por Silvia Ribeiro
09 Octubre 2010

del Sitio Web LaJornada

Versión en Ingles

 

 

 

Silvia Ribeiro es Investigadora del

Grupo ETC

 

 


Un reporte de Jeremy Scahill publicado en The Nation (Blackwater’s Black Ops, 15/9/2010) reveló que el ejército mercenario más grande del mundo, Blackwater (ahora llamado Xe Services) le vendió servicios clandestinos de espionaje a la trasnacional Monsanto.

 

Blackwater cambió de nombre en 2009, luego de hacerse famosa en el mundo por las denuncias sobre sus abusos en Irak, incluidas masacres de civiles. Sigue siendo el mayor contratista privado del Departamento de Estado de Estados Unidos en "servicios de seguridad", es decir para practicar el terrorismo de Estado dándole al gobierno la posibilidad de negarlo.

Muchos militares y ex oficiales de la CIA trabajan para Blackwater o alguna de las empresas vinculadas que creó para desviar la atención de su mala fama y generar más lucros vendiendo sus nefastos servicios - que van desde información y espionaje hasta infiltración, cabildeo político y entrenamiento paramilitar - a otros gobiernos, bancos y empresas trasnacionales.

 

Según Scahill los negocios con trasnacionales - como Monsanto, Chevron, y gigantes financieros como Barclays y Deutsche Bank - se canalizan a través de dos empresas que son propiedad de Erik Prince, dueño de Blackwater:

Éstas comparten oficiales y directivos de Blackwater.

Uno de ellos, Cofer Black, conocido por su brutalidad siendo uno de los directores de la CIA, fue quien hizo contacto con Monsanto en 2008 como directivo de Total Intelligence, concertando el contrato con la compañía, para espiar e infiltrar a organizaciones de activistas por los derechos de los animales, contra los transgénicos y otras sucias actividades del gigante biotecnológico.

Contactado por Scahill, el ejecutivo Kevin Wilson de Monsanto se negó a hablar, pero posteriormente confirmó a The Nation que habían contratado a Total Intelligence en 2008 y 2009, según Monsanto solamente para hacer seguimiento de "información pública" de sus opositores.

 

Dijo además, que Total Intelligence era una,

"entidad totalmente separada de Blackwater".

Sin embargo, Scahill cuenta con copias de los correos electrónicos de Cofer Black posteriores a la reunión con Wilson de Monsanto, donde les explica a otros ex agentes de la CIA, usando sus direcciones electrónicas de Blackwater, que la discusión con Wilson fue que Total Intelligence se convertiría en,

el "brazo de inteligencia de Monsanto", espiando activistas y otras acciones, incluido "que nuestra gente se integre legalmente a esos grupos".

Monsanto pagó a Total Intelligence 127 mil dólares en 2008 y 105 mil dólares en 2009.

No asombra que una empresa de "ciencias de la muerte" como Monsanto, que se ha dedicado desde sus orígenes a producir tóxicos y desparramar venenos, desde el Agente Naranja hasta los
PCB (policlorobifenilos), agrotóxicos, hormonas y semillas transgénicas, se asocie con otra empresa de matones.

Casi al mismo tiempo que la publicación de este artículo en The Nation, la Vía Campesina denunció la compra de 500 mil acciones de Monsanto, por más de 23 millones de dólares por la Fundación Bill y Melinda Gates, que con esto se terminó de sacar su careta de "filantrópica". Otra asociación que no sorprende.

Se trata de un casamiento entre los dos monopolios más brutales de la historia del industrialismo:

Bill Gates controla más de 90 por ciento del mercado de programas patentados de computación y Monsanto cerca de 90 por ciento del mercado mundial de semillas transgénicas y la mayoría del mercado global de semillas comerciales.

No existen en ningún otro rubro industrial monopolios tan vastos, cuya propia existencia es una negación del cacareado principio de "competencia de mercado" del capitalismo.

 

Tanto Gates como Monsanto son muy agresivos en la defensa de sus mal habidos monopolios.

Aunque Bill Gates intente decir que la Fundación no está ligada a sus actividades comerciales, todo lo que ésta hace demuestra lo contrario:

gran parte de sus donaciones terminan favoreciendo las inversiones comerciales del magnate, además de que en realidad no "dona" nada, sino que en lugar de pagar impuestos a las arcas públicas, invierte sus ganancias donde le favorezca económicamente, incluida como propaganda de sus supuestas buenas intenciones.

Por el contrario, sus "donaciones" financian proyectos tan destructivos como la geoingeniería o la sustitución de medicinas naturales y comunitarias por medicamentos patentados de alta tecnología en las zonas más pobres del mundo.

 

Qué coincidencia, el ex secretario de Salud Julio Frenk y Ernesto Zedillo son consejeros de la Fundación.

Al igual que Monsanto, Gates se dedica también a tratar de destruir la agricultura campesina en todo el planeta, principalmente a través de la llamada "Alianza para una Revolución Verde en África" (
AGRA).

 

Ésta funciona como un caballo de Troya para despojar a los campesinos africanos pobres de sus semillas tradicionales, sustituyéndolas por semillas de las empresas primero, y finalmente por transgénicos. Para ello, la Fundación contrató en 2006, justamente a Robert Horsch, un director de Monsanto.

 

Ahora Gates, venteando mayores ganancias, se fue directo a la fuente.

Blackwater, Monsanto y Gates son tres caras de la misma figura:

la máquina de guerra contra el planeta y la mayoría de la gente que lo habita, sean campesinos y campesinas, indígenas, comunidades locales, gente que quiere compartir información y conocimientos o cualquier otro que no quiera estar en la égida de lucro y destrucción del capitalismo.




 

 








 




Machines of War

Blackwater, Monsanto, and Bill Gates

by Silvia Ribeiro

La Jornada
14 October 2010
from EnglishPravda Website

translation by Lisa Karpova

Original Spanish version

 

 

Silvia Ribeiro is a researcher at

ETC Group

 

 

A report by Jeremy Scahill in The Nation (Blackwater's Black Ops, 9/15/2010) revealed that the largest mercenary army in the world, Blackwater (now called Xe Services) clandestine intelligence services was sold to the multinational Monsanto.

 

Blackwater was renamed in 2009 after becoming famous in the world with numerous reports of abuses in Iraq, including massacres of civilians. It remains the largest private contractor of the U.S. Department of State "security services," that practices state terrorism by giving the government the opportunity to deny it.

Many military and former CIA officers work for Blackwater or related companies created to divert attention from their bad reputation and make more profit selling their nefarious services-ranging from information and intelligence to infiltration, political lobbying and paramilitary training - for other governments, banks and multinational corporations.

 

According to Scahill, business with multinationals, like Monsanto, Chevron, and financial giants such as Barclays and Deutsche Bank, are channeled through two companies owned by Erik Prince, owner of Blackwater:

These officers and directors share Blackwater.

One of them, Cofer Black, known for his brutality as one of the directors of the CIA, was the one who made contact with Monsanto in 2008 as director of Total Intelligence, entering into the contract with the company to spy on and infiltrate organizations of animal rights activists, anti-GM and other dirty activities of the biotech giant.

Contacted by Scahill, the Monsanto executive Kevin Wilson declined to comment, but later confirmed to The Nation that they had hired Total Intelligence in 2008 and 2009, according to Monsanto only to keep track of "public disclosure" of its opponents.

 

He also said that Total Intelligence was a,

"totally separate entity from Blackwater."

However, Scahill has copies of emails from Cofer Black after the meeting with Wilson for Monsanto, where he explains to other former CIA agents, using their Blackwater e-mails, that the discussion with Wilson was that Total Intelligence had become,

"Monsanto's intelligence arm," spying on activists and other actions, including "our people to legally integrate these groups."

Total Intelligence Monsanto paid $ 127,000 in 2008 and $ 105,000 in 2009.

No wonder that a company engaged in the "science of death" as Monsanto, which has been dedicated from the outset to produce toxic poisons spilling from Agent Orange to PCBs (polychlorinated biphenyls), pesticides, hormones and genetically modified seeds, is associated with another company of thugs.

Almost simultaneously with the publication of this article in The Nation, the Via Campesina reported the purchase of 500,000 shares of Monsanto, for more than $23 million by the Bill and Melinda Gates Foundation, which with this action completed the outing of the mask of "philanthropy." Another association that is not surprising.

It is a marriage between the two most brutal monopolies in the history of industrialism:

Bill Gates controls more than 90 percent of the market share of proprietary computing and Monsanto about 90 percent of the global transgenic seed market and most global commercial seed.

There does not exist in any other industrial sector monopolies so vast, whose very existence is a negation of the vaunted principle of "market competition" of capitalism.

 

Both Gates and Monsanto are very aggressive in defending their ill-gotten monopolies.

Although Bill Gates might try to say that the Foundation is not linked to his business, all it proves is the opposite:

most of their donations end up favoring the commercial investments of the tycoon, not really "donating" anything, but instead of paying taxes to the state coffers, he invests his profits in where it is favorable to him economically, including propaganda from their supposed good intentions.

On the contrary, their "donations" finance projects as destructive as geoengineering or replacement of natural community medicines for high-tech patented medicines in the poorest areas of the world.

 

What a coincidence, former Secretary of Health Julio Frenk and Ernesto Zedillo are advisers of the Foundation.

Like Monsanto, Gates is also engaged in trying to destroy rural farming worldwide, mainly through the "Alliance for a Green Revolution in Africa" (AGRA). It works as a Trojan horse to deprive poor African farmers of their traditional seeds, replacing them with the seeds of their companies first, finally by genetically modified (GM).

 

To this end, the Foundation hired Robert Horsch in 2006, the director of Monsanto. Now Gates, airing major profits, went straight to the source.

Blackwater, Monsanto and Gates are three sides of the same figure:

the war machine on the planet and most people who inhabit it, are peasants, indigenous communities, people who want to share information and knowledge or any other who does not want to be in the aegis of profit and the destructiveness of capitalism.