un emergente (extremo)
del sistema.
Pura lógica matemática...