"El propósito de los
extraterrestres es religioso".
Ray
Nielsen
Presidente de "Aetherius",
veterana sociedad inglesa de contactismo.
Debo admitir que la
razón que me llevó a escribir este artículo fue una pregunta
que, casi inopinadamente, se apareció en mi conciencia mientras
reflexionaba sobre el problema de los "contactados" (es claro
que así me estoy refiriendo más a quienes tienen –o dicen tener–
vínculos metafísicos y telepáticos que a protagonistas de
"encuentros cercanos de tercer tipo") y las "revelaciones"
–monstruosamente bibliográficas– de fuentes tan inasibles como
esos mismos citados mensajes.
Porque mientras me
interrogaba sobre el porqué de su "inmaterialidad" testimonial,
su ambigüedad discursiva, su feérica dependencia de los dichos y
no de los hechos, sospeché que todo ello podría tener otra
explicación que no fuera la de alucinaciones, expresiones de
deseos o parodias de ignorantes: ¿Y si el objeto de las
revelaciones y las elusivas apariciones de contactos fuera
preservar un libre albedrío (respecto de la toma de conciencia
que implique modificaciones de posturas intelectuales que
afecten lo espiritual) que de ser más evidente, por eso mismo no
existiría?. Porque hay una lógica dentro de lo ilógico, una
coherencia del absurdo: la documentación revelada mezcla
verdades como puños, perlas de sabiduría, semi verdades, incisos
absurdos, necedades, disparates sin sentido y grandes mentiras.
Otra vez insisto con el concepto –que tal vez a esta altura
aburra a mis lectores– de la necesidad imperiosa de cambio de
paradigmas. De comprender que la evolución pudo haber seguido en
otros planetas (o en otros planos de la Realidad) senderos
absolutamente distintos. Cuando Arthur Clarke escribió aquello
de: "una tecnología suficientemente avanzada lucirá como
indistinguible de la magia" tal vez no estaba tan errado del
camino que quiero proponer. Y que podría sintetizarse en la
hipótesis de que la evolución tecnológica estrictamente material
tiene un techo, pero como la intelectual y espiritual no, habrá
de superar a aquella en algún momento.
Para ponerlo de otra manera: la evolución tecnológica pasará por
diferentes fases, siendo la inmediata siguiente (extrapolando
las tendencias actuales) la simbiosis entre lo biológico y lo
electrónico-mecánico. Alguna vez escalará un peldaño, y la
tecnología ya será psíquico-biológica. Y, dentro de milenios tal
vez, el maridaje se dará entre lo espiritual y lo psíquico. No
debe extrañarnos, entonces, que civilizaciones más avanzadas que
nosotros en el futuro ya no cuenten con tecnología material por
lo menos en el sentido en que nosotros las entendemos) sino que
la misma sea exclusivamente espiritual. Si la "técnica" es,
según mi diccionario, "conjunto de procedimientos de que se
sirve una ciencia o un arte", "Habilidad para usar esos
procedimientos" y "Habilidad para hacer o conseguir algo", es un
hecho que puede perfectamente hablarse de "técnicas
espirituales" con un fin en sí mismas.
La primera deducción que aplico a esta reflexión puedo
plantearla entonces en forma de pregunta: ¿Por qué ha de
despertarnos escepticismo que los “mensajes” de presuntos
extraterrestres sean siempre tan “espiritualistas” si ése sería,
precisamente, su ámbito de desenvolvimiento técnico?. Nosotros
somos quienes estamos esperando que nos hablen de fórmulas,
ecuaciones, tuercas y tornillos, porque ése es nuestro paradigma
dominante. Y también: Si esas hipotéticas culturas desearan
ayudarnos (no digo que así sea; sólo presento la especulación)
¿por qué ha de molestarnos que sólo se refieran a lo espiritual,
si precisamente ésa es nuestra mayor carencia?. No quiero
parecer un sofista, pero si alguien me replicara que lo que
necesitamos y nos interesa es la cura para el cáncer, o la
técnica de vuelo interestelar, sólo mostraríamos (a) nuestras
carencias espirituales, y (b) que lo que nosotros creemos que
necesitamos tal vez no sea lo que verdaderamente nos hace falta.
Mi hijo de cinco años me exige lo que él cree que necesita: mi
función como padre es darle lo que realmente (espero) precisa.
Se me acusará de ser demasiado "espiritual" en el enfoque
ovnilógico. La inclusión de lo mágico brota de introducirnos en
una Tecnología mística. De cualquier forma, la Ovnilogía
"científica" no ha progresado gran cosa, ya que avanzar
hipótesis especulativas no confirmadas por un modelo
experimental predecible por más que cuente con ropajes
académicos es pura ilusión, como ilusión aparece la lectura
mística. Es sugestivo que algunos científicos dedicados a la
Ovnilogía (como Vallée, Hurtak o el propio Hynek al final de su
vida) se inclinaran hacia lo místico, mientras que técnicos o
legos más papistas endiosen un "abordaje metodológico
cuantitativo" y el uso de aparatología en un concierto lúdico
que nos recuerda a los juegos tan "serios" de los pequeños que
respetando más o menos lo formal, están vacíos de otro sentido
que no sea el imitativo.
La discusión entre Entidades Biológicas Extraterrestres (en
adelante, EBEs) "espirituales" o "mecanicistas" puede resolverse
así:
A medida que una
civilización avanza, descubre que la garantía de
supervivencia está dada por la anexión o interacción con lo
espiritual. Como necesaria contraparte de la naturaleza
física, sólo se evoluciona si el sistema está completo en
sus partes. De lo contrario, desaparecen. Por ejemplo, una
civilización solamente tecnológica sería dominada por su
propia entropía en orden a la autodestrucción; o una
solamente espiritual vería que su negantropía se ve superada
por la entropía del medio. En consecuencia, lo espiritual
equilibra negantrópicamente la entropía material.
En cien años
solamente, hemos pasado del mecanicismo–positivismo al paradigma
de la Nueva Era. Una civilización que avanza lo necesario para
viajar por el Universo, debe haber integrado la variable
espiritual. Pero cuidado; lo espiritual es una dimensión (con
sus leyes, sus seres, sus jerarquías) y no solamente "lo bueno",
ya que existe una "buena espiritualidad" (¿Dios?) y una "mala
espiritualidad" (¿Satán?). Yin y yang, complementarios y
relativos.
Podemos pensar entonces en distintas culturas de EBEs con
interacciones, contactos y manipulación de "lo espiritual" para
sus fines. El manejo de acciones espirituales sobre nuestra
pobre percepción de lo espiritual distorsiona la realidad OVNI.
Tal vez, entre las motivaciones de los EBEs haya de todo, como
entre los dirigentes de agrupaciones espiritualistas o
religiosas: perturbados, fraudulentos, gente que usa medios
espirituales para fines materiales, gente que usa medios
materiales para fines espirituales, gente que realmente está
sintonizada con jerarquías positivas, gente que realmente lo
está con jerarquías negativas, gente que cree sinceramente en lo
que hace como un fin en sí mismo y gente que cree sinceramente
en lo que hace pero como un medio. Todos ellos pudieron haber
elegido otras actividades pero, para bien o para mal, se
desarrollan con una componente espiritual, como las empresas
japonesas (por eso ambas van a seguir creciendo siempre).
Así, los EBEs pueden valerse de medios espirituales
concomitantes con su tecnología, para ayudar (como misioneros),
para expandirse (como pentecostales), para canalizar su
negatividad (como la Orden del Templo Solar).
Sin embargo, no puedo evitar percibir un cierto tufillo,
digamos, "fascistoide" en la forma en que se presentan estos
mensajeros pretendidamente extraterrestres, con un giro
particular propio de las épocas. Durante los ’50 a los ’80,
existía una inobservada categorización entre el aspecto físico
de los EBEs y sus intenciones: los "hermanos del cosmos",
portadores de reveladores mensajes, eran siempre estéticamente
atractivos: altos, rubios, de ojos claros.
En cambio, aquellos
presuntos tripulantes de OVNIs con intenciones aviesas o en todo
caso fríamente indiferentes a nuestras necesidades, eran
pequeños cabezones, de piel aceitunada y, en el peor de los
casos, oscuros enanos peludos. Empero, ya en los ’90 esta
tendencia tiende a difuminarse y se reciben mensajes positivos
de ambas "razas". ¿Es que los segundos fueron conquistados por
el Amor, o es apenas un reflejo de la cultura más versátilmente
"light" de la década pasada?.
Otra de estas características estriba en el enfrentamiento entre
facciones: casi todos los grupos de "contactados" están en
conflicto entre sí: cada uno de ellos, como fanáticos
neopentecostales, reivindica la veracidad de sus decires y sus
mentores ante la falsía de los otros o, en este último caso –y
no sé si para bien– se les atribuye inconfesados fines
perversos.
Siempre, los ropajes de información son distintos, aunque el
contenido es único:
-
Los ángeles eran
en realidad extraterrestres, o, en alguna excepción, ambos
son aliados.
-
El fin del mundo
está cerca si no cambiamos.
-
Jesús fue
extraterrestre (físicamente o en espíritu).
-
Existe la
reencarnación.
-
También
estuvieron vinculados a la Atlántida.
-
La vida después
de la muerte continúa en otros planos.
-
Existe una
relación autoritaria detrás del mensaje: los amamos y les
guiamos, pero no tienen posibilidad de salvación si no
siguen nuestros consejos y sólo eso.
-
Existe una
confederación galáctica.
-
Somos las
"ovejas negras" de la Galaxia.
Si estudiamos el
"camino del contacto", observamos siempre esta secuencia:
-
Se trata de una
persona común, anónima hasta el momento de sus experiencias.
-
Vive un episodio
shockeante (encuentro OVNI, experiencia extracorporal o
peritanática).
-
Recepciona su
primer mensaje.
-
Deviene la
confirmación en los hechos: le es anunciada una aparición
OVNI que realmente sucede, ocurre una catástrofe que le fue
anticipada o, en un nivel más prosaico, acaece una situación
personal en la forma en que le fue advertida.
-
Comienza a
recibir más mensajes.
-
Forma el primer
grupo de seguidores, entre sus allegados.
-
Protagoniza,
generalmente con este grupo, una segunda confirmación
fáctica.
-
Recibe mensajes
apocalípticos.
-
Institucionaliza
su grupo: como religión, "grupo de difusión", academia de
enseñanza, etc.
-
Esta etapa
ocasiona pérdida de liderazgo o es seguido de un "aggiornamiento"
u ocurren cismas.
-
El grupo inicial
radicaliza su postura.
-
Adviene un Gran
Final anunciado.
-
Al no ocurrir,
deviene una masiva decepción, con pérdida del grueso de
fieles y desacreditación personal.
-
Se construye una
teoría autojustificativa, que hace cerrar filas en formas de
autoprotección entre el grupo raíz.
-
Pero, con el
tiempo, éstos comienzan a disgregarse.
-
El "contactado",
solo, decepcionado por el abandono de sus "Hermanos Mayores"
que a esta altura generalmente ya no le contactan, sufre
obsesiones compulsivas por recuperar el espacio perdido. Si
no lo logra, deviene el suicidio (solo o en grupo), la
reclusión, etc.
Algunos Libros Revelados
Año
|
Título
|
Páginas
|
Receptor
|
Fuente
|
1860
|
ETIDORPHA
|
452
|
Llevelyn Druy (Cincinatti)
|
Seres de la Tierra Hueca
|
1861
|
OHASPE
|
892
|
El dentista John Newbrough
(Nueva York) |
Ángeles
|
1888
|
LA DOCTRINA SECRETA
|
1571
|
Helena Blavatsky
|
Maestros ascendidos
|
1912
|
REFLEXIÓN Y DESTINO
|
1019
|
Benomi B.Gattel
|
?
|
1914
|
EL VERDADERO EVANGELIO
REVELADO DE NUEVO POR JESÚS |
1600
|
James E. Padgett
|
|
1954
|
125 libros
|
38.000 pág.
|
Ernest y Ruth Norman
|
Arcángeles
|
1955
|
EL LIBRO DE URANTIA
|
2097
|
William Sadler
|
Extraterrestres
|
1963
|
9 libros
|
4.000 pág.
|
Jane Roberts
|
"Seth"
|
1973
|
CURSO SOBRE MILAGROS
|
1188
|
Prof. Helen Schuman
|
?
|
1978
|
LOS MANUSCRITOS DE GEENOM
|
1700
|
Grupo Aztlán
|
Extraterrestres
|
La observación de
esas clásicas características del "contactado" llevó a los
sociólogos Jean Fastinger, Henry Riecken y Stephen Schaiter a
formular la "Ley de las Profecías Fallidas", confirmada tanto
por los seguidores de Giorgio Bongiovanni tras su fracasada
predicción del Tiempo Final en agosto de 1991, como la anunciada
destrucción de Salt Lake City el 21 de diciembre de 1954.
Tras el fallo de la profecía, los "fuertes" radicalizan su
postura, siendo sólo los "débiles" los que se dan cuenta de la
inexactitud de los mensajes y deciden abandonar sus ideales.
¿Son víctimas aquellos, "contactados" de la burla de sus
"guías"?. ¿O quizás es un mecanismo de autodestrucción que
impide que lleguen a ser creídos más de lo debido?. ¿O es todo
un teatro orquestado por no sabemos quién?.
Aquí es donde deberíamos detenernos y explorar otra vertiente
sugestiva: la que afirma que tales "mensajes" son irradiados
desde alguna "central de poder" bien terrestre. Con fines
inconfesos, sociedades secretas o grupos de inteligencia militar
podrían estar realizando masivos experimentos de "control
mental" sobre la población (recordemos el
nefasto MK–Ultra y su
descubrimiento de que microondas dirigidas podrían provocar
alucinaciones auditivas y visuales). Siendo consciente del poder
en las sombras de ciertas órdenes plutoesotéricas (si se me
permite la expresión) no me extrañaría que esta variable tuviera
más peso del que se le asigna, y se me ocurren varias
posibilidades:
a)
Servicios de inteligencia gubernamentales que desean crear
la expectativa de visitantes cósmicos, ora benignos, ora
malignos, para encontrar así apoyo popular en masivos gastos
de armamento ante un "enemigo" que, por no existir, no puede
revelar la falacia de tal proposición.
b) Un
grupo de élite económico que históricamente viene
transmitiéndose de generación en generación el control del
mundo (¿sabían ustedes que el 80 % de los recursos de
Estados Unidos y Europa están en manos de sólo doscientas
familias muchas de ellas emparentadas entre sí?. ¿Sabían que
hasta antes de James Carter, de 37 presidentes
norteamericanos 21 estaban emparentados?. ¿Sabían que hubo
en la administración gubernamental de EEUU 17 Kennedy, 14
Tyler y 21 Cooledge? y que necesita mantener ciertos
paradigmas culturales para dirigir el criterio de las
geopolíticas y el desenvolvimiento de las demandas
mediáticas?.)
Una sociedad
espiritualista que de esa manera distrae de sí mismos la
atención de los espíritus más esclarecidos. Nazis y su
organización, sobrevivientes de la Guerra Mundial –sabido el
profundo interés de los hombres de la swástica por lo oculto–
que desde las sombras preparan su advenimiento: los
extraterrestres benévolos son demasiado "arios" para mi gusto.
Crear una "religión del ovni" tendría, para ciertos terrestres,
beneficios claros: se dispondría de miles, decenas de miles de
fanáticos latentes esparcidos por el orbe (lo cual tiene un peso
político considerable), además de desacreditar a una Ovnilogía
seria. Pero, claro, también tendría beneficios para los
extraterrestres, ya que les pondría a su disposición una amplia
y variopinta colección de cobayas disponibles, así como una
quinta columna incondicional.
Tal vez una sensata
forma de distinguir a "guías" creíbles de "guías" manipuladores
y perversos sea, especialmente en los contactos iniciales,
someterles a ciertas preguntas esclarecedoras. En lo personal,
decidiría desconfiar de cualquier respuesta tipo "¡Hombre de
poca fe!. ¿Por qué preguntáis (digo yo: ¿por qué siempre los
"guías" hablan en castellano demodé?) y no aceptáis con humildad
nuestra advertencia en este Final etc.?"
Una pregunta que formularía es, dado que suelen advertirnos que
la destrucción de nuestro mundo (estallidos nucleares,
catástrofe ecológica o lo que venga) perturbaría el orden
cósmico, lo que preguntaría, digo, es cómo es eso posible. Día a
día, sistemas enteros –que no sólo minúsculos planetas– entran
en colisión, son devorados por agujeros negros, estrellas
colapsan y estallan en novas o supernovas, y por muy
apocalíptico que sea para sus vecindades, el resto del cosmos
(nosotros, por ejemplo) no sólo no somos afectados sino que, de
hecho y si no fuera por nuestros astrónomos –y periodistas– ni
siquiera nos enteraríamos.
La epopeya del contacto tiene hitos contradictorios, bizarros y
conflictivos. Como la aparición, el 7 de agosto de 1967, de un
individuo en el Centro Médico San Bernardino (un centro de
seriedad reconocida, al punto que se encarga de los análisis
para el Cuerpo Técnico de la Policía Judicial), en la ciudad de
Caracas, Venezuela. Pidiendo una entrevista con un clínico, al
solicitársele sus referencias da un nombre casi ridículo: "Astrum".
La enfermera simplonamente interpreta que es un apellido (sin
las obvias connotaciones cósmicas) y lo deriva al gabinete del
doctor J. L. Sánchez Vega quien, al hacerle un superficial
chequeo general, comprueba cosas que le incomodan: un pulso
increíblemente lento, una capacidad pulmonar exagerada, ojos
casi noctilucentes.
A lo cual, este
caballero "Astrum" le dice que no se preocupe, que en realidad
es un extraterrestre circunstancialmente en nuestro planeta (y
que, tal vez por recomendación de su médico de cabecera extragaláctico, decidió no permitir que ese detalle de un
paseíto por la Tierra impidiera su habitual control médico,
seguramente). Para ratificar su exposición –y evitar ser
derivado al consultorio psiquiátrico– levitó, ante los
asombrados ojos del facultativo, un lápiz que éste poseía en su
escritorio. Y después, simplemente, desapareció.
¿Es acaso creíble que un supuesto extraterrestre decidiera
someterse a un chequeo médico con un profesional cualquiera para
suspender la revisión en medio de la misma y anunciar lo obvio,
desmaterializándose después?.
¿Es el caso real?, es lo primero que nos preguntaremos. Para
simplificar los alcances de este trabajo, sólo diré que confío
en las fuentes bibliográficas, la mayoría, de donde he tomado la
casuística que empleo a modo de ejemplo. El criterio de
credibilidad está dado por un largo seguimiento de la misma y
por los antecedentes de sus autores. Así que partiendo de que el
hecho realmente existió para el autor de estas reflexiones, sólo
queda preguntarse el "para qué". Un supuesto extraterrestre
llega a una consulta médica para terminar revelando lo obvio. Un
médico responsable y oscuro de cuya traumática experiencia no
depende una explosión mediática. Más allá de las
transformaciones que en lo personal haya sufrido, el testimonio
sigue las vías usuales: una denuncia policial que genera una
discreta y escéptica investigación judicial la cual termina en
una vía muerta; un ser humano conmocionado y un entorno afectado
en grado diverso, donde el índice de impacto y verosimilitud
decrece en la medida que nos dirigimos a la periferia de dicho
entorno.
Sin embargo, es evidente que este lento proceso de
concientización (si eso es lo que tienen en mente los
hipotéticos extraterrestres) surte efecto: cada caso genera un
patrón de consecuencias similares, pero la multitud de casos
acaecidos me hace pensar en un calmo estanque de agua donde
arrojamos un gran puñado de piedras: cada una generará su propio
patrón de ondas circulares, pero todas irán afectando a las más
inmediatas generando nuevos patrones que afectarán entonces a
las más alejadas; a los segundos de arrojar las piedras, el
estanque ya no está en calma, ni siquiera se observa un gran
número de círculos abriéndose en distintos puntos. Ahora la
totalidad de la superficie de la masa líquida se agita
erráticamente con olas, encrespada.
¿Será este símil lo que la inteligencia rectora tras los OVNIs
quiere provocar en nuestro Inconsciente Colectivo?.
Si de eso se trata, nada mejor que generar ondas "de choque"
opuestas; a los contactos benevolentes le sucederían situaciones
pavorosas, y viceversa. Como en un cósmico "koan" zen donde el
maestro, después de revelar una verdad a su discípulo, hacérsela
vivenciar y vivir conforme a ella, le dice jocosamente que no
debió haberle creído, provocando un conflicto intelectual de tal
naturaleza que sólo puede resolverse –si es que el discípulo
está preparado– con una "disrupción de la conciencia", un "golpe
intuitivo", una iluminación, en síntesis, la inteligencia detrás
de los OVNIs nos somete a un doble juego de mentiras y verdades.
El problema, quizás,
es que nuestra naturaleza maniquea nos lleva a encajar tal
dualidad no como producto del mismo fenómeno sino con orígenes
distintos para satisfacer así nuestra necesidad del Bien versus
el Mal. A los "venusinos" simpáticos de Adamski, a
Ashtar Sheran
y otros, le suceden los misteriosos "suicidios inducidos" de
Tarrasa (España), donde el 20 de junio de 1972 José Rodríguez
Montero, de 47 años, y Juan Turu Vallés, de 21, tras haber
recibido un mensaje de sus "hermanos de las estrellas" apoyaron
las cabezas sobre el riel del ferrocarril. O los dos jóvenes que
con sus rostros cubiertos con máscaras de plomo y también
anticipando haber recibido una invitación a pasear por el
espacio, se suicidaron envenenándose el 20 de agosto de 1966, en
el Morro do Vitem, Brasil, un caso con grandes repercusiones que
extrañamente fue imitado por dos adolescentes exactamente en el
mismo lugar en octubre de 1972.
O los imitadores de
los suicidas de Tarrasa, Francisco Saireo, de 16 años, y
J. J.
Gómez Vargas, de 18, que hicieron lo mismo por las mismas
razones en cercanías de Lérida. O el llamado "caso Cáceres", dos
soldados españoles que se dispararon uno al otro, después de
haber sido invitados por una "dama de blanco" (!) que se les
apareció durante su guardia nocturna, a visitar de ese modo otro
planeta. Y por qué no recordar a la Orden del Templo Solar, o a Applewhite y su grupo "The Heaven’s Gate".
Creo que más por reacción defensiva que por razonamiento veraz,
aun quienes son acérrimos defensores de la realidad
extraterrestre y sus contactos oponen, para estos tristes
episodios, dos –y sólo dos– explicaciones: o bien las víctimas
estaban irremediablemente perturbadas, o bien fueron seducidos
por el "lado oscuro", extraterrestres "negativos" empeñados en
la perdición de los espíritus humanos. Claro que aplicando el
mismo razonamiento, si dos personas que se suicidan por creer
haber sido invitadas cósmicamente son alienados, ¿por qué no
habrían de serlo también todos los que reciben esos contactos
espaciales?. El problema es que muchos "contactados", tal vez
una gran mayoría, no son más alienados que todos los demás
habitantes del planeta (y, en ocasiones, aun más cuerdos, más
morales, solidarios y sanos).
Además, en algunos
de los casos citados, cuando se contó con materiales suficientes
como para elaborar perfiles psicológicos de las víctimas (como
en el caso de Heanven’s Gate, donde tenemos a nuestra
disposición desde el testimonio de familiares, videos antiguos y
recientes, grabaciones, correspondencia y un largo etcétera) lo
que más desconcierta a forenses, policías e investigadores de
toda laya es que las víctimas no presentaban ninguno de los
síntomas que habitualmente se adjudica a quienes son
"programados" por las sectas.
Eran personas
sensibles, cultas, lógicas, que comprendían perfectamente la
sucesión de eventos, estaban ubicados en tiempo y espacio,
lamentaban el dolor que causarían a sus familiares y trataban de
consolarles y explicarles en sus entrevistas pregrabadas el
porqué. Mientras una y otra vez contemplaba las
videoconferencias que ofrecieron antes de morir, sentí correr el
frío por mi espalda: eran personas normales en situaciones
anormales. Sabían lo que estaban por hacer y sus consecuencias.
Y me he preguntado muchas veces (aunque ésta es la primera vez
que lo admito públicamente): ¿Y si tenían razón?.
Esto es sólo una hipótesis de reflexión, ni siquiera de trabajo,
y ante una sociedad hipócrita como la nuestra (aún entre muchos
que se declaran fervientes partidarios de la espiritualidad)
desconfío que mis razonamientos sean seguidos sin ser execrados
de antemano. Pero como, ya saben, tengo la mala costumbre de
pensar en voz alta, aquí va:
Aún las personas
defensoras de la vida después de la muerte y quienes
construyen toda una filosofía alrededor de la pervivencia
del espíritu después de la transición y en otros planos, y
(supongo que para no despertar las iras de la opinión
pública) se refieren a sucesos como los descriptos como "la
deformación de enseñanzas", "un camino equivocado", "mentes
perturbadas y autodestructivas". Es posible. Pero, si
admitimos la existencia de "algo" después de la muerte, y
que ese "algo" continúa su evolución en otros planos o
mundos, ¿qué nos impide pensar que el suicidio pueda
llevarnos a esos planos?.
Sé que aquí se
formarán dos corrientes de lectores: los que seguirán
considerando que lo que hizo esta gente fue una estupidez, y los
que hablarán de "involución" en lugar de "evolución". Con los
segundos estoy de acuerdo; sólo que se trataría de una cuestión
de matices y no de eventos. Un plano "más arriba" o dos planos
"más abajo", adónde irá el suicida es una discusión bizantina a
los efectos de este trabajo. A los primeros, sólo quiero,
modestamente, señalarles su propia contradicción: creen en una
vida después de la muerte, quizás mejor que ésta, inefable, pero
entienden que tan natural como acceder a ella después de una
muerte no deseada es irracional suponerla de nuestra propia
mano.
Pero volvamos al planteo maniqueo de líneas arriba: o suponemos
locura en estos suicidas, o fueron arrastrados por entidades
negativas. Habiendo señalado lo endeble de suponer lo primero,
pasemos a lo segundo: ¿qué prueba tenemos –tienen los
contactados– que existen "extraterrestres positivos" y
"extraterrestres negativos"?. ¿Por qué no podemos suponer que
nuestra dualidad entre el Bien y el Mal, a la que somos tan
afectos pero es en realidad sólo una expresión de nuestro propio
primitivismo psicológico –porque sólo una mente primitiva
antepone lo bueno a lo malo, lo claro a lo oscuro, conservadores
versus liberales, Boca-River y toda una serie de antagonismos
sin entender que el Universo es una sucesión infinita de
matices– no existe en otros planetas o en otros planos?.
El fanatismo de
cualquier índole (otra expresión común a ese primitivismo
psicológico del que hablaba antes) se caracteriza precisamente
por un "o estás con nosotros o contra nosotros", expresión de un
absoluto irreconciliable con una realidad impregnada de
relatividades. Si aun la –mítica o real, cada uno tiene su
opinión– imagen de Satanás posiblemente no deba verse tan
maligna como se nos propone (ver mi artículo "Satanás: el eterno
Prometeo" en "Al Filo de la Realidad" Nº 15) es concepto de
"bueno" o "malo" aplicable a la intencionalidad de un ser
extraterrestre o extradimensional es poco menos que infantil.
Por razones que se
nos escaparían (seguramente por ese mismo abismo evolutivo que
nos separa) la entidad que hoy cura el cáncer de una pequeña
durante una visita de dormitorio podría ser la misma que mañana
nos invite a suicidarnos para reunirnos en alguna gigantesca
nave espacial de visita. Por simple economía de hipótesis,
estamos ante un enigma. El de las visitas cósmicas y sus
mensajes. Deberíamos comenzar entonces por suponerles un origen,
independientemente de la diferencia, no se de sus
manifestaciones, sino de sus supuestos propósitos.
El contactado Francisco Padrón supo escribir:
"A raíz de los
contactos me sentía como un autómata; tuve que luchar y
rebelarme contra ellos, porque se me imponían una serie de
ideas que desde luego no eran mías. Tuve problemas de
desdoblamiento de la personalidad".
Abducidos & Co.
Si bien no debería incluir en este trabajo a quienes han sido
víctimas de abducción, me veo obligado a hacerlo con la salvedad
de señalar que estos comentarios sólo son aplicables a aquellos
que tras su experiencia devinieron en "contactados". Si bien es
cierto que se pueden inducir ciertos "raptos imaginarios" (por
ejemplo bajo hipnosis) aparentemente iguales a los reales,
aquellos no provocan efectos emocionales, tales como amnesia,
sueños y pesadillas. Además, las lesiones de los abducidos
reales no son psicógenas porque no se presentan abiertas.
Hay un perfil común en los abducidos: baja autoestima (pero esto
también significa humildad), cierto grado de desconfianza, no se
sienten a gusto con su cuerpo, presentan cierta perturbación de
su identidad, déficit en la esfera interpersonal y fenómenos paranoides ligeros. Esto puede interpretarse de dos maneras
opuestas: o el fenómeno es consecuencia de ese perfil, o ese
perfil atrae al fenómeno.
Según el extraterrestre "contactador" (¿es correcto como opuesto
a "contactado?) Seth:
"...soy simplemente una esencia de energía
personal que ya no está centrada en la materia física, una
entidad no humana, sino una organización simbiótica de
conocimiento de sí mismo extraída de una diversidad de fuentes
de inteligencia y cuyo "campo de conciencia" ya no se encuentra
en el reino de la materia o de la energía que ustedes conocen
sino en un nivel de existencia algo distante del vuestro".
¿Ángel o demonio?. Ni lo uno ni lo otro: simplemente, una
entidad espiritual. Esto parecen ser, en síntesis, nuestros
cósmicos amigos.
Es posible entonces que encontremos aquí una nueva
correspondencia entre las apariciones marianas y lo
extraterrestre. Sólo que esto último impulsa a la tecnología;
aquella, retrotrae a lo inicial, es conservadora. Ambas son
fuerzas de modelación del psiquismo humano. El OVNI es
"luciferino". La aparición, "yaveística". Y tal vez hacen esto,
porque la remodelación de la dimensión espiritual haga a su
propia expansión. Todo ser busca alimentarse, reproducirse,
conquistar territorio y evitar en lo posible el dolor y la
muerte. Esta reacción es intrínseca a la naturaleza, en
cualquier parte del Universo y de cualquier orden de evolución
que estemos hablando. Y los seres espirituales no son ajenos a
este principio.
Transcomunicación y
exorcismos
Desde que el doctor Kenneth Ring propuso que las similitudes
entre las experiencias cercanas a la muerte, las de tipo
extracorporal y ciertas abducciones tenían demasiados elementos
en común como para ignorarlas, surgió la idea, cada vez con más
fuerza, que tal vez el "plano" de existencia de las entidades
que abducen o contactan no sea distinto de aquél habitado por
los seres espirituales de todas las culturas. Y cuando en
prácticas de "psicofonías" ciertas fuentes productoras de
mensajes se autoidentificaron como "extraterrestres" surgió la
polémica: ¿servía la Transcomunicación Instrumental igualmente
para contactar extraterrestres y difuntos, o eran los segundos
que se hacían pasar por los primeros?. ¿Y si todos ellos fueran
lo mismo, provinieran del mismo punto espacio-temporal?.
Apareció entonces el planeta "Marduk" donde, según algunos
defensores de esta idea, iríamos a parar después de muertos. De
forma tal que nuestros finados de hoy son los extraterrestres de
mañana. Fantástica posibilidad. Claro que da pie a urticantes
interrogantes. Por ejemplo: si todo esto abona la presunción que
los "EBEs" son en realidad seres de otro plano, por consiguiente
inasibles para nosotros, pura energía, ¿a qué vienen?. ¿En
misión de paz y conocimiento, o con fines más peligrosos?.
¿Cuáles?. Pienso en cierta forma de "vampirismo psíquico".
Pienso como decía Charles Fort:
"... la Tierra es un terreno de
nadie. Somos bienes muebles, ganado, donde ciertas Fuerzas
combaten como el granjero protege a sus ovejas. ¿Y acaso las
ovejas saben cuándo y cómo van al matadero?"
Esto, sin duda, será execrado por todos los contactados y todos
los abducidos. Es doloroso haberse sentido en cierta forma
"elegido" y caer en la cuenta que en realidad uno ha sido
manipulado con fines perversos (quién podría por ejemplo
discutir que yo mismo, en este momento, estoy siendo manipulado
para escribir estas líneas), pero debemos tener el coraje de
evaluar sin cortapisas esta posibilidad.
Qué mejor que crear sectas, movimientos, lugares supuestamente
"favorables" para concentraciones masivas de personas
emocionalmente expectantes, provocar alteraciones emocionales en
los fieles –el juego de "información-desinformación" de que son
víctimas los contactados, como ya hemos visto– para poder
alimentarse de estas "descargas psíquicas". Si nosotros, seres
materiales, nos alimentamos de materia, un ser "espiritual" o
"energético"... ¿de qué creen ustedes que se alimentará?.
También es posible que el "contactismo" sirva para conseguir
nuevos cuerpos, si los "extraterrestres" no son materiales. ¿El
fanatismo de ciertas sectas no será porque en realidad sus
integrantes están "poseídos"?.
Deberíamos encarar un estudio
comparativo entre los casos de "obsesión" y "posesión"
analizados en Parapsicología junto a contactos, abducidos y "ovnílatras":
estoy seguro que nos depararía grandes sorpresas.